Juuken
Juuken
25-01-2025, 03:46 PM
Algo extraño pasa por tu mente. Visualizas todo lo que podría ocurrir y decides realizar esa maravillosa defensa tal y como tenías previsto. Sin embargo hay algo que escapa a tu más que hábil imaginación, y es que al parecer has subestimado la fuerza que podría tener Bob en esa acometida que, completamente lleno de furia, se abalanzaba hacia tí, casi con los ojos en un tono entre blanco y rojo. Blanco por la furia descontrolada que estaba experimentando, rojo por la sangre que estaba siendo inyectada por la propia furia que le consumía. Parece estar completamente ido de sí mismo.
Posicionas tus manos para detener la embestida de sus golpes, sin embargo no todo ocurre tal y como lo tenías pensado. El dolor de tus manos es mayor del que pensabas, aun así has conseguido eludir el agarre que tu rival pretendía hacer contra tí. Con la posición de tus palmas has desviado sus puños lo suficiente para evitar que te sujetase por los hombros, no obstante, al parecer, no has podido ser capaz de ver que sus siguientes arremetidas pretendía hacerlas con la cabeza, en lugar de los puños y los pies.
Mientras comienzas a hablarle, creyendo haber bloqueado completamente su arremetida, recibes dos fuertes cabezazos que te dejan un poco aturdido, durante un breve instante notas un mareo instantáneo que corta tu dialéctica. Por poco no te muerdes la lengua del golpes que, aunque no te hacen excesivo daño, consiguen darte lo suficiente como para provocarte un leve mareo.
Aún así, tienes la suficiente capacidad para sujetarle los brazos a tiempo antes de que él se dispusiera a realizar alguna otra opción. Le miras fijamente a los ojos mientras preparas esas patadas, le ves lleno de ira, pero algo notas conforme tus golpes encajan en él, la primera patada se queda inmutable por completo. En tu ataque más duro le ves fruncir el ceño un poco, pero con la tercera patada su expresión sigue sin variar en lo absoluto. No estás seguro de si le has hecho daño, o solamente has conseguido cabrearle más.
-¡Bob, detente ahora mismo!
Las palabras de Ryu a tu espalda son de carácter imponente, con un tono autoritario que provoca que todos a vuestro alrededor den un paso atrás y se postren firmes ante la posible y, tal vez, inminente intervención de Ryu. Aún con todo lo que pareces haber visto de él, parece tener la suficiente autoridad. O tal vez hay algún detalle que no estás viendo. Ryu antes no estaba hablando de esa forma tan autoritaria, y te parece algo extraño.
Pero no te da demasiado tiempo a pensar demasiado en ese hecho, pues de modo casi instantáneo notas cómo tus manos no pueden evitar abrirse ante la fuerza de tu rival, y no contento con ello, con un movimiento realmente rápido y potente, tus propias manos quedan sujetas por las de Bob, con una gran fuerza.
-¡Ryu! -La voz de Kim resonó a la par que veías cómo la pierna de Bob se abalanzaba directamente contra tí.- ¡Han está bien, pero necesito llevarlo a la enfermería!
La sala se envuelve en caos con las palabras de Kimura. Algunos discípulos más corpulentos (aunque ni de lejos parecidos a Bob) se aproximan para ayudar al inconsciente, para transportarle hacia dicha enfermería. Pero eso tan solo lo intuyes, puesto que la arremetida de tu rival no te deja fijarte en muchas más cosas ahora mismo.
Una terrible patada destinada a tu cuerpo, la cual vendrá seguida, nuevamente, de dos cabezazos dirigidos directamente hacia tu cabeza de nuevo.
Posicionas tus manos para detener la embestida de sus golpes, sin embargo no todo ocurre tal y como lo tenías pensado. El dolor de tus manos es mayor del que pensabas, aun así has conseguido eludir el agarre que tu rival pretendía hacer contra tí. Con la posición de tus palmas has desviado sus puños lo suficiente para evitar que te sujetase por los hombros, no obstante, al parecer, no has podido ser capaz de ver que sus siguientes arremetidas pretendía hacerlas con la cabeza, en lugar de los puños y los pies.
Mientras comienzas a hablarle, creyendo haber bloqueado completamente su arremetida, recibes dos fuertes cabezazos que te dejan un poco aturdido, durante un breve instante notas un mareo instantáneo que corta tu dialéctica. Por poco no te muerdes la lengua del golpes que, aunque no te hacen excesivo daño, consiguen darte lo suficiente como para provocarte un leve mareo.
Aún así, tienes la suficiente capacidad para sujetarle los brazos a tiempo antes de que él se dispusiera a realizar alguna otra opción. Le miras fijamente a los ojos mientras preparas esas patadas, le ves lleno de ira, pero algo notas conforme tus golpes encajan en él, la primera patada se queda inmutable por completo. En tu ataque más duro le ves fruncir el ceño un poco, pero con la tercera patada su expresión sigue sin variar en lo absoluto. No estás seguro de si le has hecho daño, o solamente has conseguido cabrearle más.
-¡Bob, detente ahora mismo!
Las palabras de Ryu a tu espalda son de carácter imponente, con un tono autoritario que provoca que todos a vuestro alrededor den un paso atrás y se postren firmes ante la posible y, tal vez, inminente intervención de Ryu. Aún con todo lo que pareces haber visto de él, parece tener la suficiente autoridad. O tal vez hay algún detalle que no estás viendo. Ryu antes no estaba hablando de esa forma tan autoritaria, y te parece algo extraño.
Pero no te da demasiado tiempo a pensar demasiado en ese hecho, pues de modo casi instantáneo notas cómo tus manos no pueden evitar abrirse ante la fuerza de tu rival, y no contento con ello, con un movimiento realmente rápido y potente, tus propias manos quedan sujetas por las de Bob, con una gran fuerza.
-¡Ryu! -La voz de Kim resonó a la par que veías cómo la pierna de Bob se abalanzaba directamente contra tí.- ¡Han está bien, pero necesito llevarlo a la enfermería!
La sala se envuelve en caos con las palabras de Kimura. Algunos discípulos más corpulentos (aunque ni de lejos parecidos a Bob) se aproximan para ayudar al inconsciente, para transportarle hacia dicha enfermería. Pero eso tan solo lo intuyes, puesto que la arremetida de tu rival no te deja fijarte en muchas más cosas ahora mismo.
Una terrible patada destinada a tu cuerpo, la cual vendrá seguida, nuevamente, de dos cabezazos dirigidos directamente hacia tu cabeza de nuevo.