Alguien dijo una vez...
Monkey D. Luffy
Digamos que hay un pedazo de carne. Los piratas tendrían un banquete y se lo comerían, pero los héroes lo compartirían con otras personas. ¡Yo quiero toda la carne!
[Aventura] [A-Presente] Bienvenidos al circo [Tier 3]
Hyun Yeon
Tsubaki no Ken

Han sido unos días revueltos en el G-31. A lo largo de la última semana y media, se han producido más de siete redadas en Loguetown y sus alrededores. No has tenido la oportunidad de participar en ninguna, pero tampoco has podido estar de aletas caídas. Mientras el doble del número de patrullas salían del cuartel, todas compuestas por grupos de veteranos, los soldados rasos habéis recibido la orden de dejar el cuartel como los chorros del oro. Así que os han encargado toda clase de tareas tediosas, mundanas y poco agradecidas: limpiar los baños, engrasar bisagras, barrer y fregar pasillos... has oído rumores, por supuesto. Algunos marines dicen que el capitán se ha visto presionado para preparar todo para alguna clase de visita oficial. Lo cierto es que las pocas veces que has podido verle a él o a alguno de los jefazos de la base, todos parecían estresados y agotados. El capitán en concreto tiene unas ojeras dignas de un mapache.

Hoy podría haber sido otro día aburrido. Así lo parecía, desde luego. Por lo de pronto, el cabo Oyama te había enviado con otros tres de tus compañeros a vaciar todos los contenedores de basuras del lado este, una tarea ingrata pero sencilla con tu proverbial fuerza. Es posible que estés cuestionándote a estas alturas qué papel cumples realmente en esta base y si ha merecido la pena alistarse. Sin embargo, un inesperado giro de los acontecimientos ha roto con la monotonía del día. Mientras estáis almorzando, el cabo se os acerca con prisa - Bien, aquí estáis. Terminad de comer lo antes posible y dirigíos a la sala de exposiciones 12-B. Se ha escogido a nuestro pelotón para una redada.

Tus compañeros se apresuran a comer para cumplir las órdenes. Es una lástima tener que apurar la comida, ¿no? Es decir, un gyojin grandote y fuerte como tú tiene que comer bien. Además, los cobardes humanuchos de la cocina no se atreven a decirte que no cuando pides un segundo plato o si les diriges una mala mirada cuando tienen la audacia de servirte una ración insultantemente pequeña. En cualquier caso, ya me dirás si acudes tras comer a gusto y tardas, o si acatas la orden implícita y vas cuanto antes.

Una vez llegues a la sala de exposiciones, allí os esperan la sargento Abott, jefa de tu pelotón, y una persona que no reconoces, un mink león con una gabardina beige vieja, gafas de sol y sombrero fedora. Tu pelotón está compuesto por tres escuadrones de diez marines, cada uno liderado por un cabo. En cuanto estáis todos en posición formando filas (contigo destacando muy por encima de tus compañeros), la sargento comienza a hablar - ¡Soldados del pelotón 14! Se os ha escogido para una importante tarea. De acuerdo a las instrucciones llegadas del mando central del East Blue, Loguetown debe ser purgada. Demasiado tiempo hemos dejado a criminales del tres al cuarto plagar nuestras calles. Cierto es que hemos estado ocupados con más importantes tareas, pero eso no exime a este cuartel de su sagrado deber. Esta tarde, nuestro pelotón se encargará de capturar a los piratas conocidos como la Hermandad de la Velocidad y su barco, el Gymnasium. Se trata de una banda de delincuentes menores que han causado muchos problemas. Entre los crímenes que han cometido se encuentran contrabando, saqueo de navíos mercantes, robos armados a negocios y agresiones a la autoridad. El señor Palemane nos dirá más al respecto

El mink león carraspea y se acerca a un proyector, en el que pone una serie de diapositivas - Estos piratas son particularmente escurridizos. Normalmente hacen todo lo posible por pasar desapercibidos y a pesar de que suelen permanecer en las aguas del archipiélago, su navío, el Gymnasium, es veloz y maniobrable. Hasta hace poco ni siquiera sabíamos que el Gymnasium pertenecía a esta banda. Sin embargo, tenemos informantes que nos han dado el chivatazo. Más aún, parece que ayer han tenido alguna clase de celebración, así que es probable que, pese a lo anormalmente bien coordinados que están para una banda pirata, sus vigías no estén en las mejores condiciones. La disciplina pirata es legendaria por su inexistencia - mientras habla, va proyectando imágenes del Gymnasium, un gran galeón con una carpa de circo en su cubierta principal, además de fotos de miembros conocidos de la banda - Las prioridades en esta misión son la captura de su capitana, Lagunta Neil - el proyector expone una foto de una mujer piernas largas con una prominente barba morena - y de sus oficiales, Clawsevitz "el Ariete" y Onigiri - las siguiente fotos son de un humano calvo con un gran mostacho y de un gyojin rana verde algo orondo.

La sargento procede a dar la orden de romper filas e ir a prepararse para la misión. Tenéis quince minutos para armaros y formar en el patio. Tal vez quieras aprovecharlos para coger alguna cosa, o tal vez quieras aprovechar para preguntar alguna duda. Si eres educado, tal vez la sargento no se lo tome demasiado mal.

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#1
Octojin
El terror blanco
Personaje


Octojin se encontraba en el G-31, resignado a la rutina de tareas mundanas que le habían mandado ese día. La fregona en su mano, demasiado pequeña para su tamaño gigantesco, hacía que tuviera que agacharse incómodamente para fregar los suelos del cuartel. Cada vez que lo hacía, sentía cómo el sudor resbalaba por su frente y su espalda, empapando su camisa ya pegada a su piel. Cada pasillo por el que pasaba era una tortura para su espalda, y los murmullos nerviosos de los demás soldados solo añadían a la sensación de que algo importante estaba ocurriendo en el cuartel, algo de lo que él, atrapado en su tarea, no formaba parte.

"¿Qué hago aquí? Me alisté para ser parte de algo grande, y me tienen fregando el suelo como si no existiera otra cosa que hacer", pensó mientras pasaba la fregona de lado a lado con lentitud.

Terminó de fregar y se dirigió al área este del cuartel para vaciar los contenedores de basura, la que era su siguiente misión. A medida que avanzaba por los pasillos del cuartel, Octojin no podía dejar de notar que la gente estaba inusualmente nerviosa. Los rumores corrían por todas partes, pero nadie le decía nada concreto. Todo indicaba que algo grande estaba ocurriendo, pero, ¿qué? Octojin frunció el ceño, sintiendo la frustración aumentar dentro de él. Pasó por varios marines que cuchicheaban entre ellos, lanzándole miradas rápidas antes de seguir con sus murmullos.

Una vez llegó al lado este, el escualo enseguida notó cómo aquella tarea era mucho más sencilla para él, dada su fuerza descomunal. Mientras sus compañeros humanos luchaban por levantar los pesados cubos, Octojin lo hacía con suma facilidad, levantando dos o tres a la vez y vaciándolos sin esfuerzo.

Después de vaciar la basura, fue directo al comedor, ansioso por devorar su ración. La comida en la Marina no era algo para alardear, pero al menos llenaba el estómago. Justo cuando estaba a punto de dar su primer gran mordisco, el cabo Oyama irrumpió en la sala con prisa y les lanzó una orden que cambiaría el ritmo de su día.

Y en aquél momento, la monotonía del día se vio interrumpida cuando el cabo se acercó a ellos con noticias urgentes. El tiburón apenas había comenzado a disfrutar de su plato cuando la noticia de que les esperaban en la sala 12-B con urgencia llegó a sus oídos. Sin pensárselo dos veces, comenzó a comer a una velocidad sorprendente, llenando su boca hasta los límites de lo que podía masticar. A medio tragar y aún con comida en la boca, se levantó de la mesa y salió apresuradamente, con sus mandíbulas trabajando sin pausa mientras se dirigía a la sala de exposiciones. Por un momento tuvo un amago de tos mientras corría y casi se ve obligado a expulsar la comida de su boca, pero pudo tragar todo antes de llegar a la sala.

Cuando llegó, se encontró con la sargento Abott, una mujer estricta de mirada cortante, y un mink león con un pelaje castaño dorado, que llevaba una vieja gabardina beige, gafas de sol y un sombrero fedora. A pesar de su elegante vestimenta, había algo salvaje en sus ojos ambarinos y su postura imponente. El mink carraspeó antes de comenzar su presentación, mientras la sargento organizaba a los soldados en filas. Octojin, con su descomunal tamaño, destacaba entre los demás marines.
 
La misión que se les encomendaba era clara: debían purgar Loguetown de los piratas conocidos como la Hermandad de la Velocidad. El mink león, Palemane, detalló que el objetivo principal era capturar su barco, el Gymnasium, aprovechando que la tripulación podría estar resintiendo los efectos de una celebración reciente.
Las imágenes de los miembros de la banda pirata proyectadas en la pantalla llamaron la atención de Octojin, especialmente cuando apareció la foto de Onigiri, un gyojin rana. Aunque su apariencia era cómica, Octojin sabía que no debía subestimar a ningún enemigo, especialmente a otro gyojin.

Aprovechando su experiencia previa como carpintero y su conocimiento de estructuras, Octojin pensó una táctica de infiltración que aprovechara su habilidad para trabajar con madera. A su mente llegaron ideas de sabotear el barco desde dentro, debilitando puntos clave de su estructura para inmovilizarlo rápidamente sin alertar a la tripulación. Esta propuesta, aunque audaz, reflejaba su comprensión única de las embarcaciones y su deseo de contribuir más allá de las tareas de limpieza. Otra opción menos sutil y quizá más eficaz, era hundir su barco desde el mar, pero aquello suponía que sería menos aceptable por parte de sus superiores. En cualquier caso, pensó muy bien sus palabras, esperando que todos los demás se marchasen a excepción de sus superiores, y entonces, se decidió a hablar.

Sargento Abbot, ¿me permite algo menos de un minuto? —dijo con su voz grave, sabiendo que el tiempo de la sargento era oro. Si accedía a ese minuto, continuaría— Podríamos infiltrarnos en el Gymnasium y aprovechar mi habilidad como carpintero para hundirlo desde dentro. Un golpe estratégico en su estructura podría hacer que pierdan su velocidad y maniobrabilidad. Podríamos camuflarlo con cualquier tipo de distracción fuera. Y si no, podríamos hundirlo desde abajo. Podría sumergirme en el mar y buscar alguna debilidad en el navío. Aquellos nos dejaría en una gran ventaja. Pillaríamos desprevenidos e indefensos a los piratas, y sería cuestión de tiempo atraparlos. Si montamos un perímetro, no podrían huir por tierra. Y por mar no tienen nada que hacer ni conmigo ni con cualquier embarcación que preparemos.

Octojin permaneció firme, esperando una respuesta de la sargento. Sin duda había sido muy atrevido al proponer un plan, cuando muy seguramente, ya hubieran pensado veinte mejores que ese. Pero el tiburón quería hacerse notar, que vieran que tenía mucho más que aportar que tirar la basura y fregar los pasillos con una diminuta fregona. El plan en sí sólo daba dos datos, que el tiburón era un excelente nadador, y que su condición de carpintero podía ser útil a la hora de enfocar el plan. Casi con total seguridad tanto la sargento como el mink habrían tenido eso en cuenta, pero nunca estaba de más recordarlo.

Tras la reunión, Octojin se retiraría a su cuarto para prepararse adecuadamente para la misión. Recogió su dial de destello y sus nudilleras personalizadas, herramientas que podrían ser decisivas en el enfrentamiento próximo. Mientras se armaba, no podía evitar sentir un peso de responsabilidad; no solo tenía que probar su valía como nuevo miembro de la Marina, sino también luchar contra los prejuicios que aún sentía de parte de algunos de sus compañeros. Cada paso que daba hacia el patio de armas, donde se reunirían antes de la misión, estaba cargado de determinación y un renovado propósito.

"No importa qué tan dura sea la misión", pensó mientras esperaba a que todos estuviesen listos, "Si puedo servir a la Marina de una manera útil, lo haré. Quizás esta redada sea lo que necesito para demostrar mi verdadero valor."

Datos
#2
Hyun Yeon
Tsubaki no Ken
La sargento y Palemane se vuelven hacia ti. El mink te observa con curiosidad cuando hablas, mientras que Abott escucha tus palabras atenta e impasible. Una vez terminas, la mujer dice - Tendré en cuenta sus habilidades, soldado. He de pedirle que se abstenga de hundir el barco en el puerto. No queremos tener uno de los muelles bloqueado por los restos de un navío del calado del Gymnasium. Sin embargo, asegurarnos de que no puedan huir del puerto rompiendo su timón o la rueda sería una estrategia astuta. Probablemente sería mejor romper el timón que la rueda para asegurarnos de que no puedan reparar rápidamente el daño - te mira - Entonces confiaré en tus habilidades. Te adelantarás al pelotón y te sumergirás en las aguas del puerto. Allí deberás destruir el timón sin llamar la atención. Cuando escuches el comienzo de la redada, únete a nosotros en cubierta.

La sargento te hace un saludo militar haciéndote entender que ya ha terminado contigo y se aleja. El mink león, en cambio, se quita sus gafas de sol y te examina con sus ojos dorados - Soldado raso Octojin, ¿verdad? Le felicito por su muestra de iniciativa y buen juicio. Conocerse a sí mismo es el primer requisito para alcanzar la excelencia en el arte bélico - Palemane te sonríe e inclina la cabeza levemente a modo de saludo - Si me permite la osadía de darle un consejo amistoso, el segundo requisito para alcanzar la excelencia es conocer al enemigo. La Marina peca a menudo de lanzarse a la batalla sin la correcta preparación. El día que tenga soldados a su cargo, como no dudo que lo hará, recuerde las palabras de este viejo mink - se despide sacándose el sombrero.

Una vez te diriges al patio tras recoger tus cosas, ves que la mayoría del pelotón ya está formando. La sargento ha bajado también y te hace un gesto para que te vayas adelantando. El lado bueno de todo esto es que, en caso de que no te gusten, te librarás del discurso previo a la misión. Si te gusta... eh, al menos les ha gustado tu plan. En cualquier caso, una vez te dirijas al puerto verás el barco del que hablaba Palemane y que os mostró en el proyector. Probablemente lo hayas visto otras veces en el puerto y probablemente no se te había ocurrido pensar que pudiera ser un barco pirata. Más allá de que hayan tenido el mínimo sentido común de no tener su jolly roger izado en el mástil, su aspecto de carpa de circo hace que parezca más un transporte de artistas que de criminales.

El puerto está lleno de actividad. Ves bastantes navíos mercantes y de particulares y, en torno a ellos, un gran número de personas trabajando. Es posible que si bajas al agua sin cuidado alguien te vea. También si nadas en torno al Gymnasium sin cautela. Este es el momento de que pongas en acción tu plan y muestres si sabes hacer que funcione. ¿Cómo planeas hacerlo?
#3
Octojin
El terror blanco
Con la sonrisa de un niño pequeño cuando recibe un regalo, Octojin no pudo evitar sentir una oleada de orgullo cuando la sargento Palemane mencionó que confiaría en sus habilidades. No era común que alguien con su cargo de soldado raso, y más siendo un gyojin, recibiera tal nivel de confianza. Esa sonrisa típica de satisfacción se dibujó en su rostro mientras respondía con un saludo militar firme, reflejando el respeto que sentía por la sargento y la misión que le habían encomendado.

El comentario del mink león, Palemane, lo dejó algo pensativo. Las palabras del veterano mink resonaban con sabiduría en su cabeza. Aquello hizo esbozar otra sonrisa al habitante del mar, que ya sabía que conocerse a sí mismo era fundamental para sobrevivir, pero escucharlo de un superior con experiencia le reafirmó en su creencia de que iba por el buen camino.

—Nunca olvidaré ese consejo, señor. Es una verdad clara, y parece usted un hombre sabio. Gracias—respondió, inclinando la cabeza con respeto. La sabiduría de Palemane lo inspiraba a ser más que un soldado; lo motivaba a ser un líder algún día.

Con el pecho lleno de orgullo, y decidido a cumplir su función, el tiburón salió del patio y, con el gesto que le hizo la sargento, se adelantó hacia el puerto. El camino fue una mezcla de emoción y nerviosismo a partes iguales. Sabía que la misión era delicada, y no se podía permitir cagarla. No se trataba solo de romper un timón, sino de hacerlo sin que nadie lo notara. Además, destruir el timón era una tarea que requería precisión. Si lo hacía bien, los piratas quedarían atrapados sin posibilidad de huir, pero si lo hacía mal, el ruido podría delatar su presencia antes de que el resto del pelotón llegara. Y aquello sería un escenario fatal.

Al llegar al puerto, Octojin se detuvo un momento para observar la zona. El Gymnasium destacaba entre los otros navíos, aunque no precisamente por su aspecto temible. Más bien, parecía una embarcación de artistas, con su carpa colorida y su aire de festividad. El gyojin se preguntó que harían allí dentro. Aunque pronto volvió de su ensimismamiento y se centró en lo realmente serio.

Nadie hubiera sospechado que aquel barco era en realidad una guarida de criminales. "Vaya fachada tienen estos piratas," pensó mientras esbozaba una ligera sonrisa. Pero su misión no era admirar el barco, sino inutilizarlo. Así que habría que pensar cómo.

El puerto, como de costumbre, estaba lleno de actividad. Trabajadores por aquí y por allá, mercaderes y marineros que se movían de un lado a otro sin aparente rumbo pero realizando duros trabajos. Cargaban y descargaban mercancías con una facilidad pasmosa. Charlaban entre ellos y se gritaban órdenes. Aquello podría parecer un caos por fuera, pero por dentro tenía su orden. Nadie hacía algo que no estuviese previsto, y así, en cadena, todos funcionaban con gran tesón. No sería fácil sumergirse en el agua sin ser visto, pero Octojin tenía un par de ideas. Sabía que debía actuar con discreción y aprovechar su conocimiento del puerto y de la carpintería para ejecutar el plan.

Primero, se aseguró de caminar cerca de las zonas más abarrotadas de gente, donde el bullicio y la confusión podían jugar a su favor. Caminó decidido, como si realmente tuviese un quehacer allí. Mirada al frente y paso firme, era algo que siempre ayudaba a hacer parecer lo que realmente no era. Su enorme tamaño llamaba la atención, pero eso también significaba que la gente lo vería como algo cotidiano en el puerto, siempre lleno de personajes extraños. O eso pensaba él. Se desplazó con calma, pasando cerca de una pila de cajas vacías y aprovechando el momento en el que un grupo de estibadores se acercó para depositar algunas más de un cargamento en el suelo, se dejó caer de espaldas con un movimiento calculado al agua, bajo el amparo de las cajas y el ruido de los trabajadores.

Ya sumergido, Octojin se sintió en su elemento. Esperaba que nadie hubiese reparado en él, o que al menos no le hubieran dado la importancia que realmente tenía. Se sumergió unos metros, notando cómo el frescor del agua lo envolvía, y su mente se aclaraba. A pesar de la tarea que tenía por delante, una sensación de paz lo recorrió. Movió su cuerpo con destreza y, desde las profundidades, comenzó a acercarse al Gymnasium. Sabía exactamente lo que tenía que hacer: destruir el timón sin causar un gran estruendo. Sus conocimientos de carpintería eran fundamentales para esa tarea. No podía simplemente arrancarlo, pues el ruido del metal y la madera rompiéndose sería demasiado obvio. Tenía que desmantelarlo con cuidado, pieza por pieza, asegurándose de que el daño fuera lo suficientemente significativo como para impedir que los piratas pudieran reparar el timón rápidamente, pero sin provocar un desastre en el proceso. Luego vería qué hacer con el timón, ya que dejarlo cerca del barco sería una torpeza. Si se daban cuenta de que era eso lo que estaba estropeado, tendrían la pieza a escasos metros.

Cuando llegó a la parte trasera del barco, Octojin observó el timón. El diseño era relativamente sencillo, y sabía que si comenzaba por los pivotes que lo mantenían en su lugar, podría desestabilizarlo lo suficiente para hacerlo inservible. A diferencia de un carpintero común, él tenía la ventaja del agua y de su fuerza natural, lo que le permitía trabajar con más precisión y sin necesidad de herramientas ruidosas.

Con la fuerza de sus manos sería suficiente. O eso creyó él. Apretando con fuerza las manos, empezó a aflojar los tornillos que mantenían el timón en su lugar. Eran bastante grandes, aunque afortunadamente sus manos también lo eran. Uno tras otro, fue quitándolos todos, utilizando su habilidad y conocimientos para hacerlo de la manera más silenciosa posible. Mientras lo hacía, se aseguró de que ningún sonido proveniente de la estructura alertara a los tripulantes. "Esto está bien sujeto," pensó mientras liberaba una de las piezas clave que mantenía el timón unido a la rueda.

El proceso le llevó un poco más tiempo del que esperaba, pero finalmente, después de unos minutos, el timón comenzó a tambalearse. Octojin sonrió para sí mismo. Había logrado desestabilizarlo sin romper nada de forma abrupta. Con un último empujón calculado, el timón se soltó del todo, quedando inoperativo.

Satisfecho con su trabajo, Octojin se aseguró de que no quedara ningún rastro evidente de su intervención. El escualo sonrió, llevándose el timón y los tornillos unos metros hacia la profundidad del mar. Lo hizo en diagonal desde el barco a la dirección opuesta en la que se había lanzado al agua. Allí dejó que se hundiese.

Con la misión cumplida, se retiró sigilosamente, nadando hacia una zona más oscura del puerto donde pudiera emerger sin llamar la atención. Sabía que había hecho un buen trabajo, y aunque la acción había sido sutil, tendría un gran impacto en la capacidad de los piratas para huir.

Ahora, solo quedaba esperar a que la redada comenzara. Octojin, mientras se mantenía oculto en las sombras, se permitió un breve momento de orgullo. Había cumplido con su deber de manera impecable, y eso lo llenaba de satisfacción. O al menos ese era su sentimiento.
#4
Hyun Yeon
Tsubaki no Ken
Los clavos del timón son de madera para evitar el óxido, pero con la humedad (que ha hecho que se hinchen) y los percebes, extraerlos es complicado. Te lleva algo más de tiempo del que esperabas, pero finalmente extraes todas las piezas y las ocultas en las profundidades del puerto. Solo queda esperar que el gyojin de la tripulación pirata no sea también carpintero. Tras eso te posicionas entre el barco y el muelle, quedado oculto junto a una escalera de piedra. De vez en cuando escuchas ruidos que te llaman la atención entre los sonidos del trabajo en el puerto. Al principio no terminas de situar exactamente dónde los has escuchado antes, hasta que el inconfundible sonido de una carabina marine reglamentaria te llega desde el barco. La redada ya ha comenzado.

El camino más evidente es subiendo las escaleras y cruzando la pasarela de embarque, aunque tal vez tengas otros planes sobre cómo subir. En cualquier caso, en el momento en que subas a cubierta (si no tomas otro rumbo) te encontrarás con cinco de tus compañeros manteniendo la posición junto a la entrada de la carpa. Se han parapetado con unas cajas, dos a un lado y tres al otro, manteniendo a los piratas a raya a base de disparos. Parece que intentan evitar evitar que lleguen a la carpa o la pasarela, no tienes claro si para evitar que huyan del barco o que entren en la carpa. El olor de la pólvora inunda tu nariz. No ves por ningún lado a la sargento Abott ni al resto del pelotón.

Los piratas, por otro lado, son poco ortodoxos. No son lo que esperarías de una banda de forajidos de alta mar. Sus ropas y aspecto general es más propio de gimnastas y artistas circenses y sus armas no parecen armas. Son pesas, halteras, pértigas y herramientas similares. La preferencia de los piratas por esta extraña elección de armamento no favorece acercarse a una posición defendida por armas de fuego, así que se mantienen a cierta distancia. Al principio, al menos. Escuchas unos pasos pesados sobre la madera y desde el castillo de popa llega un hombre de piel oscura de más de dos metros de alto con una camiseta de asas a rallas azules y blancas. El hombre porta dos enormes pesas rusas. Con una risotada, dice -¡No os preocupéis, compañeros! Yo os abro paso - entonces traza un arco con su brazo derecho y lanza una de las pesas contra la barricada improvisada de la derecha. El proyectil destroza la madera de las cajas como si fuese papel, derribando a los tres marines. Si estás cerca, tendrás que cubrirte de alguna manera para evitar los afilados fragmentos de madera. No son lo bastante grandes como para causarte heridas serias por sí solos, pero son muchos y probablemente te hagan sangrar un poco (causan [hemorragia leve] si te dan).

Mientras tanto, aprovechando el caos causando por el enorme forzudo, cinco piratas echan a correr desde cada lado hacia las posiciones de tus compañeros. Uno de ellos está totalmente fuera de combate. Ha recibido el impacto de la bola y está inconsciente, con un hilo de sangre cayendo desde una herida en su cabeza. Los otros dos de ese lado se han clavado astillas y están derribados y aturdidos. Los que cubrían el lado izquierdo han sido tomados por sorpresa, pero están relativamente intactos salvo por unas heridas menores. A la desesperada, alzan sus carabinas y comienzan a disparar contra los piratas que llegan desde su lado para intentar contenerlos.
#5
Octojin
El terror blanco
El sonido familiar de una carabina marine llegó a los oídos de Octojin, activando de inmediato sus sentidos. Su instinto le gritaba que la redada había comenzado. El tiburón, que hasta entonces había permanecido en las sombras, oculto a los ojos del mundo, decidió que era el momento. Empezó a moverse con una soltura digna de su raza en el agua, nadando a toda velocidad hacia el barco pirata. Las olas parecían obedecerle mientras cortaba el agua con fluidez, acercándose rápidamente a la embarcación.

Subió por las escaleras y cruzó la pasarela con decisión, sus pies golpeaban la madera del barco creando una gran sonoridad, solo camuflada en parte por los disparos que los marines efectuaban desde su posición. Apenas alcanzó la cubierta, vio el origen de los disparos. Sus compañeros se encontraban parapetados con unas cajas, dos a un lado y tres al otro. El olor a pólvora era fuerte, tanto que lo sentía impregnarse en sus branquias. ¿Era solo de las armas de los marines o había más allí? Su instinto de tiburón se despertó, siempre alerta ante posibles amenazas, y no podía evitar preguntarse si en la carpa se ocultaba algo más que el simple equipo de los piratas.

Tampoco había rastro de la sargento Abbot ni del resto del pelotón. Algo que le dio a entender al escualo que, o bien estaban atacando por otro flanco, o realmente había habido algún problema antes de llegar allí. En cualquier caso, no era algo que él pudiese solucionar, así que se debía limitar a salir de allí con vida e intentar que todos su compañeros estuvieran intactos. Tarea que, por otro lado, no parecía fácil.

No tuvo mucho tiempo para analizar el pensamiento cuando un fuerte golpe resonó a su lado. Un enorme pirata con dos pesas rusas apareció de la nada, lanzando una de ellas directamente hacia la barricada de la derecha, justo en la que él había parado. Octojin vio cómo la madera se hacía trizas, la caja que servía de protección se destrozaba como si fuera papel, y los marines que se refugiaban tras ella salían volando. Los fragmentos de madera llovieron sobre él, clavándose en su piel como pequeños cuchillos. Sintió el calor de su sangre derramarse, pero eso no lo detendría.

Reaccionó rápido, moviéndose entre los escombros mientras el dolor de las astillas que se le habían incrustado lo empujaba a actuar. Sus compañeros estaban heridos. Uno de ellos, inconsciente, yacía en el suelo con una pequeña herida sangrando en su cabeza. Se había llevado la peor parte del golpe. Aunque parecía tener pulso, era imposible que saliese de allí sin ayuda. Los otros humanos dos estaban aturdidos, con astillas clavadas en sus cuerpos también. Octojin se agachó rápidamente, recogiendo a los heridos y juntándolos en un lugar más seguro, lejos del frente.

— Salid de aquí — dijo con voz firme. —. Poned a salvo al recluta herido, y volved después. Yo me encargo mientras.

Lo cierto es que Octojin no era su superior, ni mucho menos. Pero entendió que en ese momento, debía hacerse cargo de la situación. Los humanos estaban confundidos, seguramente fruto del sorprendente golpe, así que se decidió a tomar las riendas. Algo que, si salía mal, tendría repercusiones.

Los dos marines que aún estaban conscientes asintieron con debilidad, pero era evidente que necesitaban atención médica cuanto antes. Mientras tanto, Octojin se volvió hacia el caos en la cubierta, su vista se enfocó en los piratas que ahora atacaban desde ambos lados. Sabía que debía actuar rápido para detener la masacre y proteger a sus compañeros.

Sus ojos se tornaron rojizos, mientras su iris se volvía más pequeño. El olor a sangre mezclado con la pólvora presagiaba que aquello iba a ser difícil. Su instinto más primitivo empezó a aflorar, aunque aún no demasiado. Se tomó el lujo de mirar a su alrededor y relamerse. El campo de batalla ahora le pertenecería. O eso intentaría.

Sed de Sangre
U82001
ÚNICA
Pasiva Racial
Tier 1
14/8/2024
Los tiburones tienen un instinto predador que se agudiza al oler o saborear sangre. Para Octojin, este instinto se manifiesta de manera aún más intensa, alimentando su fuerza y ferocidad en combate cuando está en presencia de sangre fresca. Al ver/oler/saborear sangre en un radio de 40m el Gyojin obtiene un bono de +5 Fuerza y +5 Agilidad. Además, sus ojos se tornan rojos y su iris se vuelve más pequeño.

Consideramos que un enemigo derrama algo de sangre cuando sufra algún estado de Hemorragia o reciba daños cortantes o perforantes.


No se podía multiplicar, por lo que decidió quedarse en su zona derecha y rezar porque el resto de marines pudieran defenderse solos. Estratégicamente quizá fuese lo mejor, pero la estrategia no era el punto fuerte del tiburón. Por un lado, él se encontraba solo contra cinco piratas, mientras que los otros dos marines situados en la zona izquierda, tendrían otros cinco también, pero una posición más cómoda y seguro que conseguían derrotar a más de uno desde la distancia.

Así que con un ágil movimiento, el gyojin se lanzó al ataque. No tenía con qué cubrirse, ya que el tipo alto de tez oscura se había cargado la caja que le ayudaría a cubrirse. Y si se iba a la otra, estaría poniendo en peligro a sus dos compañeros marines. Así que la mejor opción era esa. O eso creía él.

Una vez se acercó hasta escasos metros de sus enemigos, fijó su cuerpo y adoptó una pose de kárate. Con la pierna derecha atrás, la espalda completamente recta y los puños preparados, llevó la mirada a los dos primeros enemigos. Al que iba en cabeza la intentó dar un fuerte puñetazo en el pecho con la palma derecha, y al que iba inmediatamente detrás suya hizo lo mismo con la izquierda, cambiando antes el peso del cuerpo sobre la misma pierna y dando un pequeño paso para ganar fuerza.

Aquellos movimientos eran los primeros que te enseñaban en la isla gyojin antes de aprender el Kárate Gyojin. Aún recordaba cómo se pasaba los días dando los pasos y golpes al aire. Pero aquella vez, con suerte, no serían al aire sino a sus enemigos.

Pese a estar preocupado por los marines que tenía a su lado, no giró el rostro. Entendió que mientras siguiese oyendo disparos, estarían vivos. Y aquello le daba tiempo para poder ir a ayudarles después.

Datos
#6
Hyun Yeon
Tsubaki no Ken
Ambos golpes impactan certeramente en sus objetivos. Los piratas caen hacia atrás, derribados. Uno de ellos no dice nada, solo se agarra el pecho con una expresión de dolor. El otro tose con fuerza, esputando sangre con cada convulsión. Sus otros tres compañeros se frenan en seco, intimidados por tu demostración de poderío y habilidad. Probablemente tu tamaño y aspecto no ayude a que mantengan su coraje, especialmente teniendo en cuenta que eres casi el doble de grande que el forzudo. Empiezan a retroceder lentamente, sin quitarte los ojos de encima.

Detrás tuya sigues escuchando ruidos de pelea. Al principio resuenan las carabinas, como hasta ahora, acompañadas por el más sutil y letal sonido de la carne siendo perforada y el olor a sangre. Sin embargo, la cacofonía de armas de fuego es sustituida por el estruendo metálico de armas entrechocando. Parece que al menos algún pirata o varios, no sabrías decir sin girarte, han llegado al cuerpo a cuerpo con tus compañeros. Por ahora parece que la pelea continúa y tus compañeros aguantan.

Mientras tanto, frente a ti, el hombre de piel oscura se adelanta con una risa grave y alegre - ¡Veo que eres fuerte, gyojin! Me llaman Ibon y soy uno de los más fuertes de la Hermandad. Puedo levantar más peso que la mayoría de mis compañeros y destrozar cosas sin esfuerzo. ¡Midámonos en combate honorable! - con una nueva risa, alza la pesa y hace un gesto con la mano izquierda a sus compañeros para que se mantengan apartados. Parece que tiene intención de enfrentarse a ti en un uno contra uno.

Ibon empieza a girar el brazo de la pesa en movimientos violentos que cortan el aire. En mitad de un de los giros, cambia la pesa de brazo sin interrumpir el movimiento. Aunque el humano es más pequeño que tú, parece bastante fuerte y es posible que uno de sus golpes duelan bastante. Deberías andarte con ojo. Tras un par de giros, Ibon corre de repente hacia ti mientras continúa cambiando la pesa de brazo y al llegar a tu altura lanza un golpe descendente con la pesa a una velocidad vertiginosa. Aunque lo ves venir y crees que puedes reaccionar, pese a su tamaño el humano es rápido [velocidad vs reflejos: reacción normal] - Speed breaker: bonecrusher!

Rompehuesos
CON201
CONTUNDENTE
Ofensiva Activa
Tier 2
No Aprendida
29
Costo de Energía
1
Enfriamiento
Al trazar un impacto horizontal en el que se vuelca todo el peso del arma y del propio usuario, este tratará de dar un impacto crítico y certero que logre causar un [Derribo] sobre la victima.
Golpe Básico + [FUEx2,3] de [Daño contundente]


Daño total: 108 contundente.
#7
Octojin
El terror blanco
Joki no Eikyo
KGY300
GYOJIN KARATE
Pasiva
Tier 3
23/8/2024
Las técnicas del estilo emplean el elemento agua en ellas, con lo cual serán capaces de golpear a los usuarios de Akuma no Mi que normalmente contarán con ciertas inmunidades tangibles con normalidad. Por otro lado, siempre que se encuentre en el agua o tenga una fuente de agua de al menos 10 litros a 30 metros, sus técnicas físicas basadas en la utilización del cuerpo causan +40 de Daño adicional y costarán -5 Energía (Hasta un mínimo de 5 Energía). Obtiene [Colisión] +50 en tus ataques cuerpo a cuerpo con el estilo.


Octojin observó cómo los piratas caían bajo sus golpes con una mezcla de satisfacción y alivio. Los gritos de dolor y la tos ensangrentada de uno de ellos eran prueba suficiente de que el tiburón había logrado intimidar a aquellos que osaban enfrentarse a él. No sólo por su aspecto, sino también por su poder. Aun así, su oído agudo captaba detrás de él el choque de espadas y el sonido de las armas perforando carne y cortando el aire. Aquel sonido le trajo una gran preocupación y le hizo plantearse qué era lo que estaba sucediendo detrás suya. Sus compañeros marines seguían luchando, pero aquello no pudo evitar que la preocupación invadiera su mente de una manera un poco abrupta. ¿Serian capaces de defenderse ellos solos? ¿Cuantos enemigos tendrían enfrente? Aquello le distrajo un breve instante, aunque pronto volvió al peligro que tenía enfrente, consciente de que primero debía lidiar con ello.

Aunque confiaba en su habilidad para acabar con esa amenaza rápidamente, no podía evitar temer por la seguridad de sus camaradas. Debía terminar con aquello lo más pronto posible y así asegurarse de serle de ayuda a los suyos, o de lo contrario, tendrían más bajas de las que deberían.

Mientras tanto, el hombre de piel oscura frente a él se acercaba con una risa profunda y confiada, presentándose como uno de los más fuertes de su hermandad. Al menos aquello que decía sí que parecía verdad, aparentemente era el más fuerte de los allí presentes, y el ataque que antes había ejecutado así lo demostraba. El resto de piratas retrocedió ante las palabras del tal Ibon, lo cual incrementó las sospechas del escualo sobre que aquél tipo era alguien algo importante dentro de la banda pirata. Al menos lo suficiente como para que aquellos tipos le obedecieran.

"Hermandad", pensó Octojin, evaluando rápidamente el título y lo que podría significar en términos de poder y organización. El hecho de que el hombre desafiara al gyojin a un combate uno contra uno lo hacía sonreír de manera feroz, su mandíbula llena de afilados dientes brillaba con anticipación a lo que iba a ocurrir.

Con los ojos rojizos inyectados en ira, Octojin dejó que la emoción del momento lo envolviera. Necesitaba ese extra de adrenalina. Sentir que todo podía depender de él, que no podía fallar. Sonrió y continuó preparándose mentalmente, lo necesitaba. El viento traía consigo el aroma metálico de la sangre que tanto le gustaba, aquella que lograba sacar sus instintos más básicos. Y eso era justo lo que necesitaba para derrotar a aquél tipo. Si lo que el fornido humano quería era un combate, lo tendría. Y Octojin iría a por todas, como siempre.

"¿Dónde demonios están mis superiores?" se preguntó por un breve momento mientras analizaba la situación.

¿No era más importante salvar a los suyos que cumplir con una misión específica? Pero esa pregunta quedó en segundo plano cuando Ibon comenzó a mover la pesada pesa en círculos, cortando el aire con fuerza en un magnífico e improvisado show de técnica. El humano no era un enemigo común, eso estaba claro. Sus movimientos eran rápidos, coordinados, y a pesar de ser más pequeño que el gyojin, el hombre mostraba una impresionante fuerza, que sumada a la gran agilidad que denotaba, lo convertía en un admirable enemigo.

Octojin recubrió ambos brazos en haki, preparando su defensa mientras el humano se acercaba rápidamente con la pesa girando violentamente. En un instante, la pesa cambió de brazo, y el humano lanzó un golpe descendente con una velocidad impresionante. El tiburón, consciente de que un golpe directo podría ser devastador, reaccionó al instante casi por intuición. Si bien la velocidad a la que el humano se movía era elevada, la capacidad de reacción del escualo fue suficiente para reaccionar y anticiparse al ataque. Puede que el instinto de supervivencia le hubiera echado un cable en aquella situación.

[tecnicainvalida=buos401]

Apretó el puño con todas sus fuerzas, concentrando todo su poder en su brazo cubierto de haki. En el último segundo, justo antes de que el golpe lo alcanzara de lleno, Octojin levantó el brazo y lanzó un contraataque directo contra la pesa que se dirigía hacia él.

Senmaigawara Seiken
KGY402
GYOJIN KARATE
Ofensiva Activa
Tier 4
3/9/2024
50
Costo de Energía
2
Enfriamiento
Un fuerte impacto que se transmite a través de las partículas de agua presentes en el cuerpo y aire que rodea al objetivo logrando que el golpe del usuario lo [Derribe] y [Empuje] hasta 10 metros.
Golpe Básico + [FUEx2,9] de [Daño Contundente]


—¡Si buscas una pelea, entonces lucha con todo lo que tienes! —gruñó el habitante del mar mientras el choque de fuerzas resonaba en el aire.

El impacto fue brutal. El hierro de la pesa chocó contra el puño cubierto de haki del tiburón, enviando una onda de choque por el campo de batalla. Octojin sintió cómo la vibración del impacto recorría su brazo, pero gracias al haki y su postura defensiva, el daño se mitigó considerablemente y sintió que su fuerza era superior al golpe del humano, pero aún era pronto para saberlo.

Los piratas cercanos observaban con nerviosismo, algunos seguro que antes del ataque habrían pensado que su compañero más fuerte lograría derribar al tiburón de un solo golpe. Pero no fue así. La intimidante presencia de Octojin y su capacidad para bloquear un ataque tan feroz era suficiente para sembrar el miedo en aquellos que aún dudaban en unirse al combate.

Seguro que había más enemigos en el horizonte. Pero primero, tenía que acabar con ese hombre, Ibon. Si lograba derrotarlo, tal vez el resto de los piratas perderían la moral para seguir luchando. Sea como fuese, aquello acababa de empezar.

Datos
#8
Hyun Yeon
Tsubaki no Ken
El choque de ambos ataques provoca que la madera bajo vuestros pies se agriete. Tras un tenso momento, tu ataque prevalece. La pesa se deforma ante tu puño y tu golpe acaba llegando a su brazo. Al impactar en él, golpeas tanto su cuerpo como la humedad en Ibon y el forzudo es propulsado hacia atrás diez metros como una especie de misil humano. Derriba a los tres pirata como si fuesen bolos y cae sobre una caja de munición de cañón, destrozándola. Mientras las balas ruedan en todas direcciones, el pirata, aún en el suelo, revisa su brazo herido y se lo frota - Eso ha sido un golpe aterrador, compañero marine. Tal vez podrías incluso hacerle frente a los tres Hermanos Mayores.

Detrás tuya, la refriega sigue. Con un breve momento de respiro, si te permites mirar, verás que las cosas están un poco feas. Hay dos piratas derribados, pero tus compañeros están peleando en un dos contra tres bastante duro. Los piratas atacan armados con una pértiga a modo de bastón de combate, un látigo y una pesa de mano. Una de tus compañeras está peleando con el de la pértiga con su sable reglamentario en un duelo bastante igualado, pero el otro ha sido desarmado y enganchado en una presa por el del látigo, mientras el de la pesa le golpea repetidamente con su arma improvisada como si fuese una porra. No parece que vaya a aguantar mucho más castigo.

- Pero la fuerza sola no basta, compañero marine - Ibon empieza a levantarse con esfuerzo, jadeando con una risa apagada - Podrás vencerme, pero te detendré el suficiente tiempo para que los Hermanos Mayores comiencen la contraofensiva. Da igual lo que hagáis, no habéis venido suficientes. Nos habéis subestimado y lo pagaréis caro. Vuestra jefa y compañeros ya deben estar probándolo en sus carnes - mientras dice eso, señala a la carpa con la cabeza. Entonces te das cuenta que, aunque de lejos, escuchas sonidos de golpes procedentes de algún lugar en el interior. Ya tienes respuesta a dónde están todos los demás.

El forzudo termina de levantarse con una sonrisa, empuñando una bala de cañón en cada mano. Entonces, con un grito de guerra y un violento movimiento de brazo, te arroja una de las balas de cañón con una fuerza prodigiosa. No es el golpe más duro que has recibido, pero probablemente quieras esquivar.

Lanzamiento brutal: 117 de daño y [entumecimiento] en la zona donde golpee si impacta. Atributo de velocidad (fuerza): 35 (contra reflejos 20 reacción lenta)
#9
Octojin
El terror blanco
Joki no Eikyo
KGY300
GYOJIN KARATE
Pasiva
Tier 3
23/8/2024
Las técnicas del estilo emplean el elemento agua en ellas, con lo cual serán capaces de golpear a los usuarios de Akuma no Mi que normalmente contarán con ciertas inmunidades tangibles con normalidad. Por otro lado, siempre que se encuentre en el agua o tenga una fuente de agua de al menos 10 litros a 30 metros, sus técnicas físicas basadas en la utilización del cuerpo causan +40 de Daño adicional y costarán -5 Energía (Hasta un mínimo de 5 Energía). Obtiene [Colisión] +50 en tus ataques cuerpo a cuerpo con el estilo.

El golpe había del escualo había sido tan contundente como él mismo había sentido al darlo. Octojin observó a Ibon volar por los aires, chocando con varios objetos y cuerpos de sus propios aliados hasta estrellarse contra una caja de munición. La satisfacción de ver a su enemigo caer le recorrió, aunque por un breve momento, mientras sus músculos se resentían por el esfuerzo y el cansancio comenzaba a acumularse. Su respiración se volvía más pesada, pero no tenía tiempo para detenerse. No con el caos que se desplegaba a su alrededor.

Intentó tranquilizarse durante esa pausa que el combate le daba. Recuperar la respiración, darle un breve descanso a sus músculos, ojear el panorama y volver a centrarse en su combate. Ese era el plan, aunque obviamente estaba sujeto a muchas variables que podían modificarlo. El gyojin suspiró, recobrando un nivel de pulsaciones algo más bajo, y centrándose en lo que veía sobre la cubierta de aquél barco.

El escualo giró la cabeza para evaluar la situación de sus compañeros. Lo que vio le preocupó: los marines estaban teniendo serios problemas. Uno de ellos estaba siendo golpeado sin piedad, desarmado y atrapado en una presa, mientras los otros luchaban desesperadamente por no ser superados, aunque daba la sensación de que era solo cuestión de tiempo que cayesen. Por un instante, Octojin pensó en dejar a Ibon a un lado y ayudarles, pero fue entonces cuando el pirata se levantó y empezó hablar, haciendo que las palabras que pronunció resonaran en su cabeza.

El humano dió por hecho —o eso creyó el habitante del mar— que sería vencido allí. Pero no fue aquello lo que sorprendió al gyojin, ya que después del golpe que se había dado era lo más normal pensar que estaba peleando contra alguien quizá más fuerte que él. Lo que realmente le llamó la atención fue que desveló, en otras palabras, que simplemente estaba haciendo tiempo para que los Hermanos Mayores comenzasen la contraofensiva. ¿A qué diablos se estaría refiriendo? En cualquier caso, debía vencer a aquél tipo rápido y ayudar al resto de marines para llegar hasta la carpa, y allí podría dar ese mensaje a sus superiores. Si es que llegaba a tiempo.

Octojin frunció el ceño. ¿Hermanos Mayores? No conocía el nombre, pero algo en las palabras de Ibon le hacía pensar que había más en juego de lo que veía. Y entonces, escuchó los golpes provenientes de la carpa. El gyojin entrecerró los ojos, comprendiendo que mientras él luchaba, sus otros compañeros, los que estaban en la carpa, probablemente estaban enfrentando una amenaza aún mayor. Se sentía atrapado entre dos frentes, y no sabía muy bien qué hacer.

Antes de que pudiera decidir su próximo movimiento, una bala de cañón voló hacia él, lanzada con una fuerza tremenda por Ibon. El tiempo pareció ralentizarse. La sorpresa en el rostro de Octojin fue breve, y sin pensarlo mucho, levantó su mano izquierda, aún cubierta con haki, e intentó bloquear el impacto, con un éxito parcial. Notó cómo la fuerza de la bala lo desplazaba hacia atrás y le creaba un inmenso dolor en el brazo, que fue mitigando ligeramente con el pasar del tiempo pero que, muy probablemente, le dejase inutilizado durante un tiempo dicho brazo.

Durante un breve instante, hizo una revisión de daños en su cabeza. Aunque el haki parecía haber mitigado gran parte del daño, el impacto le había recorrido el brazo, dejándolo ligeramente entumecido. Sentía un fuerte dolor, pero no tenía tiempo para detenerse. Apretó los dientes, con la ira reflejada en sus ojos rojos. Ibon quería detenerle, pero no lo conseguiría. No ahora.

Con una determinación feroz, Octojin lanzó un rugido de furia y corrió hacia Ibon. Cada paso que daba hacía crujir la madera bajo sus pies, mientras la adrenalina comenzaba a fluir por su cuerpo, bloqueando el dolor y el cansancio. Sabía que tenía que terminar con el forzudo cuanto antes para poder ir a ayudar a los demás, y no pensaba perder más tiempo.

Cuando llegó a la distancia adecuada, lanzó dos rápidos golpes hacia el humano en un combo que generalmente le daba buenos resultados. El primero fue un golpe enfocado a la boca del estómago con el brazo derecho. Su intención era que el pirata, fruto de su fuerza, inclinase en parte su cuerpo, y posteriormente, le lanzaría un potente gancho, de nuevo con el brazo derecho, que no impactaría directamente en él, sino que sería concentrado con el vapor del agua que le rodeaba dirigiéndose directamente a su cuerpo. Si todo salía bien y conseguía aplicar la fuerza necesaria, es posible que el pirata cayese cerca del agua o directamente al agua.

Wanto Giri
KGY301
GYOJIN KARATE
Ofensiva Activa
Tier 3
26/8/2024
34
Costo de Energía
2
Enfriamiento
Un impacto ascendente en que el usuario buscará trazar un gancho mientras golpea el vapor que rodea a su objetivo para elevarlo por los aires del impacto causando [Empuje] hacia arriba un máximo de 10 metros con el fin de dejarlo expuesto mientras cae.
Golpe Básico + [FUEx2,6] de [Daño Contundente]


A pesar de que no podía sentir el brazo izquierdo en su totalidad, parecía notarlo algo mejor. De todos modos, aquello debía acabar cuanto antes, o de lo contrario, la misión fallaría. Y no estaba dispuesto a ello. No al menos por su culpa. Tenía unos compañeros que salvar y unos superiores que informar.

Datos
#10


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