Diana Kari
Wild Huntress
23-11-2024, 10:59 AM
Hammond parecía haber tomado de buena manera el hecho de que planeaba darle caza a su ex alumna incluso derramando una lágrima debido a… en realidad no entendía del todo por qué, tal vez era el hecho de que había tomado finalmente la decisión de dejar de dar cacería a la gente que tuviera precio a su cabeza. Di varios tragos de mi bebida después de que los tres carteles de recompensa que nos había cedido mientras escuchaba las palabras de Yuya. La verdad es que coincidía con él, lo más sensato sería vender el barco y aprovechar el dinero para el retiro aunque sentía que para Hammond era más un proceso de pasar la batuta a una nueva generación o algo por el estilo. –De cualquier manera, Yuya y yo estamos muy agradecidos por el regalo, Hammond.- aclaré para que no quedara duda alguna de que apreciábamos el hecho de que habíamos iniciado el día sin un plan en concreto y mucho menos un medio de transporte. Ahora podíamos dedicar todo nuestras reservas monetarias a cubrir los gastos de alimentos y cualquier otra cosa que necesitemos para sobrevivir en el día a día.
De repente Hammond comenzó a decir cosas que no parecían tener sentido, primero mencionando que al final del día si iba a presenciar nuestras habilidades y después afirmando que Yuya era un mujeriego. Si bien el asegurar eso de Yuya no era muy difícil con tan solo ver como se comportaban las mujeres a su alrededor y cómo él les respondía. Lo primero no tenía bien en claro como tomarlo, ¿sabía Hammond que se avecinaban problemas para nosotros? O ¿tendríamos que luchar contra él para que terminara cualquier ritual que estuviera haciendo al entregarnos su barco? La respuesta llegó a mi justo después de que las preguntas terminaron de formularse en mi mente, una mujer de buen ver entró corriendo a toda velocidad para ponerse a los pies de Yuya para rogarle que escapara de aquél lugar pues su prometido había enviado unos hombres a venir por él. Realmente me sorprendió el hecho de que tuviera tantos años de amistad con Yuya y esta fuera la primera vez en que me tocaba presenciar una situación como esta. Por el tono de la mujer, las lágrimas que comenzaban a descender por su rostro y la desesperación con la que le pedía a Yuya que huyera uno pensaría que un mismísimo almirante venía a cortarle la cabeza.
Yuya actuó rápido y levantó a la mujer del suelo para cederle el asiento y después dedicarle las palabras más cursis que había escuchado en años a las que solo pude negar con la cabeza ligeramente y voltear los ojos. No pasó mucho tiempo para que los hombres que venían a buscar a mi amigo irrumpieran en la taberna de manera violenta. Uno de ellos, quien parecía ser el líder, parecía avanzar en cámara lenta mientras que sus secuaces se encargaban de desatar el caos rompiendo sillas, mesas y demás haciendo que los gritos se escucharan por montones mientras la gente trataba de salir de su paso. Fue el líder quien se dirigió a Yuya de manera amenazante y lo que realmente me sorprendió fue la velocidad con la que reaccionó el viejo Hammond que hace unos momentos estaba hablando del retiro. Prestando un poco más de atención a quienes habían llegado buscando problemas pude notar que se trataba de una banda que solía dejar un paso de destrucción a sus espaldas de manera regular, más de uno de ellos o tal vez todos juntos contarían con un precio a su cabeza. Yuya no pudo evitar comentar sobre la destreza que Hammond había demostrado así que yo también lo hice –Parece que antes de retirarse vamos a poder aprender una o dos cosas de usted, Hammond.- le diría mientras tomaba mi lanza y comenzaba a ponerme de pie lentamente. Mi plan era acabar con nuestros enemigos lo más rápido posible, realmente no había mucha emoción en una simple pelea de taberna especialmente cuando nuestro verdadero objetivo era comenzar con cazas más lucrativas y peligrosas. Puse un pie sobre la silla en la que me había sentado anteriormente, la utilicé para impulsar un salto hacia el bandido más cercano a mi, tomando mi lanza con dos manos y elevándola sobre mi cabeza para intentar darle una estocada descendente que buscaba empalarlo de un solo movimiento.
De repente Hammond comenzó a decir cosas que no parecían tener sentido, primero mencionando que al final del día si iba a presenciar nuestras habilidades y después afirmando que Yuya era un mujeriego. Si bien el asegurar eso de Yuya no era muy difícil con tan solo ver como se comportaban las mujeres a su alrededor y cómo él les respondía. Lo primero no tenía bien en claro como tomarlo, ¿sabía Hammond que se avecinaban problemas para nosotros? O ¿tendríamos que luchar contra él para que terminara cualquier ritual que estuviera haciendo al entregarnos su barco? La respuesta llegó a mi justo después de que las preguntas terminaron de formularse en mi mente, una mujer de buen ver entró corriendo a toda velocidad para ponerse a los pies de Yuya para rogarle que escapara de aquél lugar pues su prometido había enviado unos hombres a venir por él. Realmente me sorprendió el hecho de que tuviera tantos años de amistad con Yuya y esta fuera la primera vez en que me tocaba presenciar una situación como esta. Por el tono de la mujer, las lágrimas que comenzaban a descender por su rostro y la desesperación con la que le pedía a Yuya que huyera uno pensaría que un mismísimo almirante venía a cortarle la cabeza.
Yuya actuó rápido y levantó a la mujer del suelo para cederle el asiento y después dedicarle las palabras más cursis que había escuchado en años a las que solo pude negar con la cabeza ligeramente y voltear los ojos. No pasó mucho tiempo para que los hombres que venían a buscar a mi amigo irrumpieran en la taberna de manera violenta. Uno de ellos, quien parecía ser el líder, parecía avanzar en cámara lenta mientras que sus secuaces se encargaban de desatar el caos rompiendo sillas, mesas y demás haciendo que los gritos se escucharan por montones mientras la gente trataba de salir de su paso. Fue el líder quien se dirigió a Yuya de manera amenazante y lo que realmente me sorprendió fue la velocidad con la que reaccionó el viejo Hammond que hace unos momentos estaba hablando del retiro. Prestando un poco más de atención a quienes habían llegado buscando problemas pude notar que se trataba de una banda que solía dejar un paso de destrucción a sus espaldas de manera regular, más de uno de ellos o tal vez todos juntos contarían con un precio a su cabeza. Yuya no pudo evitar comentar sobre la destreza que Hammond había demostrado así que yo también lo hice –Parece que antes de retirarse vamos a poder aprender una o dos cosas de usted, Hammond.- le diría mientras tomaba mi lanza y comenzaba a ponerme de pie lentamente. Mi plan era acabar con nuestros enemigos lo más rápido posible, realmente no había mucha emoción en una simple pelea de taberna especialmente cuando nuestro verdadero objetivo era comenzar con cazas más lucrativas y peligrosas. Puse un pie sobre la silla en la que me había sentado anteriormente, la utilicé para impulsar un salto hacia el bandido más cercano a mi, tomando mi lanza con dos manos y elevándola sobre mi cabeza para intentar darle una estocada descendente que buscaba empalarlo de un solo movimiento.