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Wenzaemon D. Shangrila
Asesino del Ocaso
28-01-2025, 03:38 PM
Hacia apenas un par de días que Wenzaemon habia llegado a la isla. La verdad es que le asombraba la inmensidad de su capital Montfort, llevaba sin ver una metrópolis tan grande desde que estuvo en su hogar natal, aunque su ciudad natal es más bien una ciudad grande en lo vertical, esta era grande en múltiples direcciones y caminos. Una ciudad que a simple vista se encontraba llena de misterios y secretos que merecía la pena investigar indagando un poco por sus calles, aunque en la misma habia una fuerte presencia de la Marina y el Gobierno Mundial, no era de extrañar que en una población tan inmensa hubiera problemas ocultos bajo la alfombra. Ya se dice que cuanto más grande es una población más difícil es mantener el control y el orden por mucho que se intente. Según los libros de historia que Wenzaemon habia leído, lo que acaba haciendo colapsar los grandes imperios de la historia que se intentaban formar es que acaban siendo tan grandes que colapsan ellos mismos por sus problemas y diferencias internas. De hecho era sorprendente a su vista que el Gobierno Mundial estuviera manteniendo su hegemonía durante tantos siglos, aunque su sistema delegaba muchas funciones a los gobiernos autóctonos e interviene cuando algo no le gusta como se esta haciendo, pero sin duda eventualmente es un sistema que también colapsara.
Pero eso no es lo importante ahora mismo. No habia porque perder la cabeza pensando en las grandes cosas que pueden ocurrir y quizá ocurran muchos años más tarde de la muerte de todos los presentes. Lo que Wenzaemon estaba buscando ahora era la mugre de esta metrópolis, buscar e indagar entre sus callejones y con eso encontrar donde estaban los problemas del lugar. Al fin y al cabo habia que ganarse la vida uno y no era sencillo en ocasiones, pero por suerte en el mundo habia mucha delincuencia y ocuparse de ella solía traer lucrativas recompensas. Era necesario buscar bien por el lugar, identificar algún altercado, alguien que se viera apurado, encontrar a esa gente que con solo ver su aspecto supieras que algo malo tramaban, al fin y al cabo muchas veces juzgar un libro por la portada funcionaba.
Seria entonces cuando en mi paseo por las calles identifique a un rubio peculiar. Tenia cara de pocos amigos, andares arrogantes, un aura a su alrededor que indicaba que no era un tipo corriente, de hecho incluso se pudo sentir un escalofrió en su piel. Wenzaemon pudo notar al momento que no era un tipo corriente, y evidentemente solo con verle la cara y su actitud llena de soberbia estaba claro que no era trigo limpio. Aunque algo le daba mala espina y le daba la sensación de que seria una pelea difícil, Wenzaemon opto por seguirlo con el fin de averiguar un poco donde se dirigía o que pretendía hacer, tal vez se traía algo muy turbio entre manos de lo que podría sacar tajada, o quizá lo guiaba hasta su organización criminal la cual seguramente lideraba. Podría incluso ser un fugitivo muy buscado, la verdad es que tiene rasgos adecuados para ser un pirata con cierta reputación, aunque no le sonaba para nada un wanted con su cara.
Fuera como fuera, era necesario que fuera cauteloso el hombre pollo a la hora de seguirlo, no le gustaría crear un disturbio publico en medio de las calles si un sujeto tan peligroso se daba cuenta de que le estaban siguiendo. Era sabido que algunos cazadores de recompensas no se preocupaban mucho por el prójimo con tal de cazar a su objetivo, total le cargaban todos los destrozos y problemas causados a los criminales que cazaban, aunque claro eso solo era valido si lo cazaban, si se les escapaba estaban jodidos. Pero Wenzaemon era más cauteloso, optaba por llevar los combates a un lugar en el que no molestara a nadie a poder ser. Aunque el resultado de todo esto quedaría en manos de ese infame sujeto de cabellos dorados y gélida presencia.
Pero eso no es lo importante ahora mismo. No habia porque perder la cabeza pensando en las grandes cosas que pueden ocurrir y quizá ocurran muchos años más tarde de la muerte de todos los presentes. Lo que Wenzaemon estaba buscando ahora era la mugre de esta metrópolis, buscar e indagar entre sus callejones y con eso encontrar donde estaban los problemas del lugar. Al fin y al cabo habia que ganarse la vida uno y no era sencillo en ocasiones, pero por suerte en el mundo habia mucha delincuencia y ocuparse de ella solía traer lucrativas recompensas. Era necesario buscar bien por el lugar, identificar algún altercado, alguien que se viera apurado, encontrar a esa gente que con solo ver su aspecto supieras que algo malo tramaban, al fin y al cabo muchas veces juzgar un libro por la portada funcionaba.
Seria entonces cuando en mi paseo por las calles identifique a un rubio peculiar. Tenia cara de pocos amigos, andares arrogantes, un aura a su alrededor que indicaba que no era un tipo corriente, de hecho incluso se pudo sentir un escalofrió en su piel. Wenzaemon pudo notar al momento que no era un tipo corriente, y evidentemente solo con verle la cara y su actitud llena de soberbia estaba claro que no era trigo limpio. Aunque algo le daba mala espina y le daba la sensación de que seria una pelea difícil, Wenzaemon opto por seguirlo con el fin de averiguar un poco donde se dirigía o que pretendía hacer, tal vez se traía algo muy turbio entre manos de lo que podría sacar tajada, o quizá lo guiaba hasta su organización criminal la cual seguramente lideraba. Podría incluso ser un fugitivo muy buscado, la verdad es que tiene rasgos adecuados para ser un pirata con cierta reputación, aunque no le sonaba para nada un wanted con su cara.
Fuera como fuera, era necesario que fuera cauteloso el hombre pollo a la hora de seguirlo, no le gustaría crear un disturbio publico en medio de las calles si un sujeto tan peligroso se daba cuenta de que le estaban siguiendo. Era sabido que algunos cazadores de recompensas no se preocupaban mucho por el prójimo con tal de cazar a su objetivo, total le cargaban todos los destrozos y problemas causados a los criminales que cazaban, aunque claro eso solo era valido si lo cazaban, si se les escapaba estaban jodidos. Pero Wenzaemon era más cauteloso, optaba por llevar los combates a un lugar en el que no molestara a nadie a poder ser. Aunque el resultado de todo esto quedaría en manos de ese infame sujeto de cabellos dorados y gélida presencia.