Mayura Pavone
El Pavo Real del Oceano
21-10-2024, 09:24 PM
Día 35 del verano del año 724. Noche en el Pueblo Rostock, Isla Kilombo.
La noche había descendido sobre Kilombo con una quietud tan poco frecuente que era inquietante. La brisa marina que normalmente acariciaba las calles parecía ausente, y el ambiente tenía una densidad que casi podría sentirse en la piel. La luna que había sido llena recientemente, ahora brillaba alto en el cielo, bañando las calles empedradas con una luz pálida. Las sombras se alargaban de forma antinatural, y el ligero eco de las pisadas de Mayura rompía el silencio en intervalos regulares, mientras avanzaba con su elegante andar hacia una parte más remota del pueblo.
El Pavo Real del Océano no era un hombre que se intimidara fácilmente, pero incluso él notaba algo extraño en el aire esa noche. Quizás era la falta de movimiento, o el vacío en las miradas de los pocos transeúntes que se apresuraban a refugiarse en sus hogares. Fuera lo que fuera, no lo podía negar: la isla tenía una atmósfera muy diferente de la animada Kilombo que había conocido durante otras noches.
Mientras continuaba su caminata, Mayura acariciaba con delicadeza la empuñadura de una de sus katanas. Su mente se mantenía alerta, siempre buscando nuevas oportunidades, nuevas conexiones que le pudieran ser útiles, y esta noche, sentía que una nueva historia estaba por escribirse. A lo lejos, una figura solitaria apareció en el horizonte, Mayura se detuvo un instante, afilando su mirada en la dirección de esa presencia. "Interesante... alguien con un aire de misterio en esta tranquila noche." Pensó mientras una sonrisa suave y calculadora se formaba en sus labios. Por la forma en que esa figura se desplazaba, supo al instante que no se trataba de un ciudadano común de Kilombo. No, este hombre estaba fuera de lo ordinario, y eso automáticamente despertaba el interés de Mayura hacia lo exótico y desconocido.
— ¿Una noche tranquila? — pronunció en voz alta, sabiendo que sus palabras resonarían en la noche silenciosa. Mayura dejó que su tono melodioso flotara en el aire, esperando ver cómo reaccionaba ese extraño. Confiaba en que esa frase lanzaría una provocación, o al menos una invitación a un intercambio, con un leve movimiento, ajustó su túnica, siempre preparado para hacer una entrada memorable en cualquier escenario, y con sus ojos grises brillando bajo la luz de la luna, dio un paso más hacia la figura.
— Interesante encontrar a alguien de tan peculiares modales bajo la misma luna. — añadió rápidamente antes de siquiera esperar respuesta de la figura, mientras su tono seductor se volvía más familiar. No sabía quién era ese hombre ni qué intenciones tendría, pero esa era parte de la diversión, la vida estaba llena de encuentros inesperados y a veces, estos terminaban siendo los más importantes.
Mientras esperaba una respuesta, su mirada no dejó de analizar a la figura frente a él. Había algo en su porte, en su calma, que recordaba a ciertos depredadores de historias de terror para niños. "Tal vez esta noche me traiga un nuevo aliado... o al menos un nuevo y curioso compañero." Pensó esperando con ansias la respuesta del extraño, sintiendo el éxtasis incrementar con cada segundo que pasaba.