[Común] Reunion en el North Blue

—Tsk, esa cosa es un lío para entender. Preferiría navegar por los aires como lo hicimos con el pulpo, pero de otra manera. No dependiendo de un animal tan indefenso ante las adversidades, sino usando motores, como en el submarino, pero en vez de empujar el agua, empujar el viento —dije con una chispa de emoción en los ojos mientras levantaba mi único brazo hacia el cielo, como intentando tomarlo entre mis dedos y apoderarme de él.
—Pero bueno, para eso primero necesito entender mejor cómo funcionan los motores. Ya lo haré a su debido tiempo —añadí bajando el brazo, para luego encogerme de hombros antes de dirigirme al Baratie, con Panda siguiéndome de cerca.

—¿El North o el invierno? —murmuré mientras me quitaba la ropa de abrigo que llevaba encima. A decir verdad, odiaba cargar veinte kilos de ropa solo para no congelarme, pero era eso o morirme de frío, y no tenía intención de hacerlo… al menos no antes de llegar a la Grand Line.

—No, te pedí un whisky en vaso. Supongo que es lo mismo, ¿no? —me burlé del Doc, esbozando una sonrisa mientras me dejaba caer en la silla.
—Por supuesto que sí. ¿Por quién me tomas? Pedí whisky para ti, té de bambú para Panda y cinco botellas de ron para mí. Lo de siempre. ¿Me faltó algo? —pregunté, alzando la vista hacia una de las camareras del lugar. Tenía la impresión de que me miraba… ¿con deseo? ¿Con asco? Vaya uno a saber.

La conversación fluyó un rato, intercalada con risas y bromas, hasta que una voz familiar la interrumpió. Al alzar la mirada, una enorme sonrisa se dibujó en mis labios.
La figura de Anissa apareció ante nosotros, majestuosa como un ángel infernal que hubiera descendido desde el Red Line.
—Si me muestras una teta, te doy un poco de mi ron.—bromeé, divertido, mientras echaba un vistazo a nuestro alrededor, buscando al pulgoso que solía acompañarla. Para mi sorpresa, venía sola.

—¿Mi carisma? —dije, volviendo la vista hacia el Doc con fingida incredulidad. —No, señor. Fue mi enorme y afilada… espada lo que consiguió este sitio. Por cierto, ¿dónde…?
Mis palabras se detuvieron al escuchar al Doc mencionar al pulgoso.
—Eso mismo iba a preguntar yo. ¿Dónde está ese desgraciado? No me digas que se ahogó por ahí —exclamé, riendo mientras intentaba no pensar que mi presentimiento podría ser cierto.