Hay rumores sobre…
... una isla del East Blue donde existen dos escuelas de combate enfrentadas. Estas escuelas hacen especial referencia a dos personajes de la obra original.
[Aventura] [Evento] Rumbo al North Blue
Lobo Jackson
Moonwalker
El estruendo de los relámpagos resonaba a lo largo del armazón metálico del "The Peace", creando una cacofonía atronadora que taladraba la mente resacosa del mink sin piedad. Lobo Jackson supo entonces que habría tenido más paz y tranquilidad durmiendo en el interior del faro de Rostock durante su reconstrucción.

- Y por si fuera poco... Todo da vueltas sin parar... Y tengo una horrible sensación de angustia en el estómago... - Pensaba el mink.

Lobo Jackson se arrastró miserablemente desde la cama con la intención de ir al lavabo, ¿pero por qué le costaba tanto? Sabía que la resaca daba dolores de cabeza y desorientación, pero nunca antes había experimentado una dificultad tan grande para levantarse.

Es como si toda la gravedad le estuviera empujando contra el catre.

Y de pronto contra la pared.

¿Y luego el techo?

Concentró todo el poder de las 2 neuronas que todavía se mantenían sobrias para resolver el misterio. Todo a su alrededor daba vueltas sin parar, incluso más de las que esperaba un borracho resacoso como él. Si a eso le unía el griterío desesperado del exterior y el súbito alejamiento de las presencias que percibía con su mantra de observación...

- Oh. Estamos cayendo al vacío. - La conclusión le sacó de la borrachera con un golpe de cruda realidad.

Entonces hizo acopio de toda su fuerza de voluntad para moverse a lo largo del submarino, utilizando las varias asaderas y agarraderas en cada pasillo para no perder el equilibrio hasta que alcanzó la escotilla de salida. Se apresuró en abrirla para permitir que la tripulación que todavía estaba fuera pudiera refugiarse en el interior del armatoste metálico.

- ¡Vamos-gara! ¡Deprisa-gara! - Exclamó con una voz autoritaria y potente como sirena de niebla al tiempo que cerraba la escotilla tras él después de asegurarse de que nadie quedaba atrás gracias su mantra de observación.

- ¡Agarráos a algo-gara!

Cada aterrador segundo parecía durar un siglo. Un silencio expectante y ominoso se hizo dueño de la sala de mando del "The Peace" hasta que, al fin, dieron de morro contra las heladas aguas del mar del norte. Se hundieron como un cormorán en busca de pescado, dejando una estela de burbujas tras de sí.

- Seguimos vivos y de una pieza... Este Rocket es un fantástico ingeniero desde luego. - Pensó mientras alababa la resistencia del submarino.

- Evaluemos los daños y preparémonos para emerger-gara. Acerquémonos a la isla más próxima para comenzar cualquier reparación y conocer nuestra posición-gara. - Ordenó el mink al tiempo que sacaba del cajón de las cartas de navegación un detallado mapa del North Blue, regalo del pirata Silver. Un pequeño token de cordialidad entre dos músicos amantes de la libertad.

- ¡Traigamos la Revolución a este nuevo mar-gara! -
Zane
-
El pelirrojo era consciente que viajar de un mar a otro era algo complicado, sin embargo, le habría encantando hacerlo sobre la superficie marina y no por los cielos. Fue un viaje muy complicado, quizá demasiado para su gusto. Los fuertes vientos que mecían el pulpo inflamado que sujetaba el navío por los cielos hacían que princesa estuviera muerta de miedo, muy temerosa por algo que no comprendía. Sollozaba dentro de la capucha, emitiendo gemidos de terror y ladridos cada vez que una bocanada de viento azotaba en demasía su medio de transporte. Cada ladridito hacía que el corazón de Zane se rompiera en pedacitos más pequeños, ya que por mucho que intentaba calmarla no era capaz de conseguirlo.

Finalmente, gracias a los dioses, el barco se posó de nuevo sobre las gélidas aguas de aquel desconocido océano. Sí, habían llegado al mar del Norte. Se notaba el cambio en el clima. Aquel mar era más frío que el del este, aunque también era cierto que se encontraban en invierno. Al inhalar el aire podía notar nuevos matices que no era capaz de discernir con claridad, pero que al mismo tiempo eran cotidianos y familiares. ¿Qué encontraría en aquel lugar? ¿Nueva aventuras? ¿Nuevas oportunidades de convertirse en un cantante famoso? ¿O tal vez sería el comienzo de su vida como un criminal? Todo era posible, pero nada improbable.

—Iya, socios —le dijo a Iris y Ángelo—. El peludo está echando hasta la primera leche —bromeó, para luego comenzar a reírse a carcajada limpia, mientras Princesa, ya calmada, le lamía la oreja y se volvía a recostar en la capucha. Tras eso, se encendió un cigarrillo y se puso a cantar.

En tu mensaje me decías,
Oye flaco, me siento muy sola,
Odio la vida moderna.
Hoy se me está haciendo bola.

Prométeme aventuras
Y yo me juega la vida.
Echo de menos oírte.
Aunque seas solo mi amiga.
Aunque seas solo mi amigaa”


Al cabo de un rato, Raiga volvió muy mosqueado y con cara de haber estado pasándolo bastante mal, quejándose como un niño hasta que, finalmente, se quedó dormido. Inmediatamente, casi sin darse cuenta, Princesa saltó de la capucha y se acurrucó al lado de Raiga para dormir.
Takahiro
La saeta verde
En ese momento Takahiro lo tuvo muy claro: él no estaba hecho para volar. ¿La razón? La travesía en aquel dichoso pulpo volador no había sido la idónea. En cuanto abandonaron el puerto de Loguetown se vieron envuelto en una tormenta bastante aparatosa, en la que con cada movimiento perdía el equilibrio y se golpeaba con algo. En los tramos más tranquilos —si es que hubo alguno— observó por la ventana y no era capaz de ver nada. Estaba a tanta altura que, incluso, se sentía algo mareado, como si le faltara el aire de alguna manera. En otro de los vistazos que echó le pareció ver algo raro sobre la red line, pero quizá fueron lucubraciones de su ente imaginativa. Entonces, un relámpago que iluminó y luego ensombreció de golpe el barco en el que se encontraba. Los minutos pasaban lentos y apenas nadie hablaba. Era una situación tensa, aunque nadie quisiera decirlo en voz alta, porque no se veía nada.

—Espero que los pulpos voladores estos tengan buena orientación o a saber donde acabamos —comentó Takahiro, tratando de romper ese silencio tan incómodo, mientras mostraba una sonrisa de oreja a oreja bastante apacible—. Aunque, por otro lado, me encantaría que nos dejaran en algún lugar extraño en el que poder tener alguna aventura entretenida. ¿Tú qué dices, grandullona? —le preguntó a la Oni, mientras a su agudizado olfato le llegaba el horrible olor a chocomenta que desprendía la novata—. ¿Aún sigues comiendo esa guarrada, Alex?

Finalmente, en cuanto el casco del barco tocó de nuevo el elemento para el que había sido fabricado, es decir, las frías aguas del mar del norte, el peliverde se tropezó de nuevo y se cayó al suelo, aunque no había sido el único.

Octojin se puso a reparar el barco para prevenir males mayores. Era increíble como alguien tan basto como él, era capaz de ser tan meticuloso y perfeccionista. Era un artista de la madera y eso le hacía admirarlo aún más todavía, incluso le daba envidia.

«Quizá algún día yo también pueda ser un buen carpintero… O quizá no, porque conociéndome me daría pereza», pensó para sus adentros.

En cuanto pudo salió a la cubierta y observó el horizonte, se estaban acercando a una isla. Revisó las pertenencias que tenía encima, apoyó su mano sobre la empuñadura de su espada y se fue hacia donde se encontraba Octo.

—¿Les quedará mucho a estás dos? —le preguntó, observando el paisaje que estaba frente a ellos.
Lance Turner
Shirogami
La vista que contemplamos ya en el aire era hermosa, podíamos ver el mar, a los habitantes del lugar, e incluso a las islas, como nunca jamás lo habíamos visto. Estas eran las vistas que disfrutaban los pájaros cada día cuando surcaban los cielos. Aquellos colosales pulpos hacían que esta particular visión se mostrase aún más increíble, todo parecía unirse para formar parte de un cuadro que recordaríamos todas nuestras vidas. 

En la lejanía podíamos ver algunos barcos que nos acompañaban en este reto. Éramos personas muy dispares, pero desde luego, todos estábamos ensimismados con las vistas y esta experiencia. No obstante, aquellas impresiones pronto cambiarían cuando cruzábamos la afamada Red Line.
- ¿Cuántas personas habrán podido ver la Red Line como la estamos viendo ahora mismo? - Pensé observándola con fascinación. 

El aire comenzó a sentirse distinto, era más pesado, y lejos de la impresionante vista que habíamos tenido hace tan solo unos segundos, todo se tornaba oscuro en estos momentos. Nubes oscuras acechaban, y casi parecían tener vida propia por sus movimientos, tratando de engullirnos entre sus fauces. Reconozco que aquello me puso nervioso, por lo que busqué la mirada de aquellos trabajadores para intentar leer en ella si esto era algo normal o no. Los trabajadores parecían mantener la compostura, dando órdenes e indicaciones centrados en su trabajo. 
- Parece que no hay nada extraordinario para ellos... - Pensé dando un leve suspiro, que fue interrumpido por un trueno. 

Aquello me hizo sobresaltarme, poniéndome en guardia como si pudiera hacer algo en dicha situación. El barco comenzó a zarandearse con brusquedad, complicando el equilibrio de todos allí, dificultándose además por las gotas heladas que caían sobre nosotros y la propia cubierta. Esto se asemejaba bastante a navegar durante una tormenta, y para ello, Juuken siempre estaba preparado. 

No obstante, Juuken se mostraba bastante inquieto, observando a una embarcación lejana. Costaba escucharles entre el sonido de la tormenta, pero a todas luces se encontraban gritando, mientras el pulpo que sostenía su navío estaba a todas vistas sufriendo por mantener el plan de vuelo. Eso me erizó cada bello de mi cuerpo, imaginándome a mi sufriendo esa situación junto a los de mi banda. Rendidos por completos ante la imposibilidad de hacer nada, en manos de un destino salvaje y caprichoso.

Por suerte, Juuken tomó el mando de la situación, diciéndonos que había que hacer. No era momento de dudar o comentar nada, había que obedecerle, ya que si alguien sabía algo sobre esto era él. En lo que atañase a la fuerza, no había de qué preocuparse, agarré con fuerza los cabos tal y como indicó Juuken, observando como cada miembro de la tripulación obedecía sus órdenes. Poco a poco, la situación iba a más, parecía que la velocidad iba en aumento, y me concentré únicamente en mi tarea.

Pasaron unos minutos agonizantes, en los cuales, parecía que íbamos al otro mundo con Goku en cualquier momento, cuando de la nada, todo pasó a estar mucho más calmado. Miré hacia arriba, y el pulpo parecía tener todo bajo control, descendiendo lentamente. A mi alrededor todo era mucho más calmado, y para mi sorpresa, empecé a escuchar el mar. Ahí estaba Juuken asomándose por la borda, y su rostro confirmaba mis sospechas, todo estaba terminando bien. 
- ¡Bravo! - Exclamé mientras soltaba los cabos para poder observar yo también el paisaje que nos rodeaba. - ¿¡Estáis todos bien!? - Grité mientras caminaba hacia la parte frontal del navío. 

Vi entonces como Gretta abrazaba a Teruyoshi emocionada, informándole que la comida del barco había caído por la borda. Aquello me hizo arquear una ceja, dudando de semejante fenómeno, pero unas migas en el pelaje de Gretta y sus manos manchadas me hicieron descubrir cuál era esa tal cubierta de la que Gretta hablaba. Me hizo reir un poco, sabiendo que Teruyoshi muy probablemente olería el aliento de Gretta y llegaría también a la misma conclusión. Decidí no decir nada al respecto y mirar al paisaje que teníamos de frente. 

Mirase por donde mirase, todo lo que podía ver era niebla. No podíamos discernir ni un ápice lo que teníamos de frente, lo cual era bastante inquietante. Trataba de localizar alguna pista que me hiciese deducir algo aunque sea, pero no había manera. 
- ¡Qazan! - Grité para llamar su atención. - Es posible que tengas que salir a explorar tú sólo... estamos rodeados de agua y niebla. Necesitamos tomar tierra firme cuanto antes para... - Hice un silencio cuando alcancé a ver algo al fin. - Un momento... 

A nuestros lados podía ver algo más, se trataban de acantilados enormes que se alzaban a cada lado nuestra. Daba la sensación de estar recorriendo un camino serpeante, quizá un río, y que a ambos lados teníamos estos vastos terrenos, que de cerrarse entre sí, nos aplastarían. Una extraña sensación recorría mi piel, como si alguien nos estuviese observando en la cima de esos acantilados, y en el peor de los casos, apuntándonos. 
- Chicos... que nadie haga nada brusco... estamos en tierras desconocidas, sin ver qué tenemos de frente... si queremos salir con vida de esta, no hagáis nada peligroso o llamativo... podrían estar observándonos. 

Tras decir eso, concentré todos mis instintos para ver si llegaba a confirmar mis sospechas, o por el contrario, podría relajarme en territorio desconocido. Poder saber más sobre aquello que nos rodea podría ser determinante para nosotros. 
Percepción III
KENB601
KENBUNSHOKU
Haki intermedio
Tier 6
31/10/2024
9
Costo de Haki por Turno
2
Enfriamiento
Permite al usuario percibir con precisión la presencia de otros seres vivos en un área, siendo capaz de apreciar las emociones que exterioricen y de forma superficial las hostilidades que realmente tienen. Así como estimar de forma general quién es alguien más fuerte o más débil que él. Si lo activa puede anticiparse a un ataque obteniendo para ello un bono de +10 [Reflejos].
Área: [VOLx15] metros | +10 [REF]


Datos de interes
Airok
La Reina Rubí
Personaje


El sonido de la tormenta seguía rugiendo, pero en el interior del barco, Airok y Bora trabajaban frenéticamente asegurando la carga. Las cuerdas tensadas y la red que habían colocado sobre los barriles y cajas parecían resistir, aunque cada sacudida del barco hacía que ambas miraran de reojo el trabajo hecho, buscando alguna debilidad. Spack desde hacía rato no chillaba, pero sus ojos oscuros seguían moviéndose de un lado a otro con evidente nerviosismo observando todo lo que ocurría.

 —Termina de ajustar los nudos, voy a revisar el resto de las estancias —dijo Airok a Bora, con una calma que era más aparente que real. 

Sin esperar respuesta, salió del almacén y recorrió rápidamente los pasillos del barco. Cada sacudida le recordaba la importancia de que todo estuviera en su sitio, especialmente en un viaje como este, donde el más mínimo desliz podía convertirse en una catástrofe, y más que un desliz, resultó tremenda tormenta. Abrió un par de puertas para asegurarse de que los armarios seguían cerrados y las habitaciones estaban en orden. 

Al llegar a la cocina, Airok dejó escapar un suspiro frustrado. Varias cosas estaban fuera de lugar: platos apilados en la encimera, una fruta rodando por el suelo... “Le tengo dicho que mantengan todo asegurado, maldito Balagus” pensó, mientras recogía la fruta a toda prisa y la dejaba en el primer lugar más seguro que encontró. "Verás cuando encuentre esto fuera de su sitio". Sabía que no haría falta decirle nada; era inevitable una discusión futura cuando abriera los cajones y viera todo mal puesto. Balagus reclamaría que había invadido su espacio, y ella aprovecharía para recordarle la importancia del orden en cualquier navío. Una rutina tan agotadora como familiar. 

Pero no tenía ahora tiempo para más delicadezas. Siguiendo con las prisas y tras haber revisado todas las habitaciones, volvió al almacén y cerró la puerta tras de sí con un portazo justo cuando el grito de Balagus resonó desde la cubierta. 

¡BAJAMOS YA! —

Airok apretó a Spack contra su pecho, asegurándolo con fuerza mientras con la otra mano se aferraba a uno de los cabos que habían colocado para estabilizar la carga y se sentaba en el suelo. El corazón le latía con fuerza, pero su mente estaba enfocada en lo único que podía hacer: aguantar el impacto y confiar en que las medidas tomadas hasta el momento fueran suficientes. 

¡BORA, AGÁRRATE! —gritó, interrumpiendo la tarea de la Mink mientras el barco comenzaba a caer. 

El vacío en su estómago fue inmediato. Durante aquellos segundos eternos, parecía que todo a su alrededor estaba a punto de romperse. Cada golpe de viento sacudía la estructura como si fuera un juguete en manos de la tormenta. Al no tener visión clara del exterior, no podía saber qué tan lejos estaban del suelo ni a qué velocidad bajaban, lo que amplificaba aún más la espera del impacto. 

El golpe llegó, pero sorprendentemente mucho más suave de lo que Airok había imaginado, lo que se sintió casi como una decepción tranquilizadora. Había esperado un impacto brutal, las tablas destrozadas y la carga desparramada con ellas convertidas en puré en medio, pero en cambio, inexplicablemente el barco resistió. Las cuerdas aguantaron, y aunque todo crujía a su alrededor, no hubo mayores daños. 

Airok tardó unos segundos en procesar lo sucedido, estaba bastante entera. Miró a Spack, que seguía tan rígido como un tronco con su pequeño corazón a mil por hora y la respiración acelerada, pero estaba ileso. Giró la cabeza hacia Bora, que se levantaba lentamente del suelo, sacudiéndose el polvo con un gesto resignado pero intacta. 

Bueno, parece que hemos sobrevivido... —dijo Airok, con una mezcla de alivio y sarcasmo mientras acariciaba la cabecita de Spack y lo miraba con cariño para relajarlo un poco. Se giró hacia Bora y añadió: —Buen trabajo con la red. Podría haber sido mucho peor si la carga hubiera empezado a moverse. ¿Tú estás bien? 

Spack soltó un pequeño chillido, como si quisiera intervenir en la conversación. Airok lo miró y, por primera vez desde que comenzó la tormenta, sonrió. —Spack dice que es culpa tuya si encontramos un plátano aplastado entre las cajas —bromeó, alzando una ceja hacia Bora— Pero tranquilo, pequeño, todos estamos un poco fuera de lugar ahora. 

El silencio volvió a asentarse lentamente, aunque la tensión seguía latente. Airok tomó aire y añadió con un tono más serio: —Ten cuidado cuando vayamos a abrir los armarios, la carga se ha movido dentro y puede caerte algo encima. 

Fue entonces cuando una voz familiar interrumpió desde la entrada del almacén: —¿Están bien? —preguntó Marvolath mientras las examinaba visualmente en busca de lesiones antes de continuar— Parece ser que hemos... aterrizado gracias a Dharkel. 

Airok alzó una ceja, su expresión mezcla de incredulidad y curiosidad. —¿Dharkel? ¿Nuestro Dharkel? —repitió, dejando claro su escepticismo. 

El hombre asintió con seriedad. —Cada vez que lo he visto en peligro me sorprende con algo nuevo.Me pregunto qué será lo próximo. 

Mientras él comenzaba a organizar los contenedores junto con Bora, Airok permaneció pensativa. Dharkel, siempre vago y fuente de discusiones constantes, ahora parecía haber salvado el día de una forma inexplicable, dada la situación que había. 

Pues habrá que darle las gracias... supongo. Pero si cree que esto le libra de su próximo turno, está muy equivocado —murmuró, más para sí misma que para los demás. 

Bora, desde que cojas aire, hay que empezar a revisar si hay algo roto. — Se dirigió también hacia Marvolath— Ya tengo el inventario hecho, dejadme los desperfectos en el mismo baúl todos juntos y después lo reviso de mi inventario —concluyó, saliendo a cubierta por fin con Spack todavía aferrado a ella.


Resumen
Moderadora Perona
Ghost Princess
¡Mini Evento Finalizado!


Muchas gracias a todos por participar, ¡en breves procederemos a dar las recompensas! Estas se otorgarán a aquellos que hayan posteado en al menos 2 de las 3 rondas en las que ha consistido el evento, son las siguientes:
  • 50 puntos de experiencia.
  • 1 Cofre Decente.

Además, hemos decidido recompensar con un extra de 50 puntos de experiencia más para los Narradores Oficiales, por el enorme trabajo que han hecho con el North Blue.

¡Gracias!


[Imagen: one-piece-perona.gif]
Bora
la cazadora dorada
Personaje


La tormenta se había empeñado en zarandear el barco como si de un sonajero se tratase, y aunque estando en el almacén no era consciente de como se veía la situación, todos aquellos sonidos de crujidos y amarres tensados le advertían de que algo grande estaba por venir. 
Su estómago dio un vuelco, y su cuerpo se elevó unos centímetros del suelo, no sabía porque, pero estaban cayendo, fue entonces cuando notó que el Hope había aminorado la velocidad de caída, notó entonces el impacto amortiguado del barco contra el mar, se sostuvo a lo que pudo para no acabar enterrada entre las mismas cajas que había tenido que amarrar momentos antes. 

- Eso, no me lo esperaba. ¿Qué narices ha pasado ahí fuera?- preguntó mirando a Airok con cara de desconcierto. 

De repente, notó como en la estancia comenzaba a subir la temperatura, al girarse para averiguar de donde procedía aquella agradable temperatura pudo ver a Marvolath que parecía examinarla con ojo clínico mientras le preguntaba si estaban bien. 

- Sí, sí... Aunque ese ha sido un buen susto.- respondió mientras sacudía de su ropa algo que parecía ser harina desperdigada. Sus ojos dorados se desviaron hacia el resto de la bodega mientras escuchaba lo que decía sobre Dharkel. Asintió lentamente, dejando escapar una breve risa, aunque sin perder la seriedad.

Dharkel siempre encuentra una manera de salir adelante, pero esto… —se detuvo un instante, dejando que sus palabras flotaran en el aire—. Si de verdad evitó que acabáramos en pedazos...le debemos una muy gorda.

Mientras hablaba, se acercó a una caja que había quedado ligeramente torcida y la ajustó con facilidad. Su tono era ligero, casi bromista, mientras observaba el almacén. —Bueno, al menos parece que la mayoría de las cosas están en su sitio. Unos ajustes más y esto quedará como nuevo… más o menos.- 

Resumen
Moderadora Perona
Ghost Princess
Vaya, parece que se nos ha quedado alguien un poco descolgado...

Tras hablarlo con el resto del Gorosei, hemos acordado que la usuaria Bora también se merece la recompensa, aún habiendo quedado fuera del post de cierre, ya que no se dio una hora concreta para el cierre. La próxima vez, señalaremos bien los horarios para que no se den más situaciones como esta.

Ahora sí que sí, ¡mini evento cerrado! Disculpad las molestias. ♥


Salto de foro:


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