
Derian Markov
Lord Markov
30-11-2024, 01:14 AM
Cuando animas a Alenda (Chicles), ella simplemente asiente a tus palabras con el rostro pálido y te sigue hasta el cuerpo del moribundo. Cuando el hombre muere y haces tu chiste, ella le cierra los ojos con el rostro paralizado en una mueca de tensión y te dice, con voz débil y cansada - No creo que sea el mejor momento para hacer chistes. Supongo que intentas... levantar la moral. Agradezco el intento, pero esta gente se merece un poco más de solemnidad - no notas que te esté reprochando nada, solo parece triste.
Chicles no se opone a que intentes quemar los cadáveres e incluso te ayuda a arrastrarlos. Entonces Gopi (Murci-chan) viene apresuradamente desde el saliente y os observa sorprendido y alarmado - ¡¿Cómo que quemarlos?! ¡Estamos en una cueva pequeña! Cualquier cosa más grande que una fogata llenará esto de humo y...
- Gopi, hazle caso - interrumpe Chicles - Antes de morir, el último de ellos nos dijo que tenían algo en su interior. Podría ser algo peligroso o contagioso.
Murci suspira y deja de intentar convenceros de lo contrario. Acabas improvisando una pira funeraria con mantequilla y los cuerpos desmembrados. La tarea de recoger los restos es desagradable y asquerosa y ni Murci-chan ni Chicles parecen interesados en ayudarte con los que están en peor estado. Mueven alguno de los que están más entero, eso sí. Una vez los cuerpos están juntos, los empapas en la grasa de la mantequilla y les prendéis fuego. Los cuerpos empiezan a arder lentamente, satisfaciendo tu impulso pirómano. Qué bonito es el fuego.
Mientras tanto, empiezas a revisar las pertenencias de los desconocidos. Encuentras provisiones, redes, armas de diferente tipo, municiones y lo que parece un juego de cuchillos de formas extrañas que dudas que sean para combatir, demasiado delgados y estilizados. También encuentras un gran número de tarros de cerámica vacíos. Finalmente, en una de las mochilas encuentras un den den mushi dormido. Es de color verde, tiene pelo amarillo peinado hacia atrás, una cicatriz que le cruza los párpados del ojo izquierdo y una gabardina marrón. Parece uno de esos den den mushi personalizados que conectan por defecto con uno concreto.
En la olla encuentras un estofado de lo que parece carne de ternera con patatas con una salsa espesa. Huele muy bien, aunque no parece que tus compañeros tengan ganas de comer ahora mismo. Las llamas de la pira empiezan a crecer y liberar humo y calor, cada vez es más incómodo mantenerse en esta gruta. Tal vez sea el momento de avanzar por la cueva pequeña o volver a la galería principal, al bote. De hecho, empiezas a sentirte un poco mareado.
Chicles no se opone a que intentes quemar los cadáveres e incluso te ayuda a arrastrarlos. Entonces Gopi (Murci-chan) viene apresuradamente desde el saliente y os observa sorprendido y alarmado - ¡¿Cómo que quemarlos?! ¡Estamos en una cueva pequeña! Cualquier cosa más grande que una fogata llenará esto de humo y...
- Gopi, hazle caso - interrumpe Chicles - Antes de morir, el último de ellos nos dijo que tenían algo en su interior. Podría ser algo peligroso o contagioso.
Murci suspira y deja de intentar convenceros de lo contrario. Acabas improvisando una pira funeraria con mantequilla y los cuerpos desmembrados. La tarea de recoger los restos es desagradable y asquerosa y ni Murci-chan ni Chicles parecen interesados en ayudarte con los que están en peor estado. Mueven alguno de los que están más entero, eso sí. Una vez los cuerpos están juntos, los empapas en la grasa de la mantequilla y les prendéis fuego. Los cuerpos empiezan a arder lentamente, satisfaciendo tu impulso pirómano. Qué bonito es el fuego.
Mientras tanto, empiezas a revisar las pertenencias de los desconocidos. Encuentras provisiones, redes, armas de diferente tipo, municiones y lo que parece un juego de cuchillos de formas extrañas que dudas que sean para combatir, demasiado delgados y estilizados. También encuentras un gran número de tarros de cerámica vacíos. Finalmente, en una de las mochilas encuentras un den den mushi dormido. Es de color verde, tiene pelo amarillo peinado hacia atrás, una cicatriz que le cruza los párpados del ojo izquierdo y una gabardina marrón. Parece uno de esos den den mushi personalizados que conectan por defecto con uno concreto.
En la olla encuentras un estofado de lo que parece carne de ternera con patatas con una salsa espesa. Huele muy bien, aunque no parece que tus compañeros tengan ganas de comer ahora mismo. Las llamas de la pira empiezan a crecer y liberar humo y calor, cada vez es más incómodo mantenerse en esta gruta. Tal vez sea el momento de avanzar por la cueva pequeña o volver a la galería principal, al bote. De hecho, empiezas a sentirte un poco mareado.