Lobo Jackson
Moonwalker
09-08-2024, 05:18 PM
El aroma del Baratie era particularmente atractivo para el potente olfato del mink, quien se había visto atraído por la mezcla de olores tan particular del restaurante en alta mar. Predominaba la fragancia salina del océano, que permeaba la madera del establecimiento sin llegar a podrirla como si de un perfume se tratase. Sobre la mezcla se podían encontrar notas de tabaco y whisky típicos de las comidas nocturnas, las fiestas y los banquetes opulentos. Pero sobre todo ello destacaba la comida.
¡Ah! ¡La comida!
Lobo Jackson, arruinado, sentía el hueco de su bolsa en lo profundo de su estómago, dos agujeros gemelos que clamaban a los cielos para ser rellenados con presteza por dinero y alimento.
¡Qué delicia permeaba el aire con su aroma! Mariscos, pescados fresco, calamar, pulpo... ¡Oh! Cómo sentía el lobo las punzadas de la inanición pinchando su vientre. Pero ni siquiera bajo el hambre más feroz se permitiría perder su toque, antes muerto que sencillo como diría el dicho.
Aunque el estilo fuera mucho más lento que de costumbre.
Con un perezoso moonwalk arrastró su cuerpo hasta la barra y se sentó en un taburete, sobre el cual se giró para mirar de frente hacia el camarero que atendía a los clientes durante aquella hora tan ajetreada. Fue en ese momento cuando suspiró, ¿cómo podría ganarse alguna ronda para saciar la sed? Su estómago protestó con un rugido que utilizó su esqueleto para resonar como un terremoto que se escuchó a su alrededor.
- ¿Algún cliente estaría dispuesto a cambiar un almuerzo por una canción-gara? - Aventuró a preguntar Lobo Jackson.
¡Ah! ¡La comida!
Lobo Jackson, arruinado, sentía el hueco de su bolsa en lo profundo de su estómago, dos agujeros gemelos que clamaban a los cielos para ser rellenados con presteza por dinero y alimento.
¡Qué delicia permeaba el aire con su aroma! Mariscos, pescados fresco, calamar, pulpo... ¡Oh! Cómo sentía el lobo las punzadas de la inanición pinchando su vientre. Pero ni siquiera bajo el hambre más feroz se permitiría perder su toque, antes muerto que sencillo como diría el dicho.
Aunque el estilo fuera mucho más lento que de costumbre.
Con un perezoso moonwalk arrastró su cuerpo hasta la barra y se sentó en un taburete, sobre el cual se giró para mirar de frente hacia el camarero que atendía a los clientes durante aquella hora tan ajetreada. Fue en ese momento cuando suspiró, ¿cómo podría ganarse alguna ronda para saciar la sed? Su estómago protestó con un rugido que utilizó su esqueleto para resonar como un terremoto que se escuchó a su alrededor.
- ¿Algún cliente estaría dispuesto a cambiar un almuerzo por una canción-gara? - Aventuró a preguntar Lobo Jackson.