Alguien dijo una vez...
Iro
Luego os escribo que ahora no os puedo escribir.
[Común] Sed de Plumas
Derian Markov
Lord Markov
Los ojos del conde recorrieron el cuerpo de Mayura, deteniéndose en su rostro y sus manos. Su porte era frío, majestuoso, indiferente, como una estatua de mármol de un gran rey del pasado. Y, sin embargo, sus ojos delataban sutilmente una chispa de curiosidad e interés. Detrás de su aparente falta de pasión, Derian sentía genuina curiosidad por aquel hombre. Por un lado, era una persona teatral en exceso hasta para él. La vanidad y orgullo que desprendía entraban también en conflicto con las del propio espadachín. Sin embargo, todo en él exudaba fuerza de voluntad y poder. Normalmente hubiese desdicho tales palabras como las de un charlatán, afirmaciones huecas sin el coraje para respaldarlas realmente. Pero podía percibir que Mayura era diferente en ese sentido. En cierto modo, le recordaba a él. Y eso despertaba tanto su interés como un instinto violento y primario. Notó la habitual picazón en las manos, pero no dio muestras de ello.

- Entonces, el Pavo Real del Océano ha venido a imponerse en el escenario de Kilombo - replicó, con voz suave e insinuante - a pesar de los peligros que eso entraña. Pues un recién llegado a un nuevo escenario se encontrará con otros personajes que llevan más tiempo moviéndose y cautivando a la audiencia. ¿No te preocupa haber mordido más de lo que puedes tragar? - su tono desapasionado llevaba consigo una amenaza velada, como un cuchillo de hielo entre las palabras. La temperatura del lugar pareció bajar unos cuantos grados de repente. Entonces, la mirada penetrante de Derian se relajó y empezó a hablar de nuevo, en un tono menos amenazante - Sin embargo, no has de temer. Un Markov usa un puño de hierro y otro de seda. Dominamos la dureza marcial y la gracia de la corte desde antes de nuestro décimo cumpleaños. No has de temer en hablarme y conocerme, pues te he concedido ese honor desde el momento en que he dignado tu saludo con mis palabras. Si quisiera matarte... - sus fríos ojos azules se clavaron en los de Mayura - habrías muerto antes de percatarte de que había desenvainado la espada.

Usó toda su capacidad para instigar miedo en los corazones de las personas en aquella última afirmación. No levantó el tono de voz, no hizo ningún gesto violento, ni siquiera llevó la mano a sus espadas. Sin embargo, alguno en su forma de hablar portaba consigo una sensación gélida que calaba hasta los huesos. Pese a que su pose era tranquila, todo en él transmitía peligro y amenaza [Virtud: Intimidante]. Aún con el interés que le generaba el Pavo Real, seguía siendo él. Seguía siendo absolutamente incapaz de permitir que alguien intentara hacerle sombra. Él era un cazador y todos debían o arrodillarse ante su magnificencia o, de ser sus iguales, apartarse a su paso en deferencia a su poder. Tras un breve momento, su amenaza latente volvió a desvanecerse como si nunca hubiese estado ahí. El noble hizo un gesto desinteresado con la copa hacia Mayura, mientras hablaba en tono cortés - Estás interesado en mí, mas en un encuentro entre caballeros, lo propio es un quid pro quo. Dar y recibir.

El conde alzó la copa una última vez, vaciando lo que restaba de su contenido. No merecía la pena seguir estirándolo, pues la sangre acabaría coagulándose del todo y volviéndose inservible. Ya se había formado una viscosa capa de tejido coagulado en el fondo de la copa, a modo de poso. Con modales impecables, el conde la apoyó sobre la roca cercana y sacó un pañuelo con el que se limpió los labios - La teatralidad está, en efecto, entre mis virtudes. ¿Qué mejor forma de demostrar a los inferiores, a las presas, que están frente a su superior? Hacer el gesto correcto, escoger las palabras apropiadas, demostrar un dominio de todo cuanto uno hace y de quienes me rodean - alzó la mano, ahora libre, como si estuviera sosteniendo un orbe en el aire - El poder no solo se posee. Se esgrime. Se demuestra en su correcta medida en los momentos apropiados. La mejor batalla es aquella ganada sin haber desenvainado un arma. El miedo es una herramienta tan eficaz como el acero o el plomo: envenena las mentes y corrompe los corazones. Gánate el corazón de tu pueblo y tendrás su aprobación temporalmente. Haz que te teman y no osarán alzarse contra ti - bajó lentamente la mano, alzando la barbilla en un gesto vanidoso - ¿Responde eso a tu interés, Pavo Real del Océano?

Alguien se aproximó hacia ellos. Derian lo había escuchado llegar de antes, por supuesto, pero no consideró necesario interrumpirse. Sus palabras eran lo bastante importantes como para que la llegada de un extraño no mereciese la pena interrumpirlas. Al fin y al cabo, él era el orador. Así pues, terminó de hablar y mantuvo silencio mientras esperaba la respuesta de Mayura y el desconocido terminaba de aproximarse. No avanzaba demasiado rápido, así que su joven compañero tendría tiempo a responderle primero. Alcanzó a ver por el rabillo del ojo la figura del pueblerino, su mirada, al principio confusa y luego aterrada, fijándose en el cadáver. Con una mirada fría, observó de reojo al desconocido y, en un gesto fingidamente casual, echó a un lado su gabardina desvelando la empuñadura de sus espadas. Todo parecía indicar que el extraño estaba a punto de gritar o de huir. ¿Cómo reaccionaría Mayura? Sentía curiosidad. Decidió no intervenir aún. Primero quería ver lo que el Pavo Real tenía para mostrarle.

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Mensajes en este tema
Sed de Plumas - por Mayura Pavone - 21-10-2024, 09:24 PM
RE: Sed de Plumas - por Derian Markov - 23-10-2024, 05:26 PM
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