Gautama D. Lovecraft
El Ascendido
15-09-2024, 06:27 PM
- Limpieza completada: 67/100.
Los cepillos seguían generando un sonido armónico en su peculiar raspa contra la roca del muro interior de la base, la caída del agua por la pared, que provocaba Timsy en su ascenso con el arnés para ir limpiando las partes más altas de graffiti, terminaba por llevarse algunos fragmentos de la parte media e inferior de la macabra obra. Por otro lado, la llegada de Erny aunque inquietó a Gus porque conocía al grandullón marine y su bipolaridad, no pareció causar en la chica y el anfibio ningún tipo de reparo.
Previamente, el marine postrado bajo la sombra del árbol, atento y distante hacia los 2, se percató de unos cuchicheos por parte de la joven. Debido al silencio del lugar, no pudo escuchar por completo su conversación, pero sí algunas sueltas que crearon en el benevolente marine cierto sentimiento de empatía hacia la hafugyo. Torció sus labios reflexionando al respecto, algunos actos pasaron por su cabeza, pero sabía de antemano que podía meterse en un lío y responder ante sus superiores si llevaba a cabo alguno de ellos, por eso, se mantuvo expectante a encontrar el momento idóneo para obrar comedidamente, en favor de la marina que tanto amaba, pero también siendo humano, tal y como predicaba el sargento Lovecraft en la base.
La joven, como decía, al ver venir al otro compañero marine, quizá pecó de listilla pidiendo una limonada bien fresca para calmar su sed. No obstante, parecía haber olvidado su condición de reclusa, y no debía de tentar a la suerte ni sobrepasarse, ya que seguía cumpliendo un castigo por sus malos actos, y de seguir, podría complicarse su salida de la base.
- ¡JÁ! ¿Un vaso? Te acabo de traer 2 cubos, mira si tienes ahí para beber. -
Ni corto ni perezoso, Erny no se calló ante la irónica propuesta de la chica. Y con sarcasmo, la invitaría a saciar su sed con el agua enjabonada. Gus sonrió y negó con la cabeza, conocía a Erny de Isla Kilombo desde que eran unos canijos, y agradecía de que hoy no tuviera el día torcido.
- ¿Tú también? ¡Jajaja!, tampoco te pases de listo ni tientes a la suerte... os corto rápidamente las cuerdas y limpiáis a hombros lo que os queda eh... En fin, me voy, ya sabéis cuando terminéis. -
Seguiría supervisando el lavado de la pared, viendo como Erny terminaba de alejarse de esos 2, se recogía hasta su caseta de vigilancia y ahí se quedó hasta que cumpliera con su turno. El graffiti ya comenzaba a desaparecer en su mayoría, la pared comenzaba a relucir tal y como estaba antes. Gus se sorprendió del ritmo tan rápido que llevaban, revisó su reloj, y pudo darse cuenta de que estimaba que si seguían con esa rapidez, no estarían mucho más tiempo allí.