Derian Markov
Lord Markov
06-11-2024, 06:44 PM
El comandante suspira al escuchar tu petición, mientras que su ayudante se lleva discretamente la mano a la cara. Igual no tan discretamente. Tus compañeros parecen confusos por tus palabras, pero Gopi (Murci-chan para los amigos) no tarda en añadir - Algo de razón no le falta, un poco más de comida por si acaso nos vendría bien. Los túneles son peligrosos, comandante.
- Está bien, está bien. Que sea comida para cinco días, por si las cosas se torcieran. Pero no creo que podáis llevar más sin sobrecargar el bote.
- Señor comandante - pregunta Chicles, o Alenda, como le llama gente menos fabulosa que tú - Sea sincero. Nos lo manda porque quiere sacarlo del cuartel - el comandante Bolt suelta un gruñido de sorpresa y tose para disimular, secándose el sudor de la frente. Si no fueses una persona tan magistral, dirías que Chicles ha dado en el clavo, pero es imposible. Alguien con un motacho como ese debería saber que eres indispensable para la Causa - ¡Claro que no! Soldado Alenda, debe saber que en mis muchos años de experiencia, he tenido la oportunidad de conocer a mucha gente peculiar. Y le puedo decir que es una regla no escrita de este mundo que cuanto más raro, extravagante y un peinado más llamativo tiene alguien... bueno, o en este caso, máscara, más posibilidades tiene de ser alguien increíble y sorprendentemente poderoso. He visto con mis propios ojos cómo esta regla no escrita se confirmaba una y otra vez, y...
- De acuerdo, señor comandante, no se preocupe. Disculpe que haya cuestionado su juicio - la voz de Chicles suena cansada - ¿Cuáles son sus órdenes, agente?
Das tu magnífico discurso. Hablas con elocuencia, valor y poderío. Cualquiera debería darse cuenta de que de tu boca sale la voz de la mismísima Causa. Has estudiado el Manual y comprendes mejor que nadie las verdades que guarda. Sin embargo, no parece que la pobre Chicle lo haya entendido bien, porque dice - No, en serio comandante, ¿qué problema tiene con este señor para querer sacarlo?
El comandante vuelve a sobresaltarse. No alcanzas a escuchar bien las palabras que susurra. Suena a algo así como que tiene miedo de algo y necesita tu fuerza. Evidentemente el comandante entiende que esta es una misión crucial, teme por el resultado y te ha escogido a ti como el responsable de salvar a los revolucionarios de esta amenaza (Nota del narrador: en realidad, el comandante ha dicho "me da miedo. Canta en voz muy alta y me despierta de la siesta."). En cualquier caso, subís al bote y empezáis a dirigiros por los túneles. Por cierto, si Murci-chan va detrás le toca el timón y si Chicle va revisando los mapas y orientándoos... creo que te toca la noble tarea de remar. Por suerte no tendrás que mojar tu remo justiciero, hay remos normales a bordo.
Comenzáis a recorrer las cuevas. Durante horas, no veis nada más que lo poco que ilumina la luz de vuestro faroles y no escucháis nada aparte del murmullo del agua, el ruido de los remos y tus ocasionales e inspirantes comentarios. Los túneles parecen casi iguales todos. Algunos son más anchos, algunos más altos, algunos tienen túneles más pequeños e incluso zonas no inundadas. Pero todos son básicamente enormes conductos rocosos. Probablemente te llame la atención su forma. Son extrañamente... regulares. No del todo, claro, pero te recuerdan más a túneles excavados que a galerías naturales.
Lleváis cinco horas de patrulla y nada parece haber ocurrido aún, cuando de repente las orejas de Murci-chan se levantan y ponen tensas - Oigo algo. Hay alguien en los túneles cercanos. Diría que escucho... ¿un fuego? Es a unos cincuenta metros, en el túnel de la izquierda - no ves ese túnel de la izquierda que Murci-chan dice, pero supones que como buen murciélago minero verá bien en la oscuridad, o algo así. Espera, ¿no había una frase que viene a decir "ciego como un murciélago"?
- Está bien, está bien. Que sea comida para cinco días, por si las cosas se torcieran. Pero no creo que podáis llevar más sin sobrecargar el bote.
- Señor comandante - pregunta Chicles, o Alenda, como le llama gente menos fabulosa que tú - Sea sincero. Nos lo manda porque quiere sacarlo del cuartel - el comandante Bolt suelta un gruñido de sorpresa y tose para disimular, secándose el sudor de la frente. Si no fueses una persona tan magistral, dirías que Chicles ha dado en el clavo, pero es imposible. Alguien con un motacho como ese debería saber que eres indispensable para la Causa - ¡Claro que no! Soldado Alenda, debe saber que en mis muchos años de experiencia, he tenido la oportunidad de conocer a mucha gente peculiar. Y le puedo decir que es una regla no escrita de este mundo que cuanto más raro, extravagante y un peinado más llamativo tiene alguien... bueno, o en este caso, máscara, más posibilidades tiene de ser alguien increíble y sorprendentemente poderoso. He visto con mis propios ojos cómo esta regla no escrita se confirmaba una y otra vez, y...
- De acuerdo, señor comandante, no se preocupe. Disculpe que haya cuestionado su juicio - la voz de Chicles suena cansada - ¿Cuáles son sus órdenes, agente?
Das tu magnífico discurso. Hablas con elocuencia, valor y poderío. Cualquiera debería darse cuenta de que de tu boca sale la voz de la mismísima Causa. Has estudiado el Manual y comprendes mejor que nadie las verdades que guarda. Sin embargo, no parece que la pobre Chicle lo haya entendido bien, porque dice - No, en serio comandante, ¿qué problema tiene con este señor para querer sacarlo?
El comandante vuelve a sobresaltarse. No alcanzas a escuchar bien las palabras que susurra. Suena a algo así como que tiene miedo de algo y necesita tu fuerza. Evidentemente el comandante entiende que esta es una misión crucial, teme por el resultado y te ha escogido a ti como el responsable de salvar a los revolucionarios de esta amenaza (Nota del narrador: en realidad, el comandante ha dicho "me da miedo. Canta en voz muy alta y me despierta de la siesta."). En cualquier caso, subís al bote y empezáis a dirigiros por los túneles. Por cierto, si Murci-chan va detrás le toca el timón y si Chicle va revisando los mapas y orientándoos... creo que te toca la noble tarea de remar. Por suerte no tendrás que mojar tu remo justiciero, hay remos normales a bordo.
Comenzáis a recorrer las cuevas. Durante horas, no veis nada más que lo poco que ilumina la luz de vuestro faroles y no escucháis nada aparte del murmullo del agua, el ruido de los remos y tus ocasionales e inspirantes comentarios. Los túneles parecen casi iguales todos. Algunos son más anchos, algunos más altos, algunos tienen túneles más pequeños e incluso zonas no inundadas. Pero todos son básicamente enormes conductos rocosos. Probablemente te llame la atención su forma. Son extrañamente... regulares. No del todo, claro, pero te recuerdan más a túneles excavados que a galerías naturales.
Lleváis cinco horas de patrulla y nada parece haber ocurrido aún, cuando de repente las orejas de Murci-chan se levantan y ponen tensas - Oigo algo. Hay alguien en los túneles cercanos. Diría que escucho... ¿un fuego? Es a unos cincuenta metros, en el túnel de la izquierda - no ves ese túnel de la izquierda que Murci-chan dice, pero supones que como buen murciélago minero verá bien en la oscuridad, o algo así. Espera, ¿no había una frase que viene a decir "ciego como un murciélago"?