Jack D. Agnis
Golden Eyes
16-10-2024, 06:19 AM
Mi ataque viajó con velocidad y ferocidad, impactando en los antebrazos de King y haciendo que rodara por el suelo antes de volver a incorporarse.
Las heridas que le había causado eran más profundas que las anteriores, pero no bajé mi espada, no tenía motivos para hacerlo. Estábamos en un combate serio, en el que cualquiera podía perder una extremidad o, peor aún, la vida.
Pero parecía que yo era el único que se tomaba el enfrentamiento en serio. Para King, aún era un juego de niños, y cuando finalmente comprendió que no lo era, ya era demasiado tarde: sus heridas comenzaban a preocuparle.
La furia, y quizás hasta el miedo, se notaban en su voz, lo que solo hizo que suspirara, decepcionado. Aunque lo que realmente sentía era más ira que otra cosa.
Tras escuchar sus palabras, me lancé hacia él con mi espada desenfundada, apuntando esta vez a su cuello. Podía sentir cómo mi sed de sangre se palpaba en el aire, y estoy seguro de que King también lo percibía. Sin embargo, justo antes de que la hoja alcanzara su cuello, me detuve y lo miré directamente a los ojos.
-No busco ser capitán. Eso era solo una excusa para enfrentarnos. Quería ver cuán fuerte eras... y me has decepcionado - dije con dureza y frialdad.
-Te has confiado demasiado en tus habilidades, pensando que podías hacer lo que quisieras. Pero ahora te das cuenta de que no es así, que hay personas más fuertes que tú y que la muerte puede llegar en cualquier momento. Te has topado con una realidad para la que no estabas preparado, y espero que aprendas a no subestimarla - añadí, ya más tranquilo, mientras apartaba el filo de Bella Dama de su cuello y la volvía a enfundar.
-Eres débil, pero eso no significa que no puedas volverte fuerte. Demuéstrame de lo que eres capaz y la voluntad que tienes para alcanzar tus objetivos, sean cuales sean - esperaba que estas palabras y la demostración le hicieran entender a King lo que significaba ser pirata y vivir con la libertad con la cual estábamos viviendo.
-Ahora, vamos. Necesitamos llevarte a un médico, pero no a Alex. Es mejor que nadie se entere de lo que pasó aquí, por el bien de ambos. Por cierto, no pienso ser capitán; eso me da una flojera terrible, así que me rindo. Has ganado esta vez - dije con una sonrisa, mientras me colocaba frente a él y me agachaba un poco.
-Súbete. Te llevaré hasta el pueblo. No quiero que te esfuerces más de la cuenta – Aquello no era una petición, sino más bien una orden.
Las heridas que le había causado eran más profundas que las anteriores, pero no bajé mi espada, no tenía motivos para hacerlo. Estábamos en un combate serio, en el que cualquiera podía perder una extremidad o, peor aún, la vida.
Pero parecía que yo era el único que se tomaba el enfrentamiento en serio. Para King, aún era un juego de niños, y cuando finalmente comprendió que no lo era, ya era demasiado tarde: sus heridas comenzaban a preocuparle.
La furia, y quizás hasta el miedo, se notaban en su voz, lo que solo hizo que suspirara, decepcionado. Aunque lo que realmente sentía era más ira que otra cosa.
Tras escuchar sus palabras, me lancé hacia él con mi espada desenfundada, apuntando esta vez a su cuello. Podía sentir cómo mi sed de sangre se palpaba en el aire, y estoy seguro de que King también lo percibía. Sin embargo, justo antes de que la hoja alcanzara su cuello, me detuve y lo miré directamente a los ojos.
-No busco ser capitán. Eso era solo una excusa para enfrentarnos. Quería ver cuán fuerte eras... y me has decepcionado - dije con dureza y frialdad.
-Te has confiado demasiado en tus habilidades, pensando que podías hacer lo que quisieras. Pero ahora te das cuenta de que no es así, que hay personas más fuertes que tú y que la muerte puede llegar en cualquier momento. Te has topado con una realidad para la que no estabas preparado, y espero que aprendas a no subestimarla - añadí, ya más tranquilo, mientras apartaba el filo de Bella Dama de su cuello y la volvía a enfundar.
-Eres débil, pero eso no significa que no puedas volverte fuerte. Demuéstrame de lo que eres capaz y la voluntad que tienes para alcanzar tus objetivos, sean cuales sean - esperaba que estas palabras y la demostración le hicieran entender a King lo que significaba ser pirata y vivir con la libertad con la cual estábamos viviendo.
-Ahora, vamos. Necesitamos llevarte a un médico, pero no a Alex. Es mejor que nadie se entere de lo que pasó aquí, por el bien de ambos. Por cierto, no pienso ser capitán; eso me da una flojera terrible, así que me rindo. Has ganado esta vez - dije con una sonrisa, mientras me colocaba frente a él y me agachaba un poco.
-Súbete. Te llevaré hasta el pueblo. No quiero que te esfuerces más de la cuenta – Aquello no era una petición, sino más bien una orden.