Jim
Hmpf
01-08-2024, 03:49 PM
Día 5 de Verano del año 724
Isla de Cozia, Meseta central.
Isla de Cozia, Meseta central.
- Timsy pinsy, misty pinki, pinti minki piribiri... - Tarareaba una improvisada melodía que jugaba con el nombre de mi nuevo amigo, Misty parecía ser un pez de muchos recursos, era avispado, sabía navegar, había conocido mundo y podía defenderse. Habíamos llegado vivos a la Isla de Cozia hace unos días. ¡Vivos! Surcamos el mar con unos trozos de madera, había sido impresionante. Cozia también era impresionante, una isla con un clima y un hábitat muy diferentes al mio. En la parte sur había una especie de complejo turístico de caza que no acababa de entender pero conforme avanzabas hacia el norte todo era vegetación y fauna animal. ¡Cómo lo estaba disfrutando! - ¿Si te secas te mueres? - Pregunté abiertamente, no entendía como un pescado podía aguantar tan tranquilamente fuera del agua.
Nos acercábamos ya a la mitad de la isla, el trayecto había sido agradecido, a lo lejos una pequeña manada de antílopes bebía agua de una pequeña charca, probablemente fruto de las lluvias matinales. - Misty. ¡Ven! Descansemos mientras disfrutamos de todo esto. - Corrí a cuatro patas a toda velocidad hacia un árbol solitario ligeramente mas alto de los que se presentaban en aquel lugar. Escalé sus seis metros de alturas hasta llegar a lo alto esperando que el pez no tuviese problema en su ascenso. Me senté sobre un par de ramas gruesas, una cercana a la otra y apoye mi espalda contra el tronco principal. - ¿Y tu que quieres ser de mayor? - Era extraño desde que había entrado en contacto con la civilización se me venían de la nada preguntas estúpidas a la mente. Quizás no eran tan estúpidas. ¿Cómo podía saberlo? - Yo nunca me he planteado que quiero hacer con mi vida. Se me da bien rastrear, comer, beber, observar, entender a los animales, lanzar flechas, abrir latas, imitar, escupir, hacer agujeros, hacer nudos, saltar, deshacer nudos, rascarme, caerme, reírme, lanzar piedras... - Comencé una enumeración indefinida de cualidades o habilidades que se me venían a la mente acompañadas de una vivencia a modo de recuerdo. No era consciente, como siempre, de que hablaba por los codos y de que en algunas ocasiones me veía atrapado en mis propios discursos. Lo triste es que ni enumerando esta larga lista de increíbles, únicas, magníficas, insuperables y astronómicas cualidades era capaz de saber a que me quería dedicar. ¿Qué opciones tenía? En realidad tampoco lo sabía. - ¡Misty! Estas muy callado. ¿A que se puede dedicar un suricato? ¿Tu lo sabes? - Pregunté abiertamente con sinceridad mientras me sacaba un moco grande y viscoso con el dedo índice de la mano derecha, tuve que rebuscar bastante pues el cabrón estaba pegado.