Marvolath
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16-09-2024, 11:00 PM
Sin dejar de mirar al recién llegado, anudó con fuerza la tela que sujetaría la improvisada férula en la rodilla del bandido, haciendo que éste soltara un grito por el dolor. Al menos, no se soltaría.
Estudió al hombre que bloqueaba la puerta. A simple vista, era otro abusón de la zona que parecía elegir niños como sus presas, incapaces de plantarle cara a algo que supiese lanzar dos puñetazos. Pero observando mejor... no era un mendigo cualquiera. Tenía una complexión atlética, y aunque parecía relajado apoyado de forma casual en el quicio de la puerta estaba claramente preparado para la acción. Había visto algunos en acción, y no eran enemigos a subestimar. Parece que hoy tendría algo más que un corte en la chaqueta.
- Sí, por desgracia recibí una educación de lo más completa, incluyendo modales. ¿Acaso buscas un profesor? Aunque no pareces de los listos si estás buscando dinero en Gray Terminal. - se miró los zapatos, gastados y remendados - Ya no valen tanto antes, pero me temo que los necesito. Pero puedes quedarte con los de estos dos, si te apetece. No son de mi talla, y yo casi he terminado con ellos.
Volvió a golpear al bandido que había dejado sin respiración, que ya estaba recuperándose y levantándose. Por supuesto no esperaba que el mendigo se contentase con los andrajos que los bandidos, pero era parte de la introducción que precedía al baile, un intercambio de formalidades para evitar malentendidos que da tiempo a las partes a retirarse. Aunque preferiría no luchar, huir o rendirse no eran opciones. Sólo quedaba aceptar la invitación. Se irguió, apoyando la punta del bastón frente a sus pies y descansó las manos en la bola de su bastón, imitando la actitud aparentemente relajada, pero tensando los músculos para reaccionar al inminente ataque.
Estudió al hombre que bloqueaba la puerta. A simple vista, era otro abusón de la zona que parecía elegir niños como sus presas, incapaces de plantarle cara a algo que supiese lanzar dos puñetazos. Pero observando mejor... no era un mendigo cualquiera. Tenía una complexión atlética, y aunque parecía relajado apoyado de forma casual en el quicio de la puerta estaba claramente preparado para la acción. Había visto algunos en acción, y no eran enemigos a subestimar. Parece que hoy tendría algo más que un corte en la chaqueta.
- Sí, por desgracia recibí una educación de lo más completa, incluyendo modales. ¿Acaso buscas un profesor? Aunque no pareces de los listos si estás buscando dinero en Gray Terminal. - se miró los zapatos, gastados y remendados - Ya no valen tanto antes, pero me temo que los necesito. Pero puedes quedarte con los de estos dos, si te apetece. No son de mi talla, y yo casi he terminado con ellos.
Volvió a golpear al bandido que había dejado sin respiración, que ya estaba recuperándose y levantándose. Por supuesto no esperaba que el mendigo se contentase con los andrajos que los bandidos, pero era parte de la introducción que precedía al baile, un intercambio de formalidades para evitar malentendidos que da tiempo a las partes a retirarse. Aunque preferiría no luchar, huir o rendirse no eran opciones. Sólo quedaba aceptar la invitación. Se irguió, apoyando la punta del bastón frente a sus pies y descansó las manos en la bola de su bastón, imitando la actitud aparentemente relajada, pero tensando los músculos para reaccionar al inminente ataque.