Asradi
Völva
04-08-2024, 12:51 PM
Airgid intentó tranquilizarla diciéndole que, probablemente, fuese una reacción normal. Pero Asradi no estaba tan segura, y eso se dejaba ver en la expresión ceñuda y confundida que mostraba en su rostro. Era verdad que tampoco tenía tanta experiencia como médica, pero aún así le resultaba un poco raro.
Fuese como fuese, sí que suspiró de alivio cuando, tras el aviso de la otra chica, comprobó que el grandullón estaba despertando. Lentamente al principio y, después...
— ¡Ey, ey, con cuidado! — Ella se puso también “en pie” cuando aquel elefante comenzó a hacer destrozos en la cacharrería.
O, en este caso, en el pobre taller de Airgid. La pelinegra se hizo un poco a un lado y, de hecho, mientras Hammond hacía su particular baile con el pobre robot limpiador como víctima, Asradi agarró sus cosas y las alejó del posible estropicio. Solo por si acaso.
Por suerte, el rubio se detuvo un tanto abruptamente, preguntando dónde se encontraba. Asradi miró a la rubia, pidiéndole asistencia con los ojos, antes de volver a posarlos sobre aquel armario empotrado. Menuda sarta de músculos en eses brazos que...
La chica frunció el ceño por los pensamientos intrusivos que estaba comenzando a tener. No, no era el momento para eso. Y tampoco debería haber un momento.
— Estás a salvo. — Fue lo primero que le dijo, con un aire tranquilizador. — Llegaste herido y con fiebre y ella te recogió. — Señaló a la otra chica con un suave cabeceo.
Parecía que se había despertado bastante confuso. No era un síntoma anormal después de la fiebre que había tenido. Y que ella debía comprobar ahora. Si se dejaba, claro.
— ¿Recuerdas algo? ¿Tu nombre, quizás? — No lo estaba tachando de imbécil. En realidad solo estaba comprobando que su cerebro funcionase bien después de lo que acababa de pasar.
Fuese como fuese, sí que suspiró de alivio cuando, tras el aviso de la otra chica, comprobó que el grandullón estaba despertando. Lentamente al principio y, después...
— ¡Ey, ey, con cuidado! — Ella se puso también “en pie” cuando aquel elefante comenzó a hacer destrozos en la cacharrería.
O, en este caso, en el pobre taller de Airgid. La pelinegra se hizo un poco a un lado y, de hecho, mientras Hammond hacía su particular baile con el pobre robot limpiador como víctima, Asradi agarró sus cosas y las alejó del posible estropicio. Solo por si acaso.
Por suerte, el rubio se detuvo un tanto abruptamente, preguntando dónde se encontraba. Asradi miró a la rubia, pidiéndole asistencia con los ojos, antes de volver a posarlos sobre aquel armario empotrado. Menuda sarta de músculos en eses brazos que...
La chica frunció el ceño por los pensamientos intrusivos que estaba comenzando a tener. No, no era el momento para eso. Y tampoco debería haber un momento.
— Estás a salvo. — Fue lo primero que le dijo, con un aire tranquilizador. — Llegaste herido y con fiebre y ella te recogió. — Señaló a la otra chica con un suave cabeceo.
Parecía que se había despertado bastante confuso. No era un síntoma anormal después de la fiebre que había tenido. Y que ella debía comprobar ahora. Si se dejaba, claro.
— ¿Recuerdas algo? ¿Tu nombre, quizás? — No lo estaba tachando de imbécil. En realidad solo estaba comprobando que su cerebro funcionase bien después de lo que acababa de pasar.