Ragnheidr Grosdttir
Stormbreaker
30-11-2024, 09:24 AM
La habitación en la que estás se encuentra es un espacio amplio, pero su atmósfera opresiva lo hace sentirse más reducido de lo que realmente es. Las paredes, de bloques de cemento sin pintar, están impregnadas de humedad y moho, con manchas oscuras que descienden en largos trazos irregulares. El techo es bajo, lo suficiente para acentuar la sensación de claustrofobia, y una única bombilla desnuda cuelga de un cable trenzado, lanzando una luz amarillenta y parpadeante que apenas ilumina el centro del cuarto. El suelo está cubierto de baldosas rotas y sucias, algunas con grietas que revelan el hormigón debajo. Entre los fragmentos y la suciedad, hay esparcidos pequeños restos de papel, envoltorios de comida, y algunos juguetes rotos, un coche sin ruedas, una muñeca sin cabeza. El olor es una mezcla sofocante de sudor rancio, químicos acremente dulzones, y algo que recuerda a comida echada a perder. A lo largo de las paredes se encuentran mesas de metal oxidadas, cubiertas de papeles desordenados y fotografías que parecen haber sido arrancadas de álbumes familiares. Las imágenes muestran a mujeres y niños en diversos escenarios cotidianos: caminando por calles, jugando en parques, entrando o saliendo de casas. Hay marcas en algunas de ellas, hechas con bolígrafo o rotulador, círculos, flechas, notas breves como "jueves, 3 pm" o "frecuente".
La escena, aunque estática en ese momento, rezuma una tensión asfixiante. Es un lugar de pesadillas, donde la humanidad parece haberse olvidado. Una esquina de la habitación está ocupada por un sofá viejo y deshilachado, con manchas oscuras y relleno saliendo por las costuras. Sientes muy cercana la relación con esos niños. Todos son especialmente obedientes y uno de ellos al que has curado una heridita en la rodilla que se estaba infectando, te da un beso en la mejilla y después se sonroja. En total con la tontería son casi siete niños los que hay dentro de la habitación. Sin embargo pronto te das cuenta de que aparece otro más. Cuando empiezas a contar algo no cuadra. ¿Aparecen por arte de magia o qué?
Has activado tu haki, lo que enseguida te da una idea medio clara de cuántas almas hay en ese lugar. La cifra te hunde un poco la esperanza ... Notas hasta dieciséis. ¡Pero solo en ese piso! El mantra avanza cual radar moderno, adentrándose en una red subtarreanea mucho más gigante de lo que creías al inicio. El total de almas que puedes captar, sin identificar mucho más, es de casi cuatrocientas. Sientes que el mundo se te viene un poco abajo. ¿Todo esto es una red de trata de blancas? ¿hay una puta ciudad subterránea ahí? ¿nadie sabe de esto? en cualquier caso, el sucio instinto de los "guardias" de las habitaciones de los niños, lo notas. Están fuera, han llegado al comedor, pero son unos siete, los demás están rezagados en la zona alta.
Al levantar la cabeza, notarás como ya no hay ocho niños, que hay diez. Y ahora sí que logras diferenciarlos, pues uno de los "nuevos" es más gordito y tiene la cara llena de pecas, inconfundible. De hecho, ves de dónde ha salido y es de un agujero en la pared que al parecer conecta con la habitación de al lado, quién sabe si con las demás ...
La escena, aunque estática en ese momento, rezuma una tensión asfixiante. Es un lugar de pesadillas, donde la humanidad parece haberse olvidado. Una esquina de la habitación está ocupada por un sofá viejo y deshilachado, con manchas oscuras y relleno saliendo por las costuras. Sientes muy cercana la relación con esos niños. Todos son especialmente obedientes y uno de ellos al que has curado una heridita en la rodilla que se estaba infectando, te da un beso en la mejilla y después se sonroja. En total con la tontería son casi siete niños los que hay dentro de la habitación. Sin embargo pronto te das cuenta de que aparece otro más. Cuando empiezas a contar algo no cuadra. ¿Aparecen por arte de magia o qué?
Has activado tu haki, lo que enseguida te da una idea medio clara de cuántas almas hay en ese lugar. La cifra te hunde un poco la esperanza ... Notas hasta dieciséis. ¡Pero solo en ese piso! El mantra avanza cual radar moderno, adentrándose en una red subtarreanea mucho más gigante de lo que creías al inicio. El total de almas que puedes captar, sin identificar mucho más, es de casi cuatrocientas. Sientes que el mundo se te viene un poco abajo. ¿Todo esto es una red de trata de blancas? ¿hay una puta ciudad subterránea ahí? ¿nadie sabe de esto? en cualquier caso, el sucio instinto de los "guardias" de las habitaciones de los niños, lo notas. Están fuera, han llegado al comedor, pero son unos siete, los demás están rezagados en la zona alta.
Al levantar la cabeza, notarás como ya no hay ocho niños, que hay diez. Y ahora sí que logras diferenciarlos, pues uno de los "nuevos" es más gordito y tiene la cara llena de pecas, inconfundible. De hecho, ves de dónde ha salido y es de un agujero en la pared que al parecer conecta con la habitación de al lado, quién sabe si con las demás ...