¿Sabías que…?
... existe una isla en el East Blue donde el Sherif es la ley.
[Aventura] [Evento] Rumbo al North Blue
Derian Markov
Lord Markov
Los muelles de Loguetown estaban absolutamente abarrotados. El conde observó con desprecio a la masa humana reunida en el puerto desde el castillo de popa del Vela de Plata. La carabela estaba siendo preparada para el viaje: sus marineros finalizaban los últimos preparativos mientras esperaban a que el pulpo se acoplase y los otros Dedos llegase a bordo. Tras pasar el otoño preparándose, era hora de la Mano se reuniese e iniciasen su viaje hacia el norte. Hacia Ivansk y hacia su legítimo trono que su hermano había usurpado.

Aquí y allá otros barcos se preparaban también. Aunque los jolly rogers no estaban a la vista, reconoció algún barco pirata, como Hope, el balandro del capitán Silver D. Syxel. Caminó hacia babor y observó el enorme navío buscando a su asociado con la vista. En cuanto lo localizó, lo saludó alzando la mano. Que él también fuese al North Blue era una buena noticia, significaba que podrían continuar con sus negocios. Sin embargo, no todo eran bucaneros. Reconoció de los periódicos a dos oficiales marines de cierto renombre, el Terror Blanco y el Bastión de Rostock. Esbozó una sonrisa irónica, pensando en lo curioso que era que nunca le hubiese visto en el pueblo. Desconocía a qué se debía aquel apodo pero ya daba igual. Sus intereses ya no estaban en la pequeña Kilombo.

Se alejó de la borda y observó a sus hombres trabajando, con expresión pétrea. Estaban bien entrenados y sabían que el conde solo toleraba una minuciosa eficiencia. Cada uno de sus seis subordinados habían sido escogidos a dedo tras un largo proceso de selección. Eran lo mejor de lo mejor de la marinería de su condado. Y, pese a todo, siempre se aseguraba de que notasen su presencia y que supieran que durante el trabajo no toleraría la más mínima señal de debilidad o vagancia. En realidad no era necesario, pues sabían bien para quién trabajaban.

- Dimitri, revisa el nudo de esos barriles. No queremos accidentes en la borda - el conde habló con voz severa al tiempo que indiferente.

- ¡Sí, mi capitán!

- Ya no debes llamarme así. Sigo siendo tu señor, pero a partir de ahora, nuestro capitán es Alpha.

Bajó del castillo de popa y se dirigió a la pasarela para recibir a los dedos. Mayura, Alpha y Katharina estaban en camino. En cuanto estuvieran a bordo y el pulpo se hubiera hinchado, partirían al fin. No podía esperar el momento.
#21
Balagus
-
“Nada de esto tiene sentido” pensaba Balagus con malhumorado escepticismo. “Los pulpos no flotan, y los barcos tampoco. Un pulpo se trocea, se cuece, y se sirve bien aliñado. Con aceite y pimentón, y sal bien gorda”. Los relatos que circulaban, incluso entre su gente, sobre pulpos gigantes que hundían barcos en un santiamén, y que devoraban a todos sus tripulantes en cuestión de minutos, no dejaban de bombardear su cabeza desde que supo cómo iban a trasladarse todos al North Blue. Lo único que le había conseguido convencer de acceder a aquel plan fue la promesa de Silver de que el viaje no entrañaba peligro alguno, y su insistencia de ir a conocer nuevas islas. Eso, y un reto a su orgullo y valor por, textualmente, “tenerle miedo a unos cefalópodos sobredimensionados”.

No sabía lo que era un cefalópodo, pero sabía que no les tendría miedo, fueran lo que fueran.

Sus fuertes brazos aseguraban los cabos del barco, uno por uno, acariciando sus maderas, pulidas y cuidadas por sus manos, mientras miraba con terca desconfianza a los pulpos voladores.

- Más les vale no hacerte ni un rasguño, Hope. – Le habló al barco entre dientes. – Porque juro que tendremos pulpo para comer durante meses como lo hagan. -

Apenas hubo terminado de asegurar las últimas cuerdas, su capitán indicó cuál iba a ser su transporte aéreo. Tras permitirse unos momentos para mirarlo de arriba a abajo, dejó escapar un claro y audible gruñido de desaprobación.

- Lo dije y lo mantengo, Silver: los pulpos sirven para trocearlos y cocerlos, no para viajar en ellos. -

Afortunadamente, una cara conocida alivió el malhumor del oni: Nassor había vuelto a unírseles, y saludaba animadamente al lunarian que era su capitán. Mientras el pulpo se asentaba sobre el barco, y los empleados de la empresa que había fletado aquellos viajes aseguraban los tentáculos sobre la cubierta, el guerrero recibió a su amigo con los brazos abiertos.

- ¡Estúpido patán! ¡Tenías la oportunidad para dejar atrás al loco de Silver y has decidido seguirle hasta tu muerte! – Bramó con una risotada, presionando al pelirrojo entre sus brazos y contra su pecho. – Me alegro de verte. Alguien tenía que ayudarme aponer un poco de orden entre tanto demente. –
 
Finalmente, llegó el momento, y el barco se despegó de las aguas. Corriendo como si mi vida dependiera de ello, me asomé por la borda, no para ver cómo las leyes de la lógica y la gravedad dejaban de aplicársenos, sino para comprobar que, efectivamente, aquel pulpo gigante no le estuviera haciendo ni un rasguño al barco.
#22
Dharkel
-
    Durante un instante Dharkel se olvidó de sus preocupaciones al observar cómo los enormes pulpos flotaban lentamente, descendiendo hasta el muelle. Sus ojos brillaron con la misma emoción e intensidad que los de un niño ante semejante espectáculo. Definitivamente le quedaba mucho mundo por ver. Muchas maravillas y misterios esperando a ser descubiertos. Aunque aquel no fue el motivo de unirse a la tripulación años atrás, ahora estaba agradecido por todas las asombrosas e increíbles cosas que había podido contemplar con sus propios ojos, haciendo realidad los relatos o esbozos de los libros que solía leer.

    Pero la realidad y el peligro todavía se encontraban cerca. Al fin y al cabo, seguían en Loguetown, una isla con fuerte presencia de la Marina. Era casi un milagro que a pesar de tener la mitad de la tripulación un cartel de “Se busca” con su rostro plasmado en él, nadie hubiese reparado en ello. Quizás la muchedumbre y la celebración amortiguaban sus presencias. Quizás los propios marines se habían dejado llevar por el entusiasmo en lugar de vigilar adecuadamente los puertos. Quizás la nueva empresa de transportes estaba haciendo la vista gorda. Con toda seguridad no serían los únicos criminales usando sus servicios y el dios dinero, una vez más, mandaba sobre todas las cosas, rigiendo el mundo. Aquello le aterraba más que el hecho de que un pulpo gigante fuese a ser su transporte. Era más seguro jugársela con el trayecto que permanecer en la isla.

    - Pueden tener más de un uso – respondió a Balagus -. Después de que nos haya llevado a un nuevo puerto podemos usarlo como provisiones. En el North Blue hace frío, ¿no? No tendremos problemas con conservar tanta materia prima.

    Minutos más tarde, el personal de la compañía de transportes se aseguró de que el barco estuviese adecuadamente preparado y siguiendo sus indicaciones una enorme sombra se dibujó sobre la embarcación. Lentamente, uno a uno, los gigantescos tentáculos se fueron aferrando a una madera que crujió levemente debido a la presión. Cuando todos los tentáculos terminaron de asegurar el barco, éste comenzó a separarse de las aguas. Ligeros vaivenes sacudieron el barco durante el ascenso.

    << ¿Debería contárselo? >>, se cuestionó mirándose una mano desnuda.

    Habían pasado más de setenta noches desde que había adquirido aquellos poderes sobrenaturales. Poderes con los que él mismo podría haber llevado el Hope a su siguiente destino sin necesidad de intermediarios, de pagar una tasa de transporte. Pero era demasiado pronto. Quizás el momento de relevarlo sería cuando la necesidad fuese real. Quitándole importancia al asunto, deslizó un cigarro encendido entre sus labios mientras se acercaba a la barandilla para observar las vistas. El miedo que pudo sentir en el pasado se vio amortiguado debido a su renovaba capacidad de levitar.
#23
Alexander Bathory
Doc
El north blue se había abierto para todo aquel que tuviera las agallas de ir, algo que ocasiono una ligera separación de nuestro grupo pues una parte de los míos desean ir al north mientras otra deseaba permanecer en el east lo que nos llevó a Jack, Panda y a mí a partir del East como la vanguardia antes que Nissa y King nos alcanzaran en el North –Descuida Jack- comente con calma caminando detrás de él mostrando mi boleto antes de guardarlo de nuevo en mi abrigo –andando panda- aclare golpeando la espalda de mi compañero con una palmada, aunque Jack tenía razón en que los pulpos no esperarían
 
Después de hacer algo de fila logramos abordar uno de los pulpos el cual no tardo en enrollar su barco en los navíos que llevaría reuniéndoles de manera que podríamos incluso brincar de uno al otro, si tenías la habilidad –parece que será un viaje largo, iré a hablar con nuestros compañeros de viaje- les aclare a mis compañeros antes de saltar al siguiente navío comenzando a revisar y a hablar con nuestros vecinos de viaje; debía haberme ausentado unos dos horas antes de regresar
 
-Chicos tengo una mala noticia- dije con seriedad antes de continuar –necesitamos otro navegante, panda lo siento- dije poniendo mi mano con pesar en su hombro –me puse a jugar póker con algunos de nuestros vecinos y tengo una terrible noticia para ti- en ese momento termine el show sacando una llave de ignición de mi abrigo –tendrás que aprender a conducir un submarino- antes de apuntar a un submarino pintado de color azulado que sujetaba el pulpo entre sus tentáculos de unos 60-70 metros de largo –lo siento por su dueño anteriores, debió saber cuándo retirarse en vez de arriesgarse tanto en un blofear- dije recordando cómo les había ganado con una tercia de 2 la última mano aun a pesar de haber tenido que apostar el barco de panda, aunque esa parte no la diría
 
Tras lo cual decidí sacar mi cajetilla de cigarros prendiendo uno antes de darle una calada antes de preguntar –¿alguien recordó preguntar cuanto durara el viaje?- antes de que me sentara a ponerme a revisar mi equipo, dado que no estaba seguro de como la presión de la altura afectaría a más de una persona en el viaje así que era mejor estar preparado para todo
#24
Hunter D. Alpha
Kurogami no Alpha
El llamado ha sido realizado. Tú y el resto de los dedos han sido invocados por Derian, quien desde hace tiempo, había ofrecido un plan para fortalecer las fuerzas individuales de cada uno antes de poner en marcha el gran plan. Tú, el resto no pusieron ninguna negativa ante la propuesta. De hecho, te sonaba más que atractivo el hecho de hacerte más fuerte. Claro, tus maneras de buscar fortalezas son… cuestionables. Pero no puedo negar que ciertamente dan resultados.
 
Aunque, no estabas solo. Ciertamente tener la compañía de Katharina ha sido bastante agradable para ti. Es alguien que a pesar de las diferencias que puedan llegar a tener, comparten muchos puntos en común. Por qué claramente, tú eres quien ha ido directo al grano con ella. Tu  entiendes su situación, el porqué de las cosas que ocurrieron en su vida. Tú no puedes apagar el sol con un dedo tampoco, ya que conoces su naturaleza. Conoces cómo fue criada y qué vida tenía antes de dedicarse a esto. Hacerla entender que formar parte de la mano, significaba más que un simple grupo de piratas, fue difícil. Incluso, para demostrar lo importante que eran todos los miembros para ti, estabas incluso dispuesto a sacrificar tu brazo por ella, en señal de hermandad. Cosa que ella se burló de ti, pensando que simplemente estabas fanfarroneando.
 
Pero cuando estuviste a punto de cortarlo con tu lanza, ella te detuvo. “Estás loco” fue lo que te dijo.
 
En tu mente, al cuerdo, es al que siempre llamarán loco. Tu manera única de pensar te ha llevado hasta aquí. Tampoco juzgas las maneras que puedan llegar a pensar las personas. Cada cabeza es un mundo único lleno de posibilidades. Posibilidades que te gusta escuchar, analizar, comprender y estudiar. Todo en esta vida puede llegar a ser una herramienta única que te llevará por un camino, que para bien o para mal, está manchado de rojo. Además, quien sea que desee entrar a formar parte de tu familia, puede hacerlo, sin importar que tan idiota sea. Lo único que tienen que hacer es, demostrar su valía y mostrarse digno de servir a la mano.
 
Es lo mínimo que podíamos pedir.
 
Ya con Mayura y Derian es caso aparte. Te conocen muy bien y ambos han decidido depositar su confianza en ti. Alguien que a pesar de tener una manera de pensar algo peculiar, demuestras ser lo suficientemente leal. Pero cabe decir que todo lo antes mencionado es meramente factores ya vigentes que piensas, mientras caminas junto a Katharina entre la muchedumbre que se encuentra hoy en la ciudad de Loguetown.
 
Y, como es de costumbre, cabalgas sobre Suzaku.
 
- Mucha gente… ¿No lo crees? – Le preguntas a la rubia. – Aunque… no todos son tan interesantes como esos. – Dices mientras observas algún barco interesante que te puede llamar la atención. - ¿Deberías cazarlos a todos, hermana? – Preguntas a Katharina con cierta sonrisa sínica en el rostro. Claro, es simplemente una sugerencia, sabías que no era el lugar ni el momento oportuno.
 
Lograste ver el barco. Aunque digamos que la muchedumbre que se encontraba al frente era problemática, sabías que Katharina aun sentía esa inseguridad ya que su padre está siempre en su busca y hasta que no nos hiciéramos cargo de él, ella no podría estar más tranquila. Hoy podrías hacer algo por ella. Un par de palmaditas en el cuello de la plumífera, y esta se sienta para que la montura estuviera a un alcance fácil para la rubia. – No está bien que una dama camine tanto. – Le dices, ofreciéndote llevarle hasta el barco. Una vez sentada sobre Suzaku, la plumífera se levanta nuevamente. – Sujétate de mí. Esta chica corre con fuerza. – La súper ave corre a gran velocidad esquivando a todo el mundo con destreza. Logró esquivar a todos, logrando llegar hasta donde Dorian, quien los estaba esperando.
 
-¡Ha llegado el capitán! – Dice uno de  los hombres a bordo. Tú bajas de la plumífera y ayudas a Katharina a bajar, ofreciendo tu mano para que ella se apoyara y bajara.
 
-¡Hermano Derian! – Dices con una sonrisa en el rostro – ¡Ha pasado mucho tiempo! Me moría de ansias por recibir el llamado… - Te dispones a estrechar su mano con fuerza. - ¡Oh…! Veo que no he sido el único que no ha perdido el tiempo ¡Eso me alegra! Debemos ponernos al día…
 
Ya solo faltaba Mayura.
#25
Gautama D. Lovecraft
El Ascendido
~ Los días previos.

Desde hacía ya varios días, pululaba por el cuartel la comidilla entre reclutas y no tan reclutas sobre quien se presentaría para viajar al North Blue. Por el motivo que fuera, parecía que la presencia de La Marina debía de ser reforzada en aquel plano del mundo, en aquellos mares tan alejados del East donde nos encontrábamos, y eso provocó que la inquieta curiosidad que me caracterizaba aflorase, empezando a remover algunas sensaciones por cubrir en mi interior.

Días previos a la partida, me reuní con los jóvenes de la brigada de Lotus para tomar una decisión conjunta, y aunque desde la vena paternal me surgieron algunas inseguridades con ellos, por otro lado, me gustó verles a todos dispuestos a ir más allá para crecer y desarrollarse. Al fin y al cabo, tanto Nagaki, como Galhard, Anko y el nuevo integrante Giorno, eran como una pequeña familia, y dada la diferencia de edad, bien podrían ser mis nietos. Con la mayoría de ellos, ya había mantenido algunas contiendas en alta mar, que habían supuesto un refuerzo al vínculo que ahora compartíamos, es cierto que no salí de la misión con un buen presentimiento sobre la forma en la que debíamos de realizar algunas acciones, pero creía ciegamente en todos ellos para poder exteriorizar el modelo de La Marina que intentaba instaurar por el bien de la misma. A sí que, con la firme intención de conocer esas desconocidas aguas, todos firmamos para embarcarnos en la aventura para fortalecer el músculo de La Marina en el North Blue. Sin embargo, un pesar se me aparecería.

Huetali, no sabía que me marchaba, y ella seguía con sus prácticas como para zarpar a un nuevo mar, donde la peligrosidad estaría a la orden del día si tenían que pedir refuerzos. El día de antes, le comuniqué mi marcha y todo fue lágrimas y más lágrimas para la joven de Cozia, la cual sabía plenamente que no podría acompañarme al lugar de destino. Por mi parte, aunque era viejo, templado y con disciplina, me fue irremediable no soltar también lágrimas, pues le había cogido un amor mayúsculo a la joven desde que la rescate en aquella sabana, pero no obstante, al menos tenía la tranquilidad de que ella era más que suficiente para seguir autorrealizándose y demostrar la mejor versión de sí misma cada día. Las despedidas siempre te hacen perder una parte del corazón en el lugar que dejas atrás.


~ Día 3 de Invierno del año 724.

La comitiva de marines con rangos intermedios se agolpaba frente a su respectivo barco, mientras unas formas ovaladas se acercaban danzantes desde el aire. De entre el cúmulo de criaturas que cualquiera en su sano juicio podría desmentir en cuanto a su existencia, el perfil de aquellos extraños pulpos se podría encontrar perfectamente entre ellos. La blanca gabardina pendía sobre mis hombros con un leve ondeo generado por la brisa del muelle, el aroma salino muy particular de Kilombo, me traía algunos recuerdos durante mi estancia que me generaban una innegable nostalgia, que junto con el sentido adiós a Huetali en la plaza del cuartel, volteaba mi estómago generándome congoja. Por mucha meditación, autoconocimiento, inciensos y retiros, seguía siendo un humano como otro cualquiera, aunque tuviera más consciencia de mis sentimientos.

Poco a poco, embarcamos en el navío mientras un instructor joven se encargaba de repasar nombres, pertenencias y otro, personal con el respectivo cargamento del barco. Contemplaba con un asombro interno la gran criatura que aguardaba y se acercaba hasta la embarcación, sus dimensiones colosales me embriagaban por la grata sensación de saber de lo que es capaz de hacer la propia naturaleza, cuanto le debemos y cuanto nos puede seguir ofreciendo.

Di los primeros pasos por la pasarela mientras el resto de compañeros de Lotus también accederían, sin embargo, mis pensamientos lastimosamente estaban puestos en Huetali, la pequeña había crecido tanto interiormente que me afligía el hecho de no saber cuando la volvería a ver, estaba muy orgulloso de ella, y quizá eso, el no poder ver durante quien sabe sus avances me distraía y provocaba que no tuviera la cabeza en el sitio que corresponde. En silencio, avancé y me interné en el barco, me dirigí hasta la proa, donde buscaría en soledad cobijarme y controlar la despedida, ser el dueño de mis propias emociones y no al revés. Una vez llegué a la punta me senté en la posición del loto, no me apetecía entablar contacto con nadie, al menos por el momento, pues antes debía de lidiar conmigo. 

Adiós Kilombo, hola North Blue. Adiós Huetali.
#26
Galhard
Gal
El aire frío del invierno en Kilombo era tan cortante como refrescante. Galhard, de pie junto al muelle, observaba con ojos brillantes a las imponentes criaturas que parecían sacadas de un cuento. Los rumores eran ciertos: aquellos gigantescos pulpos flotantes eran reales, y su sola presencia daba un aire casi mágico al puerto abarrotado.

Con su capa ondeando ligeramente por la brisa marina, Galhard cruzó los brazos y dejó escapar su característica risa.
—¡Ne ha ha ha ha! ¡Oi, oi, esto es increíble! ¿Quién habría pensado que volaríamos sobre pulpos gigantes? Esto es más loco que el guiso de algas de mi abuela —comentó, a medio camino entre la broma y la admiración.

Pero a medida que los detalles del viaje al North Blue se hacían más reales, una sensación de familiaridad comenzó a llenar su pecho. Ese mar... No era un destino cualquiera para él. Era su lugar de origen, el mar donde nació y creció, específicamente en Lyneel. Años de servicio en la Marina lo habían llevado a viajar por el East Blue, pero ahora, la idea de regresar al North Blue le despertaba emociones encontradas.

—North Blue... —murmuró, perdiendo su mirada en las olas que rompían contra el muelle —La última vez que estuve allí... Ne ha ha, casi me parece una vida pasada.—

Lyneel, con sus castillos majestuosos y sus paisajes cubiertos de nieve, volvió a su mente como una ráfaga de nostalgia. La hipocresía de la nobleza, el lujo vacío, y todo aquello que lo había empujado a buscar un propósito lejos de su hogar. ¿Qué lo esperaba allí ahora? ¿Habrían cambiado las cosas? ¿Podría enfrentarse a los recuerdos que aún llevaba consigo?

Sacudió la cabeza, como si quisiera espantar esos pensamientos. No era el momento de dejarse llevar por sentimentalismos. Tenía una misión y una brigada que lo esperaba.

—¡Oi, oi! ¡No os quedéis atrás! —exclamó, alzando la voz dramáticamente al divisar a los demás marines de su equipo —¡El North Blue no nos va a esperar, y estos pulpos seguro que cobran por minuto si nos retrasamos!—

El bullicio del puerto, las familias despidiéndose, los comerciantes negociando hasta el último momento... todo se mezclaba en una cacofonía de sonidos que, de alguna manera, le resultaban reconfortantes. Pero a la vez, sentía el peso de regresar al lugar que había dejado atrás con tantas expectativas.

Subir al barco y ver cómo la criatura empezaba a elevarse fue una experiencia que dejó incluso a Galhard sin palabras por un momento. La vista desde el cielo era impresionante, pero también daba un leve vértigo que hacía que cualquiera dudara de la estabilidad de tan peculiar medio de transporte.

De pie en la cubierta, con los brazos extendidos como si fuera el dueño del mundo, Galhard no pudo evitar gritar al viento:
—¡Adiós, Kilombo! ¡Y hola, North Blue! ¡Espero que esta vez no seas tan aburrido como la última! —Su exclamación arrancó algunas risas y miradas de desconcierto entre los tripulantes. Luego, volviendo a un tono más reflexivo, murmuró para sí mismo —Aunque esta vez... tal vez las cosas sean diferentes.—

Mientras el barco seguía ascendiendo, Galhard dejó que la brisa fría despejara su mente. Sacó de su bolsillo un pequeño objeto brillante: un trozo de chatarra que había recogido en Lyneel y que llevaba consigo desde su infancia. Lo apretó ligeramente en su mano, como un recordatorio de su pasado y de lo que lo llevó a ser quien era hoy.

—North Blue, vuelvo a casa —susurró, mirando al horizonte con una mezcla de nostalgia y determinación —Más vale que estés listo para un tipo como yo.—

Y así, con el corazón dividido entre el pasado y el futuro, Galhard se adentró en una nueva etapa de su vida, listo para enfrentar lo que el North Blue tuviera preparado.
#27
Lance Turner
Shirogami
RUMBO AL NORTH BLUE

03 de Invierno del año 724.

El sonido del mar fue lo primero que captó mi atención al salir lentamente del sueño. Ese vaivén rítmico de las olas contra el casco del barco, constante y tranquilizador, parecía sincronizado con mi propia respiración. Todavía con los ojos cerrados, escuché el graznido distante de las gaviotas, un sonido familiar que siempre traía consigo la promesa de costa cercana y movimiento humano.

Luego, otro ruido comenzó a colarse entre esos sonidos naturales: el murmullo del gentío. Voces cruzándose en una cacofonía organizada, mezcladas con el crujir de cajas al ser movidas, órdenes gritadas a los estibadores y risas esporádicas de los niños que correteaban por los muelles. Todo esto componía una melodía única que sólo un puerto podía ofrecer.

Abrí los ojos despacio, permitiéndome un momento más en ese estado de vigilia tranquila, observando la luz del sol, filtrándose a través de las rendijas de madera del camarote. Todo apuntaba a que hoy sería un día despejado y cálido. Me estiré en la cama, escuchando el leve crujido de los tablones bajo mí, un recordatorio constante de que estaba en casa, en nuestro nuevo barco y hogar.

A lo lejos, un graznido particularmente agudo me arrancó una sonrisa. Las gaviotas siempre parecían estar discutiendo entre ellas, como si el simple acto de volar no fuera suficiente entretenimiento. Y entonces, como una ola rompiendo suavemente en la orilla, el sonido del gentío volvió a invadir mis pensamientos. La actividad en los muelles estaba en pleno apogeo, y eso sólo significaba una cosa: Hoy es el gran día.
- Hora de levantarse, Lance. - Me dije mientras me incorporaba. - El North Blue está esperándonos.

Me incorporé en mi hamaca, estirándome mientras escuchaba los ronquidos retumbantes de Gretta provenientes del camarote contiguo. Por momentos, su sonido era tan constante y profundo que parecía confundirse con el propio crujir del barco. Me reí para mí mismo, aunque ya me había acostumbrado, todavía me resultaba llamativo y me encantaba imaginar la reacción de cualquier persona que lo escuchase por primera vez.

El aire del camarote estaba impregnado de un olor delicioso que se colaba desde la cocina. Teruyoshi ya estaba trabajando en el desayuno, y por el aroma, parecía ser algo especial. Olía a pan recién hecho y alguna mezcla de especias que sólo él sabía combinar. Sus desayunos eran de los mejores momentos para la banda, y en más de una ocasión, han sido capaces de sacarnos una sonrisa, incluso los días más oscuros.

Salté de la hamaca con energía, dando unas cuantas palmadas por si eso lograba hacer despertar a alguien más de allí. Posteriormente, cogí un cubo de agua que había preparado la noche anterior y me lavé rápidamente la cara, disfrutando del frescor. Posteriormente, comencé a asearme el cuerpo en un lavado rápido para empezar el día oliendo bien. Ajusté la camisa blanca que me había reservado para la ocasión y me coloqué el chaleco negro con bordados dorados. Como toque final, me peiné el cabello con los dedos, buscando un equilibrio entre desordenado y elegante.

Cuando llegué al comedor, ya había un ambiente bastante bueno en el aire. Teruyoshi estaba colocando los últimos platos en la mesa: huevos revueltos con hierbas, pan tostado con una generosa capa de mantequilla, fruta fresca cortada con una precisión que sólo él tenía, y, por supuesto, un delicioso café que llenaba la estancia con su aroma.

- Esto luce como un banquete, Teruyoshi. ¿Nos estás malacostumbrando? - Comenté riéndome un poco mientras me sentaba.

- Si vamos a cruzar los mares hacia el North Blue, más vale estar bien alimentados. - Respondió Teruyoshi con una sonrisa discreta, como si no fuera nada meritorio el desayuno que estaba preparándonos, pero dejando claro que había una razón de peso tras preparar tal banquete.

Poco a poco fueron entrando en la cocina los demás, Juuken saludando de buena manera, Qazan con una gran sonrisa, Hestia mostrándose algo discreta en la comida que iba cogiendo, y Gretta siendo Gretta, era uno de sus momentos favoritos del día. Seguramente, el principal motivo de despertarse en lugar de seguir durmiendo, sería esta clase de desayunos que nos preparaba Teruyoshi.

La tripulación estaba emocionada, podía verlo en sus caras, en la energía con la que hablaban de lo que les esperaba. Cada uno tenía sus sueños y metas, y el North Blue era una página en blanco llena de posibilidades. Sin embargo, mientras sonreía y bromeaba con ellos, no pude evitar sentir un nudo en el pecho.

Recordé a Goku, aquel compañero cuya lealtad hacia nosotros fue indiscutible, hasta ese fatídigo día donde descubrimos su conexión con el gobierno. Aunque había pasado tiempo, su ausencia seguía pesando, ese mono alocado nos hacía reír a cada rato. También pensé en Shiro, ese joven lleno de vida que había partido sin previo aviso. Todavía no sabíamos nada de él, y esa incertidumbre, aunque disfrazada con la esperanza de que estuviera bien, nunca desaparecía por completo.

- Supongo que esto sólo es parte de la vida, y tenemos que aprender a vivir con ello. - Reflexioné mientras observaba a mi tripulación disfrutar del desayuno. Cada uno de ellos era un tesoro para mi, y no quería perder a ninguno de ellos.

Salí a cubierta poco después, con el ánimo renovado por el café y la charla. El puerto estaba lleno de actividad. Marineros de otros barcos cargaban cajas, revisaban mapas y ajustaban los últimos detalles de sus naves. Pero lo que realmente captó mi atención fueron esos magníficos pulpos aéreos gigantes.

Estas criaturas, majestuosas y silenciosas, flotaban por el aire con una gracia que desafiaba toda lógica. Sus tentáculos se movían lentamente, como si estuvieran bailando al compás del viento. Eran los encargados de llevar los barcos hacia el North Blue, usando una fuerza y precisión que ningún humano podría igualar. Algunos descendían hacia los muelles, mientras otros se elevaban con los barcos ya asegurados en sus tentáculos.

Mentalmente fui comparando todos los navíos que veía con nuestro barco, el fruto de semanas de trabajo de Qazan. Era una belleza. La madera robusta y el diseño impecable hablaban de su habilidad como carpintero. Cada detalle, desde la curvatura del casco hasta los refuerzos en las velas, estaba pensado para resistir los mares más peligrosos.

- ¡Qazan, es una obra maestra! - Grité hacia él, quien estaba supervisando los últimos ajustes. - ¡Muy pronto vamos a ver de qué es capaz este grandullón! -

Él levantó una mano en señal de agradecimiento, aunque su expresión no mostraba más que concentración. No necesitaba decir mucho; su trabajo hablaba por sí solo. Me volví hacia la tripulación, que ya estaba reunida en cubierta, ultimando los detalles antes de partir.

- ¡Escuchad bien! - Exclamé para captar la atención de todos. - Hoy comienza una nueva etapa para nosotros. Dejamos atrás el East Blue, pero no olvidaremos nunca todo lo que aquí hemos vivido. El North Blue nos espera con desafíos y oportunidades, y sólo si nos mantenemos unidos, seremos capaces de seguir adelante. - Miré entonces a Gretta, Qazan, y Hestia. - Vosotros, no sabemos cómo de conocidos seréis en el North Blue. Cuando nos recojan esos pulpos, y cuando lleguemos allí, sería mejor que os quedaseis dentro hasta que os avisemos de que es seguro. - Comencé a caminar hacia la parte frontal del barco, mientras continuaba con mi mensaje antes de partir. - Cualquier paso en falso, puede significar la muerte de todos. Esto no es un juego de niños, y el North Blue es territorio desconocido. Aseguremos nuestros primeros días allí.  

Una voz sonó bien alto en aquel muelle, proveniente del que parecía uno de los responsables de los viajes en pulpo. Nos daban claras instrucciones de ir al lado izquierdo del muelle. Emocionado, indiqué a Juuken con la mano que hiciera caso a las indicaciones de aquel responsable, y reí un poco lleno de emoción. 
- ¡Es un honor teneros a todos a bordo! - Grité a mi banda mostrándoles lo orgulloso que estaba de tenerlos conmigo.

Los pulpos aéreos comenzaron a acercarse a nuestro barco una vez nos colocamos donde nos indicó el responsable. Sus tentáculos, extendiéndose con precisión para levantar nuestro barco, eran increíbles. Era el comienzo de algo grande, y aunque no sabía exactamente qué nos esperaba, estaba listo para afrontarlo junto a los míos.

Miré al horizonte mientras nuestro barco comenzaba a elevarse. Allí estaba nuestro próximo destino, esperando ser conquistado. Y aunque el East Blue quedaba atrás, sabía que sus recuerdos siempre viajarían con nosotros.

Datos de interes
#28
Mayura Pavone
El Pavo Real del Oceano
El aire frío del invierno se sentía como una bofetada al despertar esa mañana en Loguetown, pero Mayura apenas lo notaba pues sus pensamientos estaban ocupados en las aventuras vividas durante el verano y el otoño. Aquellos días intensos habían sido una vorágine de emociones y desafíos. El verano había sido un acto brillante en su obra personal, lleno de encuentros, risas, peligros y momentos que dejaron cicatrices tanto literal como figurativamente. Cada escena lo había empujado a mostrarse más fuerte, más astuto y, por supuesto, más teatral. El otoño, en cambio, había sido como un intermedio; menos brillante, pero igualmente importante para preparar el terreno de lo que estaba por venir.
 
Ahora, con el inicio del invierno, el telón se levantaba una vez más, y Mayura sentía en sus huesos que este sería uno de los actos más importantes de su vida. Las palabras de la carta de Derian, su nakama y amigo, aún resonaban en su mente. Necesitaba la ayuda de la mano del destino para recuperar lo que le pertenecía. Y, como siempre, el Pavo Real del Océano no podía negarse a ser parte de un drama real, así como de ayudar a sus compañeros.
 
Con su elegante abrigo de terciopelo negro, adornado con bordados dorados en forma de plumas estilizadas, Mayura caminó con gracia hacia el puerto donde la Vela de Plata, el barco de Derian, lo esperaba junto a los demás miembros de la tripulación. La vista de aquella majestuosa embarcación lo hizo sonreír; siempre había algo teatralmente trágico y hermoso en la figura de Derian, un aspecto tan sombrío como sensual que revivía incontable veces la curiosidad y el entusiasmo de Mayura.
 
Antes de embarcar, Mayura dejó que sus pensamientos se deslizaran hacia el Mar del Norte, el destino que pronto compartirían. " Una tierra fría, un trono perdido, y un hermano traidor. ¡Qué delicia! Una obra tan intensa que hasta mi madre se levantaría para aplaudir. " Pero había algo más que hacía que su sangre se calentara a pesar del frío; el gran regalo que había encargado. No podía esperar a ver la expresión de sus compañeros cuando les mostrara el Ala del Destino, un balandro majestuoso que representaría su vínculo y las futuras aventuras que los aguardaban.
 
" Antes de llegar a la isla, haremos una breve parada para recogerlo. " Pensó con una sonrisa traviesa mientras subía a bordo de la Vela de Plata mirando de reojo a sus camaradas. La reunión en cubierta estaba cargada de expectativa. Alpha, Derian y Katharina ya estaban allí, cada uno con su propio aire de misterio y propósito. Mayura hizo una teatral reverencia al unirse a ellos. — Queridos míos, el frío invernal solo hace que nuestro encuentro sea más cálido, ¿no creen? Derian, ¿listo para reclamar tu trono perdido? — Mencionó dejando que su voz resonara con esa mezcla de confianza y dramatismo que siempre lo caracterizaba, mientras su mirada se posó en su misterioso compañero con una mezcla de apoyo sincero y emoción por la aventura que los esperaba.
 
Mientras se acomodaba junto al grupo, Mayura permitió que su mente viajara hacia el futuro cercano. El Mar del Norte los esperaba con desafíos que solo la Mano del Destino podía enfrentar. Pero antes de que todo comenzara, él tenía una sorpresa que revelar. " Aún no es el momento." Pensó, conteniendo su emoción. Pronto, muy pronto, les mostraría el regalo que había preparado para ellos. Y así, cuando ya todo estaba listo, el Pavo Real del Océano y sus nakamas se adentraron en el próximo capítulo de su historia. Un capítulo lleno de intrigas, retos y, por supuesto, la promesa de ser recordados como las plumas más brillantes del océano. Una historia que estaba a punto de empezar con el gigantesco pulpo que se sujetó al barco e infló, haciéndoles flotar por el aire hacia su nuevo destino.
#29
Alistair
Mochuelo
Desde que tenía memoria, el cielo siempre había sido un horizonte intocable para quienes no habían nacido con habilidades naturales de vuelo, o que por medios casi esotéricos conseguían hacerse con una imitación de la mencionada capacidad. Era un espacio que el lunarian había conseguido denominar como un lugar seguro, un lugar en el que podía tener una prueba de la verdadera libertad de la que tanto hablaba la Armada Revolucionaria. Pero, tal y como hacían las ventiscas que recorrían el mundo sin evidencia de fatiga alguna, los vientos del cambio llegaban y daban un vuelco a cada realidad indeleble de manera inevitable e irrevocable. 

Finalmente, una nueva forma de revolución mundial había llegado en forma de pulpo y el cielo empezaba a pertenecer a más que quienes habían vivido su vida rodeados y criados en el cobijo de éste. 

Aunque era pronto para considerarlo pertenencia de todas las criaturas vivientes; hasta que no tuviesen la libertad de un ser volador, sino que dependiesen de otra criatura para surcarlo, conocer la libertad que ofrecía tan maravilloso lugar estaba fuera del alcance común. Por ahora, le correspondía aprovechar que el cielo no estuviese colmado de criaturas gigantescas que aún no abandonaban el nivel del suelo permanentemente.

Guiado por su curiosidad, una de las facultades a las que más cariño le tenía, tanto él como el grupo con el que había empezado a viajar consiguieron dar con un rumor que resonaba con fuerza y... No lo negaría, sonaba increíblemente atractivo para quien quiera que buscase aventura en sus planes cotidianos. Un nuevo rostro se dibujó en los mares, y trajo consigo misma las criaturas que alegaba eran capaces de transportar a individuos y sus embarcaciones por encima de las limitaciones geográficas para llevarlos hasta una nueva cara de los mares: Hasta el North Blue. Una afirmación bastante osada, y definitivamente capaz de tomar al mundo por sorpresa si sus palabras resultaban más que promesas vacías. Después de todo, ¿quién no buscaría confirmar la veracidad de estas palabras? Y con ello, seguramente una oleada de inversores que intentaría tener aunque sea una tajada del pastel que se cocinaba. Eran individuos avaros, atraídos como moscas a la miel, incapaces de observar a la distancia una posible mina de oro sin pensar en explotarla con insistencia. 

Las bajas temperaturas conseguían imponer tal inevitable presencia que cada exhalación de su aliento era visible en frente del propio rostro de Alistair, dispersándose y en ocasiones formando figuras por la forma en que el revolucionario posicionase los labios al momento de sacar la bocanada de aire. Su única distracción de lo mal que podía llegar a llevarse con tales condiciones climáticas; siempre había sido un joven apasionado, como una llama salvaje, que rechistaba ante la sensación de gotas de agua cayéndole encima. Si tan solo pudiese hibernar como la mitad de los animales para ahorrarse el mal trago que pasaba en cada ocasión... Pero poco podía hacer ahora más que seguir adelante. 

Dirigido por quienes demostraban pertenecer al personal encargado de organizar toda la operación, el emplumado se dirigiría a la izquierda del muelle mientras su mirada era incapaz de escapar a la tracción que generaba la aparición de las colosales criaturas que se encargarían de llevarlos hasta su destino. ¿En verdad se trataba de pulpos voladores? Por varios instantes, la inocente mente del lunarian asumió que se trataba de un simple eufemismo, algo que aumentó la sorpresa al momento de percatarse de la capacidad boyante de los animales; su mirada se iluminó de golpe y dejó escapar una pequeña carcajada inquisitiva, como un pequeño que veía una estrella fugaz por primera vez, siendo el frío lo único que se encargaba de mantener la ola de emociones -y su consecuente expresión corporal- bajo control. ¿Qué tal se sentiría el viaje cuando levantasen la embarcación? ¡No podía esperar a probarlo por sí mismo! Abordaría la embarcación, impaciente, expectante, deseando que fuese una nueva experiencia dentro de las muchas más que recibiría cuando llegase al North Blue. 

¡Hasta pronto, East Blue!

Resumen general
#30


Salto de foro:


Usuarios navegando en este tema: 48 invitado(s)