¿Sabías que…?
... un concepto de isla Yotsuba está inspirado en los juegos de Pokemon de tercera generación.
[Aventura] [A-T1] Borrón y base nueva. [Jun y Timsy]
Timsy
Timsy
El marine encajó mi salida de tono con serenidad y calma. Aunque no hice gesto alguno, suspiré aliviado por dentro, pues lo último que quería era que un acomplejado con aires de grandeza y falta de atención me encerrase en la cárcel por una tontería como aquella. Si algo había aprendido en la vida era que a veces la mejor opción era parecer ser un besugo o fingir un arrepiento que no sentías. El ego y el orgullo estaban bien, pero había que saber cuando dejarlos a un lado para salir airoso de una situación complicada – Quizás no sean todos tan malos – pensé mientras dejaba que se tranquilizase el asunto. Sin embargo la vida ese día estaba empeñada en que mis palabras despertaran la ira y suspicacia de los encargados de mantener la paz y la justicia - ¡¿Qué?! ¡No! - me apresuré a responder. Contuve la lengua de reprocharle su ineptitud, pero caí en la cuenta de que precisamente la falta de ella era lo que le había llevado hasta esa conclusión. ¿O es que acaso yo no pensaría lo mismo? O lo que era peor, ¿acaso no pensaría que tenía el cerebro de una medusa si hubiera ido él y nos hubiera dejado libres de huir por la puerta? - Pues no, no parece que todos sean tan malos… Aunque de todos los que hay, que hubiera al menos uno decente era de esperar…

-Está bien. Voy – le tendí el cepillo a la joven de cabellos oceánicos para que continuase la labor que había estado haciendo hasta ese momento. El agua sucia ya escurría por mis brazos al estar limpiando a una altura superior a la mía, pero no me importaba. A fin de cuentas, no era más que agua, sucia, pero agua y en ese elemento era dónde mejor me manejaba – Me llamo Timsy, por cierto – añadí antes de dirigirme hacia el lugar al que me había indicado el marine. Apenas unos segundos más tarde estaba en la caseta de Erny – Buenos días Erny. Me manda tu compañero para pedirte un cepillo para terminar de limpiar aquello – señalé con la mano en dirección al graffiti. Había hablado con calma y toda la educación que mi falta de respeto me permitía, sin llegar a ser en ningún momento ofensivo. La palabra que mejor lo definiría era cordial, casi servicial.

OFF


[ID 1] Timsy ha lanzado 1 dados de 3 caras. El resultado es:
- Dado 1: 1


#11
Jun Gunslinger
Nagaredama
"De escapar de aquí no, desde luego"

A la peliazul se le hinchó la vena de la frente, reflejando la rabia que hirvió en su interior ante el comentario del anfibio. Por un momento se dibujó en su  mente una imagen muy clara de ella misma partiendo el cepillo en la cabeza del cara de rana, pero ante el impulso de volverlo realidad, optó por apretar los dientes y por mantenerse en calma y en silencio. Estaba siendo tolerante y guardándose el orgullo más allá de los límites, porque perder los estribos significaba también perder la oportunidad.

Afortunadamente, la propuesta de un plato de comida bastó para ablandar y convencer al pequeño pez. Aceptó ayudar, asegurándose primero de tener el pago garantizado y soltando una sutil amenaza delante del marine, como si buscara su complicidad o aprobación. Jun sonrió y asintió con la cabeza, porque definitivamente era un trato que cumpliría. No pensaba regresar a ese húmedo calabozo apestoso.

El bichito, dispuesto y hacendoso, solicitó un cepillo para comenzar con el trabajo. Pero al marine aquella petición, por inofensiva que pareciera, no pareció gustarle en absoluto. En lugar de hacerle el favor, lo mandó a buscarlo por su cuenta donde Erny, que estaba en la caseta de vigilancia, evitando así descuidar a la prisionera. Ella chasqueó los dientes, de manera casi imperceptible. El tipo no era tonto, obviamente no iba a permitir que el gyojin tuviera oportunidad alguna de ayudar a escapar a la muchacha.

Jun casi se sale de su cuerpo cuando Bichito protestó con una negativa. Apretó los puños por una brevedad que pareció eterna, hasta que la criatura rectificó y accedió a ir en busca del cepillo, dejando el otro en manos de la peliazul, que entonces suspiró con alivio. Antes de partir, se presentó como Timsy, un nombre que a Jun le entró por un oído y le salió por el otro. Para ella, aquel ser rebelde y curioso era Bichito y punto.

Soy Jun le respondió, y por primera vez desde que comenzó todo el embrollo le regaló a la criatura una sonrisa agradable y genuina.

Las manos volvieron a hundirse en el agua jabonosa, ya turbio su color de tanto enjuagar el cepillo. El ruido de las cadenas acompañaban cada movimiento,  recordatorio constante de su situación, de lo que había sucedido la noche anterior, de lo que pasó con Juri. Inevitablemente daba vueltas y más vueltas sobre los mismos pensamientos. Su mente volvía una y otra vez al mismo punto. ¿Se encontraría bien su amiga? Estaba desesperaba por volver a verla.

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#12
Gautama D. Lovecraft
El Ascendido
  • Limpieza completada: 26/100.

El extraño anfibio accedió a ir en busca de un segundo cepillo tras ofrecerla la posibilidad de tenerlo, con este, podrían avanzar más rápido. Gus, desde la sombra del árbol, se sorprendió al ver como el tipo por el motivo que sea, había conseguido coger el cepillo más nuevo que había en la caseta, tanto fue, que en un primer momento dudó de lo que le diría a Erny en la caseta. Sin embargo, Erny, era tan bipolar y tan extremista en su conducta que, tras unos segundos de reflexión, pronto cayó en la cuenta de que de forma aleatoria, podría haber adquirido dicho cepillo sin malas artes. Este Erny no tenía solución alguna, no había por donde cogerlo.

De un modo u otro, el extraño Anfibio al fin decidió presentarse hacia la pobre joven que seguía limpiando el estropicio que generó la pasada noche, con el cepillo, el cubo, el agua y el jabón, rascaba y rascaba hasta que la fea pintura iba saliendo enturbiando el agua de tonos negruzcos. Jun por su parte, también se presentaría a Timsy, y sin más ánimo de seguir conversando o tener un mínimo interés en conocer a Tim, siguió con su tarea sumergiendo de nuevo el cepillo en el agua jabonosa para retirar el graffiti.

Ahora, los 2 podrían adelantar mucho más el trabajo que tenían por delante. Jun por un lado, tenía el afán de salir de ahí y cumplir con su condena fuera como fuera, y Timsy por su parte, con el trato de la comida de por medio y blandiendo el exclusivo cepillo que tenía, complementaría la limpieza. 4 manos siempre avanzaban más que 2, y Jun a la larga, notaría como la presencia del bichito la haría salir antes de la base, para así estar libre de los pequeños cargos de los que se le imputaron a ella y a su amiga, la cual, seguiría inconsciente en una de las camas de la enfermería de la base del G-23.

Sin embargo, los 2 deberían de darse cuenta de algo, especialmente Jun. El graffiti tenía unas dimensiones que escapaban mucho más al rango de los cepillos que portaban, puesto que tanto Juri como ella en la noche de los hechos, utilizaron arneses para hacer mucho más grande la pintura, por lo que tanto Timsy como ella, deberán de usar los arneses que dejaron las 2 amigas ahí para limpiar la totalidad de la guarrada del muro. ¿Quién de los 2 sería el que se subiera para retirar los trazos y los rellenos de colorines de más arriba? ¿Sería la propia Jun la que debiera de acceder a ello ya que lo originó? o sería el mismo Timsy en un alarde de ganarse la comida que le prometió la joven y algo extra.

Fuera como fuera, los 2 estarían bajo la atenta e inquebrantable mirada de Gus, el marine en su rol de vigilante, permanecía atento a la labor de los 2 desde la sombra que proyectaba el árbol en el que se cobijaba del sol, a unos 15 metros de los 2 y dispuesto a interactuar con ellos o intervenir si lo vieran necesario. El marine solo buscaba acabar el turno sin altercados, por lo que como ya demostró con el cepillo, colaboraría para que la condena de la joven se resolviera de la mejor forma posible para ambos bandos, al fin y al cabo, su sentido de la justicia no dictaba mucho del sargento Lovecraft, cuya benevolencia y forma de actuar causó una impresión en el soldado que adoptaría a la hora de proceder como marine.

notas
#13
Jun Gunslinger
Nagaredama
Cada vez que levantaba la cabeza y veía el interminable tramo de pared que aún quedaba por limpiar, Jun se arrepentía un poco más de haber llevado a cabo tan estúpida travesura. En especial cuando pensaba en Juri, quien la tenía muy pero muy preocupada. Había sido la de cabello negro quien impulsó aquella travesura, quien tuvo la idea de infiltrarse en la base marina y dejar su marca con aquella pintada. Y como siempre, Jun no había podido negarse. Era incapaz de decirle que no a Juri.

Suspiró con fuerza,  intentando disipar los pensamientos que no dejaban de girar en su cabeza, regresando una y otra vez al mismo punto. Si tan solo hubieran cogido un barco y se hubieran saltado la parte de vandalizar los muros de la marina, tal vez ahora todo sería diferente. Tal vez estarían riéndose en algún lugar lejano, recordando aquella noche como un esperado reencuentro, y no como la catástrofe que terminaría siendo. Pero lo que pasó al final, lo que ocurrió con Juri... eso fue algo impredecible. Algo que ni siquiera en sus peores pesadillas habría podido imaginar.

La imagen de Juri cayendo al suelo, tan repentinamente, como si alguien le hubiera arrebatado la vida de un tirón, se repetía una y otra vez en su cabeza. Inerte, sin moverse, ajena a los gritos de Jun. A pesar de que la llamó una y otra vez, no hubo respuesta. Entonces llegaron los marines y las separaron. Desde ese momento, no había vuelto a saber nada de su amiga ,y la incertidumbre crecía y se convertía en un tormento insoportable.

Seguramente estaría siendo asistida en la enfermería de la base, o al menos eso quería creer la Hafugyo. Pero ese pensamiento reconfortante también traía consigo una sombra oscura, una duda que no podía ignorar por mucho que lo intentara. ¿Y si estaba muerta?

Sus dedos se cerraron con fuerza alrededor del cepillo, igual que se apretaron los dientes aserrados hasta casi rechinar. De solo pensarlo, una horrible sensación de miedo le quemaba como fuego vivo dentro del pecho. No podía soportar la idea de perder a Juri; ella era más que una amiga, era como una hermana. Todo lo que habían compartido, las risas, las travesuras, los sueños de libertad... no podía terminar así, de un momento a otro, sin siquiera una oportunidad de  despedirse.

Arrancándola de aquella oscuridad, el pequeño anfibio regresó, cepillo en mano, para continuar con el trabajo. Su actitud diligente le arrancó a Jun una leve sonrisa, aunque el peso en su pecho seguía anclado ahí, inamovible.

Decidida a centrarse en el trabajo, volvió a mirar hacia arriba. Ahí estaba su obra infantil, sus garabatos irreverentes, pruebas tangibles de la rebeldía que las había llevado a este desastre. Entonces reparó en un pequeño gran detalle... ¿Cómo iba a llegar hasta ahí?

Justo cuando se disponía a girar sobre sus talones para protestar y pedir a Gus una escalera, sus ojos tropezaron con un arnés tirado en el suelo; el mismo que las jóvenes habían utilizado la noche anterior para escalar por la pared y llegar a pintar la parte más alta del muro.

Con esto debería bastar —murmuró, mientras se agachaba para recogerlo—. Yo limpiaré aquí abajo, y tú puedes subir para encargarte de la parte de arriba —le dijo a Timsy, sosteniendo el arnés en una mano y ofreciéndoselo con la otra.

No era que ella no quisiera subir, si no que al estar encadenada la cosa se volvía un tanto complicada. Estaba limitada, y no podía permitirse un movimiento en falso. Las cadenas restringían sus acciones, pero seguramente Timsy, libre de  ataduras, podría moverse con agilidad, subir y bajar, y limpiar sin problemas.

notas
#14
Timsy
Timsy
Tomé con la mano derecha el cepillo - ¡Uala! ¡Muchas gracias! – dije viendo el cepillo impoluto que me acababa de dar Erny. El cepillo parecía estar por estrenar a juzgar por su aspecto casi perfecto. Regresé con Jun, pues así había dicho llamarse la joven de cabellos azul eléctrico, ufano como un niño con un juguete nuevo. A fuer de ser sinceros, aquello era casi cierto, y aunque no era exactamente cierto, sentía ese extraño orgullo que tienen los infantes, y adultos, cuando saben que van a estrenar algo.

No tardé en regresar, ya de mejor humor y algo más relajado con la joven. A pesar de nuestro tenso inicio, su sonrisa genuina al presentarse parecía haber marcado un punto de inflexión en nuestra relación - ¿Y como es que has acabado aquí? – la pregunta era algo estúpida, habidas cuentas estábamos limpiando el motivo por el cual estaba presa – Quiero decir, si pudiste entrar a pintar esto, deberías haber podido salir, ¿no? – ahora sí. La intención era conocer la historia más reciente de la joven y amenizar de alguna forma nuestra labor. Por algo había que comenzar.

Miré a Jun con suspicacia y desconfianza de nuevo. ¿Me la estaba intentando jugar de nuevo? ¿Por qué tendría que subir yo? Dejé que el agua jabonosa, y a estas alturas ya sucia, goteara de mis manos hasta el cubo y suelo. Sostenía el cepillo nuevo en el aire, conteniendo sus ansias de librar el muro de la base de aquel esperpento de graffiti. Podía notarlo, casi como si tuviera voluntad propia. Sin embargo, pronto me di cuenta que dónde yo veía una trampa, tan solo había una respuesta lógica. Jun pesaba más, por lo que sería más costoso mantenerla con el arnés. Del mismo modo, las cadenas también complicarían el asunto – Está bien. Subiré a limpiar. ¡Terminemos esto cuanto antes y vayamos a comer, que estás hambrienta! – y por primera vez le guiñé un ojo con complicidad.

Tirada


Cara de Timsy

#15
Gautama D. Lovecraft
El Ascendido
  • Limpieza completada: 50/100.


Timsy, con su flamante nuevo E-Cepillo Ultra 3000 Cleaner, pudo ayudar mucho mejor a Jun con su labor, la joven, a pesar de seguir amarrada por lógica seguridad, había encontrado con mucha suerte y una comida de por medio, a un gran aliado con el que avanzaría en la retirada del graffiti. Mano a mano, habían retirado ya prácticamente la parte más baja del muro, habían avanzado bastante tras la llegada del anfibio con el nuevo cepillo. Sin embargo, aún quedaba la labor más laboriosa, aunque no la más difícil, por qué, ¿Cuál era de las cosas más difíciles de hacer en la vida?, obviamente no era limpiar, más bien, saber decir que no a determinados momentos porque van en contra de los principios y conveniencias de cada uno.

Las malas influencias terminaban por arrastrar a personas que, sin un ápice de querer llevar a cabo el capricho de un tercero, cooperar o ejecutarlo por él, se veían envueltas en situaciones que las llevaban hasta puntos en los que se ven fuera de lo que les identifica. Aparentemente, Jun, a pesar de sus motivaciones y otros aspectos, parecía lamentarse por lo que hacía, y preocupada por una persona que para su detrimento, ni pensó en ella ni pensaría, pues la que estaba pagando el pato era la de pelo azul. 

Juri, que era la tercera en discordia de todo este embrollo, permanecía en un coma inducido por medio de una muerte súbita que no derivó en más gracias a la intervención de Lovecraft, los marines que acudieron a su aviso, pudieron momentos después llevarla hasta enfermería, donde reposa hasta aclararse su situación entre papeles y papeles. La buena noticia es que seguía viva, la mala es que se mantenía estable, pero dormida hasta dios sabe cuando.

En el muro, y fuera de las cavilaciones respecto a la situación de las 2 amigas, Timsy y Jun seguían fregando el muro. La pintura caía rascando con los cepillos y enturbiaba el agua de colores sucios. Faltaban las zonas superiores del graffiti, a la cual, debían de acceder con los arneses que aún pendían de la cornisa del muro. Gus, seguía atento a la tarea de esos 2, especialmente a Jun que era la que cumplía condena. La joven le pidió al anfibio que fuera este el que se subiera a retirar las pintadas de más arriba, ya que ella, con los grilletes parecía tener dificultades para tal labor.

Este último, le preguntó a la peliazul a cerca de su situación. Gus disimuladamente, afinó el oído disimuladamente, al fin y al cabo su oficio era vigilar a la reclusa, sin variar su postura o posición, pero llevando toda su atención a la contestación de la chica. Entre tanto, para su asombro, el mismísimo Erny acudió a la zona cargando 2 cubos rebosantes de espuma.

- Si no lo veo no lo creo... ¿Será posible? ¿Qué mosca le ha picado? No hay por donde coger a este hombre. -

Gus desde su sitio bajo el árbol, seguía con la mirada a Erny que se acercaba hasta esos 2.

- ¡Eh vosotros! Tomad, gentileza de La Marina por meterle el turbo a la dichosa pintura esa, el agua está limpia y yo mismo me he encargado de echarle bien de jabón, a si que... ¡LEÑA AL MONO! ya os queda solo la mitad. -

Dijo sacudiéndose las manos mojadas por el zarandeo de los cubos en su caminar.

- ¡GUS! ¿Has visto? Para que luego digan que somos unos cabrones soberbios, les traje cubos con agua enjabonada nueva, para que no sigan limpiando con la sucia... Bueeeenoo, me vuelvo a la caseta, no os olvidéis de devolverme todo cuando terminéis eh. -

Y se marchó alzando el dedo pulgar hacia los 2, menuda suerte tuvieron hoy, pues Erny según como se levantase, podía ser bien el tipo bonachón que presenciaron, o un auténtico tocapelotas de cuidado.

notas
#16
Jun Gunslinger
Nagaredama
La pregunta de Timsy, Jun se la esperaba. Dudó sobre lo que respondería, porque no quería admitir que su hazaña de la noche anterior había resultado terriblemente mal. Después de todo, su orgullo no le permitía aceptar tan fácilmente un fracaso. Pero tampoco podía ignorar la curiosidad de Timsy, quien ya había demostrado ser más que una simple criatura anfibia; Era perspicaz y muy inteligente. Jun suspiró.

No fue difícil entrar —comenzó, haciendo alarde de lo sencillo que había sido el acto de infiltrarse. Hablaba bajito, esperando que Gus no le oyera. Ya tenía suficiente de sus regaños y sus burlas, y esas ideas locas sobre enlistarla en la marina. Antes de eso, prefería que un tiburón le arrancara los brazos y las piernas—. Parece que por las noches no vigilan muy bien la base.—Acentuó sus palabras con una sonrisita traviesa, recordando lo fácil que había sido cruzar las defensas. 

Mientras hablaba, sin dejar de limpiar, las imágenes comenzaron a aparecer como diapositivas en su mente. Recordó la adrenalina que sintió cuando se coló con Juri en el lugar, en medio de la noche, con la luna iluminando sus pasos. Había sido un juego emocionante, cada una garabateando la pared a gusto, estalladas de risa producto de la alegría y el alcohol, hasta que el sargento Lovecraft apareció en la escena. Jun se vio a sí misma, desenfundando con plena confianza su pistolón. Recordó su advertencia al marine, el metálico clic del seguro desactivándose... luego, el sonido sordo, seco, del cuerpo de Juri golpeando el suelo.

Por un instante, mientras fregaba, la arrogancia que usualmente decoraba su rostro se desvaneció.

No vine sola aquí —decidió sincerarse—. Este muro lo pinté con mi amiga. Al momento de retirarnos, algo extraño le sucedió a ella y por esa razón ambas fuimos capturadas. No sé que pasó, simplemente... se desplomó.

Por primera vez, Timsy podría ver en la expresión de la Hafugyo un deje de preocupación. El tono de su voz, lúgubre y tembloroso, revelaba lo que sentía; una incertidumbre que no lograba disfrazar con su habitual actitud despreocupada y desafiante.

Y bueno, luego los marines nos separaron, a mi me metieron al calabozo y a ella se la llevaron y no sé donde está. Necesito salir de aquí para enc...

La interrupción de Erny cortó repentinamente el relato de Jun, que no quería ser oída. El marine llegaba cargando dos cubos a tope de espuma y agua limpia, los que apoyó en el suelo con un ruido estruendoso que resonó en todo el patio. La mirada amatista de la joven se endureció al verlo acercarse. "Muy amable de su parte", pensó con sarcasmo, observando los cubos que habían caído torpemente, derramando parte del contenido y mojando suelo polvoriento. Pero aunque la ayuda era bienvenida, la peliazul estaba muy lejos de agradecerle.

Erny, ¿Qué tal un vaso de limonada con mucho hielo? Algo fresquito, que no me sienta bien el calor. Se me baja la presión y me desmayo.

notas
#17
Timsy
Timsy
Ascendí con el arnés mientras escuchaba atentamente a Jun. Mientras ella hablaba, comencé a borrar la parte superior de la pintada, con cuidado de que las gotas que escurrían por mi brazo y caían del cepillo no le cayeran en la cabeza. Por algún motivo, el azul intenso de su pelo conseguía hipnotizarme. Reí a su comentario acerca de la calidad de la vigilancia nocturna de la base – Por qué será que no me extraña… - respondí cepillando ya el muro – Cuidado no te manche.

-¡Uala! ¡Por las ancas de mi tía! Pues sí que limpia bien el cepillo este – podía notar la ligereza y contundencia con la que la pintura se iba. A penas una pasada servía para ir arrastrando la pintura; nada que ver con el cepillo que tenía la joven de cabellos oceánicos. Continué limpiando, viendo como el agua con jabón iba arrastrando la pintura de arriba hacia abajo, lo cual esperaba que sirviera para ir humedeciendo la pintura de abajo y que después fuera más sencillo quitarla – Con esto vamos a terminar en menos que cacarean las almejas. Ve preparando esos berries, ¡que me voy a hinchar a comer! - ¿había quedado interesado? Pues sí, pero precisamente por ese motivo era que estaba allí.

Jun prosiguió con su historia. Había ido con una amiga, de la cual no sabía nada - ¡Oh! … - por primera vez sentí que las palabras de la joven eran sinceras. Como una cebolla, se había quitado las capas superficiales y dejaba ver lo que había debajo de aquella amalgama de capas de arrogancia, sorna y orgullo – Lo siento – añadí viendo la expresión de preocupación en su rostro. Quise decir que seguro que no era nada, pero hubiera sonado más falso que un berberecho con tres valvas.

-¡Eh, Erny! Este cepillo limpia de maravilla. ¡Muchas gracias! ¿No habrá otro para mi amiga, no? Con otro de estos – alcé el cepillo para mostrarlo – y el jabón ese que nos traes, terminamos esto es un periquete – el día de hoy me había enseñado que ser amable, aunque fuera falsamente, con los marines podía traer grandes beneficios. Aunque en esta ocasión, la simpatía por Erny era sincera. Sin embargo, la Hafugyo no fue tan complaciente y optó, una vez más, por la ironía. Yo en su lugar, seguramente hubiera hecho lo mismo, así que no podía juzgarla.

[spoiler]

#18
Gautama D. Lovecraft
El Ascendido
  • Limpieza completada: 67/100.


Los cepillos seguían generando un sonido armónico en su peculiar raspa contra la roca del muro interior de la base, la caída del agua por la pared, que provocaba Timsy en su ascenso con el arnés para ir limpiando las partes más altas de graffiti, terminaba por llevarse algunos fragmentos de la parte media e inferior de la macabra obra. Por otro lado, la llegada de Erny aunque inquietó a Gus porque conocía al grandullón marine y su bipolaridad, no pareció causar en la chica y el anfibio ningún tipo de reparo.

Previamente, el marine postrado bajo la sombra del árbol, atento y distante hacia los 2, se percató de unos cuchicheos por parte de la joven. Debido al silencio del lugar, no pudo escuchar por completo su conversación, pero sí algunas sueltas que crearon en el benevolente marine cierto sentimiento de empatía hacia la hafugyo. Torció sus labios reflexionando al respecto, algunos actos pasaron por su cabeza, pero sabía de antemano que podía meterse en un lío y responder ante sus superiores si llevaba a cabo alguno de ellos, por eso, se mantuvo expectante a encontrar el momento idóneo para obrar comedidamente, en favor de la marina que tanto amaba, pero también siendo humano, tal y como predicaba el sargento Lovecraft en la base.

La joven, como decía, al ver venir al otro compañero marine, quizá pecó de listilla pidiendo una limonada bien fresca para calmar su sed. No obstante, parecía haber olvidado su condición de reclusa, y no debía de tentar a la suerte ni sobrepasarse, ya que seguía cumpliendo un castigo por sus malos actos, y de seguir, podría complicarse su salida de la base.

- ¡JÁ! ¿Un vaso? Te acabo de traer 2 cubos, mira si tienes ahí para beber. -

Ni corto ni perezoso, Erny no se calló ante la irónica propuesta de la chica. Y con sarcasmo, la invitaría a saciar su sed con el agua enjabonada. Gus sonrió y negó con la cabeza, conocía a Erny de Isla Kilombo desde que eran unos canijos, y agradecía de que hoy no tuviera el día torcido. 

- ¿Tú también? ¡Jajaja!, tampoco te pases de listo ni tientes a la suerte... os corto rápidamente las cuerdas y limpiáis a hombros lo que os queda eh... En fin, me voy, ya sabéis cuando terminéis. -

Seguiría supervisando el lavado de la pared, viendo como Erny terminaba de alejarse de esos 2, se recogía hasta su caseta de vigilancia y ahí se quedó hasta que cumpliera con su turno. El graffiti ya comenzaba a desaparecer en su mayoría, la pared comenzaba a relucir tal y como estaba antes. Gus se sorprendió del ritmo tan rápido que llevaban, revisó su reloj, y pudo darse cuenta de que estimaba que si seguían con esa rapidez, no estarían mucho más tiempo allí.
#19
Jun Gunslinger
Nagaredama
Timsy se mostraba bastante ansioso por terminar y disfrutar de una deliciosa recompensa, pero lo que no sabía era que Jun no llevaba encima ni un berrie partido al medio. Afortunadamente no le hacía falta dinero, porque en la taberna de Anna, siendo invitado de Jun, la criatura podría comer y beber de gratis hasta hartarse. El negocio le salía redondo a la Gunslinger, que vería su labor reducida en tiempo y energía, y todo sin gastar un centavo.

A las sarcásticas respuestas de Erny, Jun simplemente dedicó una afilada sonrisa socarrona. En otras circunstancias, aquel sujeto le caería hasta simpático, pero lamentablemente era un marine... y ella una prisionera. Por eso no dijo nada más, y lo dejó marcharse de regreso a la caseta de vigilancia. No quería pasarse de lanza ni arriesgarse a complicar aún más su situación, perjudicando el proceso de su liberación. La pretenciosa petición de la limonada fresca no había colado, pero al menos podía decir que lo intentó. Con un leve encogimiento de hombros, Jun se olvidó del asunto y volvió a enfocarse en la tarea.

Se acercó a uno de los cubos de agua limpia y lo arrastró para tenerlo más cerca de la pared. Luego echó un vistazo hacia arriba, viendo cómo Timsy seguía limpiando la parte superior del amplio muro. El pequeño anfibio parecía demasiado concentrado, y avanzaba con rapidez. Sin duda tenía un talento natural para borrar el desastre ajeno. A Jun le pareció simpático verlo ahí, colgando del arnés, imagen que le arrancó una mini risita. 

¿Así que eres bueno limpiando, eh? —le dijo, en un intento de retomar la conversación, aunque su tono sonaba más como una provocación amistosa—. Pásame el cepillo, que te lo enjuago —ofreció después, estirando sus abrazos encadenados hacia la escamosa y colorida criatura. 

Su mirada descendió, fijándose en el grafiti que se desvanecía poco a poco gracias a la espuma y el esfuerzo compartido. Chorreaba agua y pintura por la pared, encharcándose todo a sus pies. Enjuagaría el flamante cepillo de Timsy, o en su defecto el propio, y continuaría con la conversación y la tarea.

¿Y qué estabas haciendo por aquí, bichito? —le preguntó, con ánimos de sostener la charla para que así el trabajo fuese más ameno—. Realmente no hay una sola cosa interesante en este sitio.

La Gunslinger volvería a fregar, ahora cepillando con un poco más de energía, motivada por el hecho de que Timsy parecía estar trabajando duro. El constante tintineo de las cadenas que acompañaba sus movimientos ya no le parecía tan molesto como antes.

notas
#20


Salto de foro:


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