Derian Markov
Lord Markov
16-11-2024, 09:54 PM
A tu compañera, Chicle, parece que algo le está molestando. A lo mejor es que su asiento es incómodo, o simplemente es una aguafiestas, porque está todo el rato con mala cara y dando las indicaciones con voz irritada. No podría ser por otro motivo, ¿verdad? Tú estás siendo amable, agradable y simpático. Murci-chan en cambio es un compañero de primera, riéndose amigablemente de tus comentarios. Debes ser un cómico de primera, porque por algún motivo logras hacerle reír hasta cuando no lo pretendías. En cualquier caso, mientras remas lentamente hacia el lugar, escuchas con atención la Voz de la Causa. Y la Voz tiene cosas que decirte.
Notas... miedo. Mucho miedo. Y dolor. En esa dirección hay alguien que está aterrado y sufriendo. Es una única persona. Espera, hay algo más. La Voz de la Causa te indica que hay algo extraño lejos de ti. Algo grande, que está más abajo que tu bote y hacia el frente. Parece estar alejándose... ya no lo notas. Fuese lo que fuese, se ha ido. A medida os acercáis a la dirección que ha señalado Murci-chan, empiezas a ver un resplandor. Al acercarse al túnel de la izquierda, ves que en la pared hay un saliente. O más bien la entrada a un túnel pequeño camuflado por unas telas del mismo color que la piedra. El túnel está por encima del nivel del agua, así que no está inundado. ¿Cómo puedes verlo si está camuflado? Porque las telas han sido rasgadas y destrozadas. Del interior del túnel llega la luz y escucháis fuego, como bien había dicho tu orejudo compañero.
Detenéis el bote y bajáis a la piedra. En ese momento, Alenda (Chicle) da un respingo de sorpresa y señala al suelo - Sangre. Y no es poca - cuesta un poco diferenciarlo por la oscuridad, pero al acercar los faroles veis que efectivamente el suelo está ensangrentado. Y parece reciente, aunque dado que no eres médico no sabrías decir cuánto. Está coagulada, así que no acaba de caer ya mismo. Las telas rasgadas también tienen manchas de sangre. Junto al charco, hay un arpón roto. Tus compañeros no parecen tener mucha prisa por entrar en el túnel, así que tendrás que actuar como un heroico líder y forzar a alguien a pasar primero. O podrías simplemente entrar tú.
Una vez entres en el túnel, la escena que os aguarda es simplemente horrenda. La luz provenía de una fogata que ilumina un campamento en torno al cuál están los restos destrozados de seis hombres y mujeres. Sangre y armas rotas decoran la escena de la masacre. Los cuerpos están... más o menos enteros, pero en muy mal estado, como si hubiesen sido asesinados con extrema violencia y ensañamiento. Es decir, quien (o lo que) los ha matado, no les llegó con quitarles la vida, sino que se aseguró de hacerles mucho daño. El farol de Alenda tiembla en su mano, mientras que Gopi no puede resistirlo y se vuelve corriendo al saliente, donde le escuchas vomitar en el agua.
Pero sabes que hay alguien vivo, así te lo ha dicho la Voz de la Causa. En una esquina puedes ver a un hombre agazapado sobre sí mismo, sujetando un machete ensangrentado. Tiene heridas horribles, no muy distintas a las de los otros. Está muy, muy débil y apenas parece consciente de sí mismo. Alenda se acerca y, tras vacilar un poco, acerca la mano y le toma el pulso - Necesita atención médica. No le queda mucho tiempo de vida.
Como si las palabras y el contacto lo hubiesen devuelto al mundo real, el moribundo se estremece y dice - ¡No! ¡Marchaos! Están... están dentro de todos. Intentamos evitarlo, pero salían de nosotros. Yo... - una convulsión interrumpe al hombre. Su voz es débil, su tono errático y sus ojos ahora están abiertos de par en par. Clava sus pupilas plenamente dilatadas en las tuyas y dice - No hay escapatoria... - entonces exhala y tras un último temblor, su cuerpo se queda inmóvil. Alenda niega con la cabeza y se aleja un par de pasos. Empieza a orar en silencio.
Aparte de los cadáveres, en el campamento hay varios cofres y mochilas, sacos de dormir y una olla pequeña de hierro cerrada al lado del fuego. La cueva se estrecha hacia el final hasta convertirse en un pasadizo oscuro tan pequeño que tendrías que entrar a cuatro patas. Hay algo... extraño en esta cueva. Las paredes parecen diferentes a los túneles principales. Como si no tuviesen el mismo origen.
Notas... miedo. Mucho miedo. Y dolor. En esa dirección hay alguien que está aterrado y sufriendo. Es una única persona. Espera, hay algo más. La Voz de la Causa te indica que hay algo extraño lejos de ti. Algo grande, que está más abajo que tu bote y hacia el frente. Parece estar alejándose... ya no lo notas. Fuese lo que fuese, se ha ido. A medida os acercáis a la dirección que ha señalado Murci-chan, empiezas a ver un resplandor. Al acercarse al túnel de la izquierda, ves que en la pared hay un saliente. O más bien la entrada a un túnel pequeño camuflado por unas telas del mismo color que la piedra. El túnel está por encima del nivel del agua, así que no está inundado. ¿Cómo puedes verlo si está camuflado? Porque las telas han sido rasgadas y destrozadas. Del interior del túnel llega la luz y escucháis fuego, como bien había dicho tu orejudo compañero.
Detenéis el bote y bajáis a la piedra. En ese momento, Alenda (Chicle) da un respingo de sorpresa y señala al suelo - Sangre. Y no es poca - cuesta un poco diferenciarlo por la oscuridad, pero al acercar los faroles veis que efectivamente el suelo está ensangrentado. Y parece reciente, aunque dado que no eres médico no sabrías decir cuánto. Está coagulada, así que no acaba de caer ya mismo. Las telas rasgadas también tienen manchas de sangre. Junto al charco, hay un arpón roto. Tus compañeros no parecen tener mucha prisa por entrar en el túnel, así que tendrás que actuar como un heroico líder y forzar a alguien a pasar primero. O podrías simplemente entrar tú.
Una vez entres en el túnel, la escena que os aguarda es simplemente horrenda. La luz provenía de una fogata que ilumina un campamento en torno al cuál están los restos destrozados de seis hombres y mujeres. Sangre y armas rotas decoran la escena de la masacre. Los cuerpos están... más o menos enteros, pero en muy mal estado, como si hubiesen sido asesinados con extrema violencia y ensañamiento. Es decir, quien (o lo que) los ha matado, no les llegó con quitarles la vida, sino que se aseguró de hacerles mucho daño. El farol de Alenda tiembla en su mano, mientras que Gopi no puede resistirlo y se vuelve corriendo al saliente, donde le escuchas vomitar en el agua.
Pero sabes que hay alguien vivo, así te lo ha dicho la Voz de la Causa. En una esquina puedes ver a un hombre agazapado sobre sí mismo, sujetando un machete ensangrentado. Tiene heridas horribles, no muy distintas a las de los otros. Está muy, muy débil y apenas parece consciente de sí mismo. Alenda se acerca y, tras vacilar un poco, acerca la mano y le toma el pulso - Necesita atención médica. No le queda mucho tiempo de vida.
Como si las palabras y el contacto lo hubiesen devuelto al mundo real, el moribundo se estremece y dice - ¡No! ¡Marchaos! Están... están dentro de todos. Intentamos evitarlo, pero salían de nosotros. Yo... - una convulsión interrumpe al hombre. Su voz es débil, su tono errático y sus ojos ahora están abiertos de par en par. Clava sus pupilas plenamente dilatadas en las tuyas y dice - No hay escapatoria... - entonces exhala y tras un último temblor, su cuerpo se queda inmóvil. Alenda niega con la cabeza y se aleja un par de pasos. Empieza a orar en silencio.
Aparte de los cadáveres, en el campamento hay varios cofres y mochilas, sacos de dormir y una olla pequeña de hierro cerrada al lado del fuego. La cueva se estrecha hacia el final hasta convertirse en un pasadizo oscuro tan pequeño que tendrías que entrar a cuatro patas. Hay algo... extraño en esta cueva. Las paredes parecen diferentes a los túneles principales. Como si no tuviesen el mismo origen.