Takezo D. Ryuu
Musashi Miyamoto
27-01-2025, 03:26 PM
(Última modificación: 27-01-2025, 03:33 PM por Takezo D. Ryuu.)
Año 724.
7 De Invierno.
"¿Donde nos encontramos esta vez?"
La pregunta sonaba y resonaba en sus mentes mientras se adentran en el vientre concupiscente y ultrajado de los males de este mar y que ciertamente como madre cercano al momento de su parto, gime de dolores, aunque ahora ella en su extrema malicia parece disfrutar.
El abrazo de la bruma oscura les da acceso a un puerto pantanoso y algo inquietante, las miradas repulsivas o intrigadas de algunos de los transeúntes y locales del lugar abruman sus almas, dándoles ese cosquilleo de incomodidad en la parte baja de su espalda. El barco choca con el muelle y ahora sí son libres de desembarcar. Presos en una arquitectura con rasgos totales y propios del oriente, aunque fascinados por lo bien que encajan dentro del ambiente caótico que aguarda a la isla y que son capaces de presenciar tan solo con estar con su pies posados en el suelo de la misma.
Independiente a la velocidad de su paso, observan lo mismo de ambos lugares de la acera: Caos con una falsa máscara de estabilidad, peleas en tabernas en salen a la calle, niños y adolescentes en situación de calle, observan algunos robos, piratas y ofertas de mercenarios que dicen hacer lo que sea por unos cuantos berries. La capital del crimen, un régimen constituido y regido por el miedo y el caos y que mantenían en una falsa verdad de paz y estabilidad.
Su caminar se detiene, pueden observar las aves en el contaminado cielo y ellas responderán con una muestra de su excremento en su hombro. Aquella pregunta inicial vuelve y debe ser respondida si quieren seguir. ¿La razón? La forma en la que las estructuras y caminos están creados en esta isla solo los mantiene desubicados y dando vueltas en círculos. Necesitan salir de eso, y deben hacerlo rápido si no quieren pasar el resto de sus días dando vueltas en la misma zona.
Entre sus opciones solo dos de ellas resaltan: Seguir caminando sin importar el laberinto del lugar e ir averiguando evitando siempre la relación con aquellos locales lobos vestidos de ovejas, o abrirse a preguntar, después de todo ustedes no son diferentes a esa parte de la manada, también son lobos rapaces, sin embargo debo agregar se lo piensen más allá de la obviedad, observen las posibilidades con detenimiento, no vaya a ser que en el apresurado furor por continuar acabe comprometiendo su viaje y recorrido, consumiendo el mismo en el terror que ya aguarda en las calles.
7 De Invierno.
"¿Donde nos encontramos esta vez?"
La pregunta sonaba y resonaba en sus mentes mientras se adentran en el vientre concupiscente y ultrajado de los males de este mar y que ciertamente como madre cercano al momento de su parto, gime de dolores, aunque ahora ella en su extrema malicia parece disfrutar.
El abrazo de la bruma oscura les da acceso a un puerto pantanoso y algo inquietante, las miradas repulsivas o intrigadas de algunos de los transeúntes y locales del lugar abruman sus almas, dándoles ese cosquilleo de incomodidad en la parte baja de su espalda. El barco choca con el muelle y ahora sí son libres de desembarcar. Presos en una arquitectura con rasgos totales y propios del oriente, aunque fascinados por lo bien que encajan dentro del ambiente caótico que aguarda a la isla y que son capaces de presenciar tan solo con estar con su pies posados en el suelo de la misma.
Independiente a la velocidad de su paso, observan lo mismo de ambos lugares de la acera: Caos con una falsa máscara de estabilidad, peleas en tabernas en salen a la calle, niños y adolescentes en situación de calle, observan algunos robos, piratas y ofertas de mercenarios que dicen hacer lo que sea por unos cuantos berries. La capital del crimen, un régimen constituido y regido por el miedo y el caos y que mantenían en una falsa verdad de paz y estabilidad.
Su caminar se detiene, pueden observar las aves en el contaminado cielo y ellas responderán con una muestra de su excremento en su hombro. Aquella pregunta inicial vuelve y debe ser respondida si quieren seguir. ¿La razón? La forma en la que las estructuras y caminos están creados en esta isla solo los mantiene desubicados y dando vueltas en círculos. Necesitan salir de eso, y deben hacerlo rápido si no quieren pasar el resto de sus días dando vueltas en la misma zona.
Entre sus opciones solo dos de ellas resaltan: Seguir caminando sin importar el laberinto del lugar e ir averiguando evitando siempre la relación con aquellos locales lobos vestidos de ovejas, o abrirse a preguntar, después de todo ustedes no son diferentes a esa parte de la manada, también son lobos rapaces, sin embargo debo agregar se lo piensen más allá de la obviedad, observen las posibilidades con detenimiento, no vaya a ser que en el apresurado furor por continuar acabe comprometiendo su viaje y recorrido, consumiendo el mismo en el terror que ya aguarda en las calles.