Alguien dijo una vez...
Rajoy D. Mariano
"Es el Gorosei el que elige al Moderador, y es el Moderador el que quiere que sean los Gorosei el Moderador"
Tema cerrado 
[Aventura] [T3] La Isla de las Sombras
Arthur Soriz
Gramps
Te lograste deslizar por el tejado del almacén sin problema alguno. Tu destreza te permitía pasar desapercibido y además ese par de guardias parecían más concentrados en aparentar seriedad ante la presencia de los individuos de alto rango que hicieron acto de presencia. Desde esta posición privilegiada podías observar el interior del almacén, un espacio amplio y deliberadamente desordenado. Las cajas apiladas al azar y las herramientas dispersas daban la impresión de abandono, hecho para desviar cualquier atención no deseada durante el día.

El vidrio de la claraboya, aunque manchado con polvo y cubierto un poco de nieve, te permitía tener una vista bastante clara del grupo que se encontraba abajo por las luces que iluminaban su presencia. Cinco figuras destacaban, iluminados tenuemente por las pocas luces colgantes que oscilaban suavemente con la brisa que se colaba por las grietas de las paredes de aluminio. Cada uno de ellos una pieza en el rompecabezas de esta operación clandestina.

Primero, el que más destacó fue un Gyojin tiburón martillo, cuya piel grisácea reflejaba ligeramente la poca luz con un brillo tenue como si su piel fuese brillante de por si. Sus ojos separados le daban un campo de visión amplio, una ventaja obvia para alguien en su posición. Vestía un traje ajustado que parecía a punto de estallar por la masa muscular que contenía. De todos modos, se veía bastante relajado mientras hablaba con otro de sus colegas.

Junto a él, una humana, aunque con una piel de un tono azul pálido que recordaba al hielo. Estaba inclinada hacia adelante, apoyándose en una enorme maza que sostenía como si fuera un bastón. Su tamaño era algo intimidante, casi tres metros de alto, lo cual la hacía destacar en el grupo.

A la derecha de estos dos se encontraba una mujer mink de aspecto felino, con el cuerpo ágil y esbelto de una pantera negra. Sus ojos amarillos destellaban en la penumbra y su cola se movía con un ritmo constante, casi hipnótico. Sus orejas puntiagudas captaban cada sonido y aunque su postura relajada indicaba una calma aparente, sus garras asomaban ligeramente listas para ser usadas en cualquier momento. Como si todo el tiempo estuviera en guardia... y no por ti, Gavyn ... sino por sus "colegas".

El cuarto miembro era un enano, aunque el término parecía casi ofensivo dada su imponente presencia. A pesar de su tamaño de no más de un metro de altura, su porte era regio y el aura de autoridad que emanaba era palpable incluso desde tu posición. Su cabello plateado y ojos rojos como brasas ardientes daban la impresión de que era sin lugar a dudas el cabecilla de ese grupo, ¿tal vez por debajo del jefazo? Vestía una armadura ligera adornada con runas antiguas y una espada pequeña pero evidentemente bien cuidada que descansaba en su cadera.

El último miembro del grupo parecía humano, aunque su piel bronceada y tatuajes tribales lo diferenciaban de cualquier otro que hayas visto antes. Su cabello largo y trenzado caía en cascada sobre sus hombros y sus ojos eran completamente negros como la mismísima obsidiana. Llevaba una chaqueta de cuerpo abierta que dejaba al descubierto un torso cubierto de cicatrices, se notaba que una de dos... le gustaba la pelea, o era muy malo peleando.

El grupo tan peculiar conversaba naturalmente, pero el vidrio de la claraboya y la distancia hacían difícil captar cada palabra. Aún así, lograste discernir fragmentos de la conversación... "cargamento", "jefazo", "matar". Cada palabra resultaba preocupante, casi como si al mencionar a ese sujeto que deseaba asesinar con tus propias manos ya incluso empezar a ser una molestia para ellos.

Notabas que las claraboyas estaban sin seguro, un hecho que subrayaba la confianza o negligencia de estos criminales. Tal vez se sentían invulnerables en este lugar, o simplemente eran demasiado arrogantes para considerar la posibilidad de una intrusión o ataque sorpresa. Sabías que si querías escuchar más tendrías que abrir una de esas ventanas, un acto que podría llamar la atención a los de adentro, especialmente cuando el aire gélido del exterior irrumpiera el cálido interior del almacén.

Deberás evaluar la situación, aún no parece que hayan notado tu presencia, pero esta reunion no durará para siempre.
#11
Moderador KataCristo
KataGOD
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#12
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