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Silver D. Syxel
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30-12-2024, 06:47 PM
Isla Kuen
Sin tener claro si por fortuna o por desgracia, vuestros enormes guardianes de largos tentáculos parecen verse arrastrados por corrientes de viento más ligeras y veloces, las cuales os hacen cruzar la Red Line a todo trapo. Durante lo que son tan solo unos instantes —pero que a vosotros se os antojan como minutos enteros—, vuestras naves se deslizan a escasos metros del rocoso terreno que conforma el continente, amenazando con un impacto inminente. Sin embargo, justo cuando parece que vais a estrellaros contra el coloso geográfico, termináis de recorrer su longitud y salís despedidos más allá de sus límites.
Los barcos, aún sujetos por los pulpos aerostáticos, descienden hacia estas nuevas aguas a una velocidad vertigionsa. Entre los operarios, algunos de los más jóvenes e inexpertos resbalan y pierden el equilibrio mientras que los más veteranos se aferran a sus amarres de seguridad. Desgraciadamente hay quien sale despedido fuera de cubierta: no todos los presentes vivirán para contarlo un día más.
Sentís la caída en picado, como si hubierais decidido meterlos en la piel de un ave rapaz que desciende sobre su presa, con la diferencia de que no sentís tener control alguno en estos momentos. Los operarios de los pulpos van saltando de un lugar a otro en una demostración que mezcla valor, temeridad e instinto de supervivencia a partes iguales. Los presentes podéis ver cómo tiran de las cuertas y tratan de aplicar ajustes en las amarras de las colosales criaturas, las cuales poco a poco comienzan a tirar de los barcos hacia arriba. Todo esto termina conformando un último intento desesperado por aminorar la velocidad, antes de que sea demasiado tarde y acabéis hechos pedazos contra el agua.
El impacto se antoja inevitable, pero ya sea por la habilidad de las tripulaciones o por intervención de un milagro, el aterrizaje es duro pero no letal. Las naves surcan las aguas, deslizándose por la superficie más que navegándola. Sentís cómo, cada pocos segundos, volvéis a quedaros suspendidos en el aire únicamente para volver a caer sobre el agua de nuevo. Espero que os hayáis agarrado bien a lo que sea que tuviérais a mano, porque quienes no lo hicieron han terminado perdidos en el mar.
Tras unos instantes más, los pulpos recuperan el control por completo y las naves que transportan aminoran la marcha, lo que os permite un momento de respiro para verificar que estáis enteros y, tal vez, de echar un vistazo al lugar en el que os encontráis. Sin embargo, lo primero de lo que os daréis cuenta es de que no véis nada que se aleje de vuestra posición más de unos pocos metros: una espesa y densa niebla parece asentarse en esta región, lo que os obliga a navegar a la deriva y sin rumbo con la esperanza de encontrar puerto pronto.
Pasados unos minutos, tal vez horas, las sombras de enormes acantilados se ciernen sobre vosotros a medida que os acercáis a territorio desconocido. Vuestros barcos navegan por vías sinuosas que se abren paso entre las formaciones rocosas y, mientras lo hacéis, no dejáis de tener la sensación de que tenéis multitud de miradas puestas sobre vosotros.
Os adentráis en las neblinosas tierras de Isla Kuen, los dominios de la Dama del Loto, y no os queda otra más que poneros a merced de sus designios. Deberéis actuar con cautela, pues nadie osaría contrariar a la ama de estas tierras si espera vivir para contarlo.
Baratie
Al principio, el mar bajo vosotros parece extenderse en todas direcciones sin ninguna clase de tierra firme. Al este podéis ver las fumarolas volcánicas y las peligrosas aguas del Rift, una zona letal del mar del norte. Sin embargo, pronto os encontráis una vista familiar para muchas personas del East Blue: el Baratie, el barco-restaurante. Pese a la gran tormenta, el navío se mantiene a flote como un punto de aparente seguridad en medio de la furia del océano.
Isla Rakesh
En las gélidas aguas del North Blue, se alza la Isla de Rakesh, donde tradición y modernidad se entrelazan en un enigmático equilibrio. Bajo la sombra de un majestuoso zigurat, oficinas de vanguardia y rituales milenarios convergen en una teocracia corporativa única en el mundo. Bajo el mando del Sumo Ejecutivo, CEO y sumo sacerdote a la vez, se traman las grandes decisiones que dictan el destino de la isla. ¿Serán los negocios o la fe quienes realmente ostenten el control en esta fusión de poder y espiritualidad?
Skjoldheim
A medida que os vayáis acercando podréis ver una isla escarpada y rocosa. Sobre el paisaje de la isla resaltan las colinas cubiertas de coníferas, fiordos profundos que cortan la costa y glaciares que alimentan ríos cristalinos. Cuando piséis tierra firme, notaréis que ésta queda cubierta por un manto de nieve y hielo. Los cielos suelen estar teñidos por auroras boreales, y las tormentas son frecuentes en el mar, haciendo algo complejo el llegar hasta la isla.
Isla de Ivansk
Los vientos huracanados que guían vuestras embarcaciones os arrastran por los aires con inclemencia. Por suerte para todos, su potencia unida a la inexplicable resistencia de los pulpos voladores os ha permitido atravesar la Red Line e ir más allá, pero es esta misma fuerza que os empuja la que va incrementando cada vez más y más la distancia que os separa de tierra —o, al menos, de la única tierra que habéis sido capaces de ver—.
Entre relámpagos, lluvias y vendavales os movéis sin rumbo aparente, y al final hasta las tentaculosas criaturas que os han llevado hasta aquí parecen desistir y abandonarse a lo que el destino os tenga guardado. Durante horas, no alcanzáis a ver siquiera el mar que debería haber bajo vosotros, mucho menos alguna isla en la que quizá podríais intentar aterrizar. Aun así, vais notando cómo empezáis a descender poco a poco, entre turbulencias y caídas bruscas. Durante un proceso angustioso que se prolonga durante varios minutos, finalmente escucháis y notáis el impacto de vuestras embarcaciones contra el agua, lo que probablemente os haya derribado dada la velocidad a la que íbais, dejándoos rasguños y dolencias que —por ahora— no parecen muy graves.
Cuando os recompongáis y alcéis la mirada, al principio tan solo podréis ver lo mismo que en las últimas horas: cielos tormentosos, la lluvia cayendo sobre vosotros y, como novedad, la mar asalvajada agitando vuestra nave. Sin embargo, poco a poco la tormenta parece amainar, y al igual que los pequeños claros que se abren paso a través de las nubes, la esperanza resurge en vuestros corazones: tierra a la vista.
Una cantidad inmensa de embarcaciones se presenta ante vosotros en la línea de costa, todos ellos amarrados y asegurados en los muelles de un enorme puerto que los dispone en interminables hileras. Grandes buques se mecen con el oleaje, que parece calmarse cuanto más cerca estáis de la costa. Frente a vosotros, una ciudad se extiende de norte a sur, con los muros de una imponente ciudadela elevándose por encima del barranco que corona el lugar.
Una vez os acerquéis, las autoridades locales y los ciudadanos curiosos no tardarán en acercarse a vosotros, expectantes, tensos y confundidos ante vuestra llegada. Que el encuentro con ellos sirva a modo de bienvenida al Mar del Norte.
Estáis en Ivansk, la tierra de las Grandes Casas del North Blue. Lo que os depare aquí dependerá únicamente de la honradez o vileza de vuestros corazones. Que el destino se apiade de quienes vengan a perturbar la paz de sus buenas gentes.
Reino de Lvneel
Al descender hacia el mar, veis una gran isla rodeada de acantilados bajo vosotros. Extendiéndose como una gran red de telaraña de cemento y acero, una gigantesca metrópolis abarca casi toda la mitad sureste. Una gran barrera montañosa cubierta de bosques separada la mitad noroeste, donde podéis contemplar gracias a vuestra posición privilegiada una verde extensión de colinas coronadas por pequeños pueblos y castillos.
Rubek
El arribo a Rubek es una experiencia que trasciende lo mundano y sumerge a los visitantes en un universo donde el silencio domina como una entidad palpable. El aire, cargado de una calma pesada, parece ocultar secretos arcanos, envolviendo a quienes pisan su suelo en una sensación de vigilancia incorpórea. Frente al puerto, Salzburgia emerge como un eco detenido en el tiempo. Sus edificios monumentales, decorados con columnas que evocan flautas y cornisas en forma de violines, encapsulan una era perdida cuya esencia aún resuena en la memoria de la piedra. Las plazas desiertas y el pavimento adoquinado amortiguan cada paso, mientras estatuas de compositores inmóviles parecen custodiar un concierto eterno, interrumpido por alguna fuerza insondable. Todo en la ciudad respira una serenidad inquietante, como si cada rincón conspirara para preservar un equilibrio que excluye cualquier atisbo de ruido.
Más allá, los Montes del Eco se alzan como guardianes de un mundo donde lo divino y lo terrenal convergen. Allí, el Refugio de las Órdenes se oculta tras una niebla perpetua, albergando monasterios dedicados al silencio, la pureza y la verdad. Estas estructuras, impregnadas de un aura mística, sugieren que el silencio no es ausencia, sino un lenguaje reservado para los valientes que se atreven a interpretarlo. Rubek, más que una isla, es un enigma esculpido en piedra, niebla y vacío sonoro. Cada rincón parece susurrar misterios, esperando ser desentrañados por quienes osen enfrentarse al juez implacable que observa y calla: el silencio mismo.
Isla Swallow
En las aguas del North Blue se alza majestuosa Isla Swallow, escoltada por la imponente montaña con forma de golondrina que la bautiza. Bajo su mirada pétrea, la Base de la Marina y la Base de Cazadores, las más grandes de la región, unen fuerzas para salvaguardar cada rincón de esta tierra. Mientras tanto, Parker’s & Co. domina la distribución de correspondencia y el cuidado de los incansables News Coo. Venerada por su inquebrantable seguridad, la isla se erige como baluarte de ley y orden en un mar lleno de desafíos.
Honorable
252 Reputación
Perfil
136.450.000
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Galhard
Gal
30-12-2024, 07:24 PM
Galhard se encontraba en la cubierta del barco, mirando con una expresión mezcla de curiosidad y desconfianza hacia las inmensas criaturas que los mantenían suspendidos en el aire. A su lado, un grupo de marines trabajaba con atención, ajustando cuerdas y asegurándose de que todo estuviera en su lugar mientras la brisa del North Blue comenzaba a hacerse más fría y agresiva. El viento azotaba su coleta castaña, pero sus ojos estaban clavados en el horizonte, donde una tormenta se formaba lentamente.
Entre dientes, dejó escapar un pensamiento que lo rondaba desde que supo que el destino de la brigada era el North Blue.
— Isla Tortuga está bien para empezar, pero Lyneel… aún no es el momento para volver allí. —Murmuró para sí mismo, con un tono apenas audible pero cargado de un peso emocional que solo él comprendía.
El barco comenzó a sacudirse con mayor intensidad. Los tentáculos del pulpo que los transportaba parecían luchar contra las ráfagas de viento que se arremolinaban en su contra. Galhard apretó los dientes y se agarró al pasamanos, observando cómo algunos reclutas más jóvenes luchaban por mantener el equilibrio.
— ¡Oi, oi! —exclamó, levantando la voz para hacerse escuchar sobre el estruendo del viento—. ¡Asegúrense de que todo esté bien amarrado! No queremos que nada salga volando por la borda, ni mucho menos ustedes, ¿entendido?
Se giró hacia uno de los oficiales de la empresa de transporte, que parecía dar indicaciones rápidas al resto de su equipo.
— ¿Esta situación es común con estas cosas? —preguntó señalando al pulpo con un movimiento de la cabeza—. Porque si no, tal vez sea hora de pensar en un plan B. Ne ha ha ha.
El oficial le devolvió una sonrisa tensa antes de volver a sus tareas, dejando a Galhard con sus pensamientos. La tormenta seguía intensificándose, y aunque había navegado por mares difíciles en su vida, el aire le resultaba un terreno desconocido. Sus dedos se aferraban al borde de la barandilla mientras sus ojos recorrían el horizonte en busca de algún indicio de calma.
— Bueno, North Blue, veo que no vas a darnos una bienvenida tranquila. —Murmuró con una media sonrisa mientras los relámpagos comenzaban a iluminar las nubes más oscuras.
Pese a las turbulencias, Galhard permanecía firme en su lugar, evaluando la situación y listo para actuar si las cosas se complicaban aún más. Mientras tanto, su mente vagaba por los recuerdos de Lyneel, de su infancia y de todo lo que había dejado atrás. Aunque sabía que, eventualmente, tendría que enfrentarse a ese capítulo de su vida, hoy no era el día.
— Primero lo primero… salir de esta con todos enteros. Luego ya veremos. —Dijo para sí, antes de dar un par de pasos más hacia el centro de la cubierta para ayudar a los demás con las cuerdas y asegurar los pertrechos.
Personaje
Estadísticas de Galhard:
60 FUE | 30 RES | 70 DES | 10 PUN | 30 AGI | 40 REF | 50 VOL | 0 CA
Vitalidad: 750
Energía: 310
Haki: 250
Nivel: 12
Virtudes y Defectos
[Carisma] [Fama] [Líder Nato] [Información Jugosa] [Intimidante]
[Piadoso] [Alergia 2](Pelo de minks y usuarios de Zoan canidos y felinos) [Fobia2](arañas) [Héroe] [Somnoliento]
inventario
Mochila T2 (6 espacios) Ropa T2 (otorga 5 espacios) (11 espacios adicionales en total 16) Filo mediano T3 (ocupa 2) Filo mediano T3 (ocupa 2) Filo mediano T3 (ocupa 2) Dial de Fuego (ocupa 1) Dial de propulsión ( ocupa 1) Botiquín T2 (ocupa 2) Den Den Mushi pequeño (1 espacio) Dial de impacto (ocupa 1)
Honorable
240 Reputación
Perfil
10.061.668
780 / 780
485 / 485
100 / 100
Arthur Soriz
Gramps
30-12-2024, 08:31 PM
El suave pero firme impacto del casco contra la arena fue como música para mis oídos... ahogado apenas por los crujidos de la madera que parecían susurrar un agradecimiento a los cielos. La tormenta había quedado atrás pero aún podía sentir su furia en mis huesos, ya empezaban a notarse los años en mi aunque no lo expresara por fuera. Me erguí por completo ahora que el mayor peligro había pasado. Respiré hondo llenando mis pulmones con el aire húmedo y salado de la costa. Tierra firme, al fin.
— Lo logramos. —solté... acompañado de una carcajada tan vigorosa como mi ánimo. La risa me brotaba desde el pecho como una ola indomable. Mis botas hicieron un ruido pesado al pisar el suelo arenoso, y me permití un momento para disfrutar de que no tendría que preocuparme más por los peligros de los cielos... no de momento al menos. Volteé hacia mis compañeros con una sonrisa amplia, orgulloso de las acciones de cada uno a la hora de encargarse de los peligros en esa tormenta.
Sin embargo al alzar la vista hacia lo que quedaba de los titánicos pulpos el entusiasmo en mi corazón se mezcló con una punzada de tristeza. Sus apéndices colosales y desgarrados colgaban como jirones y algunos de ellos se movían apenas con el mismo ritmo agotado que uno ve en un viejo marinero después de una batalla feroz. Me acerqué hasta donde podía observarlos mejor y me quité el sombrero Marine, sosteniéndolo contra mi pecho en un gesto de respeto.
— Majestuosas criaturas... No merecían sufrir de esta manera. —murmuré. Sus ojos inmensos llenos de una sabiduría que parecía sobrepasar cualquier comprensión humana, me devolvieron la mirada por un instante antes de cerrarse lentamente. No sabía si era su manera de despedirse o simplemente el agotamiento tomando lo suyo pero me dolió verlas así. Eran verdaderas leyendas vivientes más grandes y grandiosas de lo que cualquier historia podría describir.
— ¡Pero no será en vano! —exclamé, con un tono más fuerte dirigiéndome tanto a los pulpos como a los hombres y mujeres que ahora desembarcaban con movimientos vacilantes. Me di la vuelta hacia Henry, Sirius y Zirko mis compañeros del Kaigekitai. Mi mirada chispeaba con ese fuego indomable que ni siquiera la tormenta había podido apagar.
— Chicos, hemos llegado. Y a juzgar por esa enorme base Marine que se asoma en lontananza diría que estamos en Isla Swallow. —abrí los brazos como si quisiera abarcar todo el horizonte. La imponente montaña con forma de golondrina se alzaba a la distancia cubierta por un manto de nubes que comenzaban a disiparse. A pesar de todo la isla tenía un aire acogedor, una mezcla de civilización y naturaleza en armonía. No podía esperar para descubrir cada rincón de este lugar. Se sentía como un lugar sumamente seguro... tal vez por el hecho de que estaba la Marina aquí, probablemente con la base más imponente de este mar norteño.
Me acerqué a Sirius que aún parecía estar evaluando el estado del barco y los restos de la tormenta. Le di una ligera palmada en uno de sus hombros.
— ¡Vamos, navegante! Deja de preocuparte por las velas por un momento. Lo importante es que estamos vivos y con una misión que cumplir.
Zirko, siempre una figura imponente incluso cuando estaba tranquila. La miré con una sonrisa amplia.
— Zirko, esta isla es más grande que tú. — le comenté soltando una carcajada.
Finalmente, me giré hacia Henry, que parecía más concentrado en ayudar a los demás a reorganizarse.
— Henry... ¡esto es justo lo que nos hacía falta al Kaigekitai! Nuevos horizontes, nuevos desafíos... y quién sabe, quizás una buena taberna para celebrarlo después de que nos presentemos, yo invito.
Di un paso al frente y extendí un brazo hacia la montaña que dominaba el paisaje.
— Es hora de conocer esta isla y presentarnos ante los altos mandos de la Base G-17... Si algo he aprendido en todos estos años es que la primera impresión cuenta. Y nosotros, mis queridos compañeros, estamos aquí para dejar huella.
Ajusté mi chaqueta, me puse la gorra Marine y eché a andar con paso firme y decidido. El futuro aguardaba y estaba seguro de que la Isla Swallow tenía mucho que ofrecer tanto para un veterano como yo como para todo el Kaigekitai. Habíamos sobrevivido a la tormenta... ahora era tiempo de conquistar la calma.
52.150.000
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Sasurai
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30-12-2024, 09:33 PM
Tras subir al barco y ofrecer un espectáculo lamentable, la mayoría de la tripulación se había limitado a ignorar al músico. Esto era probablemente buena noticia, aunque pese a que no le hiciesen caso el pelirrojo se temía que estuviesen tomando nota mental. Algunos ni siquiera lo conocían todavía, y la verdad es que como primera impresión era difícil hacerlo mucho peor. Y en cualquier caso, por si no se habían dado cuenta y necesitaban un resumen, una chica se había acercado a él para preguntarle si estaba bien y presentarse. En esta interacción cualquiera que conociese un poco a Sasurai se habría dado cuenta de lo mal que se encontraba, pues ni siquiera había mirado a la mujer de arriba abajo, ni había intentado ligar con ella ni nada. Apenas si había movido un poco la cabeza a modo de saludo y se había encogido de hombros intentando dar a entender que bien no estaba pero que tampoco había mucho que hacer.
Luego la cosa había ido a peor. El cielo se había vuelto negro como noche sin estrellas, contrastando con los cegadores destellos de los relámpagos, y todo esto acompañado de un viento que hacía crujir las estructuras y zozobrar a los pulpos. Semejante hecatombe había acabado, como casi que cabía esperar, con los cefalópodos gigantes perdiendo el control de los barcos, y la nave cayendo por el aire hasta un mar que parecía dispuesto a tragárselos o escupirlos de nuevo hacia el cielo.
En esos momentos el treintañero había contemplado que tal vez hoy era realmente el día de su muerte, y había vomitado por la borda para después agarrarse una vez más a maderas y cuerdas hasta quedar inconsciente por el esfuerzo.
Había vuelto en sí poco después de que la tormenta acabase, con el sol calentándole ligeramente y la boca suficientemente seca para saber sin lugar a dudas que no estaba en el cielo, sino en el mismo puñetero barco, aunque con un poco de suerte en el North Blue. Gruñendo y murmurando maldiciones, Sasurai rodaría por el suelo hasta levantarse, comprobando que por algún milagro seguía teniendo su mochila enganchada a la espalda. Desperezándose, constataría además que se le había pasado bastante el dolor de cabeza. Dos buenas noticias seguidas.
Lo primero que haría sería rebuscar por sus bolsillos y sacar una manzana, dándole un buen mordisco. Comida y algo de líquido, todo en uno. Igual aún se podía salvar este día.
Así pues, esbozando su mejor sonrisa, miraría al resto de integrantes de la tripulación, hablando con tono alegre, como si no hubiese hecho el ridículo ni hubiesen estado a punto de morir.
- Bueno... ¿Aquí qué se come? -
Honorable
262 Reputación
Perfil
1.688.981
820 / 820
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Lawliet D. Giorno
Iceberg de la Marina
30-12-2024, 10:07 PM
La brisa fría se colaba por la ventana de la habitación, una ráfaga persistente que hizo crujir los ventanales como si intentaran advertir de lo que se avecinaba. Lawliet D. Giorno estaba sentado junto a una mesa desordenada bajo la luz oscilante de una lámpara de aceite. El viento del North Blue tenía una forma única de atravesar cualquier abrigo, pero para él, ese frío le trajo un extraño consuelo. Era un recordatorio de lo que significaba estar vivo.
Desde la cubierta, el ulular del viento se mezclaba con el crujido de la madera y los murmullos de la tripulación. Pero dentro de la habitación reinaba un silencio inquietante, roto únicamente por el golpeteo constante de la lluvia contra los cristales. Giorno dejó caer la pluma que tenía entre los dedos y cerró los ojos un momento, escuchando el caos que se desataba afuera. Había algo en esa energía indómita que despertó algo en su interior, un susurro que prometía que lo que venía sería inolvidable.
Se levantó despacio, ajustándose el abrigo. Al abrir la puerta, el viento lo recibió con una ráfaga gélida que le azotó el rostro, pero no retrocedió. Salió al pasillo y luego a la cubierta, donde el panorama lo detuvo por un instante.
La tormenta estaba en su apogeo. Relámpagos iluminaban por momentos el mar embravecido, revelando olas colosales que parecían querer devorar al barco. La lluvia, densa y helada, golpeaba como agujas contra todo lo que encontraba a su paso, mientras la madera del barco crujía como si luchara por mantenerse entera. Pero a Giorno no lo perturbó el caos; más bien, le fascinó.
Caminó hacia el borde de la barandilla, permitiendo que el viento lo empapara y el frío lo mordiera. Inspiró profundamente, dejando que el aire gélido llenara sus pulmones, y una ligera sonrisa se dibujaría en su rostro. Un espectáculo violento y majestuoso, una prueba de la naturaleza implacable del North Blue y de lo insignificante que podía sentirse cualquier hombre frente a ella.
Para otros, esa tormenta era una amenaza; para Giorno, era una promesa. Promesa de retos, de caos y de oportunidades para demostrar de qué estaba hecho.
Se vienen cosas interesantes para la Marina. Mientras mantenía la mirada fija en el horizonte oscurecido por nubes y lluvia. No hubo miedo en sus ojos, solo la expectación de quien sabía que el verdadero desafío estaba por comenzar. El North Blue no ofrecería una bienvenida cálida, pero Giorno no esperaba menos.
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Ragnheidr Grosdttir
Stormbreaker
30-12-2024, 10:10 PM
Lilyd estaba entre asustada y contenta, aferrada al pecho de su padre con fuerza ante los truenos ensordecedores que cruzaban las nubes negras que tenían delante. Entre eso y la risa del propio Ragn, el vikingo no se estaba enterando de nada. No tardó en percatarse y dejarse caer hasta volver de nuevo donde estaba el grueso del grupo. Al igual que cuando apareció Ubben, la alegría invadió el cuerpo de Ragn al ver al otro integrante del fatídico viaje. Umibozu estaba ahí, inmenso, fumando aquella cosa tan extraña, como siempre. Los pies del Buccaneer avanzaron hasta acercarse lo máximo posible a el y golpear su puño con el propio, a lo que su hija alargó la mano para poder tocarlo. Los niños tenían cierta predilección con tocarlo todo. Por lo menos esos tres. — Me alegro de que estés bien, amigo. Tu igual Timsy. Después puedo enseñarte bien cómo funciona. — Flexionó el brazo de metal. — ¿Mola eh? — Diría de forma sobria y extremadamente sincera. Aquel viaje seguramente habría cambiado a todos, de alguna forma. Desde luego a Ragn sí y quién no se hubiera dado cuenta, lo comprendería con el trato los próximos días. — Esta es la pequeña, Lilyd. — No hacía falta explicar por qué dos eran mucho más grandes que la niña que tenía Ragn en su pecho, o eso esperaba el rubio. Dejó que Airgid fuera la que anunciara a los demás, aquellos niños viajarían con el escuadrón, los integrantes debían acostumbrarse a sus presencias. Aun así, Airgid volvió a presentar a la pequeña, porque así eran las mujeres, tenían la ultima palabra. Da igual que no tuvieran nada que decir eh.
Lilyd gruñó mirando a Airgid. — Exacto. — Respondió Ragn, como si la niña hubiera expresado algo que solo sabían ellos dos. Era una extraña gozada para el vikingo poder interpretar a gusto lo que decían los niños, era como con Pepe, dijeran lo que dijeran, como no terminaban de decir nada, todo parecía que le seguía la corriente, tendría que aprovechar hasta que lograsen pronunciar palabra. El comentario de Ubben no pasó inadvertido, sin embargo estaba muy lejos de tomarlo de mala forma el Buccaneer. — ¿Estás seguro? el niño es la representación de Traye. —Contestó a Ubben. Traye era la diosa de la guerra dentro del elenco de diosas que el seguía. Un buen tema este, pues la relación de Ragn con Nosha había cambiado demasiado, de todos modos era un tema que mejor no comentar próximamente, ni siquiera con Airgid. Prácticamente sin querer, sus azules ojos enfocaron dos cosas que habían pasado inadvertidas para el rubio. Para empezar, ¿Dónde estaba la pierna de Ubben? — ¡Airgid aquí tienes trabajo! — Levantó la mano para avisarla, como si no se hubiera dado cuenta ya. Lo segundo fueron las piernas de Asradi. — ¿Pero qué os ha pasado este tiempo? — Dijo, como si su cuerpo no hubiera sufrido grandes modificaciones. Eso si, no contestó a lo de su cambio de acento, intentando que el tema pasara un poco por encima. — Airgid y yo nos encontramos hace unos días, después de habernos puesto en contacto con den den mushi, hará ya un par de semanas. — Informó.
— Por qué ibas a morir, Sasurai. — Comentó Ragn mucho más directo esta vez. Como si le conociera. — ¿Va contigo, Umibozu? — Pronunció de forma excelente. Se pudo notar en el ambiente una carga de violencia, marcada claramente por Ragn. Aquel tipo era un desconocido que nadie le había dicho que estaría ahí, bien podría ser un agente secreto ... Esos hijos de mala madre estaban en todas partes desde lo que había pasado en Oykot. El tipo, lejos de amilanarse, preguntó por la comida y fue entonces cuando los ojos de Ragn se iluminaron. — Yo soy quién prepara la comida. — Le miró fijamente y después a Umi. — Y para ti, tengo platos especiales que he aprendido, que lo sepas. — La lista de platos nuevos era interminable.
Cuando el barco finalmente cede ante la furia descomunal del temporal y se precipita hacia el mar embravecido, el impacto es un caos de espuma, madera y gritos. Por un momento, el mundo parece reducirse a un abismo líquido que amenaza con engullirlos por completo. Pero entonces, entre el estruendo de las olas y los alaridos del viento, algo rompe la monotonía de la tormenta, un destello de tierra firme. Frente a ellos, como un espejismo arrancado de una pesadilla, se alza la silueta oscura de una isla. Es abrupta, casi desafiante, sus riscos emergiendo del agua como colmillos de una bestia que los aguarda. A pesar de la penumbra y el agua que azota sus ojos, los revolucionarios no pueden ignorarla. La esperanza, tenue pero suficiente, se enciende entre la desesperación. El rugido del mar se mezcla ahora con el crujido de los restos del casco y el jadeo de los hombres y mujeres exhaustos en aquel barco. Finalmente, tras una última embestida de las olas, el barco, o lo que queda de él, se estrella contra un banco de arena que bordea la isla. El impacto el cuerpo de Ragn hasta tierra firme, donde cae con relativa suavidad. La isla, aunque salvaje y hostil en apariencia, se convierte en su única certeza. Ante ellos, una densa selva se extiende, sus árboles retorcidos y sombríos ocultando cualquier indicio de lo que podrían encontrar. A lo lejos varias colinas de humo avisan de que no está deshabitada ... Estaban lejos de cualquier rastro de civilización, aún.
Mostrar Contenido
- Catalejo de la verdad
- Mazo Antiguo Maldito T3
- Arma cuerpo a cuerpo T3
- Salteado de pollo T2 X1
- Ramen Volcano X1
- Mapa North Blue
- Den den mushi Pequeño X1
- Granada de luz X1
- Granada T3 X1
- Armadura T3
- Mochila T3
-Acto triunfal: Algún acto en tu pasado te hizo destacar ganando +50 de Reputación Positiva y en la (Marina, Armada Revolucionaria, Cipher Pol o Gremio de Cazadores) un temprano ascenso. (El siguiente cargo al inicial)
-Afinidad animal: Tendrás facilidad para tratar con animales y que algunas criaturas salvajes no te ataquen.
-Belleza: Tu personaje es físicamente atractivo, lo que puede crear situaciones favorables para ti.
-Carisma: Tienes carisma para facilitar situaciones sociales en tu favor, lo que puede crear tramas más fácilmente o librarte de problemas.
-Entrenamiento intensivo: Te dedicas solo a entrenar y vives para ello, eres capaz de progresar rapidamente. Aumentas un 50% la EXP por entrenamiento diario.+
-Espiritual2: Tu energia vital es absurda y desmesurada, es dificil saber cuanto se terminaran tus reservas espirituales. Obtienes +10 de Puntos de Haki por Nivel.
-Hiperactivo2: Tienes mucha energía y desbordas de ganas de hacer cosas y mantenerte activo. Obtienes +15 Puntos de Energia por Nivel.
-Intimidante: Tienes un porte intimidante, lo que puede favorecer algunas situaciones.
-Líder nato: Tienes facilidad para mover a las masas, lo que ayuda situaciones en las cuales sea necesario.
-Polivalente: Puedes obtener un oficio extra y además su especialización. Obtendrás +50 Puntos de Oficio al Entrenar Oficio.
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-Alergia: Padeces una alergia a un compuesto poco común a tu elección, te produce tos, picores y urticaria. Obtienes -10 de [Reflejos]. Si el contacto continua obtienes -10 de [Voluntad] cada turno adicional. [Látex.]
-Don nadie: Obtienes un -10% a tu reputación. No puede combinarse con "Mejora de Reputación".
-Fobia: Tienes una irracional fobia a algo muy común a tu elección. Esta fobia debe ser algo relativamente posible de encontrar y no puede ser utilizada en una posibilidad ínfima ni excesivamente exclusiva. Proporciona un -20 de [Voluntad] al usuario en presencia del objeto de su miedo. Esta no puede cambiar en el transcurso de la historia, pero pueden existir causas para su superación. [Avispas]
-Gula: Tienes la innata necesidad de comer cualquier alimento a tu alcance, no te puedes contener independientemente de la situación. Si pasas más de 5 turnos sin comer recibes -10 Voluntad cada 2 turnos de manera acumulativa hasta saciar su apetito. [2D5]
-Olvidadizo: Tu personaje ocasionalmente olvida algunos datos, como los nombres, lo que estaba haciendo o incluso en los casos más sangrantes, si está en mitad de un combate. Una vez por tema/día (si es evento o misión de larga duración) deberás hacer una tirada de dado de 6 caras (D6), en el cual obtener un 1 significará que olvidarás un dato crucial en relación a tu acción presente. [1D1]
-Pobre: Comienza tu partida con -5.000.000 Berries en concepto de deudas. No puede combinarse con "Adinerado".
-Sincero: Eres incapaz de mentir.
-Somnoliento: Te despiertas aturdido incluso si no ha sido de imprevisto, lo que amerita un estado de [Entumecimiento] durante los 3 primeros post tras despertar. [No me he despertado, así que no cuenta aquí]
Pasivas a tener en cuenta-
Acróbata Iniciado
ACR300
ACRóBATA
Pasiva
Tier 3
22/10/2024
Obtienes un aumento en tu [Salto] de [AGI/4] metros. Los metros que soportas de caida sin dañarte se duplican.
Artista Marcial Iniciado
ARM300
ARTISTA MARCIAL
Pasiva
Tier 3
3/10/2024
Podrás realizar un calentamiento durante un post para ganar +5 [Agilidad] y +5 [Fuerza] por el resto del tema. Este calentamiento se considerará como [Canalizar].
Artista Marcial Avanzado
ARM400
ARTISTA MARCIAL
Pasiva
Tier 4
4/10/2024
El [Daño contundente] pasan a causar 1 Turno de Entumecimiento cada 75 de [Daño]. Y sera [Fractura] si se causa un solo daño equivalente al 30% de la [Vitalidad Máxima] de la victima.
Vanguardia Iniciado
VAN300
VANGUARDIA
Pasiva
Tier 3
19/10/2024
Los Empujes sobre ti se reducen a la mitad y solo te podrán Derribar si la [Tasa de Acierto] de la ofensiva con [Derribo] supera tu [Resistencia] +10.
Vanguardia Avanzado
VAN400
VANGUARDIA
Pasiva
Tier 4
20/10/2024
Los estados de hemorragia y veneno reducen su grado en 1, siendo el mínimo el estado leve.
Shokodan
HAS300
HASSHOKEN
Pasiva
Tier 3
12/10/2024
El estilo Hasshoken consiste en generar con los golpes unas ondas que transmiten el daño de forma interna contra las víctimas, logrando que las ofensivas Cuerpo a Cuerpo que usen estas ondas ignoren el 50% Defensa Pasiva de los objetivos, y además también anulan el 50% de sus técnicas defensivas que se realicen físicamente, tras el cálculo final. De forma adicional, los usuarios del Hasshoken pueden ampliar el área de sus Ataques Básicos y Técnicas de índole física en 5 metros. Sus ataques y técnicas contundentes generarán [Hemorragia Débil]. Además, el usuario salta +5 metros y resiste +5 metros de caída.
Armas Afines: "Toda arma que cause Daño Contundente", excepto "Armas Arrojadizas" y "Clima Tact".
44.220.000
1489 / 1489
995 / 995
195 / 195
Henry
Tigre Rojo de la Marina
30-12-2024, 11:19 PM
Luego de pensar que uno estiraría la pata más de una vez finalmente llegó aquél hermoso y reconfortante rayo de sol, abrazándonos con su calor. Habíamos llegado al North Blue sanos y salvos a pesar de haber pasado por una caída libre digna de un cuento de terror. El sonido de las gaviotas y el de las olas escurriendose en la arena era como música para los oídos de cualquier tripulante en aquél momento.
Muchos de los que nos acompañaban en el viaje estaban algo desorientados, varios de ellos eran marines del G-23 así que era más fácil para el suboficial Henry organizarlos para así ayudar al resto de la embarcación, el deber de un marine no descansa ni en sus momentos más bajos. — Soldados, si necesitan vomitar ya saben donde está el mar, el resto, ayuden a los demás pasajeros con sus cosas. Si hay heridos hagan favor de reportarlo, hemos llegado a Isla Swallow. —
Una sonrisa se le dibujaba en la cara del joven Henry después de anunciar la llegada a dicha isla. Isla Swallow, la joya de la marina en dicho mar, una isla que se muestra como el bastión de la justicia y el orden en tan peligroso mar. Otro interesante dato sobre aquella isla era la existencia de un gran gremio de cazadores que suele colaborar con los marines. Desde que Henry supo de aquello este moría de curiosidad por conocer a algún cazador e ir juntos a por algún malechor.
Aunque no todo había ido de maravilla en aquél viaje, esos gigantes pulpos rosas qué nos llevaron por los aires como las majestuosas criaturas que eran se habían visto con sus apéndices desgarrados, lo que provocó la caída de aquél navío. Se podía ver a Arthur tomar su gorra marine y bajarla hasta su pecho en señal de respeto hacia aquellas criaturas. Henry también rendía su honor hacia tan nobles criaturas con un saludo marcial, agradeciendo su esfuerzo y servicio.
Arthur se giraba hacia nosotros anunciando nuestra llegada a la Isla Swallow con tremenda emoción, cosa que Henry compartía al cien por ciento. Luego de hablar con los otros dos miembros de la brigada, el viejo Arthur se giró hacia Henry, el cual ayudaba a un par de marines con unas cajas. Arthur le aseguraba al joven marine qué aquello era lo que necesitaban, una aventura con nuevos desafíos, dejándole saber que irían a una taberna en la que él invitaría.
— ¡Jajaja solo no tomes de más, no quiero estar arrastrándote por toda la isla jajaja! — Henry respondía con una mezcla de broma y preocupación, pero se alegraba de que todos estuvieran de ánimos en su llegada al nuevo mar. Arthur nos paró por un momento para avisarnos de que tendríamos que reportarnos ante un superior en la base del G-17 a lo que Henry asintió. — ¡Soldados, prepárense para descargar las cajas, iremos directo al G-17! — esta última parte hizo emocionar al gran parte de los marines del lugar, los cuales agilizaron el paso.
Los demás miembros de la brigada y otros pasajeros salían de la embarcación agradecidos de haber salido con vida y de poder respirar aire fresco nuevamente. Aquél era el inicio de una nueva vida de aventuras y de un mar qué proteger de los que quieren hacerle daño.
Forajido
333 Reputación
Perfil
94.125.000
309 / 309
428 / 428
140 / 140
Dharkel
-
31-12-2024, 01:29 AM
Personaje
Estadísticas de Dharkel:
6 FUE | 1 RES | 16 DES | 6 PUN | 6 AGI | 11 REF | 6 VOL | 50 CA
Vitalidad: 309
Energía: 428
Haki: 140
Nivel: 11
Las voces de sus compañeros resonaban con dificultad ante el los violentos envites de la tormenta. La densa lluvia, los truenos, el viento y el propio crujir de la madera del Hope se encargaron de que la más mínima orden dirigida hacia el espadachín se perdiese con el viento. O al menos aquella sería la excusa que utilizaría cuando una vez más le acusasen de desacato, especialmente en un momento crítico como aquel. No obstante, sabía lo que tenía que hacer, al menos en la teoría, pues, aunque llevaba años navegando pocas veces había mostrado interés alguno en la ingeniería que hacía moverse a la embarcación. Probablemente de encontrarse con esta situación en alta mar, rodeados de agua, la situación hubiese sido radicalmente diferente para él, quien habría tratado de encontrar refugio en la esquina más oscura debido a su racional fobia.
Como había hecho multitud de ocasiones previamente, comenzó a fingir que sabía lo que estaba haciendo, tirando de alguna cuerda aleatoriamente, atando y fijando cabos sin ningún tipo de criterio, tratando de mantener el frenético ritmo de la tripulación. Aquel no era su mundo, por mucho que tratase de engañarse a sí mismo y al resto de la tripulación. Un fuerte estruendo seguido de las preocupantes órdenes de Balagus llamó su atención, haciendo que desviase la atención de sus tareas momentáneamente para observar una embarcación adyacente que parecía que iba a correr la peor de las suertes. Aquel ejemplo le sirvió para tomarse más en serio su trabajo, no por él, sino por lo que estaban a bordo del Hope. El problema era que no sabía cómo hacerlo.
La tormenta, lejos de amainar, rugía con más furia por momentos. La oscuridad parecía haber engullido el barco, tan solo iluminado brevemente por los fugaces y cercanos relámpagos que amenazaban con poner fin a su travesía, mientras el gigantesco pulpo luchaba con todas sus fuerzas por capear el temporal. Algunos tablones salieron despedidos con violencia, golpeando caóticamente diferentes partes del Hope hasta finalmente desaparecer en el abisto. El cargamento que pudiese haber sobre la cubierta podía darse por perdido.
- Todavía no… - se dijo a sí mismo con dificultad mientras alcanzaba una cuerda floja que había abandonado su raíl, tratando de asegurarla a un cabo cercano.
De repente, un azulado y espeso líquido, eclipsado por la incesante lluvia, salpicó su rostro cuando uno de los apéndices del colosal ser encargado de mantenerles a flote finalmente había cedido, desgarrándolo. El barco se desniveló levemente, haciéndole caer y deslizarse rápidamente hasta un lateral de proa, donde se frenó usando uno de los pocos barriles que quedaban fijo como apoyo para su talón.
El frío comenzaba a penetrar su piel. La ropa había pasado de ser algo necesario a un completo inconveniente, pero no tenía tiempo de deshacerse de ella, no si quería que tanto él como el barco y su tripulación sobreviviese. Con una dificultad casi paralizante se puso en pie, apoyando una mano sobre cubierta y observando los erráticos movimientos que el descenso había ocasionado.
- Ahora…
Con el semblante serio, desafiante incluso, se encaró al vacío. Respiró profundamente una sola vez y comenzó a subir con gran esfuerzo los brazos lentamente mientras espiraba poco a poco el gélido aire de sus pulmones, quemándole la garganta y la boca. Aquello contra lo que luchaba era mucho más grande, mucho más violento y mucho más peligroso que cualquier entrenamiento que hubiese tenido oportunidad de realizar. Pero no estaba dispuesto a dejar que el trabajo de sus compañeros, los sacrificios y las aventuras vividas y las que quedaban por vivir llegasen a su punto final. No cuando una magia ancestral que tantos años le había costado conseguir recorría sus venas, potenciando sus efectos por la propia adrenalina. A ojos ajenos parecía que Dharkel había perdido el último atisbo de cordura que le quedaba. No obstante, se encontraba “solo”, luchando contra la tempestad en un afán casi irracional de mantener el navío estable y relativamente a salvo. Pequeños hilos de sangre comenzaron a brotar de sus manos y labios. Pero no estaba dispuesto a ceder, por lo que ignoró las frías punzadas de dolor hasta que finalmente el Hope tocó el agua del North Blue con relativa suavidad.
Cayó sobre una rodilla, permitiéndose respirar mientras trataba de cubrir sus ensangrentadas manos entre las ropas, tratando inútilmente de calentarlas. Volvió a girarse hacia sus compañeros, esta vez con una fingida mueca burlona.
- Parece que tenía razón y tendremos provisiones para un tiempo. – Jadeante señaló con la mirada los tentáculos desgarrados que permanecían pegados a la embarcación.
Momentos más tardes, los preciados rayos solares comenzaron a irrumpir en la densa oscuridad como un faro que prometía alivio a los cansados, dejando ver los entresijos de la destrucción que la tormenta había ocasionado, así como la falta de navíos. Deslizó un cigarro sobre sus labios, pero no tardó en escupirlo con decepción al darse cuenta de que estaba completamente mojando, haciéndolo inservible. El espadachín se dejó caer boja arriba sobre la húmeda cubierta, preguntándose si habría sido obra de la tempestad y, dejando que el gran astro sanara sus heridas.
Resumen
Dharkel finge saber lo que está haciendo para apoyar a sus compañeros en la lucha contra la tormenta.
Cuando finalmente los apéndices del pulpo ceden, decide hacerse cargo de la situación, tratando de mantener estable y de aterrizar el barco sobre el agua gracias a los poderes de su akuma, revelando así a su tripulación y al mundo que es un usuario.
Finalmente se deja caer sobre cubierta para curar las heridas que ha sufrido debido a la sobreexposición con el afán de controlar el barco.
Honorable
212 Reputación
Perfil
199.550.000
540 / 540
905 / 905
175 / 175
Shy
"Shy"
31-12-2024, 01:55 AM
(Última modificación: 31-12-2024, 01:55 AM por Shy.)
Los siguientes instantes transcurrieron a una velocidad vertiginosa. Shy no podría haber jurado si aquel desastre duró segundos, minutos, u horas. La sucesión de eventos y acciones que les habían llevado a la situación actual era confusa, pero Shy recordó el caos, los codazos, los gritos, la botella de vino de Illyasbabel volando por los aires, los gemidos del molusco, un camarero cayéndose de espaldas y derramando la comanda; pero, sobre todo, la estructura de madera, ahora libre del pulpo que la mantenía ingrávida, cayendo en barrena sobre la costa de una isla desconocida. Se acabó, es definitivo. Lo de volar, para mí, ya ha perdido la gracia. Que sea otro idiota el que cae en una oferta de estas.
El cazador se halló tumbado en la arena negra de la costa. Vislumbró, con pesados parpadeos, la embarcación que antes surcaba los cielos orgullosa estrellada contra los restos de un embarcadero de madera. Miró en todas direcciones mientras se incorporaba. Gente por todas partes, mostrando emociones que variaban entre el fastidio y el sufrimiento. Algunos también se revolcaban por la arena. Otros chapoteaban en el mar, esperando a que una barca los recogiera -Shy agradeció no ser uno de ellos-. Un pobre desgraciado había llegado al lugar donde había aterrizado el navío antes que este, y un brazo asomaba penosamente bajo el maltrecho amasijo de madera que antaño habían sido el barco y el embarcadero.
Shy se puso en pie y se comprobó las distintas partes de su cuerpo. Nada roto ni sangrando, de milagro. ¿Le habría bajado Illyasbabel, usando sus alas? ¿Habría utilizado una de sus puertas en la confusión y habría perdido el conocimiento inmediatamente después? ¿Se había dado un golpetazo leve? Desde luego, el cuerpo le dolía, pero bastante menos de lo que correspondía. En fin, no tenía sentido seguir dándole vueltas. Por suerte o por desgracia, seguía vivo. Shy se tomó su tiempo para sacudirse la arena del kimono. Era una prenda de demasiada calidad como para permitir que el polvo y el salitre la arruinara. Aunque, por si la cosa se torcía, había traído en su hatillo consigo el traje acolchado que había diseñado.
Puso los brazos en jarras, examinando el desastre. Desde luego, me sé de una cierta agencia de viajes que se va a llevar una sanción administrativa del copón. Los náufragos parecían estar recomponiéndose poco a poco. Menos el que estaba debajo del barco, claro. Ese se iba a quedar ahí. Y, sin embargo, para tanta zambomba y pandereta que había sonado en aquel accidentado aterrizaje, no parecían haber incitado la curiosidad de los habitantes de la ciudad frente al puerto. Ni un alma se había interesado por la ensordecedora percusión de aquel desastre. Vamos, que por no haber, no había ni mozos de carga en aquella explanada. Todo estaba desierto, y un silencio sepulcral ofuscaba todos los sonidos del lugar, desde el vaivén de las olas hasta los quejidos lastimeros de los tripulantes de las barcazas. La ausencia de ruido era asfixiante.
Pero no para Shy. Para Shy, aquel lugar -en especial, comparado con Tequila Wolf- era lo más parecido al paraíso que había encontrado en los Blues. Casi deseaba que Illyasbabel también hubiera perecido, para que sus chistes malos no rompieran la acogedora calma de aquel lugar. Casi. Shy se encogió de hombros, pues le tocaría ser un buen compañero y buscar a su alado camarada. Solo esperaba que estuviera en silencio un rato.
Plazas vacías, y una ciudad donde el silencio era el idioma que se hablaba. ¿Podía Shy pedir algo más? Seguramente no. Suspirando con una cierta satisfacción -a pesar de la catástrofe- encaró la ciudad, listo para sumergirse en sus calles.
213.802.500
1005 / 1005
409 / 409
225 / 225
Balagus
-
31-12-2024, 04:04 AM
Personaje
Estadísticas de Balagus:
50 FUE | 50 RES | 65 DES | 6 PUN | 6 AGI | 58 REF | 45 VOL | 0 CA
Vitalidad: 1005
Energía: 409
Haki: 225
Nivel: 11
Balagus corría de un lado a otro de la cubierta, sin detenerse, sin vacilar. El cruel e inclemente frío de la tormenta se colaba en su cuerpo como un espíritu resentido y vengativo, a pesar del ardor que embargaba sus músculos y tendones en constante tensión. Sus huesos temblaban y parecían estar siempre al borde del quiebre, al igual que su prieta mandíbula. Cada articulación le dolía tanto que llegaba a pensar en que se le explotarían por el esfuerzo. Y, sin embargo, siguió luchando contra la tormenta, incansable, imparable, impávido.
Una vez hubo vuelto a asegurar los cabos y anclajes de cubierta, regresó al palo mayor para ayudar a Nassor con los mástiles. Con su fuerza y su tamaño, trepó rápidamente, y aseguró las múltiples cuerdas que se habían empezado a soltar de nuevo en lo alto. El agua y el viento hicieron lo imposible por escurrírselas de entre los dedos, pero el guerrero oni estaba demasiado enfocado en su tarea como para ser derrotado por su enemigo: cada vez que una cuerda se le escapaba, volvía a aferrarla con fuerza en su mano y la intentaba anudar de nuevo.
- ¡¡BAJA, NASSOR!! – Vociferó para poder hacerse oír sobre la tormenta. - ¡¡AQUÍ ARRIBA CORRES PELIGRO!! ¡¡BAJA Y AYUDA A LOS DEMÁS A…!! A…
Una mirada de funesto terror, tan inusual en el gigantón, fue todo lo que su compañero necesitara para mirar en la misma dirección que el oni, y ver uno de los apéndices del pulpo empezando a ceder y a resquebrajarse. “A veces odio tener razón.”
- ¡¡BAJAMOS YA!! – Ordenó, tanto para Nassor como para sí mismo.
La madera empapada les brindó un descenso rápido y sin fricción, que Balagus finalizó con un salto hacia el herido tentáculo. Sin embargo, llegaba tarde: aunque perfectamente adherido al casco por sus ventosas, la piel y carne del pulpo no resistieron más, y se rasgaron con una explosión se sangre espesa y azulada que alcanzó al cercano Dharkel. Con un bramido de frustración, el oni se volteó, buscando el siguiente tentáculo más débil que pudiera quebrarse con mayor facilidad. En cuanto dio con él, se abalanzó sin dudar para abrazarlo y tratar de evitar la catástrofe.
- ¡¡NADIE SE ESCAQUEA DE SUS LABORES EN ESTE BARCO, PUTO ANIMAL DESPROPORCIONADO!! ¡¡NI SIQUIERA TÚ!! -
Sin embargo, y tal y como pudo comprobar de inmediato, su empeño era en vano: la sacudida resultante de perder uno de los tentáculos desestabilizó y debilitó los demás, desgarrándolos con mayor facilidad. La criatura no tardaría en abandonar su carga si perdía más de sus apéndices.
“Entonces es así como sobreviene el fin: caído desde el cielo, transportado por un pulpo gigante que flota por los cielos en vez de por las aguas. Maldita sea, suena mucho menos épico que ser devorado por un monstruo legendario, o atravesado por un centenar de espadas y lanzas…”
Con resignada aceptación, abandonó su intento de salvar el barco, justo a tiempo para pisar de nuevo la cubierta, pues varios tentáculos más decidieron desgarrase, y la criatura que los portaba abandonó, finalmente, su agarre, abandonándolos a la gravedad.
O, al menos, así pareció en un primer momento, pues la nave empezó a descender mucho, mucho más lentamente de lo que, en juicio de la experiencia de Balagus, debería haberlo hecho. En el otro extremo de cubierta, pudo ver a la única figura de pie allá abajo, a excepción, quizás, de su capitán, en el timón: Dharkel, que desafiaba a los crueles elementos con los brazos extendidos y pose orgullosa.
Y así, dejándolo tan estupefacto como orgulloso, el barco golpeó la superficie marina, no lo suficientemente fuerte como para causar daños, pero sí lo suficiente como para darles un buen meneo a todos. A todos, menos a Dharkel, que parecía haberlo esperado de antemano, y sólo hincó la rodilla por cansancio. El oni no tendría muchos conocimientos sobre el mundo, pero conocía a su compañero de tripulación y de aventuras lo suficiente como para hacerse un par de ideas de lo ocurrido entonces.
“Un acto milagroso… fobia irrefrenable al agua… Seguiré sin ser el clavo con más punta de este barco, pero se reconocer las señales cuando las veo.”
Con pasos aún temblorosos, avanzó hasta el hombre del día, y lo tomó con un brazo enorme por debajo de los de él, levantándolo sin problemas para acomodarle en un lugar más despejado.
- ¿Ves? Así me gusta verte: trabajando como el que más por esta tripulación. – Le reconoció con un leve tono de sorna que disfrazaba su orgullo y creciente respeto por él. – Aunque la próxima vez te agradecería que no te guardaras ese secreto para ti, ¿de acuerdo? Anda, ven: te voy a hacer mi mejor plato, sólo para ti, y sólo por esta vez. -
Tambaleándose por llevarlo a cuestas, lo portó hasta el castillo de popa, y lo sentó en un lugar soleado y seguro, pues conocía de sobra ya el influjo vigorizante que parecía tener el sol sobre él. Luego, se dirigió hacia las cocinas para comprobar cómo habían quedado las provisiones y enseres, no sin antes gritar unas cuantas órdenes más al resto de la tripulación, entre las que destacaban el traerle los pedazos de pulpo incrustados en el casco, y buscarle a Dharkel un cigarro seco.
Resumen
Balagus sigue como loco por la cubierta, tratando de mantener todo en su sitio, y sube a los mástiles para ayudar a Nassor con el velamen y sus sujeciones. Desde arriba, ve empezar a ceder los tentáculos del pulpo, por lo que baja de nuevo a toda prisa, tratando de evitar en vano el desastre. En la caída, puede ver a Dharkel de pie, uniendo los puntos en su cabeza al descender el barco con tanto cuidado. Cuando todo pasa, se aproxima a Dharkel para felicitarle por su hazaña, a su manera, y llevarle a un rincón más tranquilo y soleado, antes de internarse en la cocina, sin llegar a ver la isla a la que se dirigen.
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