Asradi
Völva
06-08-2024, 09:23 PM
Las presentaciones eran un cuadro, sí, pero a Asradi le hizo gracia el como la rubia lo había dicho. Ahora bien, tampoco le pareció mal. Era algo directo y corto para que Hammond pudiese entenderlo. Se había despertado como un elefante en una cacharrería y entendería que, después de la fiebre que había tenido, estuviese confuso y desorientado. Aún así, poco a poco pareció irse calmando, sobre todo cuando reconoció a Airgid como “la chica de las manos bonitas”. No pudo evitarlo, se le escapó una risita. Pero ella sí lo reconocía internamente. Airgid era preciosa.
Finalmente, suspiró, bastante más tranquila. Hammond había puesto la casa patas arriba o, al menos, el taller donde se encontraban, pero ya se había calmado. Guardó sus cosas y recogió algunas de las que el grandullón había tirado. Pero como no sabía dónde iban, solo las sostuvo entre sus manos.
— Sí, yo te traté las heridas y la fiebre. — Asintió.
Vió, de refilón, una mesa que no había sido tumbada por el grandullón y dejó ahí las cosas con cierta delicadeza. Fue gracioso, porque se había acercado al mueble casi a saltitos. Solo que ella no se dió de cuenta en ese momento de que, efectivamente, podrían haberse fijado en eso.
— ¿Comida? — Parpadeó de repente, cuando Hammond demandó tal cosa. Miró a Airgid y luego de nuevo al hombretón. No tenía mucho dinero encima, pero quizás por esa vez podría hacer una excepción. No les conocía de nada, pero le habían caído bien y parecían buena gente. Además, Airgid le había ayudado también, y era maja.
— Si Airgid nos recomienda un buen lugar para comer... — Comenzó a decir, en lo que se le iba dibujando una suave sonrisa. — Yo os invito a lo que queráis. — Solo esperaba que tampoco abusasen, no era millonaria, ni mucho menos. — O también podemos ir a pescar.
Esa era otra opción.
Finalmente, suspiró, bastante más tranquila. Hammond había puesto la casa patas arriba o, al menos, el taller donde se encontraban, pero ya se había calmado. Guardó sus cosas y recogió algunas de las que el grandullón había tirado. Pero como no sabía dónde iban, solo las sostuvo entre sus manos.
— Sí, yo te traté las heridas y la fiebre. — Asintió.
Vió, de refilón, una mesa que no había sido tumbada por el grandullón y dejó ahí las cosas con cierta delicadeza. Fue gracioso, porque se había acercado al mueble casi a saltitos. Solo que ella no se dió de cuenta en ese momento de que, efectivamente, podrían haberse fijado en eso.
— ¿Comida? — Parpadeó de repente, cuando Hammond demandó tal cosa. Miró a Airgid y luego de nuevo al hombretón. No tenía mucho dinero encima, pero quizás por esa vez podría hacer una excepción. No les conocía de nada, pero le habían caído bien y parecían buena gente. Además, Airgid le había ayudado también, y era maja.
— Si Airgid nos recomienda un buen lugar para comer... — Comenzó a decir, en lo que se le iba dibujando una suave sonrisa. — Yo os invito a lo que queráis. — Solo esperaba que tampoco abusasen, no era millonaria, ni mucho menos. — O también podemos ir a pescar.
Esa era otra opción.