Alguien dijo una vez...
Crocodile
Los sueños son algo que solo las personas con poder pueden hacer realidad.
[Común] ¿Qué hacen un suricato, un pez y un coyote en un bar?
Timsy
Timsy
5 de verano del 724 a las 11:38 am
Isla de Cozia,
Meseta Central.

Mi nuevo amigo sufría de una incotinencia verbal pasmosa. Si contáramos los segundos que guardaba silencio en el transcurso total de un día dudaba que sumaran más de cinco minutos. No obstante, su ingenuidad y desconocimiento del mundo despertaban cierta ternura a pesar de que era mayor que yo. En lo que a mí respectaba era un niño inocente. El suricato no paraba de canturrear palabras incoherentes que rimaban con mi nombre o bien con alguna variación de este que se le hubiera cruzado por la cabeza. Lejos de ofenderme, me resultaba gracioso y así podía verse en la sonrisa de mi rostro - ¡¿Qué?¡ ¡No! - respondí algo sorprendido y alarmado al mismo tiempo - ¡Soy un Gyojin, no una simple medusa! - añadí algo ofendido - ¡Pf!

Habíamos logrado llegar hasta la isla de Cozia gracias a mi pericia y conocimientos de navegación. No me gustaba echarme flores, ni ser un engreido, pero tampoco me gustaba la falsa modestia. No sería el mejor navegante del mundo, ni el timonel más avezado, pero podía defenderme con barcazas menores con completa autosuficiencia. El viaje había resultado más o menos tranquilo, con excepción de esa tormenta que nos había pillado en mitad del viaje y con la que habíamos tenido que lidiar sin remedio alguna. Por suerte no había sido nada grave y habíamos llegado a buen puerto sin problema horas más tarde.

-¡Voy! - ya me había hecho a la idea de que aquel suricato me iba a llamar por los restos Misty, como la entrenadora de esos bichos que vivían encerrados en bolas y salían para pelear. Todavía recordaba las historias que contaba el viejo. Siempre decía que esos seres vivían en una isla muy lejana, da igual dónde estuviera, para que nadie hubiera tenido la oportunidad de rebatirle - ¡Eeeeh! Espera. Escalar no es lo mío – refunfuñe mientras trepaba toscamente y como podía. Caí en un par de ocasiones, las manos palmeadas no eran precisamente ideales para la escalada vegetal, pero finalmente con ingenio, tenacidad y mucha torpeza conseguí subir hasta dónde estaba el suricato – Quiero ser un gran navegante ¡y la primera persona en pescar a un rey marino! - confesé con total confianza y seguridad de que algún día mi sueño se cumpliría. Jim, por su parte, confesó que nunca se había planteado que quería hacer con su vida y comenzó a enumerar una interminable lista de sus cualidades. Algunas eran interesantes, otras sorprendemente estúpidas e intiles y hasta a mí me soprendió que pudiera incluirlas en la lista. Aquel bicho cuando se arrancaba a hablar no dejaba al resto colar una palabra ni de lado.

De repente el sonido de una rama quebrándose me hizo mirar en esa dirección. Algo cayó de lo alto del árbol al suelo. Desde mi posición miré abajo y vi que era ¡¿un lobo?! ¿Desde cuando lo lobos trepaban a los árboles? ¿Sería hostil? Sin moverme de dónde estaba, pues la distancia y altura jugaba en nuestro favor, al menos por ahora, así con fuerza el pez con la mano derecha por si tenía que atizarle a aquel peludo - ¿Quién eres? ¿Qué hacías espiándonos? Y… ¿Nos quieres comer? - concluí para determinar el grado de peligro que corríamos en aquel momento.
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RE: ¿Qué hacen un suricato, un pez y un coyote en un bar? - por Timsy - 02-08-2024, 06:27 PM

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