¿Sabías que…?
... existe una tribu Lunarian en una isla del East Blue.
[Diario] Diario de Kael, travesía con los piratas Veganos
Kael
El Fantasma del Mar
Días 10 al 12 de Verano

Después de haber pasado prácticamente toda mi vida en la Isla Oykot, la tierra que me dio un hogar, pero que también me lo quitó todo, decidí dar un paso hacia adelante y aceptar la oportunidad que me proponían los Piratas Veganos. Eso ayudaría, en cierta manera, dejar atrás todo ese rencor que albergaba en aquel lugar. Por primera vez en mucho tiempo, decidí unirme a un grupo aunque fuera de manera temporal y aunque fueran piratas se podría decir que no eran la clase de piratas que uno se podría imaginar. Pero no me malinterpreten, tienen su propia forma de hacer las cosas y por algo son reconocidos por gran parte del East Blue.

Zarpamos al poco de yo llegar de terminar mi última travesía por Oykot. Les pedí si podía volver una última vez a casa a recoger un par de pertenencias y aceptaron sin dudarlo. Una vez esa petición estuvo resuelta emprendimos el viaje a Isla Kilomo. En la proa del barco, observé cómo las olas rompían en la quilla, un sonido que me llevaban a una vida que había dejado atrás en mis tiempos de pescador, y que sin embargo ahora tendría que tener mucho cuidado con ese mismo agua. 

La misión que me comentó Broco Lee era peculiar: encontrar a un hombre con un solo ojo, un brazo y una pierna que les había traicionado hace tiempo y desde entonces le estaba buscando. Al principio, suena como una broma, pero considerando que yo cumplo 2 de esas 3 definiciones no sería muy de extrañar que hubieran personas así. 

A bordo del barco, para matar el tiempo, escribo y leo mientras algunos de los piratas preparan la cena. Obviamente el estar aquí no es un viaje gratuito, tengo que ganarme el pan trabajando como cualquier otro miembro de la tripulación, y aunque la falta de un brazo me quita fuerza, los poderes de mi fruta me permiten hacer muchas cosas que otros no podrían.

El olor de la comida vegetal que proviene de todo el barco se mezcla con el salitre del mar, creando un olor que me resulta curioso pero reconfortante. Jamás había probado una "hamburguesa" hecha de alga, en el que le han añadido tomate, lechuga y nueces, pero aprovechando que este es un diario y que nadie debería leerlo, creo que podría hacerme adicto a esta opción saludable. No es lo mismo que la carne, pero la verdad es que está bastante buena. Mientras mastico, un par de ellos comenzaron a contar historias sobre sus encuentros previos con la tripulación, de como se embarcaron y las hazañas que realizaron. Describían eventos asombrosos que seguramente estuvieran más que maquillados aquí y allá para que todo fuera más espectacular de lo que correspondería.

Desgraciadamente, rodeado de tan buena compañía la noche llegó rápido y eso significaba cambio de turno y descansar. En el barco, encendimos las lámparas en la cubierta y algunos rezagados empezaron a cantar canciones que hablaban de mares lejanos y aventuras por venir. Aunque todavía no sé en qué va a quedar esta búsqueda ni si tendremos éxito si quiera en encontrar a este hombre al menos la experiencia para llegar hasta aquí estaba valiendo la pena.

A la mañana siguiente la isla Kilombo, empezó a verse en el horizonte como una ligera línea marrón que iba incrementando de tamaño a medida que nos acercábamos. Por fin habíamos llegado, y con suerte, podríamos encontrar a ese hombre.
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