¿Sabías que…?
...oficialmente el aniversario del manga One Piece es el 22 de Julio, dado que ese día en el año 1997 fue cuando se publico el primer capitulo.
[Aventura] [Evento] Rumbo al North Blue
Bora
la cazadora dorada
La tormenta era un caos viviente. Cada ráfaga de viento parecía un depredador invisible, buscando desgarrar la estabilidad de la embarcación, mientras la lluvia golpeaba con la insistencia de un martillo. Mis oídos estaban llenos del rugir ensordecedor de los truenos y del crujir de las cuerdas tensadas hasta el límite por el peso del barco y el esfuerzo de la criatura que lo sostenía.

Al escuchar el grito del Capitán Bora se dirigió rápidamente al almacén, con el agua resbalando por su pelaje y el frío clavándose en su piel como pequeñas agujas, había que asegurar la carga o terminarían volcando. Al entrar al almacén pudo ver como Airok aun llevando al pequeño Spack aferrado a ella era capaz de manejar cualquier situación. 

- Cuando esto acabe me va a costar quitarme el olor a gato mojado- Soltó mientras entraba al almacén con una bobina de cuerda enrollada en su hombro. 

El aire dentro del almacén estaba cargado de tensión. Los sacudones del barco hacían que todo pareciera tambalearse, y los objetos que estaban sueltos golpeaban contra las paredes con cada movimiento brusco. Se acercó a Airok, sin perder tiempo en hablar. Puso sus manos en las cuerdas junto a ella, verificando que los nudos estuvieran tan firmes como fuera posible.

El barco se inclinó bruscamente, y sintió cómo su peso se desplazaba hacia un lado. Se aferró a un poste de soporte, estabilizándose antes de volver a trabajar. La pila de cajas más adelante emitió un crujido amenazador, y supo que tenían que actuar rápido antes de que se derrumbara, estabilizar la carga era un punto importante para salir de allí con vida, y ambas lo sabían.

Toda la tripulación estaba trabajando en algo diferente, pero sin duda todos tenían el mismo objetivo, llegar al North Blue.

Resumen
#81
Jack D. Agnis
Golden Eyes
Tal vez fue la emoción del momento o las ansias de presentar mi boleto lo que me llevó a ignorar por completo las palabras de mis compañeros, o tal vez simplemente decidí no prestarles atención. Con mi boleto en mano, subí al barco y me dispuse a esperar el despegue de los pulpos, ansioso por sentir esa sensación de libertad que tanto había deseado.

Guardé silencio mientras observaba cómo el mar se alejaba de nosotros, o mejor dicho, cómo nosotros nos alejábamos del mar. DemonTooth se hacía cada vez más pequeña, hasta desvanecerse en el horizonte. Nunca antes había volado, y esa experiencia era tan emocionante como aterradora. Sentir el viento golpeando mi rostro, combinado con la idea de que un solo error podría enviarnos a una muerte segura, era sencillamente hermoso.

No fue hasta que volví en mí que escuché la voz del Doc, quien parecía estar hablando conmigo.
¿Eh? ¡Claro que sí! ¿Por quién me tomas? —respondí divertido, aunque aún no tenía idea de lo que había dicho antes. Decidí ignorar mi distracción y centrarme en aquella máquina tan peculiar que nos acompañaba.
Por cierto, ¿puedes repetir de dónde sacaste esta cosa? —pregunté con curiosidad, observando cada detalle del "submarino" como si fuera un artefacto salido de un sueño. Jamás había visto algo parecido, y mi interés crecía a cada segundo.

Entonces me volví hacia Panda, quien parecía más concentrado que de costumbre.
Panda, ¿crees que podrás manejar esto? No creo que sea tan diferente a un barco, pero lo pregunto por si acaso. No quisiera morir ahogado por tu estupidez —solté con una sonrisa burlona mientras inspeccionaba el motor externo.
Nada mal, ¿eh? Me gusta tu nuevo juguetito —añadí, mirando de reojo al Doc, quien parecía inquieto.

¿Pasa algo? —le pregunté, aunque mi atención pronto fue capturada por el imponente Red Line que comenzábamos a sobrevolar.

De pronto, unas densas nubes se alzaron y empezaron a azotar tanto a los pulpos como a los barcos. Sin perder tiempo, seguí las indicaciones del Doc y me até una cuerda a la cintura, asegurando el otro extremo a la baranda del barco. Con cada orden que cumplía, una sonrisa temeraria se dibujaba en mi rostro.

Hacía años que no enfrentaba una tormenta como esta, y, a pesar de lo peligrosa que era, no podía evitar disfrutarla. La emoción de estar al borde del abismo, incluso si significaba mi muerte, era algo que me hacía sentir más vivo que nunca
#82
John Joestar
Jojo
El viaje habia iniciado tranquilamente, el Sindicato ibamso juntos sin problemas, gracias a dios que han aparecido, llevo un tiempo preocupado por el capitán Lobo, espero que no le haya ocurrido nada malo en su vida. 
Alistair estaba en silencio observando el paisaje, sus ojos brillaban más que de costumbre, aunque su tranquilidad era...perturbadora, ese hombre parecia muy confiado, supongo que su arma tendrá algo que ver.
Rocket no dejaba de toquetear los mecanismos, como si intentara mejorar el diseño, el cual yo esperaba que fuera lo suficientemente bueno ya de por si, no me apetecia hacer de mecánico en esta situación, por obvias razones. Rocket era un tio cuanto menos interesante, parecia que lo que más le preocupaba en la vida son los inventos, a la vista estaba su modificaciones que le convirtieron en ciborg, no se cual seria su objetivo en la vida, pero estaba claro que estaria rodeado de cachibaches, tuercas y tornillos por doquier. Parecia buen tio, a pesar de su ligera obsesión por intentar mejorar el vehiculo en el que ibamos. (Además de tener en cuenta el trabajo tan regulero que habia hecho en el submarino), menos mal que yo me estaba encargando de hacer otro mejorado.
Lobo estaba como siempre, al menos en apariencia, seguia haciendo poses de baile aleatorias a cada 2 minutos, y seguia utilizando su icónico -gara al final de cada frase, las cosas parecian muy normales de momento, hasta que...una tormenta se nos echó encima.
Un conjunto de rayos y relampagos nos asaltaron de repente, el vehiculo empezó a bambolear de un lado para otro, Rocket agarró algunas cosas, parecia que queria reparar algo que se habia roto, aunque yo no habia podido apreciar nada de momento. Miré a Lobo que se habia sujetado fuertemente a unos asideros del pulpo, y, por último, pusé mi atención en Alistair, usé uno de los secretos del ejercito revolucionario. 
The Frequentia
JIY401
JIYUUMURA KEMPO
Utilidad activa
Tier 4
No Aprendida
5
Costo de Energía
1
Enfriamiento
Los usuarios de esta técnica han entrenado su oído para captar unas ondas sonoras que van a una frecuencia a la cual los humanos normalmente no captan, logrando hablar con esta frecuencia cuando presionan unos puntos de su garganta en los que alteran un poco sus cuerdas vocales. Todo esto es con el fin de poder tener conversaciones en cubierta sin que los enemigos puedan interceptar las conversaciones, el alcance de estas ondas será de 50 metros. Usuarios con la Virtud de Sentidos Agudos en Oído podrían llegar a escuchar esta frecuencia si estan a 10 metros o menos.
Los miembros del estilo pueden comunicarse entre ellos sin ser escuchados.

-Si este cacharro se estabiliza todo bien, pero si no lo hiciera, lo mejor seria que entre tu y yo, cojamos a Rocket y a Lobo y usemos las alas al mismo tiempo, para crear una especia de ``vehiculo´´ improvisado, a partir de ahi nos iremos a otro pulpo cercano si lo hubiere, o intentaremos llegar al North Blue volando con ambas cargas, ¿Te parece bien?-
Resumen

Estado de John
#83
Marvolath
-
La conversación con Dharkel, aunque breve, había sido más larga que cualquier otra desde su encuentro en la liberación de la sirena. Aún quedaban asuntos por resolver, pero aquella breve conversación le hizo sentir como la relación se destensaba un poco. Se sumieron en sus propios pensamientos en silencio, hasta que el viento y el frío del norte reclamaron su atención.

"De haber sabido que vendríamos al norte tan pronto habría preparado el implante para el frío y no para el calor." - pensó mientras cerraba los botones de la chaqueta para mantener el frío tan a raya como le fuera posible.

Decidió mirar por la borda hacia abajo, donde la Red Line pasaba lentamente bajo sus pies, llevándose el East Blue que le había visto nacer y crecer para dar paso al North Blue, un mar que le era totalmente desconocido. Era curioso pensar que, tras tantos años en el mar navegando entre puertos y tripulaciones, era ahora, con unos desconocidos, con quien se aventuraba en un mundo nuevo. Y sin otra razón que "porque podemos".

La tormenta, con la mala costumbre que tenían todas las que había visto a la distancia, se les acercó. La prudencia le recomendó alejarse de la borda, pues si bien no se le daba mal nadar, lo de volar no era su punto fuerte. Las órdenes de Balagus y de Silver destacaron sobre el viento, y corrió junto con Dharkel a seguir las órdenes de Balagus -pues, nuevamente, su capitán parecía no tener ninguna para él. Ya habían capeado varios temporales en sus viajes, aunque sin duda esta era la más peligrosa por la falta de sustento bajo el casco.

Se adelantó hacia los nudos de proa sirviéndose de su velocidad, dejando los más cercanos al resto de la tripulación. Mientras los afianzaba, una súbita ráfaga de viento desestabilizó al pulpo que los transportaba, causando un rápido descenso de la proa que lo hizo flotar. Por una mezcla de instinto y reflejos sacó un dial de su bolsillo que apuntó hacia arriba. Una pequeña explosión, insignificante en comparación con el rugido de la tormenta, lo devolvió a la seguridad de la cubierta.

"Siento no recordar quién eres, pero seas quien seas, gracias por este vial" - pensó en el segundo que se concedió para recuperarse antes de volver al trabajo.

Resumen
#84
Panda
JANAI
Panda se encontraba ensimismado tratando de estudiar el complejo manual del mini submarino lo más rápido que podía. Ya había llegado a interpretar lo básico de los mecanismos y como manejar el timón, y como leer los indicadores de presión y dirección no obstante aun le costaba manejar aquel vehículo que a diferencia de un barco no solo se movía a estribor y babor sino que había que saber subir y bajar y sino tenia cuidado podía terminar haciendo un movimiento trombolico e irse a la chucha.

Alexander parecía ya haber apodado al vehículo como KKek Dallam y bueno cada cual le ponía su nombre a su barco aunque para Panda aquel nombre no tenia tanta gracia como "la Cumbancha" pero que se le iba a hacer. Por su parte, Jack parecía dudar de las habilidades de Panda para manejar aquella cosa.

-Obvio pa, por quien me tomas, es como andar en bicicleta.. solo que sin ruedas y bajo el agua. En fin algo se podrá hacer, en lo personal no soy muy fan de las cosas que se sumergen, me gusta sentir la brisa marina en la cara, pero bueno un barco como este tiene sus ventajas no lo voy a negar. Podríamos pasar desapercibidos y esquivar fácilmente a la marina. Además no hay tantos de estos en el mar y son difíciles de rastrear, sin duda es una gran mejora a nuestro equipo, es una lastima que King no este aquí para verlo.

-Pero no se preocupen, en ausencia de King, el capitán Panda se encargara de llevarlos a buen puerto.

Por desgracia, el ambiente se lleno de olor a lluvia y una gran tormenta comenzó a amenazar la integridad de aquellos bichos flotantes.

-Rayos, esto pinta para mal. Sera mejor que nos sujetemos.- Dijo Panda.

Alexander junto con Jack se amarraron al barco y comenzaron a ayudar a los civiles. Panda también hizo su parte amarrándose y ayudando a quien podía, sujetando bien las sogas para que no se suelten. No le gustaba mucho la idea de hacerle caso al lobo, pero no le quedaba de otra si queria salir vivo de esa.
#85
Alistair
Mochuelo
La primera vista que regaló el montaje de las embarcaciones para usar el transporte de las criaturas boyantes era una que difícilmente sería capaz de olvidar. De entre todas las criaturas que había encontrado en su vida, admitía que éstas eran unas de las mas grandes que se había encontrado en su vida. Había escuchado de individuos de dimensiones c0losales en susurros que se perdían con el viento, si, pero ésta era la primera vez cuyo rostro era mas grande que el cuerpo entero del emplumado. Ilusionado, su mirada exploró tanto como le fue posible en un intento de absorber toda la información disponible, queriendo aprender del proceso aunque fuese relativamente diferente a su campo de experiencia regular; los transportes en cualquiera de las formas no eran lo suyo, aunque vaya que no le faltaban ganas por hacer alguna locura novedosa relacionada. 

Cielo en calma, paisajes maravillosos para el ojo y la bendición de alguna deidad de los vientos. Es lo que todo viajero novato querría experimentar en sus viajes, o aunque sea, contar con al menos una de esas tres. No había sido el caso para los viajeros primerizos del Skypath Zeppeli, pues pronto descubrirían -O al menos Alistair lo haría- la verdadera fuerza que podía invocar la naturaleza en un parpadeo. Una idea para dejar a mas de uno despierto a la noche, o como mínimo, con recelo de subestimarla. 

Aunque el inicio del viaje les regalaría todos los descriptores anteriores, su experiencia personal era que los cielos -y los mares, en mas de una ocasión tenían un deje caprichoso por cambiar de humor tan rápido como podías chasquear los dedos, tornando un viaje ameno y calmado en una travesía turbulenta y violenta capaz de partir cada navío en tantos pedazos como admitiera su estructura. Caótico como ninguno, aquel horizonte donde se definía la verdaderalibertad era mas peligroso de lo que muchos le daban crédito. Aunque el golpe que se llevaría una persona incapaz de volar tras caer de alturas preocupantemente altas era una negable constante universal: Quedar como una mancha en el suelo que servirá como decoración desde ese día, siendo que sería prácticamente imposible removerla. 

Tan pronto los pulpos empezaron a sobrevolar la imponente barrera natural que dividía los Blues en dos mitades, la tormenta no se hizo esperar en lo mas mínimo. Casi parecía estar acechando en la esquina, esperando el momento más idóneo para meterle un susto a los presentes. Un susto, y lo que siga desde ahí, claro está.

Destellos cegadores y estallidos ensordecedores no fallaron en atraer en un instante la atención del lunarian, quien ahora intentaba observar en cada dirección disponible en búsqueda de analizar la situación a la mejor de sus capacidades. El primero de los errores al volar era dejar que el pánico tomase el volante, o la caída precipitosa no tardaría en seguirle inmediatamente después. Por eso, el primer paso importante en esas situaciones era respirar, mantener la calma y solucionar los problemas antes de que esa metafórica bola de nieve creciera y se tornase en justamente eso: Un problema. 

Un primer grito a la lejanía seguido de muchos tantos fue el primer sonido que surgió ajeno al ambiente rodeándolos, sino el aviso de que las cosas no salían como se habían previsto. Algo que, dentro de la situación en la que se habían envuelto, ameritaba admitir su sorpresa ante la tenacidad tanto de las criaturas como del personal que hacía tanto como le fuera posible por manejar la situación. Resiliencia mental como esa era escasa de encontrar. El tono de llamada de su Den Den Mushi consiguió sacarlo de su trance inmediatamente, contestándolo y escuchando las palabras de advertencia que Rocket comunicó sobre la situación.

Si tan solo se quedaban de brazos cruzados, sería cuestión del azar que llegasen a salvo hasta su destino o tuvieran que verse cara a cara con el Grand Line tras la caída libre a la que serían sometidos. Por eso, con intención de complementar la iniciativa que Rocket demostró poco después de iniciar la tormenta, el emplumado se comunicaría directamente con el mapache por medio de su molusco comunicador mientras se dirigía a la escotilla del submarino. —Estoy contigo, Rocket. Necesito que me indiques a detalle lo que debo hacer y haré lo que pueda.— Comentaría, guardando su Den Den Mushi en un bolsillo lo suficientemente alto como para escuchar las palabras del mapache sin retirarlo, además de evitarse arriesgar al pequeño al colocarlo sobre su hombro. Abriría la escotilla del submarino, saldría de éste e intentaría acercarse sin despegar los pies del submarino ni mucho menos alejarse del pulpo, previendo que un golpe del viento tormentoso podría amenazar con arrojarlo lejos pero intentando ofrecer toda la ayuda que pudiese. 

Resumen
#86
Qazan
Qazan
El pulpo flotante comenzó a ascender con el objetivo de superar la Redline. Haciendo nosotros de canasta flotante, nos tambaleábamos ligeramente, y el horizonte, aún visible entre las sombras del crepúsculo, comenzaba a expandirse. Abajo, el mar tropical se desplegaba con sus colores profundos, aunque el sol, escondido tras densas nubes de tormenta, dejaba solamente un destello plateado que se reflejaba en las olas. 

Ya desde las alturas, el aire era denso y cálido, cargado con la humedad que precedía a la tormenta que se avecinaba. A medida que el globo ascendía, la brisa se tornaba más fría, cargada de un leve olor metálico que anunciaba los relámpagos por venir. Desde aquí, los pequeños islotes parecían diminutas manchas verdes esparcidas sobre un lienzo azul oscuro. Las palmeras de estas se agitaban violentamente, movidas por ráfagas de viento que ya alcanzan la superficie del océano.

Por encima, el cielo era un espectáculo inquietante. Nubes grises y negras se arremolinaban con una furia contenida, como si fueran un caldero a punto de desbordarse. Relámpagos cruzaban el firmamento en destellos fulgurantes, iluminando por un instante tanto las alturas como las profundidades del mar. El rugido distante de los truenos resuena, un eco que parece provenir de todas partes. El pulpo se adentraba en esta danza eléctrica, atravesando los primeros velos de nubes. El barco se sacudía ligeramente, y la sensación era una mezcla de asombro y tensión. Cada ráfaga de viento parecía empujar y tirar del pulpo, pero este sigue ascendiendo, decidido, guiado por las corrientes cálidas que lo elevaban más allá del caos visible.

Desde esta altura, el mar tropical se convertía en un inmenso espejo oscuro, interrumpido solo por las crestas blancas de las olas agitadas. Los arrecifes de coral, que normalmente brillan con colores vibrantes, ahora estaban ocultos bajo la sombra de las nubes. Sin embargo, el agua transparente aún permite atisbar su forma, como si la naturaleza misma intentara no ser completamente opacada por la tormenta. De repente, un relámpago caía a lo lejos, golpeando la superficie del mar con una fuerza que enviaba un brillo cegador. El sonido llega unos segundos después, un rugido que retumba en el pecho, recordando la fuerza implacable de la tormenta. Desde el pulpo flotante, todo parece moverse con una energía primordial, como si la naturaleza estuviera despertando de un largo sueño para reclamar su dominio.

Más allá de las nubes, las aves marinas luchaban contra el viento, sus alas extendidas en un intento de mantener el equilibrio. Algunas parecen bailar con los relámpagos, mientras otras se alejaban hacia las islas en busca de refugio. El pulpo, sin embargo, continuaba su ascenso de manera imparable, rompiendo finalmente el manto de nubes y alcanzando así la densidad de la propia tormenta.

Desde cubierta, Juuken comenzó a darnos ordenes para tratar de mantener el barco lo más estable posible. -Que pena.. con lo agusto que estaba aquí disfrutando de la lluvia...-. Dije quejandome por hacerme moverme para tener que atar un par de cuerdas. Era molesto, pero al menos ver a Juuken preocuparse tanto por la integridad no solo de la banda si no del barco, me ponía contento y de buen humor.

Siguiendo sus ordenes, comprobé que los nudos de las velas estuviesen perfectamente amarrados y aseguré los cabos en los carretes. -¡Controlado Juu!-. Le grité para que me escuchase pues con la tormenta de fondo se había vuelto algo complicado el comunicarnos entre nosotros. Luego de cumplir ordenes volví a subir al palo mayor para comprobar que el resto de cabos estuviesen perfectamente amarrados, corrigiendo los que me iba encontrando algo aflojados. Una vez todo comprobado, volví a la cofa para seguir contemplando aquel espectáculo tan divertido e increíble que la madre naturaleza nos estaba brindando.
#87
Kuro D. Zirko
Payaza D. Zirko
La tranquilidad, ¿qué es la tranquilidad? Para Zirko, la tranquilidad era una idea lejana, casi abstracta. Quizá era estar al borde del abismo, en un barco que surcaba el horizonte, con montañas abajo y un container bajo el brazo. Sí, un container. Lo que al principio parecía ser una simple caja resultó ser algo mucho más intrigante, algo que mantenía su curiosidad despierta, como un misterio que no podía ignorar.

Todo iba más o menos bien, hasta que el viento decidió complicarlo todo. De repente, el barco empezó a sacudirse violentamente, y Zirko apenas podía entender lo que estaba ocurriendo. La embarcación era enorme, pero ella también lo era. Mientras estuviera sentada, podía acomodarse razonablemente bien en el espacio disponible. Sin embargo, si se levantaba, corría el riesgo de chocar con el enorme pulpo que sostenía el barco, y esa era una situación que prefería evitar a toda costa.

Pero con el barco tambaleándose como loco, no le quedó más remedio que levantarse. El container bajo su brazo le pesaba, pero no tanto como el nerviosismo que empezaba a acumularse en su pecho. Intentó mantener la calma, aunque todo a su alrededor parecía conspirar para desquiciarla.

Fue entonces cuando las instrucciones comenzaron a llegar, como una avalancha de palabras que apenas podía procesar - Zirko, tu con tu tamaño necesito que vigiles la vela de popa, aunque no la estemos utilizando para navegar, cualquier trozo de tela quemándose por un rayo podría crear resistencia y desequilibrarnos, córtala si hace falta, utiliza tu peso para equilibrar si es necesario - dijo Herald-san

Zirko parpadeó, confundida - ¿La vela de qué...?

En su mente, la palabra "popa" revoloteaba como una mariposa esquiva. ¿Qué significaba? ¿Dónde estaba? ¿Era importante? Mientras trataba de recordar las clases básicas de navegación que nunca había tomado, decidió actuar por instinto. Con movimientos torpes pero decididos, colocó un pie en la parte delantera del barco y otro hacia la trasera, intentando abarcar todo el espacio posible y teniendo todo el cuidado del mundo de no golpear ni aplastar nada ni a nadie.

El pulpo, aparentemente ajeno al caos, seguía firme en su posición, pero Zirko no podía evitar encorvarse para no golpearlo. Con el container aún firmemente sujeto bajo el brazo como si fuese un bolso colgando, extendió las manos como si estuviera en una clase improvisada de acrobacias. Su mirada iba de un lado a otro, intentando identificar cuál de todas esas velas era la dichosa "vela de popa".

Finalmente, incapaz de contenerse, gritó con voz temblorosa - ¡Papi! ¿Cuál es popa? ¡No sé cuál es popa!

El viento aullaba como si estuviera riéndose de su confusión. El barco seguía tambaleándose, y Zirko hacía todo lo posible por mantener el equilibrio y no golpear al pulpo gigante que, de alguna manera, parecía ser la única cosa estable en todo ese desastre.

A pesar de todo, Zirko no podía evitar preguntarse qué había dentro del container. Su curiosidad seguía latente, incluso en medio del caos. Pero por ahora, lo único que podía hacer era seguir las órdenes, intentar no arruinarlo todo y, sobre todo, descubrir de una vez por todas qué demonios era "popa".
#88
No Name
Miku
En la bodega de un barco que surcaba los cielos, llevado por un enorme pulpo globo, No Name dormía profundamente. Para cualquiera, el sonido del viento rugiendo, las cuerdas tensándose y los gritos de la tripulación habrían sido señales alarmantes. Pero para No Name, todo eso era un concierto lejano que apenas perturbaba su descanso.

Acurrucada en un rincón entre cajas y barriles, envuelta en un trozo de tela que había encontrado, la pequeña Komink estaba completamente ajena al caos que reinaba en la cubierta superior. Soñaba con cosas tranquilas, campos de flores, cielos despejados y una vida sin barcos voladores ni pulpos globo.

Arriba, el barco se tambaleaba peligrosamente mientras el pulpo hacía lo posible por mantener el equilibrio en medio de fuertes corrientes de aire. Las velas flameaban descontroladas, y los tripulantes corrían de un lado a otro intentando seguir las órdenes del capitán, quien gritaba desesperado para evitar que la embarcación volcara. Pero nada de eso llegaba a No Name.

Un barril cercano se deslizó, golpeando la madera con un ruido seco, pero No Name solo murmuró algo en sueños y se dio media vuelta, ajustando la tela que la cubría. El barco dio un brusco giro tras una corriente ascendente, y una caja cayó de una repisa, aterrizando justo al lado de ella.

Esta vez, el impacto fue suficiente para hacerla abrir un ojo. Parpadeó lentamente, con expresión soñolienta, mientras miraba a su alrededor. La bodega se inclinaba levemente, y algunos objetos rodaban de un lado a otro - Otra vez con esto… - murmuró con su irritante voz, todavía medio dormida, mientras se estiraba como si nada estuviera pasando.

Arriba, el caos continuaba. Las voces de la tripulación se alzaron en un coro de desesperación, y una ráfaga de viento hizo que la embarcación girara sobre sí misma.

No Name frunció el ceño, incómoda por el movimiento - ¿Es mucho pedir un poco de silencio? - dijo en voz baja, aunque sabía que nadie podía escucharla. El barco volvió a estabilizarse, aunque no por mucho tiempo. Otro movimiento brusco la hizo rodar unos centímetros junto con su improvisada cama. Sin embargo, en lugar de alarmarse, simplemente se acomodó de nuevo, como si todo aquello fuera parte de una rutina normal.

Mientras tanto, gotas de agua comenzaban a filtrarse por las tablas del techo. No Name notó una de esas gotas caer cerca de su rostro, pero en lugar de levantarse, se limitó a cubrirse mejor con su tela - Que lo arreglen ellos… - susurró, cerrando los ojos nuevamente.

Y así, mientras el barco volaba tambaleándose por los cielos, llevado por el cansado pulpo globo, No Name continuó durmiendo plácidamente, como si el caos fuera solo otro detalle insignificante en su pequeño mundo de sueños. Si, tiene Narcolepsia.

[Imagen: zSI9qnv.png]
#89
Kurokaze Masaru
-
El cielo, antaño salpicado de nubes blancas y perezosas, ha sido devorado por una marea oscura que se extiende como un sudario funerario, sellando con su opacidad el horizonte entero. Este lienzo celestial, ahora metamorfoseado en un abismo insondable, funde cielo y mar en una amalgama homogénea de tinieblas que amenaza con engullirlo todo. Relámpagos, efímeros pero vehementes, desgarran la penumbra con resplandores que no solo iluminan sino también articulan advertencias mudas, retratando instantáneas del caos que se gesta en la tormenta embravecida.
 
El viento, colérico e implacable, ruge con una ferocidad que no admite negociaciones. Sus embates azotan las velas de los barcos con tal violencia que cada pliegue de lona retumba como un látigo desgarrando el aire. Los cabos, tensos como cuerdas de un laúd llevado al extremo, crujen bajo la constante amenaza de fracturarse, mientras los barcos, sostenidos por los titánicos pulpos voladores, gimen como criaturas vivientes bajo el azote de los elementos. Estos pulpos ahora también sucumben al embate de una tormenta que parece transcender lo natural.
 
Sobre las cubiertas, las tripulaciones conforman una caótica sinfonía de movimiento y desesperación. Los hombres vociferan instrucciones que el viento, en su música de estruendo, arranca de sus gargantas antes de que puedan alcanzar oídos atentos. Sus rostros, curtidos por la sal y el esfuerzo, son lienzos donde conviven la valentía y el terror. Algunos marineros, afanados, intentan asegurar las velas desgarradas; otros, con cubos en mano, desafían lo imposible al tratar de achicar el agua que se acumula a raudales. Las olas invisibles, temibles masas de viento como fuerzas espectrales, arremeten contra los costados de las embarcaciones, lanzando sobre los tripulantes cascadas heladas que roban aliento y esperanza por igual.
 
El frío, enemigo insidioso, se infiltra en cada grieta y fisura, atraviesa capas gruesas de abrigo y se instala en la piel como un veneno intangible pero ineludible. La lluvia, implacable y densa, golpea como diminutas agujas de hielo, martillando la resistencia de los hombres y mujeres en cubierta. Los labios de los marineros, amoratados por el frío, y sus manos entumecidas reflejan la crudeza de la situación. Cada movimiento es un acto de voluntad titánica, mientras la sal del mar se mezcla dolorosamente con las heridas abiertas, dejando rastros carmesíes que desaparecen en el torbellino del agua.
 
El viento, con su ulular desquiciado, se asemeja a los alaridos de una criatura demente, un estruendo que se entremezcla con el fragor de las olas y el ominoso crujido de maderas al borde de la fractura. Relámpagos cada vez más frecuentes revelan visiones de un infierno marítimo: rostros desencajados, manos aferradas a sogas como último recurso y un mar desbocado que parece ansioso por devorar todo a su paso. La tormenta, en su apoteosis, se manifiesta como un monstruo liberado de las entrañas mismas de la tierra, y los barcos, juguetes insignificantes en su furia, son arrastrados por una fuerza incorpórea y todopoderosa que los lanza hacia un vórtice de caos absoluto.
 
Los pulpos, hasta entonces bastiones de resistencia, ven sus colosales apéndices desgarrados por la brutalidad del temporal. Las embarcaciones, desprovistas de su sostén vital, amenazan con precipitarse hacia un abismo líquido y tenebroso. La caída libre sobre el mar embravecido desata un pandemonio de sensaciones: vómitos, mareos y un terror visceral que se propaga como una epidemia entre los tripulantes. Las olas, implacables y voraces, embisten contra los cascos de los barcos, arrancando tablones y fragmentos que se pierden en la vorágine. La madera cruje en una sinfonía disonante de destrucción, mientras el miedo se infiltra en los corazones como una enfermedad incurable.
 
Finalmente, y tras el paroxismo de la tormenta, la luz tenue de los primeros rayos de sol comienza a filtrarse a través de los jirones de nubes oscuras. Un efímero sentimiento de alivio recorre los cuerpos exhaustos de los supervivientes, pero la incertidumbre, como una sombra perpetua, pronto se asienta en sus mentes. La escena que los rodea es un paisaje irreconocible: barcos dispersos, algunos hundidos y otros apenas flotando, y un horizonte que se extiende hacia lo desconocido.
 
¿Dónde se encuentran? ¿Qué ha sido del resto de los navíos y sus tripulaciones? La tormenta se ha llevado respuestas, dejando en su estela una interminable maraña de preguntas que se erigen como monumentos a la fragilidad humana frente a las fuerzas indomables de la naturaleza y de lo inexplicable.

LISTADO DE GRUPOS Y PERSONAJES POR ISLA:
  • Isla Swallow: Arthur Soriz, Henry Akaitora, Sirius Herald, Kullona D. Zirko
  • Flevance: Ragnheidr Grosdttir, Airgid Vanaidiam, Asradi, Ubben Sangrenegra, Umibozu, Sasurai
  • Rubek, La Isla del Silencio: Illyasbabel, Shy, Megumi D. Mexizuela, Donatella Pavone
  • Baratie: Jack D. Agnis, Panda, Alexander Bathory
  • Skjoldheim: Hunter D. Alpha, Derian Markov, Mayura Pavone, Katharina Von Stainhell, Silver D. Syxel, Dharkel, Balagus, Marvolath Dawel, Airok Bonnie, Keroro, Bora, Nassor Asdrubal, John Joestar, Lobo Jackson, Hato of Peace, Rocket Raccoon, Alistair Morgan
  • Isla Tortuga: Gautama D. Lovecraft, Anko, Galhard, Lawliet D. Giornio, Nagaki, Raiga Gin Ebra, Ivor Illich, Iris Salvatore, Angelo, Vince Kerneus, Silvain Loreth, Zane D. Blaine, Horus
  • Isla de Ivansk: No Name, Octojin, Shun D. Raymond, Atlas Monogusa, Camille Montpellier, Masao Toduro, Alexandra, Takahiro
  • Reino de Lvneel: Masaru Kurokaze
  • Isla Kuen: Lance Turner, Juuken, Qazan, Gretta, Teruyoshi

MAPA DEL NORTH BLUE

[Imagen: GYjO6TW.jpeg]
#90


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