Qazan
Qazan
11-10-2024, 12:25 AM
Al tiempo que abrí el cofre, uno de los Marines que seguían respirando mencionó que habrían unos nueve millones de Berries, no estaba nada mal la verdad. - Los piratas de Hargreaves eh... -. Bueno, donde sea que estén ahora mismo esos, está claro que no necesitan este dinero. Nosotros en cambio le íbamos a dar un muy buen uso a partir de ahora. Bien, ahora solo quedaba terminar de atar algunos cabos sueltos.
-Muchas gracias por vuestra colaboración, os ha costado un poco, pero por fin veo que atendéis a razones. Gracias de verdad-. Le dije con una sonrisa cuanto menos sádica mientras me acercaba nuevamente al capitán Marine todavía poseído por mi compañero. - Claro que nos vamos, tranquilo-. Dije mientras me colocaba por la espalda del marine y le pasaba la lengua por el cuello. -Pero sabes que pasa... Por desgracia, habéis visto demasiado, entenderás que esto no puede terminar así-. Mientras tanto agarré la cabeza del Capitán y la ladeé totalmente con una mano, mientras que con la otra y agarrándole por el cuello, hice fuerza en direcciones contrarias esperando escuchar ese sonido tan placentero que sería la rotura del cuello del Marine.
Mientras tanto, a mi compañera Gretta pareció invadirla el mismo deseo de no dejar testigos de aquel encontronazo, de un bocado se llevó la cabeza del pequeño Marine que tenía ocupado. A los otros dos que había destrozado sin piedad no les terminó de rematar aunque no tenían demasiadas expectativas de sobrevivir al encontronazo con Gretta. -Por si acaso... Remátalo Shiro, y vámonos ya de aquí, hemos hecho mucho ruido-. Dije mientras me acercaba a Gretta para llevarnos entre los dos el cofre por la penumbra de la noche a nuestra guarida. -Con todo esto Shiro podrá hacernos comidas deliciosas Gretta-. Le dije animándola luego del mal trago que tendría que ser comerse una cabeza humana.
-Vamos Shiro, tenemos que volver pronto, si no se nos hará tarde para cenar-. De los tres era a Shiro quien peor lo estaría pasando, Gretta y yo eramos muy brutos en comparación a nuestro cocinero, pero a lo largo de aquel día había visto como poco a poco había ido cambiando su carácter respecto a las circunstancias que nos íbamos encontrando por el camino. Teníamos que apresurarnos en dejar el muelle, habíamos montado un buen alboroto pero al menos nos habíamos llevado lo que habíamos venido a buscar, pero aún así no tardaría en montarse una bien gorda seguramente al día siguiente. Pero eso ya sería problema de los Piratas del Peliblanco del día de mañana.
-Muchas gracias por vuestra colaboración, os ha costado un poco, pero por fin veo que atendéis a razones. Gracias de verdad-. Le dije con una sonrisa cuanto menos sádica mientras me acercaba nuevamente al capitán Marine todavía poseído por mi compañero. - Claro que nos vamos, tranquilo-. Dije mientras me colocaba por la espalda del marine y le pasaba la lengua por el cuello. -Pero sabes que pasa... Por desgracia, habéis visto demasiado, entenderás que esto no puede terminar así-. Mientras tanto agarré la cabeza del Capitán y la ladeé totalmente con una mano, mientras que con la otra y agarrándole por el cuello, hice fuerza en direcciones contrarias esperando escuchar ese sonido tan placentero que sería la rotura del cuello del Marine.
Mientras tanto, a mi compañera Gretta pareció invadirla el mismo deseo de no dejar testigos de aquel encontronazo, de un bocado se llevó la cabeza del pequeño Marine que tenía ocupado. A los otros dos que había destrozado sin piedad no les terminó de rematar aunque no tenían demasiadas expectativas de sobrevivir al encontronazo con Gretta. -Por si acaso... Remátalo Shiro, y vámonos ya de aquí, hemos hecho mucho ruido-. Dije mientras me acercaba a Gretta para llevarnos entre los dos el cofre por la penumbra de la noche a nuestra guarida. -Con todo esto Shiro podrá hacernos comidas deliciosas Gretta-. Le dije animándola luego del mal trago que tendría que ser comerse una cabeza humana.
-Vamos Shiro, tenemos que volver pronto, si no se nos hará tarde para cenar-. De los tres era a Shiro quien peor lo estaría pasando, Gretta y yo eramos muy brutos en comparación a nuestro cocinero, pero a lo largo de aquel día había visto como poco a poco había ido cambiando su carácter respecto a las circunstancias que nos íbamos encontrando por el camino. Teníamos que apresurarnos en dejar el muelle, habíamos montado un buen alboroto pero al menos nos habíamos llevado lo que habíamos venido a buscar, pero aún así no tardaría en montarse una bien gorda seguramente al día siguiente. Pero eso ya sería problema de los Piratas del Peliblanco del día de mañana.