Hay rumores sobre…
...un hombre con las alas arrancadas que una vez intentó seducir a un elegante gigante y fue rechazado... ¡Pobrecito!
Tema cerrado 
[Aventura] [T2] Sombras del Bosque
Arthur Soriz
Gramps
Desde su posición en la colina la vista del campamento se despliega como una escena cotidiana, sin señales evidentes que levanten sospechas en ninguno de ustedes dos. Los hombres y mujeres que se mueven entre las carpas lo hacen con naturalidad, sin comportamientos erráticos ni actitudes sospechosas. Sus movimientos son tranquilos, sus conversaciones parecen comunes a pesar de no escuchar mucho de lo que dicen, como las de cualquier grupo que acampa en el bosque. No hay gestos furtivos ni miradas nerviosas que delaten una actividad ilícita.

Las cajas dispersas alrededor del campamento no llevan marcas que sugieran contenido peligroso o ilegal. Desde esta distancia su contenido es un misterio pero a simple vista no hay nada inusual en ellas. Todo parece ordinario, lo que hace esto un poco confuso porque según los residentes de Rostock esta gente llevaba cajas de armas, y se veían muy hostiles así que no son capaces de entender exactamente por qué tal desconfianza por parte de la gente.

Mientras observan, una figura que parece ser el líder del grupo emerge de una de las carpas más grandes. Su presencia es inconfundible y los demás se agrupan a su alrededor... atentos a lo que tiene que decir. Su voz se eleva por encima del murmullo habitual alcanzando sus posiciones con fragmentos de discurso que aunque incompletos despiertan una inmediata sensación de alarma.

Volver río abajo,” “invadir alguna taberna,” “explotar”… Las palabras que logran captar son fragmentos, pero la verdad es que muy bien no suenan. No pueden estar seguros de qué están hablando pero el tono confianzudo, casi risueño y el contenido de esas frases bastan para que se pregunten cuáles son sus verdaderas intenciones. ¿Qué plan podrían estar trazando que incluye esos términos? ¿Qué significa todo esto en el contexto de un campamento que hasta hace unos momentos parecía pacífico?

Sí es cierto que el aparente líder de esta gente se ve como alguien forzudo, grande. De múltiples batallas sobre sus hombros, con muchas cicatrices cruzándole el cuerpo marcando su piel como tatuajes de enfrentamientos pasados. Cada segundo que pasa podría ser crucial. Tienen dos opciones claras... intervenir ya mismo para tratar de evitar un posible peligro antes de que avance más o esperar, observar un poco más y tratar de entender mejor la situación antes de tomar una acción que podría ser irreversible y resulte ser nada más un malentendido.

El bosque alrededor está en completo silencio como si incluso la naturaleza estuviera expectante ante lo que decidirán hacer. Las palabras del líder aún resuenan en sus mentes, fragmentos perturbadores de un diálogo que no han logrado descifrar completamente. Este es un momento crítico, y la decisión que tomen ahora definirá el rumbo de la misión.
#11
Galhard
Gal
Galhard se mantuvo en silencio unos segundos más, observando la escena con atención mientras las palabras que lograron captar seguían resonando en su cabeza: "Volver río abajo", "invadir alguna taberna", "explotar"… Nada de aquello sonaba precisamente como una charla amistosa o inocente. Aunque el campamento parecía pacífico, había algo en el tono del líder que no le gustaba para nada.

Con el ceño ligeramente fruncido, giró la cabeza hacia Rabbit, quien, desde su posición en su bolsillo, seguía abrazando esa extraña piedra y mirándolo con un aire serio pero… ¿un poco sonrojado? No pudo evitar sonreír levemente ante la peculiaridad de la coneja. Era caótica, sí, pero también aguda y perspicaz. Y su propuesta de establecer un código simple no era para nada descabellada.

—Oi, oi… —empezó en voz baja, su tono calmado pero decidido — Me gusta tu idea del código, Rabbit. Es práctico y discreto, y podemos adaptarlo según lo que pase allá abajo.—

Con movimientos cuidadosos, tomó la piedra que Miku levantaba y la examinó unos segundos antes de devolvérsela. Era una simple roca, pero ahora se convertía en una herramienta valiosa para su misión. Luego, regresó su atención al campamento.

—Vamos a quedarnos un poco más y observar.— Su voz sonó firme, aunque cargada de prudencia —Pero si ese grandote baja al río o hace algún movimiento que no me guste… —hizo una pausa, cruzándose de brazos —Actuaremos.—

Apretó los labios, intentando poner en orden sus pensamientos. No podía descartar la posibilidad de que esos fragmentos de conversación fueran un malentendido, pero tampoco podía permitirse ser ingenuo. Los rumores que los habían llevado hasta allí hablaban de armas y contrabando. No iba a ignorar esa información.

—Escucha… —dijo mirando hacia el campamento — Si nos separamos, quiero que uses el Den Den Mushi en caso de emergencia. Pero por ahora quédate conmigo. La idea de la distracción puede funcionar si nos descubren, pero no quiero que te arriesgues sola todavía.—

Volvió a dirigir su mirada hacia el líder del campamento, evaluando cada uno de sus movimientos. El tipo irradiaba experiencia y peligro. No era alguien que pudiera ser subestimado.

—¿Ves ese hombre? —señaló con un movimiento sutil —Parece ser el líder. Si se mueve, lo seguimos. Si da órdenes, las escuchamos. Pero no hacemos nada impulsivo hasta que estemos seguros.—

Mantuvo su sonrisa ladeada y miró de reojo a Miku.

—Y tranquila, si las cosas se ponen feas… improvisamos. Aunque espero que no tengamos que llegar a eso.

De nuevo, su tono tenía un matiz ligeramente cómico, casi despreocupado, aunque en el fondo sabía que cualquier paso en falso podría costarles caro.
#12
No Name
Miku
A veces, ni siquiera podemos imaginarlo. Hay momentos en los que necesitamos ser guiados por otros, mientras que en otras ocasiones nuestra experiencia se arraiga a la integridad de la situación que enfrentamos. Lo más curioso es cómo, en ocasiones, estas circunstancias se presentan con tan poca emoción que apenas logramos notarlas.

El campamento, a simple vista, no parecía amenazador. Sin embargo, la conversación de aquel hombre tenía un matiz distinto, algo desgarrador, un detalle que bien podría ameritar una investigación más profunda.

Cuando Gal tomó la decisión de que ambos debíamos quedarnos juntos, su prudencia fue evidente. Era una acción sensata, pero algo distinta de la forma impulsiva en la que Miku solía actuar. La joven komink no dijo mucho al respecto, limitándose a rechistar un poco antes de distraerse con la mirada de aquel hombre guapo que parecía captar su atención. Finalmente, dejó de observarlo y se concentró en sus palabras.

Sí, bueno... desde aquí no escucharemos una mierda. Podrían estar haciendo cochinadas allá abajo y apenas nos enteraríamos —comentó, volviendo a mirar la piedra entre sus manos.

Era una roca bastante grande en comparación con su diminuto tamaño. Miku, que apenas pesaba un par de kilogramos, llevaba un buen rato acomodada en el bolsillo de Gal. Él seguramente ya se habría acostumbrado a su peso, como quien lleva una moneda o un guijarro. Sin embargo, aquella piedra, aunque ligera, tenía un potencial interesante. Con la forma adecuada, todo era posible.

Balanceándose dentro del bolsillo, Miku aguardó pacientemente el momento preciso. Cada tanto, su pequeño cuerpo rozaba el pecho de Gal, pero no se preocupaba. Su plan estaba en marcha, y cuando él levantó la mirada hacia el supuesto líder del campamento, ella actuó.

Con un movimiento calculado, dejó caer la piedra dentro del bolsillo y, sin dudarlo, escapó. Simulando un bostezo exagerado, como si la piedra misma fuese ella tomando una siesta, desapareció entre las hojas y plantas del entorno. Gal, ajeno al cambio, ahora parecía hablarle a una piedra mientras Miku, diminuta y escurridiza, se deslizaba con rapidez.

Su objetivo era claro: acercarse lo suficiente al campamento para escuchar cada palabra con mayor detalle, pero sin interrumpir ni llamar la atención. Entre hojas y matorrales, avanzaba con confianza, aprovechando su tamaño para mantenerse oculta.

Un único problema era el que la acongojaba en este momento… al salir del bolsillo de Gal y tramar su escape para oír mejor lo que hablaban en el campamento, la muchacha tropezó y quedo tirada frente al joven Marine. Se limpio las orejas luego de la caída y simplemente se apoyo en el pie del marine, sobándose del dolor y aguardando para ver que hacer ahora… aunque, con lo paranoica que era, agudizo el oído, para ver si podía escuchar algo con más detalle o si algo se aproximaba por detrás.

A simple vista, solo salió del bolsillo de aquel guapo hombre y aguardo con su oído agudo para decir ocultando que estaba tan roja como tomate - ach… me caí…
#13
Arthur Soriz
Gramps
Desde la colina donde se encuentran el campamento se ve casi cotidiano, pero cada movimiento... cada palabra que han escuchado, les hace sentir que la calma es solo superficial. Mientras observan el líder comienza a movilizar a su gente. Algunos de sus hombres y mujeres cargan bolsas que parecen ser pesadas, otras personas se encargan de levantar las cajas y cargarlas en los carros que pronto son empujados por un pequeño equipo organizado de manera eficiente. A simple vista no parece que haya nada fuera de lo común pero algo en el aire sigue siendo definitivamente confuso.

El líder da la orden, y su tono llena el aire con un tipo de entusiasmo que pone incluso más dudas sobre lo que está por venir.

¡Es hora de divertirnos, chicos! —dice, y la respuesta generalizada de su gente se mezcla con risas y palabras de afirmación. El ambiente está cargado de una energía que tiene una extraña resonancia, como si estuvieran todos demasiado emocionados por lo que está por suceder.

Aunque sus voces están llenas de ánimos y energía, nada de eso les da la impresión de que estén preparándose para un ataque. Nadie parece apurado y mucho menos se sienten hostiles pero las apariencias a veces engañan y eso ustedes dos lo saben bien. Los movimientos del grupo parecen coordinados pero no urgentes. Las caras de los hombres y mujeres que avanzan en dirección a Rostock no muestran más que sonrisas y algunos charlando entre ellos; tranquilidad. Es como si se sintieran completamente seguros, confiados en que nada los detendrá.

El líder es una figura imponente y a medida que se pone en marcha todos lo siguen con una disposición casi relajada, cargando sus pertenencias con un paso sin prisa pero sin pausa. Y así avanzan hacia el pueblo sin que ninguno de ellos se detenga a mirar hacia atrás. ¿Qué los empuja a moverse hacia Rostock? ¿Qué planean hacer allí? Sus intenciones aún son un misterio pero no parece haber hostilidad en el ambiente… al menos, no a simple vista.

Este es el momento de decidir, ¿dejarán que lleguen hasta el pueblo sin intervención o es mejor actuar antes de que se mezclen con la población de Rostock? Si esperan el tiempo podría jugar a su favor, pero también puede ser su enemigo. La opción de interrogarlos mientras aún están alejados del pueblo podría darles más respuestas, pero también podría desencadenar una confrontación que tal vez no estén preparados para manejar.

Sin embargo al ver cómo dejan atrás su campamento, parece que este se quedará completamente vacío. Esa podría ser una oportunidad que no se puede dejar pasar. Sin la presencia de los ocupantes el campamento puede revelar secretos escondidos, darles alguna pista adicional sobre lo que realmente están tramando. Puede que sea el momento adecuado para revisar el campamento a fondo. Ponerse a inspeccionar las cajas y los objetos que han dejado atrás para así tal vez descubrir algo que explique mejor sus intenciones.

Las opciones están sobre la mesa, y recuerden que aún tienen al grupo de Marines de refuerzo al cual pueden informar sobre lo que está ocurriendo. La decisión es de ustedes.
#14
Galhard
Gal
El viento acariciaba las hojas secas del bosque mientras Galhard se mantenía firme, observando cómo el campamento comenzaba a vaciarse. Desde su posición, cada detalle parecía encajar en un rompecabezas que aún carecía de piezas clave. La conversación que había alcanzado a escuchar seguía resonando en su cabeza: "Volver río abajo", "invadir alguna taberna", "explotar". Esas palabras no eran las de un simple grupo de viajeros. Había algo más.

Galhard respiró hondo, dejando que la calma del bosque templara su mente. Los pasos sincronizados del grupo resonaban en la distancia mientras se dirigían hacia Rostock, pero no había prisa en ellos. Demasiada confianza. Eso era lo que lo inquietaba. Nadie se mueve de esa forma si no tiene un plan bien calculado.

Mientras evaluaba sus opciones, sintió un ligero peso moverse en su bolsillo. Bajó la mirada y notó que la joven coneja había salido del bolsillo y, en su intento por deslizarse al suelo, tropezó torpemente, cayendo de espaldas sobre las hojas. Con un movimiento ágil, Galhard se inclinó, ofreciéndole su mano para ayudarla a incorporarse.

—Oi, oi… ten cuidado. —susurró con un toque de humor en su voz, pero sin perder la seriedad del momento.

Galhard volvió a fijar su mirada en el campamento vacío. Ahora o nunca. Si querían obtener respuestas, esta era la mejor oportunidad. Un campamento sin vigilancia podía esconder secretos importantes. Sin embargo, quedarse observando cómo el grupo se acercaba a Rostock sin hacer nada también podía ser un error. Era una decisión complicada, pero no podía dejar que la incertidumbre lo paralizara.

El marine cerró los ojos un instante, permitiéndose un segundo para analizar la situación. Si no actúas, no avanzas. Pero si te precipitas, puedes fallar. Con esa reflexión en mente, tomó una decisión.

—Vamos. —dijo en voz baja, dirigiéndose hacia el campamento.

Descendió con cuidado por la pendiente, asegurándose de que sus pasos fueran silenciosos. La humedad de la tierra y el crujir de las hojas bajo sus botas le recordaban lo traicionero que podía ser un bosque como aquel. Un paso en falso, un sonido fuera de lugar… y podrías delatarte.

Al llegar al perímetro del campamento, se detuvo un momento. El aire estaba cargado de una extraña quietud. Las carpas viejas y las cajas dispersas le daban al lugar un aspecto improvisado, casi temporal. Sin embargo, algo le decía que había más de lo que se veía a simple vista.

Con movimientos precisos, comenzó a revisar las cajas. Las primeras contenían provisiones básicas: comida enlatada, herramientas, ropa. Pero al abrir una de las cajas más pesadas y reforzadas, su instinto se confirmó. Dentro había armas. No muchas, pero suficientes para entender que aquel grupo no era tan inofensivo como querían aparentar.

Fusiles, munición… Todo en perfecto estado, listo para ser usado. Galhard apretó los labios mientras sus ojos se endurecían.

—Tsk… lo sabía. —murmuró para sí mismo.

Siguió revisando con meticulosidad, encontrando más cajas con munición y algunos planos rudimentarios. Uno de ellos mostraba un croquis del pueblo de Rostock, con marcas en varias ubicaciones clave: la taberna, el mercado central y la plaza del pueblo. No es una visita amistosa…

Con un gesto firme, sacó su Den Den Mushi y lo activó.

—Aquí Galhard. Llamando al grupo de refuerzo. —dijo con tono serio, su voz resonando con claridad en el receptor —Hemos encontrado armas en el campamento. Se dirigen a Rostock. Solicito que aseguren el pueblo y mantengan a los civiles alejados. Cambio y fuera.—

Colgó el Den Den Mushi y se giró hacia la dirección en la que el grupo había desaparecido. Si llegan al pueblo sin que nadie los detenga, la situación podría volverse peligrosa. Pero con la confirmación de las armas, ya no quedaban dudas: había que actuar.

Se ajustó el uniforme, asegurándose de que todo estuviera en su lugar, y echó un vistazo a Miku, que lo observaba en silencio, alerta.

—Ne ha ha ha… No me esperaba una misión tan complicada para empezar el día. —comentó para sí mismo mientras su mente ya planeaba los próximos pasos.

Con una última mirada al campamento vacío, Galhard se puso en marcha. El tiempo apremiaba, y cada segundo perdido podría marcar la diferencia.
#15
No Name
Miku
Hace mucho tiempo, un sabio hombre dijo que un gran poder conlleva una gran responsabilidad. Ese tal Tío Ben, todo un grande, sabía lo que decía. Su frase, cargada de poder y significado, fue dirigida a su sobrino, sin imaginar el impacto que tendría en su vida. En los tiempos actuales, podríamos aplicar esta misma idea al uso de herramientas avanzadas como las de escritura asistida (cof cof, ChatGPT) o armas de Fuego, todo debe ser usado como es correcto, de la mejor manera posible y no abusar de ellas. Pero dejando eso de lado, el verdadero tema aquí es el uso responsable de cualquier recurso poderoso.

En este caso, aquel simple Denden Mushi que llevábamos encima era más que un aparato de comunicación, era el poder de informar a los refuerzos con datos precisos o, en el peor de los casos, con información completamente errónea. Miku, una joven perspicaz e inteligente, entendía perfectamente la importancia de cada decisión que tomaba. Sin perder tiempo, decidió separarse de Galhard, el guapo y encantador muchacho de la Marina que la acompañaba.

Mientras Galhard optó por dirigirse al campamento del grupo objetivo, Miku tomó un camino distinto. Sin titubear, corrió en la dirección opuesta, dispuesta a investigar por su cuenta a estas personas, entender sus intenciones y averiguar qué planeaban hacer. Desde su perspectiva, no parecían hostiles. De hecho, no mostraban señales de nerviosismo o malicia; más bien, parecían un grupo jovial y unido, como amigos disfrutando de un viaje.

Gracias a su diminuto tamaño y su habilidad para moverse con sigilo, seguirlos desde las sombras fue una tarea sencilla. Sin embargo, lo que realmente la tomó por sorpresa fue el mensaje de Galhard a través del Denden Mushi - Hemos encontrado armas en el campamento. Se dirigen a Rostock. Solicito que aseguren el pueblo y mantengan a los civiles alejados. Cambio y fuera.

¿Pero qué rayos? - pensó Miku, confundida.

No podía entender cómo Galhard había llegado a esa conclusión tan rápidamente. Hasta que ella misma viera evidencia clara de armas o intenciones hostiles, no permitiría que los civiles pagaran los platos rotos. Con determinación, tomó el Denden Mushi y respondió - El grupo que va hacia Rostock no parece hostil, repito, no parece hostil. Hasta que no haya confirmación de que llevan armas o planean atacar, no actúen.

Aunque sus palabras eran firmes, Miku no podía evitar sentirse inquieta. Seguía observando al grupo desde las sombras, esperando detectar algún indicio de armas o planes malintencionados. Pero hasta ese momento, todo apuntaba a que eran un grupo de viajeros comunes, tal vez borrachos en busca de una taberna donde comer y beber hasta explotar.

Después de todo, llevar armas no convierte automáticamente a alguien en un asesino. Siempre falta la prueba definitiva, y Miku no descansaría hasta obtenerla. Por ahora, solo debía seguir observando, escuchar con atención y asegurarse de que nadie actuara precipitadamente.

off
#16
Arthur Soriz
Gramps
Al recibir tus órdenes, Galhard, los Marines que actuaban como equipo de refuerzo no pusieron peros y se pusieron manos a la obra movilizándose con precisión hacia el grupo de individuos que descendían la colina en dirección a Rostock. No iban a cuestionar órdenes, pero la confusión se instalaba en sus mentes cuando, casi inmediatamente, sus Den Den Mushi vibraron con tu mensaje, Rabbit Hole. Era un tanto discrepante... dos órdenes conflictivas en cuestión de minutos. Sin embargo, cumplir con su deber los empujaba a actuar, priorizando la seguridad de Rostock por encima de todo por lo que de igual modo los detendrían, con cuidado por si o por no.

Después de un breve pero tenso intercambio de palabras, el líder del grupo de individuos explicó la situación. Relató cómo habían naufragado y logrado salvar parte de su cargamento que originalmente iba destinado a Loguetown. Aseguró portar un permiso legítimo y ofreció mostrarlo a los marines. Obviamente que de inicio el escepticismo fue lo primero que se marcó en la cabeza del equipo de refuerzo, al menos hasta que los documentos fueron verificados. Era cierto. Los permisos eran auténticos y su intención de visitar las tabernas de Rostock para relajarse después del naufragio parecía algo razonable.

El único problema había sido la falta de comunicación con la Marina, un malentendido que podría haberse evitado con una notificación oportuna nada más haber puesto pie en Kilombo.

Mientras se esclarecía la situación, los Den Den Mushi de ustedes dos se activaron casi al unísono. La voz del líder del grupo de refuerzo resonó un poco más tranquilo que antes gracias a que habían podido solucionar el problema sin mucho más que unas palabras. Que si bien fue un momento complicado, no había pasado a mayores.

Aquí el grupo de refuerzo. Hemos confirmado que son mercantes con permisos en regla. Tuvieron un naufragio y planeaban informar a la Marina después de un descanso en Rostock. No hay amenaza aparente. Cambio y fuera.

Lo que antes podría haber sido tomado como un peligro inminente para Kilombo ahora quedaba nada más relegado a un malentendido, y sobre todas las cosas culpa de lo exagerada que es la gente hoy en día. Pero la decisión ya estaba tomada y la misión terminada. Tenían frente a ustedes lo que restaba del día ... fuera para volver a la base y hacer sus informes pertinentes, o simplemente tomarse un respiro por estos lugares antes de volver a Rostock.

Un trabajo bien hecho merecía un poco de descanso.

off
#17
Galhard
Gal
Galhard dejó escapar un suspiro al escuchar la confirmación del equipo de refuerzo a través del Den Den Mushi. Aunque su rostro mantenía una expresión tranquila, internamente no podía evitar sentirse un tanto frustrado consigo mismo. Había sido prudente en su evaluación inicial, pero quizás no lo suficiente como para descartar que el grupo no era una amenaza real. Después de todo, las primeras impresiones a menudo eran engañosas, y este malentendido era prueba de ello.

Se giró hacia Miku, quien parecía absorta en sus pensamientos, su pequeño cuerpo todavía en alerta. Galhard le dirigió una leve sonrisa, una mezcla de resignación y agradecimiento.
—Oi, oi... Bueno, al menos esto no terminó en algo más complicado, vaya pifia pillarme los dedos de esta manera— comentó con su característico tono desenfadado, aunque esta vez con un toque de autoconsciencia —Buen ojo al calmar las cosas, Rabbit. Creo que eso salvó la situación de volverse más problemática dado mi error—
El marine se incorporó, sacudiendo las hojas de su uniforme, y miró una última vez al campamento vacío. Las cajas revisadas seguían allí, un recordatorio del caos que podría haber desatado una mala interpretación. Aunque el grupo de individuos había resultado ser mercantes legítimos, aquello también subrayaba lo importantes que eran las verificaciones y el trabajo en equipo.

—Esto es un buen recordatorio de que no siempre las cosas son lo que parecen— murmuró, más para sí mismo que para Miku— Aunque no puedo evitar pensar que la próxima vez debemos ser aún más cuidadosos antes de dar cualquier paso en falso.
Volvió a dirigir su mirada a la pequeña mink, que seguía a su lado. Su tamaño reducido y su aguda percepción a la hora de analizar y encontrar anomalías habían resultado ser una ventaja clave en esta misión, y aunque su estilo era muy diferente al de Galhard, no podía negar lo bien que habían funcionado como equipo.
—Ne ha ha ha, ¿qué dices, Rabbit? ¿Volvemos a la base a dar nuestro informe o aprovechamos lo que queda del día para tomarnos un respiro? —le preguntó, dejando que fuera ella quien tomara la decisión esta vez.

Galhard, aunque siempre dispuesto a seguir adelante, sabía que un momento de descanso bien merecido no le vendría mal a ninguno de los dos después del ajetreo del día.
#18
No Name
Miku
Tras haber entregado una información relevante a los marines, Miku logró evitar un desastre inminente. Había señalado que el grupo sospechoso, lejos de ser contrabandistas, parecía más bien un grupo de civiles. Sus movimientos carecían de hostilidad y no mostraban señales de intención criminal. Gracias a esta observación, los marines se acercaron con cautela, confirmando que todo estaba en orden. Por fortuna, la información que Miku entregó a tiempo evitó que los marines actuaran precipitadamente y desataran un conflicto innecesario.

Una vez que la situación quedó aclarada, Miku regresó al punto de encuentro donde Galhard la esperaba. Como siempre, su presencia la hacía perder el hilo de sus pensamientos por un instante. Sin embargo, al recordarle que aún tenían trabajo pendiente, Miku recapacitó. Aunque él era un marine, su actitud y palabras le hicieron pensar que no todo era tan simple como aparentaba.

Sí… no siempre todo es lo que parece - murmuró Miku, encogiéndose de hombros mientras miraba al suelo, pensativa.

Galhard, notando su cansancio, sugirió tomar un descanso antes de continuar. La joven coneja, estirándose y dejando escapar un pequeño bostezo, respondió - ¡Kyaaa! Cómo me encantaría dormir ahora mismo... Pero es cierto, tenemos que entregar el informe. Aunque... - dijo, mientras sus mejillas se teñían de rojo - ¿qué te parece si me quedo dormida en uno de tus bolsillos y tú decides? Total, eres mi apuesto transporte.

Sin esperar respuesta, Miku dio un salto ágil, aterrizando sobre las ropas de Galhard. En un movimiento rápido, se acomodó en uno de sus bolsillos, enrollándose como si fuera un pequeño ovillo - Bueno… yo no aguanto más… buenas noch… noches… - susurró, quedándose dormida en cuestión de segundos.

A pesar de que el sol aún no se ponía bajo las montañas, Miku ya estaba disfrutando de su tercera siesta del día... Ya era hora de que otra tomara el mando de este cuerpo, habia estado activa durante demasiado tiempo y ya no soportaba más el pesar de sus ojos. Buenas noches y esperemos volver a ver a Miku algún día.

virtudes
#19
Moderador y señor Pink
-
Recompensas entregadas!

Narrador Arthur (208)
  • Berries: 16920000-> 17620000 (+700000)
  • Experiencia: 3632,99-> 3726,99 (+94)
  • Nikas: 15-> 29 (+14)
  • Cofres: CFR003

No Name (220)
  • Berries: 83277500-> 84277500 (+1000000)
  • Experiencia: 2813,66-> 2873,66 (+60)
  • Nikas: 114-> 124 (+10)
  • Reputación: +20

Galhard (80)
  • Berries: 148700000 -> 149700000 (+1000000)
  • Experiencia: 4897,42 -> 4957,42 (+60)
  • Nikas: 120 -> 130 (+10)
  • Reputación: +22
#20
Tema cerrado 


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