Mayura Pavone
El Pavo Real del Oceano
31-10-2024, 03:10 AM
Mayura mantuvo su porte relajado, sin apartar la mirada de los ojos de Derian, que resplandecían con una intensidad helada. La amenaza implícita en sus palabras y el despliegue de poder no parecían perturbarlo; al contrario, una sonrisa tranquila y enigmática empezó a dibujarse en sus labios, como si aquello fuera un juego en el que ambos entendían las reglas, pero competían en destrezas diferentes. Es más, aquel frio temperamento y sensación de peligro, le engrifó los pelos, no por temor más por excitación, el Lord era hasta el momento la figura más curiosa e intrigante que había encontrado en todo el Mar del Este y estaba a punto de dejarlo claro.
— Ah, el Lord Markov no defrauda. — respondió tras un suspiro que podría confundirse con un leve gemido, inclinando ligeramente la cabeza en un gesto de respeto irónico. — Es un artista en el teatro de la intimidación, pero parece que mi naturaleza de ave orgullosa me ha dotado de algo de inmunidad al veneno del miedo. Tal vez sea, como usted mismo ha dicho, por haberme impuesto en el escenario de Kilombo con tanta presunción. — Hizo una pausa, dejando que sus palabras se asentaran, manteniendo el control de su tono. — Sin embargo, si algo he aprendido es que el miedo y la fuerza de voluntad pueden coexistir, y cuando lo hacen, crean una simbiosis que eleva al portador a un nivel más alto. — Mayura movió una mano hacia su pecho, en un gesto dramático que intensificó la teatralidad de sus palabras, podía sentir como su ritmo cardiaco aceleraba por la emoción y como a pesar de la disminución en la temperatura del ambiente, su cuerpo se sentía igual que antes.
— No he venido a buscar el favor de su corte ni a suplicar el respeto de los Markov. Vengo a escribir mi propio acto en este escenario. Después de todo, un artista no puede encantar a la audiencia si sigue la sombra de otro. — su voz bajó un tono, volviéndose más seductora, mientras se acercaba al conde que ahora se encontraba limpiando sus labios con el pañuelo, mirando fijamente su cuello. — Me ofrezco a bailar junto al gran conde, pero nunca a arrodillarme, porque, como usted mismo ha dicho, el poder debe demostrarse en su justa medida, y mi presencia aquí es una muestra de ello. — ya estando tan cerca su voz se torno casi en un susurro, procedió a elevar su dedo índice y acercarlo lentamente hacia la barbilla que ahora se alzaba ante el elegante pirata. No buscaba herir, su gesto, su ritmo, tu tono, todo lo dejarían claro para alguien con buena percepción auditiva como el conde, solo quería deslizarlo ante una mancha de sangre que yacía debajo de la barbilla, una aparente salpicadura de cuando había matado al sujeto, para proceder a distribuir en sus labios la poca sangre recogida y mirar fijamente al conde a los ojos.
— No solo ha respondido a mi interés el gran Lord, sino que me has intrigado aún más. ¿Qué decías sobre dar y…? — su frase se habría visto interrumpida ante la presencia de un invitado no esperado a sus espaldas, apartándose inmediatamente del conde quien procedió a mostrar sus armas. Fijamente perdido en la mirada de Derian, susurró, lo suficientemente alto para que el extraño lo escuchara. — Y parece que hemos ganado nuestra primera audiencia, ¿no es así, conde? — sonrió extasiado por el momento, aunque dejando demostrar enojo en la irregularidad de su tono pues su momento estrella se había pedido. — ¿Lo invitamos a un danse macabre? — preguntó ahora con una sonrisa siniestra y un tono completamente de disgusto, intrigado ante lo que el conde podría responder.
—Oh, buen hombre, nada tema —dijo, alzando una mano al aire en un gesto tranquilizador hacia el pueblerino con un tono ahora fraternal y amistoso. — Solo somos dos caballeros intercambiando… ideas y evaluando que tanto puedo tragar. — Este toque sutil pero controlado denotaba que, aunque Mayura era capaz de transmitir paz y confianza, no perdía de vista las dinámicas de poder entre él y Derian. Con este último movimiento, le dejaba claro que podía adaptarse y responder a los desafíos sin perder su esencia teatral y orgullosa, pero, sobre todo, que su capacidad para manejar momento incomodos y de presión no le evitaban continuar con un show, un show tan entretenido que podía agregar escenas contrastadas por seducción y humor en solo cuestión de instantes.
— Ah, el Lord Markov no defrauda. — respondió tras un suspiro que podría confundirse con un leve gemido, inclinando ligeramente la cabeza en un gesto de respeto irónico. — Es un artista en el teatro de la intimidación, pero parece que mi naturaleza de ave orgullosa me ha dotado de algo de inmunidad al veneno del miedo. Tal vez sea, como usted mismo ha dicho, por haberme impuesto en el escenario de Kilombo con tanta presunción. — Hizo una pausa, dejando que sus palabras se asentaran, manteniendo el control de su tono. — Sin embargo, si algo he aprendido es que el miedo y la fuerza de voluntad pueden coexistir, y cuando lo hacen, crean una simbiosis que eleva al portador a un nivel más alto. — Mayura movió una mano hacia su pecho, en un gesto dramático que intensificó la teatralidad de sus palabras, podía sentir como su ritmo cardiaco aceleraba por la emoción y como a pesar de la disminución en la temperatura del ambiente, su cuerpo se sentía igual que antes.
— No he venido a buscar el favor de su corte ni a suplicar el respeto de los Markov. Vengo a escribir mi propio acto en este escenario. Después de todo, un artista no puede encantar a la audiencia si sigue la sombra de otro. — su voz bajó un tono, volviéndose más seductora, mientras se acercaba al conde que ahora se encontraba limpiando sus labios con el pañuelo, mirando fijamente su cuello. — Me ofrezco a bailar junto al gran conde, pero nunca a arrodillarme, porque, como usted mismo ha dicho, el poder debe demostrarse en su justa medida, y mi presencia aquí es una muestra de ello. — ya estando tan cerca su voz se torno casi en un susurro, procedió a elevar su dedo índice y acercarlo lentamente hacia la barbilla que ahora se alzaba ante el elegante pirata. No buscaba herir, su gesto, su ritmo, tu tono, todo lo dejarían claro para alguien con buena percepción auditiva como el conde, solo quería deslizarlo ante una mancha de sangre que yacía debajo de la barbilla, una aparente salpicadura de cuando había matado al sujeto, para proceder a distribuir en sus labios la poca sangre recogida y mirar fijamente al conde a los ojos.
— No solo ha respondido a mi interés el gran Lord, sino que me has intrigado aún más. ¿Qué decías sobre dar y…? — su frase se habría visto interrumpida ante la presencia de un invitado no esperado a sus espaldas, apartándose inmediatamente del conde quien procedió a mostrar sus armas. Fijamente perdido en la mirada de Derian, susurró, lo suficientemente alto para que el extraño lo escuchara. — Y parece que hemos ganado nuestra primera audiencia, ¿no es así, conde? — sonrió extasiado por el momento, aunque dejando demostrar enojo en la irregularidad de su tono pues su momento estrella se había pedido. — ¿Lo invitamos a un danse macabre? — preguntó ahora con una sonrisa siniestra y un tono completamente de disgusto, intrigado ante lo que el conde podría responder.
—Oh, buen hombre, nada tema —dijo, alzando una mano al aire en un gesto tranquilizador hacia el pueblerino con un tono ahora fraternal y amistoso. — Solo somos dos caballeros intercambiando… ideas y evaluando que tanto puedo tragar. — Este toque sutil pero controlado denotaba que, aunque Mayura era capaz de transmitir paz y confianza, no perdía de vista las dinámicas de poder entre él y Derian. Con este último movimiento, le dejaba claro que podía adaptarse y responder a los desafíos sin perder su esencia teatral y orgullosa, pero, sobre todo, que su capacidad para manejar momento incomodos y de presión no le evitaban continuar con un show, un show tan entretenido que podía agregar escenas contrastadas por seducción y humor en solo cuestión de instantes.