Dharkel
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05-11-2024, 09:13 PM
Dharkel se encontraba sumido en sus pensamientos, continuando con la búsqueda de un local o alguien a quien poder venderle tan extraño texto. Debido a la naturaleza del escrito y a la antigüedad del papel no sería una tarea fácil. Los glotones y codiciosos mercaderes que poblaban la isla no estaban dispuestos a pagar el valor real del artefacto y encontrar un coleccionista que supiese valorarlo sería una tarea ardua. Prefería morir de hambre mientras durase la búsqueda, como ya había hecho en el pasado, antes que venderlo por un puñado de berries que ni si quiera le garantizasen un viaje seguro a otra isla.
- Pues verás… - Paró un segundo para recuperar el tono de voz. – Estoy intentando vender un artilugio altamente extraño. Una pieza de coleccionismo única y que te puede llevar a un gran tesoro. – Comenzó a gesticular en un intento inútil de imitar a su capitán cuando negociaba. - ¿Estarías interesado o conoces a alguien que pueda estarlo? Sólo son unos milloncitos. – Finalizó con una sonrisa forzada.
Un leve golpe en el costado y la pierna le sacaron de sus cavilaciones. Comprendía que estaba en un lugar público bastante concurrido, en parte gracias al gigante que se encontraba realizando una exhibición con su propio cuerpo, pero le extrañó que la aglomeración fuese tan intensa como para ocasionar esos leves empujones típicos de calles abarrotadas. Pensando que quizás se tratase de un ladrón de poca monta, como lo había sido él mismo y que en ocasiones seguía siendo, se llevó las manos a los bolsillos para comprobar si la bolsita con el dinero seguía ahí. Suspiró aliviado. Esta noche podría cenar caliente.
El reclamo de un infante le llamó la atención. Le observó con la superioridad de su altura y por un momento pensó si aquello era lo que percibía el buccaneer constantemente al estar rodeado de humanos. Antes de que el espadachín pudiese responder la plaza quedó en completo silencio, salvo por un momentáneo y leve crujido. El sol quedó oculto bajo la enorme sombra que proyectaba Ragnheidr y Dharkel tragó saliva. ¿Apenas había llegado a la isla y ya se había metido en problemas? Estaba cerca de ser su récord personal. Volvió a tragar saliva una vez más cuando la grave voz de la estatua se dirigió hacia él, intentando mantener la compostura.