¿Sabías que…?
...oficialmente el aniversario del manga One Piece es el 22 de Julio, dado que ese día en el año 1997 fue cuando se publico el primer capitulo.
[C- Presente] Over the Boardwalk, Beyond the Sunset | Priv. Asradi
Alistair
Rengoku
Avances a pasos agigantados, así es como él definiría lo que acababa de pasar. En seña de buena voluntad, la chica había decidido presentarle su nombre, y aunque el rubio no era capaz de medir cuán profundo realmente era el gesto de confianza que le estaba entregando, no hacía falta un genio para entender que la sirena empezaba a confiar en él lo suficiente como para permitirse tales actos, tan simples y humildes como fueran el pronunciar esas tres palabras. Para él en cambio era aún mas importante: Un nombre era lo que determinaba a la persona, aquello que lo definía y lo ataba a una identidad. Y era un privilegio a conocer que se debía merecer mucho antes de lo que se obtenía. Pero no era un estándar que impondría en nadie, siendo tan solo su propia creencia, y el acto de imponerlo en otros injusto como pocos. 

Ojo por ojo. Nombre por nombre. Era un honor que debía pagar con la misma moneda, y qué mejor forma que esta. — Y el mío es Alistair. Es un gusto tener una forma con la cual llamarte, Asradi. — Su sonrisa ya impresa en su rostro se acentuó visiblemente, dadas las circunstancias. En verdad se alegraba de poder ponerle un nombre al rostro frente a él, en vez de tener que recurrir a palabras que parecieran encajar a la mejor de sus capacidades, y arrojar esa proverbial moneda de ofenderla o no sin ninguna intención de hacerlo. Nunca había sido bueno para los apodos, se le daban fatal. 

Sus alas tenían sus ventajas y desventajas, si. Ante el comentario femenino, asintió múltiples veces mientras un pequeño sonido emitido entre labios cerrados acompañaba a juego la afirmación, similar a un Umu. — ¡Bueno, hay que ver el lado bueno! Sin ellas, no podría moverme con la libertad que quisiera. Es cierto que a veces son un peso grande, metafórica y literalmente, pero no hay día alguno en que quisiera que fuera de otra manera. Probar el cielo desde lo alto simplemente no sería lo mismo si no es con mis propias alas. — 

Ahora el ejemplo pasó a la cola de la chica, una urticaria intelectual que Alistair aún no se acababa de rascar, y que no había encontrado la oportunidad correcta para hacerlo. Presentada en bandeja de plata, no la dejaría pasar. — De hecho, quería preguntarte con respecto a ella. Entiendo que sea difícil moverte en tierra con ella, parece completamente fuera de su elemento. Pero... ¿No es doloroso o molesto al tacto? Quiero decir, al avanzar por zonas como la playa donde pueden haber muchas rocas pequeñas y afiladas. ¿O estoy subestimando demasiado la resistencia de una sirena? — Comentó, extendiéndose, dejando que su lado científico tomara las riendas y se desinhibiera totalmente. A veces lo hacía, era lo malo de picarle la vena curiosa, aunque hizo lo posible por controlarse antes de que fuera tarde. Al menos para una primera conversación.

Pasando de temática, el Lunarian negó al momento de escuchar el escepticismo de la chica: Estaba bien fundamentado, y entendía perfectamente que lo hiciera. Si no hubiese estado con ellos, si no hubiera sido rescatado por ellos, él probablemente tampoco conseguiría creer del todo en la existencia de personas benevolentes que peleaban por otros a cambio de nada. — No, sé que a lo que te refieres. Viendo como está el mundo, cuesta creer que exista gente así. Gente buena de verdad, que no solo sea buena en su propio mundo sino que también intenten serlo en el de los demás. — Un destello travieso se cruzó por sus ojos, y por poco se expresa en su rostro. Iba a torcer un poco sus palabras, y darse un pequeño gusto, que al final del día sería solo una verdad a medias. — Pero resulta que yo conozco a uno de ellos. Un poco verde todavía, pero bienintencionado. Por eso puedo asegurarte que existen, y que sus intenciones concuerdan con los rumores. — Importante omitir el detalle de que se refería a él mismo.

La broma de la chica se encontraría, a cambio, con la sonrisa mas honesta del Lunarian. — Estoy seguro que lo harás algún día. ¡Muy pronto, seguramente! Tú solo confía y verás que llega el día — Afirmó, seguro de sus palabras. 

La explicación posterior fue recibida con toda atención, asintiendo esporádicamente para exteriorizarlo. Tenía su respuesta, y con ello, podía teorizar cuanto quisiera al respecto de la canción con la que había sido agraciado hace poco. Y aunque quería preguntar por el idioma, por su historia, por un millón de cosas... En su cabeza, una única pregunta se proyectó por encima de todas. La que mas importaba. — ¿Te importaría permitirme escucharte algún otro día nuevamente? — Había quienes podrían tomarlo de la forma incorrecta, pues al final del día podía ser una propuesta inesperada. Pero ella, que podía verlo a los ojos directamente, era quien más cerca estaba de la respuesta: No había un ápice de malas intenciones, o una agenda secreta, en las palabras del chico. Solo exactamente lo que había escuchado, a pie de letra: Quería saber más, y quería experimentar esa sensación nuevamente.
#11
Asradi
Völva
Alistair. Así que ese era su nombre. Asradi sonrió muy suavemente, con un sutil asentimiento. Era más sencillo, al fin y al cabo, dirigirse a una persona por su nombre que por adjetivos que lo identificasen como tal. Ahora bien, aquellas alas de ébano seguían llamando su atención. Como vibraban suavemente acorde a la brisa marina que les rodeaba. Lo suaves que parecían ser. ¿Lo serían también al tacto? Le encantaría tocar, todo sea dicho, pero también entendía que podía ser un gesto un poco atrevido. Como si a ella, literalmente, le posasen la mano en la cola sin permiso.

Es un placer también para mi, Alistair. — Contestó, ganando poco a poco cierta confianza al respecto.

Aunque el tema de conversación fue variado, Asradi suspiró brevemente con el tema de cómo estaba la situación en el mundo. O, más bien, el hecho de que en verdad hubiese ese grupo de gente del que Alistair hablaba. No es que no le creyese, no quería tacharle de mentiroso ni nada por el estilo. Pero ella era reacia. Pocos le habían tendido la mano hasta ahora, y había sido de manera esporádica e individual. Sin mencionar que la injusticia en el mundo continuaba en todos los ámbitos sociales. Por supuesto que sabía que el mundo no iba a cambiar de un día para otro. Necesitaba pequeños cambios de manera continuada. Pequeños pero significativos para que todo fuese creciendo. Para que fuese algo sonado.

No son los primeros rumores de este estilo que escucho. Quizás tengas razón... — Decidió aceptar aquello, volviendo a regalarle una mirada plasmada de sinceridad. Ella había estado prácticamente sola hasta ahora. ¿Sería ese tipo que Alistair mencionaba como lo describía? Si había más gente como él, que quisiese ayudar...

La sirena decidió interrumpir su carril de pensamientos. Estaba yéndose por derroteros por los que no quería: resguardar esperanza. Si, claro que quería tener ese sentimiento, pero también temía llevarse el tremendo chasco a la larga. Así que iba a tomar aquello con cautela. Y, aún así, no podía evitar que esa punzadita de esperanza se mantuviese todavía ahí al ver a Alistair hablar con tanta seguridad de ese tema.

Espero que, al menos, me lo puedas presentar algún día. A esa persona que mencionas. — No quería descartarlo del todo. — Y en cuanto a escucharme cantar de nuevo... Si nos volvemos a encontrar, volveré a cantar. — Le prometió.

Solo cuando la conversación pasó a otro plano como, en este caso, fue el tema de su cola, se le dibujó una sonrisa un poco más divertida. Ya tan solo por el hecho de ver al chico curiosamente emocionado, como un niño que ve algo totalmente nuevo y quiere meter la manito pero que, por respeto o similar, no se atreve tan siquiera ni a preguntarlo. Entendía también su curiosidad. Ella no había dejado de mirar, de forma disimulada, las bonitas plumas oscuras de él.

Se mantuvo solo un poco dudosa al principio, pero luego sintió que tampoco era algo tan malo.

¿Te gustaría tocar? — Se lo preguntó directamente, así como la mirada celeste que le dirigió a Alistair. Sí, le estaba dando permiso para pasar, al menos, los dedos por la cola. O, al menos, por la parte de la cola que, ahora mismo, ella le ofrecía, al acomodarse de tal forma que la aleta caudal quedase casi al frente y a la vista del chico. Una aleta propia de un tiburón, en realidad. Al igual que la aleta dorsal que sobresalía de la parte baja de su espalda.

Supongo que dependerá de la especie. — Comenzó a explicar con tranquilidad. De momento no había moros en la costa, por lo que podía estar tranquila. — Pero es verdad que, a veces, y según por qué terrenos me resulta algo incómodo. De todas maneras... — Hizo un gesto, para que lo comprobase por sí mismo si así lo deseaba. — Mis escamas son duras, como las de un tiburón. — De hecho, si se fijase, Alistair podría ver que, efectivamente, no era la típica cola de sirena al uso, de colores llamativos y casi etéreos. Sino que se trataba de una de escamas plateadas, duras, algunas casi ásperas al tacto. No eran escamas delicadas, sino fuertes, y las aletas afiladas. Literalmente, era una cola de tiburón.
#12


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