[Aventura] [A - T4] Entre las bambalinas del sistema.

Patinazo

Hi! Pido disculpas por la mala interpretación que hice del defecto. Seguimos con el caso sin la menor trascendencia con el encuentro del viejo del periódico.

Al dúo de revolucionarios le cogería de imprevisto la interrupción del viejo vendedor de periódicos, acercándose hasta ellos e increpándoles por un supuesto malentendido con el pago del periódico que cogió Hato. El pequeño escándalo pronto se fue diluyendo cuando la joven sin titubear, sacó más berrys que pronto depositó sobre la arrugada y desdeñada mano del viejo que alzó frente a ellos.

Este torció el gesto dedicándoles una fea mueca a ambos, quizá la edad ya le empezaba a pasar factura y esas alteraciones lo hacía un ser cascarrabias, cerrado y algo desconfiado con el resto de seres que lo rodeaban, con la tan sola fijación de juntar riqueza pero con el inconveniente de no tener ya una mente tan lúcida como antaño. 

Sin desperdiciar la ocasión, al mink pareció encendérsele la bombilla para aprovechar la oportunidad que se les ofrecía. Los 2 revolucionarios se encontraban en una ciudad tan grande que cualquier atisbo de pista o contacto que vieran o establecieran allí, ayudaría a tirar del hilo para poder llegar hasta su objetivo, y por ello, el agudo lobo no quiso perder el tiempo y dejar pasar ese tren que se cruzaba ante ellos. Ante su propuesta, y viejo y desconfiado vendedor de periódicos se volteó para escucharle con el ceño fruncido y la barbilla alzada. Sus desgastadas pupilas se deslizaron hasta Hato tras la breve presentación de su compañero y luego volvieron a fijarse en este, acompañando su gesto cuando el chispeante revolucionario sacó una bolsita del interior de su chaqueta. Sin duda, había pillado a la primera la racanería del octogenario vendedor.

- ¡Ah! ¿Venís a hacer negocios?... Os encontráis en buena zona, depende de lo que busquéis tendréis que seguir subiendo y bajando, ya veis que clase de negocios se destilan por estas calles, que solo la gente bien pudiente puede aspirar.... pero si de verdad buscáis hacer tratos con grandes inversores, debéis de seguir calle arriba hasta la plaza del final, allí tienen sus sedes los banqueros, grandes constructores, altos cargos políticos y todo eso, además de que os sentiréis bien seguros para cerrar los negocios, puesto que hay bastante seguridad por esa zona... -

El anciano, se retiró sin más guardándose la bolsa proporcionada por el mink, volviéndose a su puesto y levantando su mano libre en señal de despedida. Ahora, los revolucionarios habían cercado toda la isla y reducido la búsqueda hacia una pequeña pero exclusiva área de Loguetown, donde los grandes entresijos y fortunas se movían entre reputados hombres que mueven sus hilos entre las bambalinas del sistema y el permiso del Gobierno Mundial.

Si hacen caso del viejo vendedor de periódicos y no toman otra decisión, en la plaza verán grandes los edificios de las empresas más afamadas de Loguetown. Las patrullas de marines están algo más presentes por la plaza y sus alrededores dada la relevancia de la misma para la economía del lugar, además de ello, los revolucionarios tampoco deberían de descartar la presencia de las fuerzas más afiliadas del gobierno, que velan por la seguridad de sus intereses ante cualquier contratiempo que se pueda generar, aunque no sea lo más corriente. Quizá sea un ambiente algo hermético el que se puedan encontrar allí, pero nadie duda del ingenio de ambos para intentar arreglárselas ante las adversidades y la dificultosa labor de adentrarse en un terreno tan pantanoso. Los marines y los agentes rulan por el lugar, ¿podrán Hato y Lobo conseguir llegar hasta el final de todo esto?

El oficial revolucionario despidió con la mano al anciano mientras que veía cómo éste regresaba a su pequeño quiosco. Aunque la edad le pasaba factura, el brillo codicioso de su mirada era tan claro como el brillo de su calva, una emoción que el mink había empezado a comprender después de alistarse en la armada. 

- Es curioso ver como el dinero mueve el interés de las personas. - Pensaba el mink mientras posaba cual estatua de legendario guerrero. - Cuanto más tienen más quieren. -

Seguidamente, se acercó hacia su compañera.

- ¿Qué te parece-gara? Todo recto hacia arriba siguiendo el olor de la pasta gansa-gara. - Al hablar, el lobo miraba a Hato de arriba a abajo con ojo analítico, como si quisiera encontrar algo. - ¿Sabes qué he estado pensando-gara? Que tenemos que interpretar todavía mejor el papel de gente ricachona-gara. -

El mink empezó a circunvalar a Hato como si ella fuese un maniquí, pensando en los complementos que mejor sentarían a su esbelta y atractiva figura femenina. Desde luego, su camarada tenía un gusto exquisito: la combinación de colores de su blusa con la chaqueta que el lobo le había confeccionado iban a juego con la falda de color negro. Sin duda, Hata lucía un conjunto arrebatador.

- Estás guapísima-gara. - Dijo con convicción mientras giraba sobre sí mismo cual peonza desbocada. - Creo que podremos dar el pego si añadimos unas cuantas joyas bien relucientes para llamar la atención-gara. Algo como un reloj de oro, pendientes de diamante, anillos con joyas engarzadas-gara... Ostentoso, sí, pero ideal para no desentonar en esta isla donde dar buena imagen es tan importante-gara. - 

En su mente, Lobo Jackson ya no era el mismo oficial revolucionario. Ahora era un guardaespaldas de la adorada hija de un prominente magnate, dueño de una siderúrgica de kairoseki que movía billones de berries al año.

- ¿Qué me dices-gara? Podemos ir un momento a las tiendas, te dejo escoger lo que quieras y te lo pago yo en nombre de la causa-gara. - Propuso el mink. - Aunque si lo ves innecesario podríamos encaminarnos ya hacia la parte del norte-gara. -

El oficial también tenía muy presente la importancia de ser prestos en sus acciones, y tal vez pasear por las tiendas podría consumir el poco que tenían. Jackson sopesó ambas opciones: o bien podían mejorar su atuendo para integrarse con mayor facilidad en la sociedad de ricachones, o acelerar el paso para informarse con presteza a riesgo de llamar la atención.

- Valoro tu opinión-gara. - Reafirmó el oficial a su subordinada. - ¿Qué consideras mejor-gara? -

Resumen

Lobo despide al anciano y luego propone un plan a Hato. Comprar joyas en una tienda para mejorar la imagen de mujer adinerada de Hato y Lobo como su guardaespaldas, o pasar a la acción y dirigirse a la zona norte de Loguetown para investigar. Le deja a Hato la decisión.

Sin duda alguna el vendedor de periódicos se volvería un problema en ese lugar los oficiales se podrían acercar a ver pero como era de esperarse Lobo Jackson sacó una bolsa con dinero de entre sus ropajes para sobornar al octogenario vendedor y tratar de pasar más desapercibidos.

-La avaricia es algo que no se puede evitar en un lugar como este pero parece que este anciano tiene mucho colmillo- sin dudar el vendedor de avanzada edad aceptó el dinero pero a cambio reveló algo de información, lo importante que era subir calle arriba allí es donde los negocios más importantes se llevaban a cabo.

El Oficial de los revolucionarios preguntó si todo hacía arriba -Si- una breve pausa que hizo la joven -Este es el mejor momento de seguir subiendo y veremos cuál será el mejor trato que nos pueden ofrecer- Lobo Jackson empezó a observar a la joven -¿No le gustó mi atuendo o que?- pensó Hato.

El Mink preguntó si sabía en qué pensaba -Ni idea Alfa, ¿mejor el papel de gente ricachona?- Hato puso un pie delante del otro para que se notarán más torneadas sus piernas y al mismo tiempo sujeto la parte baja de su chaqueta era como si posará la joven para su jefe -¿Que pasa Alfa?-.

En ese momento Lobo comentó que Hato estaba guapísima claro a su propio estilo, su idea incluía agregar más accesorios a la joven como piedras preciosas y tal vez un bolso de diseñador para darle la apariencia de una persona acaudalada de la isla, luego pidió la opinión de Hato sobre su idea -De Acuerdo vamos a comprar más accesorios, primero unos lentes oscuros, un bolso de diseñador y lo demás tu lo puedes escojer Alfa, yo no sé nada de joyería- antes de que pudiera terminar la frase Lobo Jackson sobre ser innecesario ella lo interrumpió -Claro que es necesario Alfa estamos en una isla donde la apariencia y el dinero lo es todo, creo que ví una tienda allá atrás y un joyería vamos-.

-No te preocupes por el efectivo yo también cargo con un poco solo espero no gastar los treinta y siete millones que cargo- Hato acompañó a su jefe a comparar joyas como el dijo.

Resumen

Hato observa como Lobo Jackson se deshace del vendedor, luego escucha la idea de comprar más accesorios y Hato le da la razón a Lobo Jackson y ambos salen a comprar más accesorios juntos.

El dúo revolucionario finalmente toma cartas en el asunto sobre como empezar a proceder, dándose cuenta de que la casta pudiente de la isla y de hasta el East Blue campa a sus anchas como si esas calles fuera su casa. Muy similar incluso a otro lugar donde las verdaderas personas con el máximo poder del mundo se asientan, pero rebajado varios y varios grados dentro de la lógica mundana.

Ambos se ponen de acuerdo para confeccionar el inicio de un plan que aún está por comprobar como surge, pero la mera iniciativa de reflexionar y adaptarse al entorno en el que se encuentran ya es un gran aspecto a tener en cuenta por eso, tras la idea del mink, la skypean accede y juntos van hacia uno de los tantos comercios lujosos de esa calle, un prestigioso atelier que de la misma forma que el kioskero, les empieza a atender de mala gana hasta que ve sonar la bolsa de berrys. Son atendidos con reverencias y gestos cercanos, encuentran un conjunto apropiado para la joven y salen de la tienda del modista rumbo a una joyería de la misma calle.

De nuevo, se topan con ceños fruncidos y miradas incisivas que desconfían ahora del mink, pero la nueva apariencia de Hato y el tintineo de la bolsa de monedas les hace engatusar de nuevo al regente del establecimiento. Les saca varias bandejas con exclusivos y engarzados anillos, junto a pendientes algo inusuales con un brillo que podría incluso arrebatarles sus propios ideales revolucionarios y acomodarse dentro de la casta más elitista de Loguetown. Esperemos que a nuestra pareja de revolucionarios no se les suba a la cabeza tanta parafernalia.

Salieron de la joyería con un arquetipo de ambos mejor adaptado para la zona en la que se adentran, con una fachada impecable que hace evitar al fin toda mirada que podría desconfiar de ellos por las meras apariencias, al menos ese punto lo han solventado. Ahora, como dijeron antes de iniciar el shopping, encaminan sus pasos calle arriba hasta la custodiada plaza norte de Loguetown, donde los grandes peces gordos habitan y mueven sus hilos para enriquecerse aún más.

Accedéis a la plaza desde la entrada sur, y en ella se distribuyen edificios para cada asunto y las insignias de las grandes marcas o nombres figuran en las fachadas de estos. Los edificios yacen contiguos uno tras otro y solo están separados por las calles aledañas a la plaza. Podéis comprobar que la seguridad de los marines allí está mucho más reforzada que en otros puntos de Loguetown, además de algunos tipos de negro montando turno de guardia en eventuales puertas de algunos edificios, y son varias las patrullas que andan aquí y allá por la plaza, por no hablar de las que no están en la misma y frecuentan las calles más cercanas.

La impoluta plaza la preside un gran árbol en su centro, y si intentáis ir hacia él podréis tener una mejor visión panorámica del lugar. Además de los marines, hay ricachones también por la zona moviéndose de un lado a otro. El nombre de vuestro objetivo por desgracia no parece asomar por ninguna de las fachadas, por lo que os las tendréis que ingeniar para localizarlo entre todo ese complejo financiero, pero sí, Calvin Hobb se encuentra en uno de los despachos de alguno de los edificios que observáis. ¿Cómo actuará la pareja de revolucionarios en esa situación?

Lobo Jackson percibió un cambio en la forma en que era observado apenas salieron de la última tienda. De nuevo volvía a sentirse el centro de atención, haciendo gala de un aura repleta de estilo a la que estaba acostumbrado. Gracias al pequeño derroche monetario en pos de la Revolución, y dejando atrás el dolor de enriquecer los ya abultados bolsillos de la burguesía, el mink y su subordinada lucían como el antónimo andante de la austeridad.

Y aunque el mink había decorado sus vestimentas con cadenas de oro, anillos con engarzados con rubíes, un pendiente postizo de platino en su oreja derecha y unas gafas de sol con marco de oro, su presencia quedaba eclipsada por la magnífica figura de la hermosa skypian. 

Su larga cabellera dorada acentuaba el brillo de las joyas engarzadas con esmeraldas, escogidas para hacer juego con el verde cristalino de sus ojos. Además, el modelito (especialmente escogido por Jackson) hacía que cualquier mirada centrase toda su atención en la belleza y sinuosidad de las piernas tonificadas de Hato gracias a una minifalda de color oscuro, complementada con una pulsera de tobillo ajustada de color negro obsidiana y unos zapatos de tacón del mismo color con hebilla de oro.

Mientras andaban hacia la plaza principal del distrito comercial de Loguetown, los pasos dados por los zapatos de tacón alto y fino de Hato resonaban con estilo, determinación y fuerza femenina. Los hombres que se cruzaban en su camino se giraban para mirar el contonear de caderas de la skipean una última vez, guardando aquella imagen como preciado tesoro en el baúl de sus recuerdos.

Cuando por fin llegaron, Jackson se dio cuenta de que encontrar el lugar donde trabajaba el tal Hobb sería coser y cantar. Varios edificios, todos ellos protegidos por algún tipo de seguridad privada, mostraban los mismos signos de riqueza encubierta y negocios bajo la mesa. 

- Joder, las aves de mismo plumaje vuelan juntas. Estoy seguro de que la mayoría de estos negocios son trigo sucio manchada con la sangre de los inocentes. - Pensó. - Será mejor que no llamemos la atención de esos gorilas engalanados que sirven de protección mafiosa para estos negocios... - 

El mink giró sobre sí mismo como si estuviera en una plataforma rotativa móvil. Su mente iba a toda velocidad tratando de encontrar una solución a aquel dilema. 

- Esta plaza central sirve como un punto común entre todos estos edificios... Si afinamos el oído es posible que escuchemos algo interesante, tal vez incluso el nombre de Hobb. - Concluyó Jackson.

Se encaró hacia Hato, posando con estilo mientras enarcaba una ceja por encima de sus carísimas gafas de sol. 

- Querida-gara, ¿qué te parece si vamos hacia el árbol del centro y nos quedamos a la sombra un rato-gara? - Lobo interpretaba el papel de guardaespaldas. - No es bueno que te quedes bajo el sol tanto tiempo-gara, luego podemos seguir con las compras y los negocios-gara. - 

Parte del plan del Oficial Revolucionario recaía en el irresistible atractivo de Hato. Quizás algún empresario de bolsillo amplio y ganas de fiesta se vería antojado por aquella figura tan apetecible, tan elegante y sensual. Ella era la delicada flor de loto que destacaba entre aquel campo de nabos, un premio irresistible para cualquier ricachón baboso, pero la femme fatale de la Revolución, como la cobra que se introduce en el nido de serpientes para acabar con ellas desde dentro.

A su vez, Lobo Jackson haría uso de aquel oído fino entrenado por tantos años de aprendizaje musical y de disciplina en el Jiyuumura Kenpo para captar cualquier conversación cercana.

- Y si no. - Pensó Jackson. - Siempre nos queda el plan B de probar suerte con el edificio que más nos llame la atención. - 

Resumen

Tras salir de las tiendas bien vestidos, Lobo acompaña a Hato hasta la plaza. Allí le propone a Hato acercarse al árbol central para escuchar cualquier conversación y observar cualquier cosa interesante. A su vez, Lobo espera que el atractivo femenino de Hato sea el cebo perfecto para algún empresario adinerado que hable de más, embobado por la skipean.