Mientras esperaba un tanto el permiso, se dedicó a contemplar al hombre herido. No pudo evitar un ligero sonrojo cuando su mirada azul pasó por aquellos músculos entrenados y bienformados. Era terriblemente grande y atractivo a su manera. Llamaba la atención. Lo mismo sucedió cuando Asradi asintió y dirigió ahora, parcialmente, su atención a la otra chica. Era bastante más alta que ella, y fibrosa. Y con una sonrisa preciosa. Al lado de ese par, ella era bastante menuda.
Carraspeó ligeramente, desviando la mirada y entreteniéndose un momento en rebuscar los utensilios que le harían falta. La herida estaba abierta y...
— Tiene fiebre... — Murmuró en el momento en el que se acercó.
Iba a medirle el grado de temperatura con la mano cuando el grandote se puso en pie como si nada y, haciendo un alarde de fuerza, agarró la mesa que había cerca y la levantó con un brazo, como quien levanta un par de naranjas. La mano diestra de Asradi se desvió de su cometido. Por inercia le dió una ligera palmada en el musculado brazo que tenía en reposo, a modo de aviso.
— ¿Pero qué haces, mastodonte? Siéntate. No puedes hacer esfuerzos en tu estado. — Era un regaño en toda regla. La pelinegra suspiró y negó suavemente con la cabeza. — Hombres...
Luego, sacó unas cuantas cosas de su bolso. Incluído un tarrito con alguna mezcla de hierbas secas. Se lo entregó directamente a la chica alta.
— ¿Podrías hervir esto e infusionarlo? Es un remedio para bajar la fiebre, le ayudará. — Luego captó con la mirada al frutero. El aroma de la fruta, de hecho, le llegó inmediatamente a la nariz y arrugó la punta de la misma, con algo de desagrado. No podía evitarlo. — Y tú... — Dijo, dirigiéndose al vendedor. — Necesito una palangana con agua fresca, no muy fría, y paños.
Eso ayudaría para la fiebre. El hombre no tardó en ir, presto, a por lo que la chica le había pedido.
Tras eso, se acomodó todo lo posible para poder revisarle las heridas. La más llamativa era la del costado, así que se centró primero en esa. Comprobó que la habían limpiado con agua y jabón, y asintió ligeramente.
— Creo que no hará falta coser... — Musitó. Solo se distrajo un momento cuando el rubio se dirigió expresamente a ella. La de cabello oscuro no levantó la mirada, no del todo, al menos, estaba centrada en la herida que tenía delante. — Me llamo Asradi. No te muevas. — Le pidió con firmeza y suavidad al mismo tiempo.
Se llevó de nuevo la mano a su botiquín particular, y ahí extrajo un tarrito de madera que, cuando abrió la tapa, el aroma a mar llegó de repente.
— Te voy a poner esto, te ayudará con la cicatrización y es antiséptico. — El mejunje era una extraña mezcla de color amarronado, quizás algo áspero al tacto, pero el hombre sentiría fresco en cuanto la mano de Asradi comenzase a untarlo, con mucho cuidado, por la herida. — Está hecho de algas. — Explicó, con una ligera sonrisa.
El mar siempre provee.
Rasgos positivos:
-Belleza: Tu personaje es físicamente atractivo, lo que puede crear situaciones favorables para ti.
-Carisma: Tienes carisma para facilitar situaciones sociales en tu favor, lo que puede crear tramas más fácilmente o librarte de problemas.
Carraspeó ligeramente, desviando la mirada y entreteniéndose un momento en rebuscar los utensilios que le harían falta. La herida estaba abierta y...
— Tiene fiebre... — Murmuró en el momento en el que se acercó.
Iba a medirle el grado de temperatura con la mano cuando el grandote se puso en pie como si nada y, haciendo un alarde de fuerza, agarró la mesa que había cerca y la levantó con un brazo, como quien levanta un par de naranjas. La mano diestra de Asradi se desvió de su cometido. Por inercia le dió una ligera palmada en el musculado brazo que tenía en reposo, a modo de aviso.
— ¿Pero qué haces, mastodonte? Siéntate. No puedes hacer esfuerzos en tu estado. — Era un regaño en toda regla. La pelinegra suspiró y negó suavemente con la cabeza. — Hombres...
Luego, sacó unas cuantas cosas de su bolso. Incluído un tarrito con alguna mezcla de hierbas secas. Se lo entregó directamente a la chica alta.
— ¿Podrías hervir esto e infusionarlo? Es un remedio para bajar la fiebre, le ayudará. — Luego captó con la mirada al frutero. El aroma de la fruta, de hecho, le llegó inmediatamente a la nariz y arrugó la punta de la misma, con algo de desagrado. No podía evitarlo. — Y tú... — Dijo, dirigiéndose al vendedor. — Necesito una palangana con agua fresca, no muy fría, y paños.
Eso ayudaría para la fiebre. El hombre no tardó en ir, presto, a por lo que la chica le había pedido.
Tras eso, se acomodó todo lo posible para poder revisarle las heridas. La más llamativa era la del costado, así que se centró primero en esa. Comprobó que la habían limpiado con agua y jabón, y asintió ligeramente.
— Creo que no hará falta coser... — Musitó. Solo se distrajo un momento cuando el rubio se dirigió expresamente a ella. La de cabello oscuro no levantó la mirada, no del todo, al menos, estaba centrada en la herida que tenía delante. — Me llamo Asradi. No te muevas. — Le pidió con firmeza y suavidad al mismo tiempo.
Se llevó de nuevo la mano a su botiquín particular, y ahí extrajo un tarrito de madera que, cuando abrió la tapa, el aroma a mar llegó de repente.
— Te voy a poner esto, te ayudará con la cicatrización y es antiséptico. — El mejunje era una extraña mezcla de color amarronado, quizás algo áspero al tacto, pero el hombre sentiría fresco en cuanto la mano de Asradi comenzase a untarlo, con mucho cuidado, por la herida. — Está hecho de algas. — Explicó, con una ligera sonrisa.
El mar siempre provee.
Rasgos positivos:
-Belleza: Tu personaje es físicamente atractivo, lo que puede crear situaciones favorables para ti.
-Carisma: Tienes carisma para facilitar situaciones sociales en tu favor, lo que puede crear tramas más fácilmente o librarte de problemas.