Timsy
Timsy
06-08-2024, 10:35 PM
El lobo hablaba de manera seria y solemne, casi filosófica. Adornaba sus palabras con un halo de misterio, como si quisiera entablar una relación, pero al tiempo se contuviera por desconfianza y no dar más información de la necesaria. Se le veía con ganas de querer unirse al grupo que formábamos Jimbo y yo, aunque hacía gala de un autocontrol y una cautela dignas de admiración. Como punto total, completa y diametralmente opuesta estaba Jimbo, que al igual que hizo conmigo ya había adoptado al cánido prácticamente. Su despreocupación por tener a semejante depredador frente a sí era pasmosa. Sin embargo y a fuer de ser sincero, debía admitir que a mí tambíen me parecía menos ofensivo y peligroso que cuando había caído del árbol.
Me asomé al mapa para ver el lugar que señalaba Zev. Una vez más, el suricato hizo gala de una ignorancia inusual, pero siempre con su carisma habitual. Tras una rápida y curiosa exploración del objeto, confirmó mis sospechas - ¡Ea. Pues está decidido! - repliqué cuando dijo que viajaríamos con el que acababa de ser oficialmente el nuevo integrante del grupo. Desde luego para quién nos viera desde fuera la escena tendría que ser un auténtico chiste. Una realidad esperpéntica - ¿Qué hay en ese lugar? - pregunté señalando el mapa. Ya que íbamos a ir hasta allá, al menos quería saber porqué.
Recordé entonces el tesoro enterrado en el bosque de las afueras de Villa Syrup. ¿Pasaríamos a por él antes de zarpar a nuestro nuevo destino? - ¿Tienes mucha prisa por llegar? - increpé para trazar una ruta óptima y saber la premura con la que debíamos partir. Tampoco es que nadie me esperase en ningún otro lugar, más bien seguramente sería lo contrario. Sonreí levemente al imaginarme la cara de esos tipos cuando regresaran a isla Rudra y ya no estuviera por allí. Tenía la completa y total certeza que terminaría por encontrármelos otra vez, pero a diferencia de las otras dos, en esta ocasión no viajaría solo, así que las cosas sería muy diferentes.
Me asomé al mapa para ver el lugar que señalaba Zev. Una vez más, el suricato hizo gala de una ignorancia inusual, pero siempre con su carisma habitual. Tras una rápida y curiosa exploración del objeto, confirmó mis sospechas - ¡Ea. Pues está decidido! - repliqué cuando dijo que viajaríamos con el que acababa de ser oficialmente el nuevo integrante del grupo. Desde luego para quién nos viera desde fuera la escena tendría que ser un auténtico chiste. Una realidad esperpéntica - ¿Qué hay en ese lugar? - pregunté señalando el mapa. Ya que íbamos a ir hasta allá, al menos quería saber porqué.
Recordé entonces el tesoro enterrado en el bosque de las afueras de Villa Syrup. ¿Pasaríamos a por él antes de zarpar a nuestro nuevo destino? - ¿Tienes mucha prisa por llegar? - increpé para trazar una ruta óptima y saber la premura con la que debíamos partir. Tampoco es que nadie me esperase en ningún otro lugar, más bien seguramente sería lo contrario. Sonreí levemente al imaginarme la cara de esos tipos cuando regresaran a isla Rudra y ya no estuviera por allí. Tenía la completa y total certeza que terminaría por encontrármelos otra vez, pero a diferencia de las otras dos, en esta ocasión no viajaría solo, así que las cosas sería muy diferentes.