[Común] Reunion en el North Blue

—¡Por supuesto que podré hacerlo! Estás ante el mejor carpintero manco que ha existido en este maldito mundo —dije con diversión mientras alzaba mi vaso de sake. El alcohol ya empezaba a hacer efecto, probablemente porque no había comido nada en todo el día.
—Si sobreviviste a los pulpos, esto no será nada —agregué antes de llevarme un bocado a la boca.

Aunque no quería demostrarlo, extrañaría al conejo. Pero ¿qué más daba? Yo necesitaba una tripulación para salir al mar, y ya la tenía. No lo necesitaba… o al menos, eso intentaba hacerme creer.
—Tranquilo, Panda. A veces pasa. Las tripulaciones se separan, y no por eso hay que ponerse tristes. Solo hay que seguir adelante. Además, fue él quien decidió irse. Créeme, es mejor así a enterarnos de que murió, se ahogó o, peor aún, que alguien lo capturó para entregarlo a la Marina —dije, refiriéndome a nuestro antiguo navegante.
—Odiaría que algo así hubiera pasado. Me habría sentido culpable por haber venido al North y no haber podido hacer nada. Pero, por suerte, no fue así —exclamé con una sonrisa de satisfacción.
—Y sobre lo de ser blando e iluso… eso no es un insulto, son simplemente sus características. La cuales no combinan con la pirateria —añadí con diversión antes de girarme hacia Anissa.
—Claro que nos unió a ustedes… conmigo. Nunca les dije, pero jamás me pidió que me uniera a la tripulación como lo hizo con ustedes. Fui yo quien le propuso que navegáramos juntos. Así que, mínimo, deberían agradecerme por eso.


—Muy bien, entonces, si nuestra ardiente tiradora no acepta, tendrá que ser nuestro doctor —dije, alzando mi tarro en dirección a Alex, quien no parecía nada entusiasmado con la decisión.
Cuando lo vi levantarse, lo observé con extrañeza y alcé una ceja, intercambiando miradas con Panda y Anissa, quienes ya pedían más sake para brindar.
—¿Y a este qué le pasa? —pregunté, encogiéndome de hombros antes de seguir comiendo y bebiendo.

No pasó mucho tiempo antes de que Alex regresara. Se notaba nervioso y alterado, aunque intentaba ocultarlo. Lo escuché con atención y lo miré con frialdad.
—¿Qué tan débiles crees que somos? Entiendo que hayas vivido tragedias en el pasado, pero ¿realmente crees que fue tu culpa? No lo es. Si murieron, fue porque eran débiles… y lamento decírtelo, pero tu esposa también lo era —dije con crudeza.
—¿Acaso crees que eres el único que ha perdido algo valioso? —pregunté, levantando mi brazo mutilado.
—¿Sabes cuál es la diferencia entre nosotros? La tuya es una herida que aún no ha sanado… y tengo entendido que esas son las más difíciles de cerrar. Pero escucha bien: no dependemos de ti para que nos protejas, no lo necesitamos. Panda es usuario de una fruta del diablo, su cuerpo es una masa de grasa y pelo; dudo que alguien pueda herirlo. Anissa es una de las mejores tiradoras que he visto, y su haki es más fuerte que el mío. Y yo… bueno, soy fuerte. No hace falta que lo diga, ya lo has visto. Así que deja de cargar con ese peso, ya no es necesario —sentencié, poniéndole una mano en el hombro.
—Suéltalo, hombre.

Sonreí con picardía antes de añadir:
—Además, solo necesitamos que seas el capitán para que encubras mis fechorías. Algo así como: "Los tripulantes de Alexander son los peores". Tu nombre tomará relevancia mientras yo hago lo que me plazca.-Me incliné hacia atrás en mi asiento y, con una carcajada, alcé mi vaso una vez más.
—En cuanto al nombre… podríamos llamarnos "Los Piratas del Ron", en honor a mi amor por esa bebida.