¿Sabías que…?
... el Reino de Oykot ha estrenado su nueva central hidroeléctrica.
Tema cerrado 
[Aventura] [T2] ¿¡Qué yo hice qué!?
Arthur Soriz
Gramps
Con todo el daño que ya de por si había recibido el sujeto más bajo, era evidente que otro golpe más ya lo dejaría fuera de juego. El agarre tan fuerte que ejecutaste contra el alto incluso lo hacía lloriquear un poco viendo que su compañero estaba prácticamente noqueado ahí, fuera de juego... completamente maltrecho. Sus ojos se llenaron de temor, virando de un lado al otro buscando escapatoria, pero obviamente no encontraría ninguna incluso cuando intentó zafarse de tu agarre. Era como si tu mano fuese una prensa apretándose en su cuerpo y lo hacía soltar alaridos de dolor. Gritó incluso de forma ronca, casi afónico incluso lastimándose la garganta.

¡Déjame ir, suéltame! ¡Devolveremos el bote que robamos, lo devolveremos y no te molestaremos más! ¡Déjame ir! —gritaba el grandullón con su tono de abobado total. El otro yacía completamente desplomado en el suelo, incapaz de moverse ni un centímetro, con aquella fractura tampoco es que fuera capaz de hacer mucho—. ¡El bote es tuyo, pero no nos hagas más daño!

Exclamaba a viva voz, desesperado de que lo dejaras ir. Obviamente que la gente llegaba a escuchar esto, hablando entre ellos. Ahora, al escuchar esa confesión era evidente que no tardarían nada en echarles la culpa a ellos. De hecho, no fueron más de un par de minutos en que llegó la Marina, dejando en claro que el asunto estaba más o menos resuelto. Primero los habían llamado por ti, porque querían enviarte a la cárcel por "haber robado un bote", pero ante las palabras de esos dos, sinceramente tampoco es que pudieran estar muy seguros de lo que se te acusaba. El rumor se transformó de algo que aseguraban era verdad, a tan solo una suposición... y obviamente, como era de esperarse, todos se lavaban las manos.

Aún así te cuestionaron, te interrogaron y llegaron a la conclusión de que sí, los culpables eran ellos y tendrían que pasar unos cuantos días en el calabozo, incluso haciendo trabajo comunitario si era necesario para darles un escarmiento. En cuanto a ti, bueno... mucha gente incluso osó pedirte disculpas, abandonando todo atisbo de orgullo a favor de aceptar que estaban equivocados. Y poco a poco las cosas volvieron a la normalidad... eso sí, algunos sí que te miraban con miedo, no por el hecho de que fueras a hacerles daño a ellos, sino más bien por el simple hecho de lo que eras capaz de hacer si alguien se metía contigo y osaba faltarte el respeto hasta el mundo de hacerte enfurecer.

Estaba claro que no había que ponerse en tu contra.

off
#11
Julius Basileus
El Ogro
Desafortunadamente para mi diversión el más pequeño de los dos ya estaba fuera de combate, pues este claramente sufría de unas peligrosas fracturas y su mente no parecía estar en sus lugar. Por otro lado su amigo, el grandote, estaba siendo presionado por mi poderoso agarre, el cual no le dejaba hacer nada más que gritar por el dolor. Este fue tal que el muy idiota confesó todo lo que habían hecho para vengarse de mi en frente de todas aquellas personas, los cuales reaccionaron de distintas formas.
 
La pelea parecía llegar a su fin y ya se me habían quitado las ganas de luchar, ver a un tipo así de grande llorar hacía que se me dibuje una cara de puro asco. Liberé al tipo de mi agarre y este se fue para ayudar a su compañero cuando de repente llegaron soldados de la marina, supuestamente para detenerme por el robo de un bote. Luego de un rato explicando las cosas y gracias a la ayuda de la gente que estaba en aquél lugar estos entendieron la situación, arrestando a aquellos dos tipos en mi lugar y de cierta forma agradeciendo lo que había hecho.
 
Los ciudadanos que habían visto todo lo que pasó ahí rápidamente corrieron la voz, haciendo que en nada de tiempo toda Cocoyashi supiera de los verdaderos ladrones de botes. Varias de aquellas personas vinieron hacia mi con el único objetivo de disculparse por haberle acusado de algo que este no había cometido. Aunque veía esto también había una mayoría asustada tras ver de lo que era capaz de hacer, pues al final salí de aquella pelea básicamente intacto. 
 
Al seguir escuchando las disculpas de los ciudadanos decidí hablar y darles una enseñanza de vida. — ¡No se disculpen conmigo, pues quien sabe, tal vez se estén disculpando con un posible malechor! ¡Basasasasa! — Finalmente estaba libre, libre para hacer lo que quisiera y sabía cual era mi siguiente paso; largarme del archipiélago Conomi. Aquél sería mi punto de partida para empezar mi camino por la piratería, donde de seguro empezaría buscando algo de problema en el muelle de la ciudad.
#12
Moderador KataCristo
KataGOD
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#13
Tema cerrado 


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