Airgid Vanaidiam
Metalhead
30-07-2024, 09:17 PM
La herida resultó ser más profunda de lo que la mujer esperó. Aquello superaba sus pocas habilidades como curandera, pero quizás podría apañársela lo suficientemente bien como para que no se le infectase o se desmayara o algo así. Como aquel hombre se quedase inconsciente sobre su puesto mecánico, a saber quién era el valiente que le movía de ahí. Pero su voz la frenó, le dijo que se esperase. Apartó las manos de su herida, pendiente de sus movimientos.
El gigante se puso de pie y empezó a desvestirse lentamente. Bueno, solo se quitó la armadura que cubría su torso, pero Airgid no pudo evitar sonrojarse. Era enorme, y estaba... fortísimo. Nunca había conocido a nadie con un físico como ese. Era como ver una escultura de mármol frente a ella, es que juraría que podía distinguir todos los músculos de lo marcados que estaban. Era impresionante, sobre todo para una mujer interesada en el deporte y el entrenamiento, como era ella.
Se quedó un poco cortada, más cuando el hombre clavó su mirada en ella. Se preocupó tanto cuando apareció que apenas se había fijado en su cara. "Tranquila, coño" pensó para sí misma, al notar que iba a sonrojarse aún más. Se mordió la lengua, un poco nerviosa por la semi desnudez tan increíble que le devolvía la mirada. El rubio se agachó de nuevo, esta vez incluso tirándose sobre el suelo, ahí, taponando a cualquier cliente que quisiera pedirle tornillos nuevos. Bueno, pues se tendrían que esperar. — Y tanto... — Se le escapó en un susurro. Se aclaró la voz, alejando cualquier pensamiento impuro.
Se acercó un poco más, reguló de nuevo la altura de la silla y le limpió la sangre. No dejaba de sangrar. — No quieres hablar del tema, ¿eh? Tranqui que no te insisto. Me llamo Airgid, por cierto, ¿y tú? — Esbozó una enorme y blanca sonrisa, mirándole a los ojos. La presencia del misterioso hombre era tan atrayente que apenas se dio cuenta de que una mujer se había acercado a ellos. — ¿Ah? — Giró la cabeza para mirarla. Era una joven de cabellos morenos, con un vestido largo y que rebuscaba cosas en su mochila. Pero lo mejor de todo es que dijo tener nociones de medicina. — Ah sí, claro, ven. — Se apartó un poco con la silla, quedando más cerca de la cara del gigante. — He intentao limpiársela, tiene un buen boquete, pero no tengo ni puta idea en verdad, ¿sabes? — Indicó a la chica recién llegada, que parecía caminar un poco raro, pero no le dio demasiada importancia. Ella no estaba como para juzgar cómo se movían los demás, precisamente. Le dejó sus trapos limpios y el agua, lo poco que tenía para poder ayudarla. Podría desentenderse, dejar que esa joven se ocupara de él, pero en cierto modo el tema aún la incumbía, al situarse enfrente de su tienda. Y estaría mintiendo si dijera que no le interesaba la situación. Se subió las gafas, dejándolas sobre la frente y revolviendo algunos de sus rubios mechones. Le sonrió al hombre, tumbado sobre el suelo. — ¿Entrenas? ¿Cuánto peso levantas? — Sentía una enorme curiosidad, seguro que podía aguantar una tonelada, con ese tamaño y esos músculos.
El gigante se puso de pie y empezó a desvestirse lentamente. Bueno, solo se quitó la armadura que cubría su torso, pero Airgid no pudo evitar sonrojarse. Era enorme, y estaba... fortísimo. Nunca había conocido a nadie con un físico como ese. Era como ver una escultura de mármol frente a ella, es que juraría que podía distinguir todos los músculos de lo marcados que estaban. Era impresionante, sobre todo para una mujer interesada en el deporte y el entrenamiento, como era ella.
Se quedó un poco cortada, más cuando el hombre clavó su mirada en ella. Se preocupó tanto cuando apareció que apenas se había fijado en su cara. "Tranquila, coño" pensó para sí misma, al notar que iba a sonrojarse aún más. Se mordió la lengua, un poco nerviosa por la semi desnudez tan increíble que le devolvía la mirada. El rubio se agachó de nuevo, esta vez incluso tirándose sobre el suelo, ahí, taponando a cualquier cliente que quisiera pedirle tornillos nuevos. Bueno, pues se tendrían que esperar. — Y tanto... — Se le escapó en un susurro. Se aclaró la voz, alejando cualquier pensamiento impuro.
Se acercó un poco más, reguló de nuevo la altura de la silla y le limpió la sangre. No dejaba de sangrar. — No quieres hablar del tema, ¿eh? Tranqui que no te insisto. Me llamo Airgid, por cierto, ¿y tú? — Esbozó una enorme y blanca sonrisa, mirándole a los ojos. La presencia del misterioso hombre era tan atrayente que apenas se dio cuenta de que una mujer se había acercado a ellos. — ¿Ah? — Giró la cabeza para mirarla. Era una joven de cabellos morenos, con un vestido largo y que rebuscaba cosas en su mochila. Pero lo mejor de todo es que dijo tener nociones de medicina. — Ah sí, claro, ven. — Se apartó un poco con la silla, quedando más cerca de la cara del gigante. — He intentao limpiársela, tiene un buen boquete, pero no tengo ni puta idea en verdad, ¿sabes? — Indicó a la chica recién llegada, que parecía caminar un poco raro, pero no le dio demasiada importancia. Ella no estaba como para juzgar cómo se movían los demás, precisamente. Le dejó sus trapos limpios y el agua, lo poco que tenía para poder ayudarla. Podría desentenderse, dejar que esa joven se ocupara de él, pero en cierto modo el tema aún la incumbía, al situarse enfrente de su tienda. Y estaría mintiendo si dijera que no le interesaba la situación. Se subió las gafas, dejándolas sobre la frente y revolviendo algunos de sus rubios mechones. Le sonrió al hombre, tumbado sobre el suelo. — ¿Entrenas? ¿Cuánto peso levantas? — Sentía una enorme curiosidad, seguro que podía aguantar una tonelada, con ese tamaño y esos músculos.
- Rasgos positivos:
-Belleza: Tu personaje es físicamente atractivo, lo que puede crear situaciones favorables para ti.
-Carisma: Tienes carisma para facilitar situaciones sociales en tu favor, lo que puede crear tramas más fácilmente o librarte de problemas.
- Rasgos negativos:
-Tic físico: Tu personaje sufre un síndrome de Tourette, por lo que ocasionalmente puede repetir el mismo gesto de manera continua. Esto puede traer una mala relación con los personajes, así como supone una necesidad de narración cada 3 post, incluyendo combate. Siempre será el mismo tic, y no podrá cambiar durante el transcurso de la historia, con salvedad de una causa que lo apoye. Solo una vez: Morderse la lengua.