Ubben Sangrenegra
Loki
11-08-2024, 06:56 PM
El grandulón resultó ser una compañía inesperadamente agradable, de esas que disipan las tensiones con una simple sonrisa o un comentario jocoso. Las palabras que le dirigió mientras caminaban hacia la mesa, momentos antes, lograron calmar los constantes temores del bribón de ojos dorados, quien siempre sospechaba que cada situación pudiera ser una trampa tendida por cazadores de recompensas o marinos. La posibilidad de un engaño era una sombra constante en su mente. Pero Hammond, con su presencia imponente y su carácter amigable, había logrado algo poco común: hacer que Ubben soltara una carcajada genuina. No pudo evitar reír cuando el grandulón pidió una vaca entera para comer. Nunca en su vida había visto a alguien devorar una vaca completa, pero como el mismo Hammond había dicho momentos antes, "nunca digas nunca". Asradi, la chica de cabello oscuro, pidió algo ligero para comer y, al parecer, estaba invitando al resto del grupo, lo cual añadió un toque de camaradería a la improvisada reunión.
La rubia de carácter explosivo, que ya había demostrado su efusividad, volvió a golpear la mesa con las palmas de las manos, pero esta vez Ubben lo vio venir y no se sobresaltó. Empezaba a entender que Airgid, como pronto descubriría que se llamaba, expresaba sus emociones de manera muy enérgica, algo que en el fondo le parecía contagioso y hasta refrescante. Mientras tanto, la joven afirmaba que, después del pequeño accidente, era lo mínimo que podía hacer, un comentario que a Ubben le causó gracia. Después de todo, el accidente había sido culpa suya, y aun así, estaba bebiendo y comiendo gratis. La energía de la rubia era tan contagiosa que incluso logró captar la atención de Ubben al gritar el nombre de una hamburguesa con un nombre tan extraño como largo. Jamás había oído algo similar, pero el nombre sonaba misteriosamente delicioso. Sin embargo, el peliblanco había estado anhelando un buen plato de cerdo durante días, y no iba a dejar pasar la oportunidad de saciar ese antojo.
La chica de cabello oscuro, que se presentó como Asradi, capturó la atención de Ubben con el impresionante contraste entre su cabello y sus ojos azules. No era una atracción romántica, sino más bien una fascinación estética, pues la combinación le parecía realmente encantadora. Asradi mencionó que ella tampoco era de la zona y que solo estaba de paso, una coincidencia que a Ubben le pareció divertida. Dependiendo de cómo se desarrollara la reunión, podría incluso considerar preguntarle hacia dónde se dirigía, con la esperanza de evitar otro solitario viaje por mar. Navegar solo no le molestaba, pero lo cierto es que se aburría terriblemente durante los largos trayectos entre islas.
Ubben, más relajado después del pequeño episodio de efusividad violenta por parte de la rubia, tomó un sorbo de su cerveza. Mientras lo hacía, Asradi le informó que la rubia se llamaba Airgid y el tipo grande era Hammond. El grupo era un tanto peculiar, pero, para ser sincero, bastante entretenido. Airgid, en un gesto amistoso, extendió su mano, y Ubben la estrechó con una sonrisa, convencido de que, aunque podían ser muchas cosas, no eran cazadores de recompensas ni marinos. Observó al camarero después de escuchar a Asradi y, con un pequeño gesto, pidió un momento antes de responder. Finalmente, dijo —Señor, tráigame su mejor Cola Cao, por favor— pensando que se trataba de un alcohol fuerte, como Hammond le había mencionado, sin tener idea de que en realidad era una simple bebida chocolatada. Esto, sin embargo, no arruinaría ni su ánimo ni el momento. Recordó un trago que había probado en una isla lejana y desconocida, llamada Chil-e, y pensó en replicarlo más adelante. Luego, añadió —Y un buen plato de cerdo, que la guarnición sea sorpresa.— Al fin podría saciar ese antojo que lo había estado persiguiendo.
—Me llamo Ubben, soy del North Blue. Llegué hace un tiempo al East Blue y aún no me acostumbro al clima tropical, debo decir. Estaba acostumbrado al frío del norte— comentó con tranquilidad, antes de dar otro sorbo a su cerveza, mientras esperaba expectante la comida y el tan mítico Cola Cao que le habían mencionado. Cuando la comida llegó, Ubben quedó entre maravillado y sorprendido... realmente parecía que habían traído la vaca entera. La reacción de Airgid ante la enorme porción fue tan divertida que Ubben rió y, con un tono curioso, exclamó —¡Sate, sate, sate!— Luego, añadió con una sonrisa —Habría apostado una pierna a que no traerían la vaca completa— sin darse cuenta de que Airgid carecía de una extremidad, ya que nunca la había visto de pie.
En ese preciso momento llegó el tan esperado Cola Cao, y con él, una pequeña decepción. Al ver la bebida chocolatada, Ubben solo pudo mostrar una expresión de tristeza mientras dirigía su mirada a Hammond, diciendo —¿No que era un trago fuerte? Esto es leche chocolatada,— Luego miró al camarero, quien parecía aún más desconcertado por las palabras de Ubben. Sin embargo, antes de que el camarero pudiera decir algo, el peliblanco tomó la iniciativa —Me trae una botella de ron, por favor... es momento de mostrarle al mundo un trago de la perdida y alargada isla de Chil-e: el Choco-Ron.—
La rubia de carácter explosivo, que ya había demostrado su efusividad, volvió a golpear la mesa con las palmas de las manos, pero esta vez Ubben lo vio venir y no se sobresaltó. Empezaba a entender que Airgid, como pronto descubriría que se llamaba, expresaba sus emociones de manera muy enérgica, algo que en el fondo le parecía contagioso y hasta refrescante. Mientras tanto, la joven afirmaba que, después del pequeño accidente, era lo mínimo que podía hacer, un comentario que a Ubben le causó gracia. Después de todo, el accidente había sido culpa suya, y aun así, estaba bebiendo y comiendo gratis. La energía de la rubia era tan contagiosa que incluso logró captar la atención de Ubben al gritar el nombre de una hamburguesa con un nombre tan extraño como largo. Jamás había oído algo similar, pero el nombre sonaba misteriosamente delicioso. Sin embargo, el peliblanco había estado anhelando un buen plato de cerdo durante días, y no iba a dejar pasar la oportunidad de saciar ese antojo.
La chica de cabello oscuro, que se presentó como Asradi, capturó la atención de Ubben con el impresionante contraste entre su cabello y sus ojos azules. No era una atracción romántica, sino más bien una fascinación estética, pues la combinación le parecía realmente encantadora. Asradi mencionó que ella tampoco era de la zona y que solo estaba de paso, una coincidencia que a Ubben le pareció divertida. Dependiendo de cómo se desarrollara la reunión, podría incluso considerar preguntarle hacia dónde se dirigía, con la esperanza de evitar otro solitario viaje por mar. Navegar solo no le molestaba, pero lo cierto es que se aburría terriblemente durante los largos trayectos entre islas.
Ubben, más relajado después del pequeño episodio de efusividad violenta por parte de la rubia, tomó un sorbo de su cerveza. Mientras lo hacía, Asradi le informó que la rubia se llamaba Airgid y el tipo grande era Hammond. El grupo era un tanto peculiar, pero, para ser sincero, bastante entretenido. Airgid, en un gesto amistoso, extendió su mano, y Ubben la estrechó con una sonrisa, convencido de que, aunque podían ser muchas cosas, no eran cazadores de recompensas ni marinos. Observó al camarero después de escuchar a Asradi y, con un pequeño gesto, pidió un momento antes de responder. Finalmente, dijo —Señor, tráigame su mejor Cola Cao, por favor— pensando que se trataba de un alcohol fuerte, como Hammond le había mencionado, sin tener idea de que en realidad era una simple bebida chocolatada. Esto, sin embargo, no arruinaría ni su ánimo ni el momento. Recordó un trago que había probado en una isla lejana y desconocida, llamada Chil-e, y pensó en replicarlo más adelante. Luego, añadió —Y un buen plato de cerdo, que la guarnición sea sorpresa.— Al fin podría saciar ese antojo que lo había estado persiguiendo.
—Me llamo Ubben, soy del North Blue. Llegué hace un tiempo al East Blue y aún no me acostumbro al clima tropical, debo decir. Estaba acostumbrado al frío del norte— comentó con tranquilidad, antes de dar otro sorbo a su cerveza, mientras esperaba expectante la comida y el tan mítico Cola Cao que le habían mencionado. Cuando la comida llegó, Ubben quedó entre maravillado y sorprendido... realmente parecía que habían traído la vaca entera. La reacción de Airgid ante la enorme porción fue tan divertida que Ubben rió y, con un tono curioso, exclamó —¡Sate, sate, sate!— Luego, añadió con una sonrisa —Habría apostado una pierna a que no traerían la vaca completa— sin darse cuenta de que Airgid carecía de una extremidad, ya que nunca la había visto de pie.
En ese preciso momento llegó el tan esperado Cola Cao, y con él, una pequeña decepción. Al ver la bebida chocolatada, Ubben solo pudo mostrar una expresión de tristeza mientras dirigía su mirada a Hammond, diciendo —¿No que era un trago fuerte? Esto es leche chocolatada,— Luego miró al camarero, quien parecía aún más desconcertado por las palabras de Ubben. Sin embargo, antes de que el camarero pudiera decir algo, el peliblanco tomó la iniciativa —Me trae una botella de ron, por favor... es momento de mostrarle al mundo un trago de la perdida y alargada isla de Chil-e: el Choco-Ron.—