¿Sabías que…?
... Eiichiro Oda empezó la serie con la idea de terminarla en 5 años, pero se dio cuenta de que en esos 5 años que la trama ni siquiera llegaba al 50%.
[Aventura] Las cuevas de la locura
Lemon Stone
MVP
Escuchó la Voz de la Causa. Eran palabras oscuras, tétricas, siniestras. Sintió el miedo que se escondía en la oscuridad, que se aproximaba hacia ellos a medida que remaba sin descanso. Quiso volver atrás, regresar al Refugio en donde estaría a salvo, pero entonces imaginó a sus camaradas en peligro, muchos al borde de la muerte, y la Causa le dio la valentía que necesitaba para continuar con su misión. Además del dolor, el miedo y la desesperación, sintió una Voz diferente a la del resto, que estaba hacia el frente y, aparentemente, debajo del bote: un monstruo.
 
Continuó remando, sus sentidos aguzados y preparado para proteger a Murci-chan. Que sí, que también tenía pensado proteger a Chicles, pero entre la única persona que conoce los túneles y sabe leer un mapa y un hombre-murciélago de lo más risueño no hay por donde perderse; las prioridades deben estar claras. El caso es que llegaron a una plataforma elevada donde el agua no cubría la superficie. Chicles de inmediato notó que había sangre, tan aguafiestas como de costumbre. Dejó que jugara con los charcos de sangre coagulada mientras exploraba otros lugares, donde notó la presencia de un arpón roto. ¿Quién estaba intentando cazar una ballena? ¿O en serio había un monstruo en los túneles del Refugio?
 
Como sea, se internó en los túneles del frente. Unos metros más adelante había una fogata que intentaba sobrevivir entre tanta… muerte. Había más sangre, bastante más, y un montón de armas rotas. Seguramente sus desafortunados camaradas intentaron usarlas en vano, pues de todas formas sus cuerpos acabaron destrozados, como si se hubieran encontrado con una fuerza arrolladora y salvaje. Le hubiera gustado saber cómo murieron, pero esa era tarea de gente que se pasa años en una universidad aprendiendo del cuerpo humano, Lemon solo sabía golpear cosas con un martillo.
 
Escuchó el débil tintineo del farol de Chicles y los vómitos de Murci-chan. ¿Podía culparlos? A cualquiera se le retorcería el estómago al ver el estado de sus camaradas, a cualquiera menos al Adalid de la Causa. Se posó a la izquierda de su compañera y dejó caer con firmeza su mano en un intento de tranquilizarla.
 
-No tengas miedo, camarada, han muerto por un propósito más grande que nosotros -le susurró, completamente convencido de sus palabras-. Sígueme, todavía hay alguien con vida.
 
Se dirigió hacia una esquina, donde había un hombre moribundo que sostenía desesperanzadoramente un machete ensangrentado. Chicles se apresuró en tomarle el pulso, señalar que necesitaba atención médica, pero era demasiado tarde. Podía escuchar cómo la Voz dentro de él se hacía cada vez más débil hasta casi desaparecer. Aun así, tuvo tiempo para dejarles una advertencia casi encriptada, pues Lemon no entendió a qué se refería. Enfadado por tan inútil mensaje, le dio una bofetada para ver si despertaba. Nada. Le dio otra, esta vez con más fuerza. Nada. ¿Debería haberle dado con más fuerza…?
 
-Bueno, se nos ha muerto el último. Menos mal somos el Equipo de Exploración y Patrullaje y no la Cruz Roja -bromeó, casi indiferente ante la muerte de sus camaradas. Había dicho que murieron por algo más grande que ellos, es cierto, pero recibieron una muerte… patética. ¿Dónde estaban los discursos épicos, las canciones gloriosas, las solteronas bañadas en lágrimas? Cuando le llegase la hora esperaba tener un final legendario-. ¡Bien! ¡Manos a la obra! Amontonemos los cuerpos y quemémoslos -ordenó, convencido de que era una idea estupenda-. Dejemos que el Fuego de la Revolución purifique sus almas para que puedan encontrar el descanso en el más allá.  
 
  A continuación, generaría un montón de brazos de mantequilla para trasladar los cuerpos a un punto en común, ahorrando tiempo y esfuerzos. Luego, los bañaría en aceite para facilitar y acelerar la combustión. Posiblemente sus compañeros no estarían de acuerdo con el actuar del Agente, pero sabía lo que… No, en realidad no sabía lo que estaba haciendo. Solo quería ver fuego, mucho fuego. Y también porque tenía miedo de que los cadáveres tuvieran monstruitos germinando en su interior. Tenía una leve esperanza de que el fuego purificador acabase con toda la maldad allí presente, y que también redujese enormemente los costos por traslado de cuerpos, ataúdes, entierros y servicios de administración post-muerte. Quién sabe, quizás recibiese un bono a fin de mes por abaratar los costos de la misión.
 
Finalmente, exploraría con cuidado los cofres y mochilas. Con algo de suerte encontraría una carta secreta que revelase todos los misterios de la cueva, o una fotografía del monstruo devora hombres y destroza arpones. Ah, y vería el interior de la olla cerrada. Con tanto fuego y olor a carne asada le estaba entrando el apetito…

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Las cuevas de la locura - por Derian Markov - 30-10-2024, 09:10 PM
RE: Las cuevas de la locura - por Lemon Stone - 03-11-2024, 10:46 PM
RE: Las cuevas de la locura - por Derian Markov - 06-11-2024, 06:44 PM
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RE: Las cuevas de la locura - por Lemon Stone - 05-12-2024, 07:30 PM
RE: Las cuevas de la locura - por Derian Markov - 20-12-2024, 03:36 AM

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